domingo, 21 de diciembre de 2014

NAVIDAD 2014: LA ESPERANZA CONVERTIDA EN UN ACTO EGOÍSTA


Desde hace años decidí, desde mi libre albedrío adulto, que para mí la Navidad necesita trascender toda doctrina religiosa, dogma de fe y comprobación científica para mantener intacta su capacidad de ilusionarme como me ilusiona, casi de la misma manera en que lo hacía cuando fui niño y creí en Papá Noel o cuando fui adolescente y comencé a cuestionar todo lo que me enseñaba la Iglesia Católica desde los altares, las aulas escolares o la mesa familiar.

Esto significa que si mañana, en una revista científica especializada japonesa anunciaran que, tras décadas de excavaciones arqueológicas, investigaciones documentarias, procedimientos computarizados y revelaciones psíquicas, quedara absolutamente demostrado que Jesucristo no existió -y que por ende, no habría 24-25 de diciembre qué celebrar- yo seguiría emocionándome con el verdadero sentido de la Navidad, frase que en ese contexto imaginario y extremo tendría que escribirse entre comillas.

Con este mecanismo de defensa, elaborado casi en clave de ciencia ficción, protejo mi estado de ánimo en estas épocas de fin de año de los zarpazos con que la realidad lo ataca a cada microsegundo para demostrarme que el ser humano, esa especie a la que pertenecemos todos y que, según los textos bíblicos, Jesús vino a redimir hace 2014 años, abandonando su "zona de comfort" -como diría cualquier marketero entrenado por Arellano, ese nuevo y falso gurú de las frases hechas- para tratar de enseñarnos, con el ejemplo, que la humildad y la rebeldía son las dos caras de una misma moneda: la de la integridad, el respeto al prójimo, la sana conviviencia y la espiritualidad por encima del materialismo que hoy nos domina.

Y es que las tentaciones que incitan a uno a botar toda esa ilusión por el desagüe son muchas y de muy variadas fuentes. Aquí solo algunas de ellas:

La comprobación cotidiana de que para las "estrellas de la televisión" y "líderes de opinión" la Navidad se reduce a un spot de 40 segundos, sobreactuado y sobreproducido, en el que hombres y mujeres, jóvenes y viejos, periodistas y payasos faranduleros, intercambian regalos posando para las cámaras en un set de grabación, lucen contritos y reflexivos delante de un nacimiento y lanzan mensajes navideños durante todo diciembre para después, los once meses restantes, esparcir basura mañana, tarde y noche; es suficiente para descorazonar hasta al más entusiasta.

Otro ejemplo: Hace unos días me comentaron que un conocido empresario farandulero de apellido Diez Canseco, llevó toneladas de juguetes y donaciones a los pacientes niños de un hospital de salud pública, acompañado de la gavilla de mujerzuelas que desfilan para beneplácito salivesco de todos esos viejos resinosos y bien vestidos que van a comer en los locales de su cadena Rústica. Es decir, exponiendo a niños humildes a espectáculos exhibicionistas y procaces, y a las reacciones morbosas que se deben haber generado entre doctores, personal administrativo y quién sabe hasta el mismo director del hospital de marras. Me los puedo imaginar... "a ver, a ver, una fotito con las chicas... ayayayyyyyy". Eso ya ni siquiera puede considerarse relativismo, sino sinvergüencería pura y dura.

La solidaridad, el bien común, la buena vecindad son instituciones subjetivas que han desaparecido del lenguaje conductual en el Perú: desde el tráfico enloquecedor con sus claxons de buque capaces de hacerles perder el equilibrio a señoras de la tercera edad, tocados tanto por microbuseros, taxistas y señoritos de lentes oscuros y cabezas rapadas montados en sus bonitas camionetas compradas a plazos; las leyes escritas para favorecer a empresarios de ambición ilimitada que miran con desprecio a los trabajadores antiguos y empiezan a maltratar a los nuevos desde antes que ingresen a su primer empleo, que son defendidas por uñas y dientes por los politicastros incapaces de ver más allá de sus narices, urgidos como están de satisfacer sus propios afanes de enriquecimiento, poder y supuesto status. El caso más flagrante de esto es el de la Primera Dama que nunca fue nada, ni en su universidad ni en su desempeño profesional antes de llegar al gobierno y ahora se siente reina tuerta en este país de ciegos.

Las programaciones televisivas, apañadas por los dueños de canales y empresas anunciantes, que supuran malos ejemplos, antivalores y abiertas vulgaridades los siete días de la semana, en el desayuno, el almuerzo, la cena y la medianoche, creando una nueva generación de peruanos que aceptan, y con agrado, ser discriminados y degradados al papel de vocingleros adoradores de ídolos de carne inflada por esteroides y siliconas, solo porque tienen la piel más clara, y aprenden que ya no importa estudiar porque puedo ser "famoso" de la noche a la mañana; todo conspira contra el sentido de la Navidad, lo aniega y amenaza con hundirlo de forma definitiva.
La corrupción, la informalidad, la impunidad y la indiferencia frente a lo injusto han carcomido todos los ámbitos de nuestra vida: en lo politico, a través de este presidente, su esposa y sus ministros, alcaldes, congresistas y empresarios que viven de ellos; en lo mediático, con una prensa vendida incapaz de señalar a nadie con el dedo, que todo lo dice "en condicional" para proteger a sus amistades y la vigencia de sus contratos publicitarios; y en general, en cada dimensión pública, social, laboral o incluso en los asuntos privados, donde uno posa la mirada, cobra vigencia nuevamente aquella frase de Manuel Gonzáles Prada: "El Perú es un organismo enfermo. Donde se pone el dedo salta la pus".

Pero no solo en el Perú las cosas están así, oscuras y cataclísmicas. Lo ocurrido recientemente en México y Pakistán, las masacres a profesores, estudiantes de educación y alumnos en dos países tan distantes geográficamente, se me presenta ante los ojos como una macabra metáfora de lo poco que le importan al ser humano las cosas buenas que tiene la vida, cuando de por medio están el crimen y el fundamentalismo ideológico. Las ambiciones alimentadas por el narcotráfico, que contaminan a la sociedad entera, y la intransigencia religiosa son capaces de asesinar a mansalva y luego, la complicidad de cadenas internacionales de televisión, gobiernos influyentes y por supuesto, autoridades corruptas y una maquinaria de medios distractivos que nunca deja de funcionar, hacen que el público, la gran masa, aun cuando intuya que las cosas no están nada bien, no siente todo esto como una amenaza a sus propia vida y se entrega al hedonismo sin pausa y el consumo a niveles que lindan con lo irracional.
Esto, que antes solo ocurría en el mundo occidental, poco a poco viene inoculándose en el oriente, otrora reserva espiritual del mundo y cuna de la Navidad, que actualmente también padece de vicios de lo más grotescos y sórdidos. Si a eso le sumamos la destrucción del medio ambiente, tema que también es víctima del reductivismo y la superficialidad oficialista que todo lo comprime en comilonas internacionales, fotos grupales y documentos que no solucionan nada, el espacio para la verdadera Navidad y su tan mentado espíritu se hace cada vez más pequeño.

Por eso es que, con todo esto encima, vivir con ilusión infantil estos tiempos navideños es prácticamente un acto de protesta, una manifestación contracultural, un discurso contra la corriente. Pensar que no todo es recibir regalos, o que el mejor de los regalos sigue siendo la sonrisa, el abrazo, el beso y la lágrima de tus seres queridos, y que no hay cosa más importante en Navidad que estar junto a tu esposa y tus hijos (si los tienes), tus amigos de trabajo o de estudio, sin mayores pretensiones que las de desear lo mejor para ellos, no hacerle daño a nadie, y no perder la oportunidad de hacer algo bueno por alguien, por pequeño que esto sea, sin que nadie se entere de ello, es actualmente tan revolucionario como lo fue en los sesentas aquella imagen colorida de una flor saliendo del cañón de un arma de fuego.

Es cierto que el solo hecho de ensayar una reflexión sobre estas situaciones para compartirla con los demás pueda entenderse como una intención de generar conciencia común y por ende, exprese un atisbo de esperanza en el género humano. Y es cierto, pero no se confundan. En este mundo dominado por los poderosos, los corruptos, los agresivos, los bacanes y los sobones, mantener viva la esperanza es la mayor demostración posible de egoísmo de la que un ser humano es capaz.  











sábado, 29 de noviembre de 2014

FALLECIÓ CHESPIRITO: LATINOAMÉRICA DE LUTO


Para escribir algo sobre Chespirito no hace falta ingresar a internet, basta con navegar por el corazón y los recuerdos. No exagero si digo que, al enterarme de la noticia, la tristeza se apoderó de mi ánimo como si hubiera fallecido un amigo cercano muy querido, un miembro de mi familia. Y estoy seguro de que millones de latinoamericanos e hispanohablantes en el mundo han sentido lo mismo. Porque con el fallecimiento de don Roberto Gómez Bolaños (1929-2014) se cierra el ciclo vital de una de las fuentes de alegría y entretenimiento más sanas, creativas y entrañables de la historia.

Todos somos, en una u otra medida, expertos en Chespirito porque crecimos viendo sus programas, repitiendo sus frases, llorando de risa una y otra vez con sus rutinas. Podían ser líneas repentinas, sorpresivas, como aquella en la que, personificando a Napoleón Bonaparte, le dice a su interlocutor -que, según la versión, podía ser Carlos Villagrán o Ramón Valdéz- "¡si sabía que a la batalla estaba enviando a un imbécil, habría ido yo mismo!" o los diálogos que ya teníamos aprendidos de memoria, como el de Doña Florinda y el Profesor Jirafales, o los ingeniosos juegos de palabras en cualquiera de sus capítulos y personajes; siempre Chespirito se las arregló para robarse nuestras carcajadas con inteligencia, sensibilidad y un complejo discurso según el cual, así tratara temas fuertes o controversiales, lo que primaba era el humor inocente, blanco. De entre los humoristas latinos no cabe duda que Chespirito fue el único capaz de conseguir que la enseñanza, la moraleja, la búsqueda de la sensibilización, no cayeran en la impostación, el disfuerzo o la memez de quien evidencia sus intenciones de dar lecciones de algo, sin saber nada.

Nuestra generación gozó de cerca el arte genial que Chespirito desplegó desde la televisión mexicana. Para cuando yo tenía alrededor de 10 años, esto es en 1984, El Chavo del Ocho, el niño huérfano y pobre que vive en un barril y que sueña con poner un restaurante para no dejar entrar a nadie y comerse toda la comida, ya había dejado de grabarse como programa independiente pero se transmitía ininterrumpidamente, todos los días, por Canal 4. Los datos y precisiones sobre nuestro querido "chavito" abundan en internet, solo me limitaré a decir que, salvo Disco Club, no había otro programa de televisión al que yo recurriese durante mi niñez y adolescencia para sentirme bien, olvidarme de cualquier problema que pudiera tener en esa época y pensar que la vida podía solucionarse siendo gentil y amable con los demás, haciendo reír a la gente.

Y nuestra región tuvo el privilegio de que este imaginativo artista -el Super Comediante Chespirito, como lo anunciaban al inicio de cada programa- existiera en español, porque pueden haber sido traducidos en todas las lenguas imaginables, pero un ruso o un japonés jamás entenderá los giros, los juegos de palabras, los subtextos detrás de cada broma o gesto de cualquiera de los personajes que creó, como los entendemos nosotros. Como a Cantinflas o Les Luthiers, a Roberto Gómez Bolaños hay que sentirlo y entenderlo en español, idioma por el que además siempre mostró una profunda reverencia y respeto.

Nunca faltaron las críticas tampoco: hay quienes piensan que había muchos golpes en El Chavo -las cachetadas a Don Ramón, los pellizcos a Quico, los coscorrones, etc.- o que la propuesta de un niño pobre era sobreactuada y todo lo demás. Cada elemento de sus rutinas tenía, más que la carga explícita del golpe per se, el esquema de la repetición, la secuencia de acciones que todos ya conocíamos. Esa era la intención, no era la "torta en la cara" gratuita, era la influencia de Chaplin y Los Tres Chiflados, de Jerry Lewis y Cantinflas.

Chespirito, además de la obvia vena humorística que constituye el hilo conductor de toda su obra en cine, teatro y televisión, fue también muy educativo en el uso del lenguaje, didáctico cuando se trataba de generar situaciones graciosas basadas en personajes de la historia o haciendo adaptaciones de clásicos de la literatura y humilde al rendir homenaje a sus referentes -la inolvidable parodia de Laurel y Hardy junto a Édgar Vivar, por ejemplo, o la extraordinaria versión de Blanca Nieves y los Siete Enanos, o la vida de Federico Chopin, entre tantas otras- sin dejar de lado sus menciones a los clásicos mexicanos de los que, sin duda, también se nutrió.

Pero también podía ser muy conmovedor y tierno son llegar a la sensiblería huachafa. Quién no se ha conmovido por ejemplo, en ese clásico capítulo navideño en que El Chavo lleva, a un recién nacido, un regalo. Los mensajes de este tipo, poderosos en sí mismos, tienen que haber calado de una u otra forma en cada uno de nosotros cuando nos vimos expuestos a ellos, siendo niños. Y que haya sido uno de sus propósitos como artista, revela una sensibilidad poco común. Sensibilidad que supo trasladar a su entrañable elenco, aunque al final de los tiempos la inquina, los egos, en suma, la verdadera naturaleza humana, más proclive a las oscuridades que a las claridades, pareciera haberse impuesto por sobre tanto caudal de acciones positivas.

Quizás su muerte sea ocasión de que eso termine. Quizás ahora, que acompaña a Don Ramón, Doña Clotilde, Jaimito y Godines en el más allá, los que quedan aquí ingresen al último tramo de sus vidas en paz y armonía, como cuando cantaban, dando pequeños saltitos, ese himno llamado "Qué bonita vecindad". Seguiremos combinando risa y llanto en estos días de duelo latinoamericano, con cada reseña y reportaje, con cada imagen inolvidable. Ojalá que nunca retiren sus programas de la televisión peruana pues es la única serie de humor en nuestro idioma que le hace contrapeso a las cochinadas que hoy vemos en dibujos animados, programas cómicos y de competencia.


martes, 21 de octubre de 2014

18 DE OCTUBRE DE 2014


Cuando giré hacia la derecha y la vi desde el fondo, descendiendo del auto, mi corazón comenzó a latir más rápido de lo que ya estaba latiendo -en términos médicos, la taquicardia se encontraba en su punto más alto en ese momento- y aunque la he visto casi de manera ininterrumpida en los últimos 21 años, me sorprendí a mí mismo entrecerrando los ojos y forzando la vista para distinguirla mejor, para descubrirla.



En ese instante yo estaba doblemente emocionado. Por un lado, mi propia felicidad de ver cómo se hacía realidad aquello que fue, durante años, literalmente un sueño imposible. Por el otro, podía sentir su respiración y escuchar lo que pasaba por su cabeza mientras la atención de más de 250 personas se centraba en ella y los flashes buscaban alcanzar el mejor ángulo de su, hoy más que nunca, hermosa sonrisa.


El camino, desde la puerta hasta el altar, era largo, pensaba yo, de pie, ansioso. A mi izquierda, su mamá, distinguida y elegante. Al frente el celebrante, más amigo que sacerdote. Y alrededor nuestras familias, amistades, lejanas y cercanas, antiguas y nuevas, esperándola. Desde el cielo, mi madre y su abuela, nuestra gran amiga Elsa y mi cuñada, que tristemente partió hace apenas tres semanas, nos lanzaban bendiciones y sonreían, complacidas. El camino era largo pero para ella no había problema, pues venía flotando, levitando. No era solo Yvette. Era un ángel.


El mediodía del sábado fue generoso con nosotros y nos regaló sol brillante y brisa fresca. Ni bien bajó del auto, del brazo de su papá, y pasó la enorme puerta de la iglesia, se convirtió en una fantástica visión. La contraluz de la calle creó un efecto de sombra de tal manera que, por más esfuerzos que hice, no alcancé a distinguir su rostro hasta más de la mitad de la alfombra roja. Solo se veía el blanquísimo vestido y el velo que ondeaba a cada paso. Ojalá alguien hubiera permitido que el fotógrafo se pusiera a mi costado y captara esa imagen. Hasta me vi tentado de sacar mi propia cámara, pero naturalmente eso no podía hacerse. No solo hubiera roto el protocolo, hubiera roto la magia.


Nos casamos. Por religioso y por civil. Quienes nos conocen de cerca y saben quiénes somos, entienden que este no es el principio sino la confirmación de algo que ya había ocurrido hace mucho, quizás sin que nosotros mismos nos hayamos dado cuenta. En estas épocas, en que las parejas jóvenes se casan tras conocerse apenas un par de años, o lo hacen porque "tienen que hacerlo" -saben a lo que me refiero ¿no?- o que al llegar a nuestra edad ya cuentan con más de una separación, más de dos hijos y más de dos juicios encima, lo de nosotros califica como poco convencional y sólido. Y me siento orgulloso de que así sea.


Fueron casi dos años de investigación, planificación y organización que llevamos adelante gracias a su exquisito sentido del buen gusto y a mi entera disposición a involucrarme en los detalles, aunque el trabajo no me haya dejado más tiempo para hacer más cosas. Todo salió perfecto y milimétricamente bien, aun cuando la vida no perdió la ocasión de alborotarnos un poco el día anterior, con sus giros antojadizos, las sorpresas que te da -como diría Rubén Blades- y los aparentes problemas de última hora que, a la larga, se convierten en esos inolvidables momentos que formarán parte del anecdotario de este importante evento.


La mañana del viernes, una cadena de acontecimientos inesperados se produjeron por todos lados: ella tuvo un percance que cambió la agenda programada con mucha anticipación para ese último día anterior a la boda. Las cosas que iba a hacer desde las 9am., las inicié al mediodía. Como ella no podía salir a recoger su vestido, se le encargó tan importante misión a nuestra legión extranjera: cuatro amigos norteamericanos que nunca habían estado en el Perú, fueron hasta la tienda -a una hora de camino de la casa- para cumplir esa trascendental gestión.


Luego de revisar los papeles, códigos y documentos para llevarse el vestido, un vigilante los detiene en la puerta y les dice que no pueden salir. Casi sin poder comunicarse en español, y temerosos de estar haciendo algo indebido, quizás llevándose el vestido sin pagarlo, les informan que el personal de la tienda había cometido un error y que ese no era el vestido correcto. ¿Se imaginan qué hubiese pasado si llegaba el paquete cerrado, nadie lo miraba hasta el día siguiente y al abrirlo, la mañana del sábado, descubrían que no era el vestido correcto?


Paralelamente, su papá estaba en la hacienda donde fue la recepción -un hermoso lugar al sur de Lima- dejando los licores para la tarde cuando, de repente, un camión proveedor impactó con la mesa y más de cincuenta botellas -entre champagnes, vinos y whiskies- se quebraron en el piso. Un momento digno de plano secuencia y cámara lenta. Desde luego, el seguro y la hacienda cubrieron la pérdida. Un susto más. Mientras tanto, yo corría por todo el Centro de Lima buscando alguien que imprimiera los libretos para la misa, los programas y otras cosas. A casi las 11 de la noche del día anterior, parecía que aun faltaban cosas por hacer.


Como si no hubiera sido suficiente con estos sobresaltos, el mismo día de la boda un último detalle: su mamá y yo estábamos ya frente al altar, la iglesia estaba llena de gente pero alguien aun no llegaba. ¿La novia? No. ¡El padre! El sacerdote, un amigo que nos conoce desde hace una década, estaba atascado en el tráfico y se encontraba en el Centro de Lima cuando apenas faltaban diez minutos para la hora establecida. La novia daba vueltas por la plaza y mientras yo la esperaba a ella, ella esperaba al sacerdote. Como para una película de Hugh Grant y Julia Roberts.


Sin embargo, como bien me dijo Marilyn esa noche, "hey, you just don't worry about the details tomorrow... people doesn't think about it and never realice about little things cause what really matters is what it's happening: your wedding" ("oye, ustedes no se preocupen por los detalles mañana... la gente no piensa en eso y ni siquiera se da cuenta porque lo que realmente importa es su boda". Y también dijo que ella se vería absolutamente hermosa cuando llegara. Y tenía razón. En ambas cosas...

domingo, 12 de octubre de 2014

EL RETORNO DE MAGALY: ¿SE PUEDE CAER MÁS BAJO EN LA TELEVISIÓN PERUANA?


Durante 15 larguísimos años, Magaly Medina lanzó estiércol puro a través de Magaly TeVe, un programa que se inició como una extensión de las agrias columnas que esta mujer intentaba escribir, con sintaxis simiesca, en no sé qué periódico clásico de la primera época de la prensa chicha. En sus inicios, si mal no recuerdo, era un miniespacio dedicado a comentarios, que ella hacía, sobre la televisión y sus principales personajes, avances de novelas, etcétera, como una sección dentro del noticiero del Canal 9, durante 1997. 

Dos años antes, la autodenominada periodista dejó el cómodo anonimato de la prensa escrita al aparecer en un programa llamado Fuego Cruzado -del mismo canal que después la lanzaría al estrellato cholo- criticando duramente a Augusto Ferrando, popular conductor de Trampolín a la Fama y una de las personalidades más conocidas de la televisión peruana, prácticamente desde sus inicios. 

Curiosamente, en aquel "clásico de la televisión nacional", conducido por los periodistas Mariella Balbi y Eduardo Guzmán -hoy apoltronados en RPP y Frecuencia Latina, respectivamente- la futura "Urraca" se erigió como defensora de los pobres y humildes a quienes, según ella, Ferrando humillaba en su sintonizado trampolín. Y lanzaba dardos venenosos contra la incultura en la televisión, la falta de respeto al público y no recuerdo qué otras monsergas que, vistas en retrospectiva, quedan como ramplones disfuerzos para llamar la atención, descargados desde una actitud que, detrás de una careta crítica o aguda, escondía resentimiento y envidia rancias.

En esa década y media de programa farandulero, Magaly Medina se convirtió en una religión para cientos de millones de pobres y desalmados en el Perú entero (mayormente mujeres y homosexuales varones, en todos los ámbitos socioeconómicos y categorías Arellano-style) que, corroídos por la ignorancia -expresada en su ausencia de interés por noticias positivas, programas de calidad y artistas verdaderos- y el afán irracional de creer que la clase se adquiere por tener cosas materiales -dinero, éxito televisivo, carteras de lujo, novios con carro, celulares, ropa de marca, lentes Ray-Ban sobre la cabeza, cirugías, y todo lo demás- entronizaron a la grotesca conductora hasta las más encumbradas alturas de la popularidad chicha.

Y le permitieron crear un imperio que, lamentablemente, hoy se ha extendido hasta dominar círculos sociales y mediáticos que, sin ser la gran cosa en esta Lima huachafa e hipocritona por excelencia, hace apenas 20 años se habrían tapado la nariz de solo escucharla mencionar o verla llegar. Creo que ni en sus mejores sueños y delirios de grandeza, allá en Huacho, la señora Medina puede haber imaginado su foto publicada en las carátulas y secciones sociales de papel couché -como las revistas Cosas, Somos, Ellos y Ellas y así- compartiendo páginas con los corruptos de la política, los empresarios lobbistas de apellido compuesto y los sátrapas sonrientes que llenan Acho cada octubre.

Se dice comúnmente que Magaly TeVe era un "programa de chismes". Sin embargo yo creo que era eso y algo más. Se trató de un contenedor de desechos humanos diario que, bajo las coartadas de la libertad de expresión y el horario para adultos -aunque las 9pm. no es, desde hace décadas, un horario en el que los niños en edad escolar estén precisamente durmiendo- no tuvo límites en su disposición a exponer las degeneraciones, vulgaridades, chabacanerías, delitos encubiertos, carencia de talento, falta de escrúpulos e ignorancias monumentales de toda una generación de hombres y mujeres arribistas, capaces de hacer lo que sea para salir en la televisión. 

Pero no queda ahí. Magaly, personalmente, se encargó de hacerle creer a toda esa masa mentalmente indigente -que no solo está ubicada en los "sectores C, D y E" por si acaso- que esas vulgaridades y groserías eran herramientas de ascenso social, económico y "artístico". Convirtió a las prostitutas en princesas sofisticadas y a los patanes en solteros codiciados. Y convirtió al escándalo callejero de borrachos y borrachas que se pegan frente a las puertas de una discoteca y sus finales de comisaría en noticias de portada, quizás porque casi siempre los protagonistas eran futbolistas, integrantes del elenco de algún programa de televisión, o algo así. Es decir, hizo de los olores a sobaco y pezuña aromas dignos de venderse, como pan caliente, en las tiendas del Centro Comercial Jockey Plaza. Y el rating explotó. Y Canal 9 y sus anunciantes la financiaron. Y lo que es peor, creó escuela.

Todo lo que está pasando actualmente en la televisión nacional -los "segmentos de espectáculos" de Canal 4, Canal 9 y Canal 2, Esto es Guerra, Combate y afines, Amor Amor Amor, Bienvenida la tarde, los "realities", Al fondo hay sitio, Estás en todas y afines- son consecuencia de ese estilo basuralicio que Magaly Medina impuso. Y cuando anunció su retiro de la televisión hace dos años, muchos de ellos tomaron su posta y, decididos a seguir sus enseñanzas, superaron los límites devastadoramente asquerosos que ella había establecido en 15 años y terminaron de convertir a nuestra televisión en el enorme silo sin mantenimiento que es actualmente.

En ese contexto, Magaly Medina regresa a la televisión y, en lugar de aprovechar la oportunidad para rehacer su imagen pública y convencernos de que no es el ser humano monstruoso que algunos pensamos que es, con un desempeño profesional que la muestre como una inteligente y aguda periodista de farándula que ya cruzó la línea de los 50 años y que, por ello, tiene la posibilidad de hacer periodismo ligero, de espectáculos, no digamos que "con clase" pues es evidente y público que no la tiene, pero sí con algo de experiencia -algo que, por ejemplo, su némesis Gisela Valcárcel intenta hacer, sin ningún éxito desde luego- ha salido decidida a revolcarse como chancho en el oscuro lodo que ella ayudó a espesar en esos 15 años previos. 

Con las mismas coartadas -libertad de expresión y horario nocturno- Magaly Medina esparce basura ante la mirada atenta y vacía de millones de peruanas y peruanos que expresan toda la pobreza intelectual, espiritual, emocional y personal de las cuales padecen en sus tweets de felicitación. Son las 8 de la mañana del domingo 12 de octubre y en Frecuencia Latina -la que piensa en grande- están repitiendo, mientras ustedes desayunan con sus hijos, "El Informe Magaly" sobre Milena y Greysy. Y anoche hablaba porquerías, haciendo análisis de desagüe sobre pendejadas con un panel de lujo: Mónica Cabrejos, Guty y Vanessa Terkes, cuyos detalles seguro veremos a la hora del almuerzo. ¿Se puede caer más bajo en la televisión peruana? Cada sábado en la noche, Magaly Medina nos demostrará que sí se puede.

sábado, 4 de octubre de 2014

PORQUE VOTARÉ NULO ESTE DOMINGO 5 DE OCTUBRE...


Porque ninguno de los candidatos me genera confianza:

Luis Castañeda Lossio (Solidaridad Nacional): Aparte del caso Comunicore, que de por sí debería bastar para que no esté en carrera, demuestra en sus (contadas) intervenciones públicas, ya sea en mítines o en las entrevistas complacientes de Beto Ortiz, un absoluto cinismo frente a la opinión de un amplio sector de pobladores limeños que, como yo, no comparten eso del "gran hacedor de obras", mito sostenido en escaleras, hospitales de la solidaridad cuya administración financiera sigue siendo un misterio, y un servicio de transporte masivo -el Metropolitano- que, si bien es cierto es utilizado por mucha gente (que queda pues...) ha pasado por encima del Centro de Lima y de Barranco, de sus calles y vecinos. Aquello de ser el primero en el ranking de los que "roban pero hacen obra" no es más que una prueba fehaciente de la crisis ciudadana que padecemos en Lima y, a juzgar por cómo van las cosas en las regiones y provincias del interior, en el Perú entero. Si Castañeda es elegido este domingo, nada impide pensar que Alan García o Keiko Fujimori podrían serlo en el 2016. Sería el triunfo definitivo de la barbarie y la política del verduguillo. Para quienes tengan hijos pequeños, vayan advirtiéndoles que de aquí a 15 o 20 años, los candidatos podrían ser extorsionadores de construcción civil, de esos que lanzan granadas a locales comerciales en plena luz del día; sicarios que empezaron sus carreras asesinas en el 2014 haciendo reglaje a la reina de Polvos Azules; o excompetidores de Esto Es Guerra, Combate y Bienvenida la Tarde. En los colegios de inicial enseñarán cursos de carterismo callejero y en secundaria practicarán tiro al blanco con armas compradas en el Mega Centro Comercial Las Ramblas de San Juan de Lurigancho.

Susana Villarán de la Puente (Diálogo Vecinal): Voté por ella. Discutí con mis amigos más cercanos defendiendo su aparente carisma y alternativa frente a la corrupción conocida. Sin embargo, desde el comienzo dio señales que animaban las sospechas al arropar y defender a exfuncionarios como Fina Capriata, repudiada en Barranco por los vecinos que, con diversas informaciones y pruebas en mano, la denunciaron públicamente por sus actos como alcaldesa entre 1999 y 2002. Su campaña se basó en promesas de investigar a Castañeda y no pasó nada. Pero a mí, personalmente, se me cayó por tres cosas muy concretas: a) tras el proceso de revocatoria, en que los votantes decidieron salvarla a ella (por poco) y al mismo tiempo, decidieron revocar a sus regidores, ella recontrató a algunos de ellos, como Eduardo Zegarra y Marisa Glave, como asesores externos con sueldazos corregidos y aumentados, b) prometió no ir a la reelección y no cumplió, haciendo una de las campañas más angurrientas que he visto en mi vida, estirando hasta el final su inscripción, sin importar bajo qué símbolo, y cerrando con fotos junto a la gentuza de Esto Es Guerra o Melcochita, y c) por promover, de manera argollera, a personajes como Gustavo Guerra García o Augusto Rey, que no aportan nada y se la llevan fácil. En cuanto a La Parada y el Corredor Azul, asuntos que exhibe como sus grandes éxitos, son cuestiones que, estando relacionadas a temas de urgente acción a los que nadie debe oponerse, fueron hechas a la loca, sin planificación, con fines políticos y electoreros, lo cual ha sido causa de diversos problemas y, lamentablemente, desvirtúan su razón y necesidad reales.

Salvador Heresi Chicoma (Perú Patria Segura): Quizás se trate del candidato más improvisado y patético de los últimos años. Como vecino histórico del último San Miguel, antes de la invasión de los centros comerciales, casinos, multicines y discotecas de mala muerte que permiten el ingreso de menores de edad, jamás entenderé cómo se las arregló este pata para permanecer durante 3 períodos (desde el 2003 hasta ahora) como alcalde del distrito en el que vivo desde los 5 años. Salvo algunas cosas hechas para la cámara, como uno que otro complejo deportivo en el malecón, San Miguel se ha llenado de edificios, muchos de ellos de pésimo diseño que cubren la vista al panorama costero que tanto lo caracterizó, las calles de sus urbanizaciones dan pena y además hay múltiples denuncias -todas anónimas e incomprobables, convenientemente para él, desde luego- de que no cumple con pagarles el sueldo a sus colaboradores, salvo que se trate de amigos, suyos o de sus hermanos. Lo que no es anónimo ni incomprobable es que, en esos 12 años de gestión municipal, pasó de tener una casa común y corriente en la Av. Federico Gallese (casa de su familia), a enormes propiedades playeras, camionetas que usa para asuntos privados y demás, como demostrara la periodista Graciela Villasís, hace algunos años, en Cuarto Poder. Eso sin hablar de sus huachafísimas canciones de campaña y ese permanente intento de figurar como exmúsico de Revolver (un grupo totalmente intrascendente en la historia del rock nacional, por cierto) y amante de los Beatles, afición que llevó al extremo del ridículo al colocar un "monumento" a John Lennon en el malecón sanmiguelino. Luego se hizo tristemente célebre por andar en arrumacos con una comadre de la farándula más chichera y hoy su mejor herramienta de campaña ha sido explotar su amistad colegial con Beto Ortiz, quien lo ha entrevistado más que a ningún otro candidato en este proceso.

Fernán Altuve-Febres Lores (Vamos Perú): Objetivamente, e ingenuamente también, podría ser el que tiene mejor discurso. Algunos dicen que no necesita robar porque, según sus propios dichos y declaraciones, es "millonario". Pero hasta allí debe llegar la visión objetiva e ingenua. Este candidato pertenece a una (actualmente) imaginaria casta oligárquica que le heredó una afición por la investigación y la cultura que los otros candidatos no pueden exhibir. Sin embargo, su defensa cerrada del fujimorismo -por quienes candidateó al Congreso hace tiempo- y de las ideas cavernarias que cada semana salen de boca del Cardenal Cipriani, lo convierten en un personaje sinuoso y oscuro, que podría caer en el juego de la doble cara, las intrigas y el anillo con veneno que tantas veces debe haber leído en sus solitarias veladas de cultivo personal. Adicionalmente, su camino como regidor no fue muy notorio sino hasta los últimos meses en que definió su participación en esta contienda electoral, lo cual no puede ser más que una estrategia de sus asesores políticos y de marketing. Por otro lado, a pesar de poseer algunas características personales que le habrían permitido presentarse como un "outsider" verdadero, sin posturas predecibles y manipuladoras, Altuve se metió de pico y patas en la dinámica politiquera peruana y pasó, de la noche a la mañana, de los análisis sobre Juan de Arona -tema en que es experto- y ser Caballero de la Orden de Malta, a bailar el ras-tas-tas y autodenominarse Huevo Duro. Quizás haya quienes piensen que eso genera confianza. No soy uno de ellos.

Enrique Cornejo Ramírez (Apra): ¿Qué les pasa a los votantes jóvenes y tuiteros de esta ciudad? Cornejo es aprista. Como Alan. Como Velásquez Quesquén. Como Quesada. Como Mulder. Como Del Castillo. Todos ellos -quizás con la excepción de Velásquez Quesquén, que vendría a ser el menos "talentoso" en el uso del español- tienen esa maquiavélica capacidad de decir las cosas de la manera en que la gente de la calle, los periodistas que no aprendieron a repreguntar (o que deciden a cuál personaje repreguntar y a cuál no, que es peor), sus compañeros y amigos quieren escuchar. Hay muchos que denominan esto como "hablar bonito". Pero el término "bonito" es engañoso. No es que estos personajes sean unos literatos, profundos conocedores de nuestra hermosa lengua romance, más bien son como esos charlatanes de la Expoferia de las Américas, capaces de venderte cualquier cosa. Y si eres de carácter débil, memoria frágil y/o manejas poca información de nuestra política reciente, un político aprista, se apellide como se apellide y tenga la edad que tenga, te puede convencer. Antes de votar por un señor solo porque "se parece" a un popular personaje de los Simpson -Flanders, para más señas, por el bigote- acuérdense de esto: Cornejo es APRISTA. Como Alan. Como Velásquez Quesquén. Como Quesada. Como Mulder. Como Del Castillo. 

Los demás: Son demasiados y me generan sospechas sus ambiciones de llegar al poder. No porque crea que ellos consideran posible su triunfo, sino porque su presencia, por minúscula que sea, distorsiona y atomiza el voto, una situación que en primera vuelta quizás no se perciba como problemática, pero que puede estar fríamente calculada para motivar una segunda vuelta, con el respectivo endose de ese voto minúsculo a uno u otro contendor finalista. Quizás la señora Nora Bonifaz Carmona (Somos Perú) se salga de ese perfil pero es obvio que no tiene oportunidad. ¿El resto? ni siquiera recuerdo sus nombres completos o partidos, movimientos, alianzas y demás rótulos. Solo me acuerdo de un señor, pobre, que en el último debate organizado por el Jurado Nacional de Elecciones, dijo que no hacía falta ser MOSTRADAMUS para ver el futuro si salía tal o cual. Hasta ternura me generó...


martes, 23 de septiembre de 2014

1974: UN GRAN AÑO


Dice Mafalda: "Si dicen que la vida comienza a los 40... ¿por qué nos enviaron a este mundo con tanta anticipación?" Yo no sé si la vida comienza realmente a los 40, menos aun si las nuevas generaciones se forman una idea tan superficial y tonta de lo que es llegar a esta edad, como me queda en conclusión tras ver el incomprensible éxito masivo del mamotreto que, bajo la "dirección" de un mequetrefe llamado Bruno Ascenzo, reventó las taquillas de los cines peruanos hace algunos meses... Repito, no sé si la vida comienza realmente a los 40 años -mi caso personal es solo eso, un caso aislado- pero si sé que pasaron algunas cosas fantásticas en 1974. Aquí un recuento sucinto de ellas:

HECHOS HISTÓRICOS

  • 1 de febrero: Kuala Lumpur, capital de Malasia, es declarada territorio federal.
  • 8 de marzo: Se inauguró en París el aeropuerto Charles de Gaulle
  • 29 de marzo: Fue descubierto el ejército de soldados de terracota en China
  • 6 de abril: ABBA gana el Eurovisión con su tema Waterloo. El mismo día se produce el concierto California Jam en California, donde brillaron The Eagles, Earth Wind & Fire, Deep Purple, entre otros
  • 13 de junio: Comenzó el 11er. Campeonato Mundial de Futbol Alemania 1974 con el partido Brasil 0-Yugoslavia 0
  • 8 de agosto: Richard Nixon anuncia su renuncia tras descubrirse el escándalo de Watergate
  • 3 de octubre: Se produjo un sismo de 7.6 en Lima, el último de esa magnitud en nuestra capital hasta ahora
  • 30 de octubre: Mohammed Ali derrota a George Foreman en Zaire (África) en pelea de 8 asaltos y recupera el título de campeón de pesos pesados
  • 28 de noviembre: En el Madison Square Garden de New York, John Lennon se une en el escenario a Elton John y cantan I saw her standing there de The Beatles


LIBROS PUBLICADOS

  • Carrie - Stephen King
  • Jaws (Tiburones) - Peter Benchley
  • Yo el Supremo - Augusto Roa Bastos
  • El recurso del método - Alejo Carpentier
  • Abaddón el exterminador - Ernesto Sábato
  • Confieso que he vivido - Pablo Neruda
  • Diarios de California - Edgar Morin
  • La gran novela americana - Philip Roth
  • Rostros ocultos - Salvador Dalí
  • Todos los hombres del presidente - Bob Woodward y Carl Bernstein


PELÍCULAS ESTRENADAS

  • Terremoto - Mark Robson
  • El Padrino II - Francis Ford Coppola
  • El fantasma de la libertad - Luis Buñuel
  • El gran Gatsby - Jack Clayton
  • Monty Python y el Santo Grial
  • Chinatown - Roman Polanski
  • Lancelot del lago - Robert Bresson
  • Nos habíamos amado tanto - Ettore Scola
  • Perfume de mujer - Dino Risi
  • Una mujer bajo la influencia... - John Cassavettes


DISCOS QUE SE LANZARON

  • Deep Purple - Burn, Stormbringer
  • Kiss - Kiss, Hotter than hell
  • Supertramp - Crime of the century
  • Lou Reed - Rock and roll animal
  • Elis Regina & Tom Jobim - Elis & Tom
  • Mocedades - Mocedades 5
  • Invisible - Invisible
  • Sui Generis - Pequeñas anécdotas de las instituciones
  • Astor Piazzola - Libertango
  • Rush - Rush
  • Steely Dan - Pretzel logic
  • Frank Zappa - Apostrophe, Roxy and Elsewhere
  • King Crimson - Starless and bible back, Red
  • The Rolling Stones - It's only rock and roll
  • Kraftwerk - Autobahn
  • Queen - Queen II, Sheer heart attack
  • Genesis - The lamb lies down on Broadway
  • Yes - Tales from topographic oceans, Relayer

Además ese año fallecieron las siguientes personalidades: Manuel A. Odría, Duke Ellington, Miguel Ángel Asturias, Juan Domingo Perón, Ed Sullivan, Vittorio de Sica, Nick Drake






sábado, 20 de septiembre de 2014

ELECCIONES MUNICIPALES DEL 5 DE OCTUBRE: MÁS DE LO MISMO


A dos semanas de las Elecciones Municipales y Regionales 2014 me vienen a la cabeza algunas preguntas ingenuas y casi tiernas, que los periodistas "más destacados" ya no hacen ni se hacen, habida cuenta de las coberturas que simulan estar hablando de un proceso de lo más serio y alturado, importante, casi como si viviésemos en una megalópolis del Primer Mundo: 

¿Por qué si todos quieren el bienestar de Lima, o de cualquiera de sus 43 distritos, o de cualquiera de los miles de distritos del Perú entero, hay un promedio de 12 candidatos en cada lugar? 

Si los objetivos de todos estos candidatos, que más parecen vendedores de supermercado, son el orden la seguridad, la formalización -en suma, la paz mundial-, ¿por qué no solo son, como máximo, tres candidatos los que pugnen en cada jurisdicción por convencer a las masas, trabajadores, empresarios, etc., de que sus planes, que seguramente buscan lo mismo solo que de distintas formas, con algunas diferencias estratégicas, programáticas o ideológicas, son los más convenientes? 

¿Por qué, en nombre de la democracia, tenemos que tragarnos el sapo, comernos el cuento y hacernos los locos, como que no hay nada raro en ello, cuando vemos que salen de la nada montones de candidatos con invasivos carteles, sonrisas falsas, cancioncitas ridículas, ataques arteros que pasan cruzando el aire como flechas desde todos los locales de campaña, en distintas direcciones? 

Desde quienes dicen representar a "partidos tradicionales" -APRA, Acción Popular, PPC-, pasando por los "partidos que surgieron en los 90s" -Cambio 90 y afines, Perú Posible, Solidaridad Nacional-, hasta los "movimientos independientes, alianzas y coaliciones" que conforman un amasijo deforme y siempre cambiante de símbolos, siglas, nombres rimbombantes, locales vacíos y fantasmales, nulas bases ideológicas, plataformas oportunistas que buscan inscribirse para una determinada elección y que, pasada esta, se vuelven a descomponer, atomizar y reaparecer con otros nombres, siglas y símbolos pero que son tomadas como vientres de alquiler o Caballos de Troya por personajes sinuosos, muchos de ellos cuestionados o abiertamente corruptos, o simplemente políticos(as) reciclados, sin partido, que buscan la reelección, ya sea en Lima Metropolitana o en el último caserío de Huancavelica, todos dan vergüenza con sus campañas y estrategias millonarias de publicidad que carecen de contenido real, globos de gas (metano) que basan su existencia y notoriedad en lo anecdótico, en la frase supuestamente creativa, en el alias graciosón y chacotero, en el vídeo/canción que apela a las vulgaridades y chabacanerías que las grandes masas de miles de jóvenes desinformados y adultos embrutecidos han aceptado como parte de su vida diaria gracias a la maquinaria mediática (canales de televisión, periódicos, radios y, desde hace menos tiempo, páginas web) que las ha impuesto, en una exitosa campaña de empobrecimiento mental iniciada hace más de 25 años por la miasma vladifujimontesinista. Con ese panorama ¿cómo es posible que sigamos creyendo que este es un proceso electoral, un rally que seguramente será presentado, el domingo 5 de octubre, con atractivas imágenes que volarán por las pantallas con títulos como "Elecciones Municipales 2014-2018: La recta final", anunciado con voces engoladas de los principales "líderes de opinión"? Todo esto es incomprensible para mí.

Indefectiblemente, alguien saldrá elegido este domingo 5. Al margen de quien sea el ganador, considero que va a ser más de lo mismo. Para mí, el voto ideal de conciencia tendría que ser el Voto Nulo. Porque, francamente, dudo que aquellas personas que no tengan intereses particulares en que salga Cornejo o Heresi, Villarán o Castañeda, Bonifaz o Altuve, Sánchez Aizcorbe o los demás "pitufos", vayan a votar por alguno de ellos porque REALMENTE LES CREE. Y habrá quienes voten por A para que no salga B, algo así como "el mal menor", postura respetable pero que tampoco aplico para mi decisión final y personal. En lo que a mí respecta, voto nulo desde hace años y esta vez no creo que haga una excepción, ni en Lima Metropolitana ni en San Miguel. Ninguno me convence y quien salga de los actuales, será simple y llanamente más de lo mismo. Votaré por el primero que retire todos sus carteles de las ventanas, avenidas, calles, parques y plazas de la ciudad. Pero como el mío es solo un voto, nadie lo va a hacer... ¿qué pasaría si fuesen millones los que pensáramos así? Quizás en ese momento nos empezarían a ver como verdaderos ciudadanos y no como un rebaño de borregos o de compradores compulsivos.

RANKING DE DISTRITOS DE LIMA METROPOLITANA (cantidad de candidatos):

  • 18 CANDIDATOS: Comas
  • 17 CANDIDATOS: Carabayllo, Chorrillos, San Martín de Porres
  • 16 CANDIDATOS: San Juan de Lurigancho, Villa María del Triunfo
  • 15 CANDIDATOS: Los Olivos, Puente Piedra, Santiago de Surco
  • 14 CANDIDATOS: Breña, El Agustino, Jesús María, Lurín, Rímac, San Juan de Miraflores, San Luis, Villa El Salvador
  • 13 CANDIDATOS: Chaclacayo, Independencia, La Victoria, LIMA METROPOLITANA, Santa Anita
  • 12 CANDIDATOS: Ate-Vitarte, Pueblo Libre
  • 11 CANDIDATOS: Ancón, Lince, Pachacámac, Surquillo
  • 10 CANDIDATOS: Barranco, La Molina, Lurigancho-Chosica, Punta Negra, San Borja, San Isidro, San Miguel
  • 9 CANDIDATOS: Magdalena del Mar, Miraflores, Pucusana, Santa Rosa
  • 8 CANDIDATOS: Punta Hermosa, San Bartolo
  • 5 CANDIDATOS: Cieneguilla
  • 4 CANDIDATOS: Santa María del Mar



martes, 16 de septiembre de 2014

DEBATE ELECTORAL BARRANCO: 16 de septiembre de 2014

En breves momentos se dará inicio al Debate Electoral organizado por la Asociación Vecinal Salvemos Barranco, entre los principales candidatos a la alcaldía de este tradicional distrito limeño. 

Un esfuerzo notable de esta institución de vecinos preocupados por el futuro de Barranco, uno de los distritos más golpeados por las malas administraciones ediles que han destruido sus acantilados, vendido sus principales avenidas a los consorcios constructores y convertido su tráfico en un infierno. Ustedes pueden ver este debate en vivo ingresando a este link:



sábado, 6 de septiembre de 2014

GUSTAVO CERATI CLARK (1959-2014): IMÁGENES RETRO DE UNA FUERZA NATURAL DE LA MÚSICA


Cerati se convirtió en un ícono de la música latinoamericana casi desde el inicio de su carrera musical, pues el éxito de Soda Stereo -banda que él formó en 1982, a los 23 años de edad- que fue tanto comercial como de crítica especializada, catapultó y convirtió en escena al rock en español, hasta ese entonces un movimiento disperso y regionalista, anclado en las fronteras de sus respectivos países. 

Los ojos del mundo rockero, con base en países de habla inglesa, comenzaron a fijarse en qué estaba pasando en esta zona del mundo gracias a este trío argentino que supo utilizar el poder de la imagen y su sonido, fuertemente influenciado por la onda new wave y algunos coqueteos efectistas con el ska, para posicionarse de inmediato como un grupo de vanguardia. A mí, que en esos tiempos solo escuchaba rock clásico, hard rock y heavy metal, Soda Stereo me abrió las puertas del universo del rock en nuestro idioma, particularmente del rock hecho en Argentina.

La muerte de Gustavo Cerati -la segunda y definitiva, la primera había sido el 14 de mayo de 2010 cuando tuvo este masivo accidente cerebral tras un concierto en Venezuela que lo dejó en coma- ocurrida el jueves 4 de septiembre, deja un hondo vacío en el espectro musical latinoamericano pero también un fuerte alivio para quienes pensábamos que su "vida" en estos cuatro años era básicamente una tosudez de su familia, inspirada en el amor de su madre y en irracionales esperanzas de recuperación, pero que finalmente generaba más dolor y frustración que la supuesta tranquilidad de saberlo aun vivo. 

Definitivamente, el núcleo familiar de "Gus" -sus padres, hermanos, parejas, hijos, colegas músicos, colaboradores, etc.- sufren con su viaje defintivo (y tiene que ser así, es lo normal) pero sus fans deben entender que esta partida no es para nada inesperada, y que constituye en realidad un merecido descanso para un ser humano que vivía conectado a aparatos y cuyo cuerpo, inevitablemente, jamás habría sido el mismo aun si hubiera despertado en algún momento. Su alma está en su música, en los discos de Soda Stereo y en su desafiante discografía personal. 

Particularmente, yo pienso que Gustavo Cerati fue un guitarrista fenomenal, dentro del contexto latinoamericano. Muchos hablan ahora de su "poesía", esas letras voladas con (a veces no tan) ocultos mensajes sexuales -Un misil en mi placard, por ejemplo, del primer álbum de Soda; o Paseo inmoral, del Bocanada, su extraordinario segundo disco como solista; son solo dos ejemplos de eso- pero a mí no me parecieron nunca tan elogiables como su manera de atacar las seis cuerdas. Argentina siempre ha sido tierra de grandes guitarristas de rock -Luis Alberto Spinetta, Pappo, Gustavo Bazterrica, David Lebón, Walter Giardino, entre otros- pero Gustavo Cerati los superó largamente con un estilo mucho más cosmopolita y experimental, casi progresivo, pero capaz de insertar solos de raigambre bluesera o ultra heavy en canciones simples y pegajosas como en la versión en estudio de Te hacen falta vitaminas, también del primer LP de Soda Stereo o las alucinantes fraseadas de la versión unplugged de En la ciudad de la furia. El encanto de ese trip de ocho minutos está en el solo estilo David Gilmour de Cerati y no en los intercambios de Cerati con la voz borrachosa de la colombiana Andrea Etcheverri (vocalista de Aterciopelados), como muchos piensan.

En ese sentido, no soy tan apegado a las texturas electrónicas que asumió en sus producciones en solitario, desde el disco Colores santos, junto a Daniel Melero, uno de sus tantos cómplices creativos, hasta las marcianadas tipo shoegazing de +Bien o Plan V (álbumes que ni siquiera califican como tales sino como "proyectos" junto a otros músicos) pero, hasta en esos artefactos sonoros, uno puede reconocer que Gustavo Cerati pensaba y componía básicamente desde el punto de vista de un guitarrista: las barreras de sonido propias de la onda noventera de bandas como My Bloody Valentine, las capas y capas de guitarras puestas unas sobre otras en algunos tracks de Amor amarillo o el mismo Bocanada o los riffs elementales de temas como Cosas imposibles, son prueba manifiesta de que Cerati nunca había dejado de usar la guitarra como vehículo de expresión artística, cosa que quedó clara tras el lanzamiento de Fuerza natural, su última producción, que andaba presentando en gira latinoamericana hasta que le ocurrió el infarto cerebral que lo mató, por primera vez, el 2010.

Una de las cosas más increíbles de esta historia de Gustavo Cerati es cómo el destino actúa sin importar lo aparentemente bien que anden las cosas. Su gira venía a todo tren, tres años después del adiós definitivo de Soda Stereo -recordemos que se había reunido nuevamente con Héctor "Zeta" Bossio y Charly Alberti en el 2007, casi diez años después del "Gracias totales" que hoy todos, propios y extraños, repiten como mantra- y Fuerza natural había sido muy bien recibido por los medios, quienes vieron en este disco un reencuentro de Cerati con los sonidos más orgánicos y ensamblados del rock, dentro de una maraña de sampleos de temas ajenos, casi como un homenaje a sus fuentes de inspiración. Acababa de tocar en Lima, el 24 de abril de 2010, ante miles de personas en el Estadio de San Marcos y nadie podría haber predicho que dos semanas después, tras un show similar en Caracas, su vida y la de su familia cambiarían tan drásticamente. Las razones científicas y médicas están allí para quien desee consultarlas pero la sorpresa de lo inevitable se mantiene como un misterio que refuerza el manido concepto de que la muerte, cuando debe llegar, llega sin aviso ni explicación.

Soda Stereo fue una excelente banda basada en el megatalento de uno de sus integrantes -los otros dos nunca fueron tan dotados musicalmente- pero fue también Cerati el artífice de que, a pesar de esa superioridad musical evidente que lo separaba de sus compañeros, el trío sonara como una entidad sólida y bien engranada, que llenó los ojos y oídos de bandas como U2 y Tears for Fears, a quienes telonearon de igual a igual en Argentina. Y Gustavo Cerati no tiene comparación como guitarrista de rock en esta región, como pude comprobar in situ en el excelente concierto que la banda ofreció en Lima, como parte de la gira Me verás volver, en diciembre del 2007, en un abarrotado Estadio Nacional. Que en paz descanse.




martes, 26 de agosto de 2014

DE VUELTA AL COLEGIO: PROMOCIÓN 1990, 24 AÑOS DESPUÉS


Dicen los expertos en psicología social que, cuando un grupo o colectivo de niños o adolescentes se reencuentra después de mucho tiempo, sus integrantes retoman sus relaciones interpersonales en el mismo punto en el que las dejaron la última vez que se vieron. Si fue un grupo disfuncional, de resentimientos encubiertos o problemas no resueltos, las consecuencias pueden ser desagradables y hasta graves.

Pero si se trató de un grupo de integración sólida, en donde predominaron los aspectos positivos, y sus miembros entendieron que hasta las rencillas o afrentas -que en esos momentos parecían insuperables- que experimentaron fueron parte de su crecimiento y las recuerdan como elementos importantes de su vida, el resultado de la reunión es altamente vivificante y satisfactorio.

Esto último fue lo que ocurrió el sábado 23 de agosto, en el patio de la Institución Educativa Emblemática Bartolomé Herrera de San Miguel -otrora Gran Unidad Escolar- en el almuerzo de camaradería y reencuentro en el que participaron diversas promociones, con motivo del aniversario de nuestro colegio. En lo que a mí respecta, era la primera vez, desde que salí de Secundaria, que asistía a estas actividades, por lo que sentía gran expectativa de encontrarme con los viejos amigos de esa etapa de mi vida. Y valgan verdades, hacía tiempo que no me divertía tanto.

Y en estos días, en que mi colegio está en boca de todo el mundo por culpa de un execrable criminal que se valió, durante décadas, de su cargo y poder como Director para llevar a cabo sus escabrosos propósitos, retomar contacto con la gente de la Promoción 1990 fue casi un acto contracultural, de rebeldía, de enfrentar las malas noticias con diversión sana, palomilladas y mucha, pero mucha buena onda.

Entre 1986 y 1990 transcurrieron los años en que nuestro país fue destruido y saqueado por la cleptocracia aprista liderada por Alan García Pérez durante su calamitoso primer gobierno y, por supuesto, el sistema educativo estatal no fue la excepción. Las Grandes Unidades Escolares, creadas en la década de los 50s por Manuel A. Odría, y que fueron excelentes en la formación de estudiantes gracias al idealismo intelectual y peruanista que vino de la mano con los posteriores gobiernos militares, se convirtieron en colegios que no ofrecían garantías de una educación sólida, algo paradójico si tomamos en cuenta que ese retroceso ocurrió justo al recuperarse la democracia. En aquella época, terminar en una G.U.E. era el destino de todos los niños cuyas familias no tenían suficiente dinero para matricularlos en algún colegio parroquial tipo el Claretiano, el Juan XXIII y ni hablar de los clásicos Colegios Privados para millonarios, como el San Agustín, el Markham, el Maristas, el Newton, etc.

Pero lo que le faltó a la G.U.E. Bartolomé Herrera en rigores académicos -las huelgas del Sutep nos condenaron, en 3ero. y 4to., a asistir la tercera parte del tiempo a clases; mientras que los apagones provocados por Sendero Luminoso hacían que, cuando uno estudiaba en el turno tarde, lo regresaran a su casa antes de las 6, para evitar la oscuridad y sus peligros y dificultades- decía, lo que le faltó al colegio Bartolomé Herrera en rigores académicos, le sobró en oportunidades de aprestamiento en términos de creatividad, de estímulos al lado juguetón y alegre de cada uno, al desarrollo de la personalidad con mínima supervisión, o sin supervisión alguna.

En suma, no salimos como prospectos académicos ni listos para ingresar a San Marcos a la primera -aunque algunos, aun así, lo lograron por preparación y mérito personal- pero tuvimos el espacio y el tiempo para crecer y desarrollarnos con libertad, y aprendimos a defendernos a nosotros mismos en un ambiente sumamente hostil, plagado de desventajas. Por eso, la generación ochentera del BH posee esa combinación de valores familiares caseros, viveza criolla, viveza andina y pendejada peruanísima, capaz de hacerte estallar de la risa con un solo gesto y haber salido adelante sin ayudas externas, apellidos rimbombantes, varas influyentes o predisposiciones a la corrupción.

No éramos de clase alta -en realidad nuestras familias pertenecían a los remanentes de la desaparecida "clase media", que según los actuales expertos de Arellano Marketing calificaría como sectores B, C y D- y a muchos nos debe haber sido muy difícil superar las trabas que esas carencias pusieron en el camino, pero con todo eso, el sábado que me reencontré con esos viejos amigos de carpeta después de 24 años, vi personas contentas con su vida, independientemente de las experiencias que cada uno haya tenido que atravesar en lo personal, en lo laboral, en lo sentimental, en lo económico y en lo familiar: dificultades para conseguir empleo, matrimonios que no funcionaron, enfermedades o adicciones, pérdida de seres queridos, necesidad de vivir largas temporadas lejos de tu país, etc. 

Nada de eso parece haber alterado la esencia, el carisma, la chispa y el sentido de camaradería y confianza (en un contexto sumamente relajado y superficial, por cierto, ajeno a los problemas cotidianos) que ahora afloran, en una generación que convivió, entre los 11 y los 15 años de edad, en salones cuya puerta estaba partida a la mitad, cuyas ventanas no tenían vidrios en época de invierno, cuyos auxiliares acomplejados solo sabían dar golpes y gritos; y que ahora se reencuentran cuando todos están por cumplir, o han cumplido ya, los 40 años.

Y es que los recuerdos de esas épocas en que nuestras mayores preocupaciones eran tener el cuaderno al día, comprar el libro que te habían pedido, no llegar tarde a tu casa o escaparte de un colegio vacío a causa de alguna lucha sindicalista, se agolpan en la cabeza con solo entrar en contacto con tus amigos de infancia, esa gente con la que pasaste 5 horas diarias, de lunes a viernes, durante cinco años. Para mí siempre ha sido motivo de orgullo mi colegio, a pesar (y quizás por eso mismo) de que no fue allí donde aprendí todo lo que me permitió ingresar a la universidad. En el colegio aprendí a divertirme, a veces de manera ilimitada, y eso lo recuerdo más que mis notas y ubicación privilegiada en el ranking de "chancones".

Un punto que me parece importante resaltar es que, a pesar de esas desventajas descritas en párrafos anteriores, es evidente que hemos superado las expectativas tras una formación escolar poco eficiente en lo académico, como que pasamos la prueba con éxito. Y no solo por aspectos externos -como tener un automóvil, un celular o un departamento- sino porque cada uno, a su manera, decidió emprender el camino hacia la profesionalidad por su cuenta para hacer de su futuro algo mejor. Y reconocer que, con todo lo palomillas que podíamos ser, quedamos como "niños de pecho" ante las barbaridades que hoy vemos que ocurren en los salones de estos colegios nacionales, ahora llamados "emblemáticos".

Esa tarde del fin de semana pasado experimenté, además, una especie de epifanía al entonar -con varias cervezas en el organismo- a voz en cuello y con sorprendente exactitud, la letra completa del Himno Herreriano, que no escuchaba hacía años, junto a unas 300 personas aproximadamente, integrantes de distintas promociones. Fue como ingresar, de golpe y sin mayores requisitos, a una cofradía que compartía los mismos símbolos, las mismas imágenes, los mismos recuerdos. 

Por un momento, desaparecieron las preocupaciones, penas y alegrías que conforman mi vida desde hace 24 años y me teletransporté al recreo, al estadio, a las travesuras, a esa dinámica en la que todos éramos lo mismo: a mitad de camino entre la niñez y la adolescencia, buscando tu mejor manera de expresarte y definir tu personalidad, fallando a cada rato en el intento y divirtiéndote de lo lindo con cada cosa que ocurría. Quizás esté idealizando mucho la experiencia pero, como comprenderán, estoy en mi derecho. 

Según mis recuerdos, fuimos 52 quienes concluimos en el 5to. A de la G.U.E. Bartolomé Herrera en ese aciago 1990 -hay quienes dicen que fuimos 46 el último año y otros, exagerando, que fuimos 60- y esa tarde solo hubo 16, es decir, casi la tercera parte. Y la mesa dispuesta en el patio del colegio era un solo de abrazos, risotadas, buenos recuerdos y bromas de bajo, mediano y alto calibre. Hoy, entre mis compañeros, hay abogados, cocineros, contadores, odontólogos, vendedores, periodistas y profesionales de toda clase. Nadie está mirando quién tiene más o menos. Eso me gustó. Y hubo quién nos estimuló a levantar nuestros vasos a la memoria de uno de nosotros que, con inexplicable anticipación, falleció hace algunos años. 

Insisto, el colegio en el que estudiamos no nos convirtió en grandes personajes de la noche a la mañana, pero sí contribuyó en hacernos las personas que somos ahora: diferentes en nuestras profesiones, aspiraciones, valores, conocimientos y logros, pero idénticos en sencillez, buen ánimo y respeto por lo que fue nuestra esencia. Saludo a todos los que estuvieron ese día, espero que no sea la última vez y que para la próxima estemos más cerca de los 52...


Letra y Música: José Antonio Lora Olivares





domingo, 17 de agosto de 2014

LA BOMBA DE EL COMERCIO: LOS CARTELES DE SUSANA VILLARÁN


Contraviniendo su estilo complaciente y de poca vocación por la polémica, El Comercio lanzó el pasado fin de semana una "bomba" acerca de los carteles con los que Susana Villarán contaminó visualmente la ciudad, el verano pasado, para evitar que la mandáramos a su casa por su incompetencia y la de sus regidores, lo cual finalmente consiguió. Ni ella se fue -por breve margen- y sus regidores, que sobre el papel sí tendrían que haberse largado, regresaron con cargos de asesores externos y sueldazos corregidos y aumentados.

En esa agresiva campaña, que en su momento se dijo que había nacido de la onerosa creatividad del brasileño-argentino Luis Favre, diversas figuras de la telebasura se mezclaron con algunos artistas (como Susana Baca, Amanda Portales, Daniel F.) y uno que otro personaje más o menos conocido del periodismo y la farándula en la campaña "Juntos por el NO", consistente en fotos de los "líderes de opinión" en blanco y negro, fondo blanco, de brazos cruzados y puños cerrados diciendo NO (así, en mayúsculas y con empáticas letritas celeste-turquesa) a la injusticia, a la exclusión y no sé qué otras fórmulas sensibleras y, por supuesto, engañosas como todo en nuestra política chicha.

La bomba de El Comercio consistió en lo siguiente: los "artistas", que en todo momento dijeron plegarse a esa campaña de apoyo a la Villarán por convicción y sin intereses subalternos, habrían tenido previamente tratos económicos elevados con la Municipalidad por diversas actividades -espectáculos, ceremonias, campañas publicitarias, anfitrionajes, etc.- legalmente registradas en los portales de transparencia, aptas para el seguimiento a través de una inspección de recibos por honorarios, contratos, términos de referencia y demás tetudeces, comunes en la administración pública. Y que, en consecuencia, el apoyo ad-honorem en la desesperada campaña por no ser revocada, habría sido aceptado en agradecimiento tácito -nunca firmado en papeles, desde luego- a esos trabajitos cotizados generosamente.

Vista así, es un poco gaseosa la denuncia de El Comercio, y da pie en pensar en cuáles serían sus verdaderos propósitos, como por ejemplo apuntalar a Castañeda. Y luego de ver la avalancha de reacciones -algunas destempladas y totalmente vulgares, por cierto- de los personajes que han visto sus nombres en la nota publicada a todo trapo en la primera plana del viernes 15 de agosto, y los aclares de otros personajes que también aparecieron y que aseguran no haber sido nunca contratados para nada ni antes ni después de la foto y cartel de marras; uno termina por desconfiar de las intenciones del otrora diario más respetado del Perú.

Pero más allá de eso, si combinamos el costo mismo de la elaboración de tremendos mamotretos en avenidas grandes de todos los distritos de Lima, la grabación de esos spots que hasta se infiltraban en páginas webs sin importar si fueran conocidas o no (como esta por ejemplo), su colocación en horarios estelares de la televisión comercial y lo que debe haber cobrado Favre, imaginen ustedes el dineral que Susana Villarán y sus amigos tuvieron que desembolsar, de la suya, para llevar a cabo la campaña -porque no seré yo quien diga que fue con dineros públicos, que también podría ser, siendo ligeramente suspicaces.

Y encima, con esta discusión revalidamos la importancia que tienen estas campañas millonarias sobre la base de carteles que finalmente terminan en la basura, o como techos de algún almacén para evitar la lluvia, cuando lo que en realidad debería pasar, es que la sociedad organizada, los medios de comunicación y los verdaderos líderes de opinión hagan entender a los politicastros, los de antes y los de ahora, que la ciudad está harta de sus carteles y que la campaña se debe realizar con ideas y no con sonrisitas falsas o personajes conocidos que te apoyen "por convicción". ¿No habría sido mejor que la Villarán hubiera peleado su permanencia ella sola, sin pedir el apoyo incondicional de estas estrellitas que son más de cartón que los mismos carteles? ¿se habría quedado si hubiera sido así?


sábado, 16 de agosto de 2014

FRÁGIL: LA MAYOR PROMESA INCUMPLIDA DEL ROCK NACIONAL



El problema con Frágil -grupo que me gustó muchísimo durante mis años adolescentes- es que no evolucionó con el paso del tiempo. 

Recuerdo que me compré (con propinas) el cassette de su segunda producción discográfica, Serranio, lanzada en 1988, ocho años después de Av. Larco (1980), y quedé satisfecho aunque no tan emocionado como me esperaba. 

Tenía buenas canciones como Animales, Aquella niña, Cuánto hay, Inquietudes o el instrumental Huarmi pero se alejó ligeramente del estilo progresivo que me había llamado la atención de su primer disco, que además de la 100 mil veces repetida Av. Larco, contenía algunos temas muy buenos como Mundo raro, El caimán, Oda al tulipán, Lizzy (otro instrumental) y la Obertura, quizás lo mejor que hayan grabado además de La historia de Adelaida (su mejor intento por hacer algo parecido a la segunda parte del A passion play, Jethro Tull, 1973, salvando distancias por supuesto), un tema perdido entre 1980 y 1988, que finalmente apareció, si no me equivoco, en uno de esos discos que lanzaron en la década siguiente. 

Desde entonces, y con muchísimas millas recorridas escuchando a grandes músicos de todas partes del mundo y de todos los géneros y tendencias musicales posibles, entendí con mucha pena que lo de Frágil no pasó de ser un destello de corta duración, pues entrados los 90s se estancaron terriblemente como banda en vivo. Eso sin contar que sus álbumes Cuento real (con Dulude en la voz) y Alunado (con Santino) dejaron muchísimo qué desear. 

Mientras el primero contiene, además de la mencionada La historia de Adelaida, versiones nuevas de El caimán y Lizzy -que no son mejores que las originales-; el segundo se separa radicalmente de la onda progre y constituye un pésimo coqueteo con el hair metal norteamericano, con un vocalista inadecuado y canciones muy flojas, sin mencionar nuevas versiones -que tampoco superan a las originales- de Av. Larco e Inquietudes. Escuchando a la distancia el álbum Alunado, parece el antecedente directo de los niñatos de Adammo. Vergonzosa credencial para la banda que se presentaba como el buque insignia de nuestra escuálida movida progresiva.

Todos sus conciertos comenzaron a sonar igual, sin variaciones y además, nunca alcanzaron una definida identidad vocal desde que Andrés Dulude decidió no solo apartarse de la banda, ocasionando el ingreso y salida de personajes tan disímiles como Piñín Salgado y Santino de la Torre, sino que cada vez que regresaba no aportaba nada nuevo sino que repetía la fórmula manida de pintarse la cara y realizar movimientos incomprensibles, supuestamente para darle aires misteriosos a su trabajo como vocalista y frontman, en un intento poco exitoso de replicar las extraordinarias actuaciones de Peter Gabriel en su período al frente de Genesis (1969-1976).

Todas las bandas progresivas, sin excepción, se caracterizan por esos dos atributos que, según sostengo, Frágil no demuestra: una potente y permanente versatilidad y capacidad no solo para reinventar sus composiciones ya grabadas, sino para presentar variaciones que sorprenden a sus seguidores en cada lanzamiento con cosas nuevas y, en algunos casos, cada vez más elaboradas; y una identidad vocal, no entendida como que el cantante suene siempre igual sino que establezca un estilo, una forma de cantar. Y esto además, tomando en cuenta que los grupos progresivos tienen también entre sus principales características, la poca estabilidad y duración de sus formaciones, algo que en Frágil no ha ocurrido a lo largo de su historia. Salvo los puestos de vocalista y baterista, el núcleo creativo del quinteto de Breña nunca se ha movido.

Por eso no me crea expectativa alguna este Rockumental con Orquesta, anunciado para este 21 de agosto con el pomposo título de "El Concierto de la Historia". Ya lo han hecho antes -por los 15, 20 y 25 años de Av. Larco, para más señas en cuanto a la vocación repetitiva a la que hago referencia- y seguramente suene igual que en esas ocasiones, lo cual desde ya no es garantía de producir satisfacciones en lo musical. No me malentiendan, aun considero que César Bustamante (bajo), Lucho Valderrama (guitarra), Octavio "Tavo" Castillo (teclados, flautas, slide) y Jorge Durand (batería) son de los mejores y más experimentados músicos de rock de nuestra limitada escena nacional pero, por alguna razón que no alcanzo a dilucidar desde mi rol de conjeturador, no lo demuestran cumplidamente sobre los escenarios a los que suben desde hace más de tres décadas.

Siempre leí que, en sus inicios, Frágil hacía covers de Yes, Genesis, Camel, Jethro Tull y otros grandes del prog-rock que tanto les ha influenciado. Quizás si hicieran algo de eso, insertando pasajes instrumentales más complejos, intrincados y desafiantes en sus propios temas, recuperarían algo de esa magia que me atrapó siendo joven.

Pero ahora debo decir que no creo que eso vaya a ocurrir. Y la presencia de Gabriel Alegría como director de la orquesta quizás funcione como un buen gancho publicitario, debido a su excelente trabajo en el mundo del jazz afroperuano tanto nacional como internacionalmente, pero finalmente puede que sea poco lo que aporte. Alegría es un maestro, lo demostró con su sexteto, al que vi en vivo hace un par de años aquí en Lima, pero este es otro rollo.

domingo, 27 de julio de 2014

HABLANDO DE PATRIOTISMO: FELICES FIESTAS PERÚ


Jamás me enrolaría en el ejército peruano y si hubiese una guerra contra Ecuador, Chile o cualquier otro país que pretendiera, de la mano de algún gobernante corrupto, hacerse con un pedazo de tierra que geográficamente "nos pertenezca", y me reclutaran de grado o fuerza, lo haría tan a regañadientes como cuando me dicen que debo ir a votar un domingo en el que preferiría estar, tirado en mi cama, leyendo o escuchando algún disco de uno de mis tantos artistas favoritos.

Nunca me metería en política, porque eso que llaman política en este país se ha convertido en la actividad que más rápido puede desprestigiar a un peruano -en el supuesto caso de que dicho peruano tenga prestigio. La política peruana es lo más cercano a la institucionalización del crimen, una ocupación en la que cualquier persona con predisposición a la trampa, la doble vida y el delito económico es capaz de perfeccionar hasta alcanzar maestría en sus malas artes. Y si acaso a un bien-intencionado se le ocurre ingresar a la política, termina o deprimido o cínico o tan corrupto como aquellos a quienes antes criticaba.

Tampoco creo que en Fiestas Patrias deba demostrar "mi amor por el Perú", en el supuesto que tal cosa exista en la dimensión que la grandilocuente frase sugiere, atorándome de anticuchos, chanchos al palo, cebiches, chicharrones, pisco sour y cervezas, menos si son alemanas. O bramando a voz en cuello Mal paso o Propiedad privada en una peña con luces de discoteca, haciendo lo mismo que se hace en cualquier otra festividad del año, desde la llegada de uno nuevo hasta el fin de semana largo de Semana Santa. 

¿Quién marca la pauta de lo que es actualmente ser patriota? Tenemos un presidente que prometió, hace tres años, acabar con la politiquería tradicional y que hizo temblar de miedo las oficinas de CONFIEP y las redacciones del Grupo El Comercio; y que hoy, ni siquiera gobierna pues la arribista de su mujer ha impuesto a todas sus amigas y ayayeras en los cargos políticos más importantes (presidencias del Consejo de Ministros y del Congreso). Mañana, esa sombra presidencial cumplirá el ritual de hablarle al país, y sin duda será un discurso aburrido, plagado de cifras macroeconómicas, planes a futuro y muecas para la cámara. Y con la posibilidad, siempre latente, de que Nadine se robe el show con alguna de las suyas.

Víctor Andrés García Belaúnde, alias "Vitocho", presentó su libro El expediente Prado en el que devela los detalles de la vergonzosa huida de Mariano Ignacio Prado durante la infausta guerra contra Chile, so pretexto de irse a comprar armas a Inglaterra. ¿Es Vitocho un patriota al hacer esto? El auditorio de la FIL Lima donde se presentó esta estimable obra histórica estaba abarrotado, y entre el público pudimos ver a algunos de sus colegas congresistas, periodistas de todo tipo, líderes de opinión, analistas y familiares bien al terno y al abrigo de piel, casi como si se tratara de un evento social de Cosas. Quizás sea un acto de patriotismo, aunque verlo firmando autógrafos al final hizo que todo pareciera terriblemente superfluo.

¿Son patriotas las monas y monos calatos de los excrementicios programas de entretenimiento de Canal 4 o Canal 9 -para los que aun no saben de qué hablo, me refiero a Esto es Guerra, Combate y afines de los otros canales- que salen en pantalla saltando con escarapelas y rodeados de banderas peruanas que hacen volar con ventiladores? Lo dudo. Salvo que querer a la patria ahora sea sinónimo de llenar de mierda el cerebro de cientos de miles de niños a nivel nacional, con todos esos personajes vulgares y oceánicamente ignorantes vanagloriándose de sus abiertos desafíos a la inteligencia y el buen comportamiento, incentivando la discriminación y validando el ascenso social y económico basado en "la buena apariencia" y la capacidad para hacer el ridículo o exponer tu integridad física a cambio de dinero.

¿Son patriotas los que comentan todo el día que nuestra gastronomía es lo máximo -concepto con el que estoy bastante de acuerdo- y que en nombre de eso aceptan que les vendan un Cebiche a la Brasa, un aborto que disfrazan de fusión, como lo hace Jaime Cuadra con sus asquerosas mezclas que vende al extranjero como si se trataran del último grito en cuanto a la creación musical con géneros folklóricos nacionales? ¿Son patriotas los reporteros y conductores de TV que "celebran" Fiestas Patrias haciéndonos escuchar, por diez milésima vez, las horrorosas canciones de Corazón Serrano y sus experiencias junto a la comunidad peruana en Patterson, EE.UU., una diáspora marcada por la necesidad de ganar dinero, cosa que consiguen, pero que fracasan olímpicamente en eso de volverse mejores personas?

No sé qué es exactamente el patriotismo. Solo sé que, en ciertos momentos, me emociono cuando escucho el Himno Nacional o cuando escucho un buen vals, una marinera, un huayno, una muliza o una décima de Nicomedes Santa Cruz. Y que salivo de pensar en un lomo saltado, una carapulcra o un cebichito hecho en casa, sin pretensiones ni apellidos. Y que me da gusto decir que en mi país nació Vargas Llosa (el escritor, no el operador de ultraderecha), Vallejo, Arguedas o Denegri. Y que en casa aprendí a ser devoto del Señor de los Milagros, y que después aprendí que la independencia no solo se proclamó el 28 de julio de 1821 sino tres veces antes en Lima y que el proceso se inició, no en Lima sino, en la Intendencia de Trujillo con la participación de la población de Chachapoyas. Con todo eso, tampoco estoy seguro de que sentir esas cosas me conviertan a mí en un patriota.

Pero si algo debería definir al patriotismo, tendría que ser la capacidad de indignarse frente a los políticos corruptos, los mercachifles de la publicidad, los tarados de la televisión, los periodistas que no cuestionan a nadie, los "artistas" efímeros y farsantes, los futbolistas indisciplinados y mediocres; y la sobrevaloración que hoy tiene todo lo que está relacionado con la diversión indiscriminada, el consumismo embrutecedor, y la ignorancia que marca la pauta de lo que la gente prefiere ver en los medios de comunicación.

Me da pena mi país y no sé qué hacer para liberarlo de todas estas lacras que lo vienen carcomiendo desde hace tantas décadas. Si en los 80s y 90s nuestra generación, apolítica e indiferente, sintió que tocamos fondo, en estos 2000s llegó toda una generación de jóvenes -con algunas excepciones, como siempre- a seguir cavando, convencidos de que, cuando se trata de una sociedad enferma como esta, el infierno también puede ser el límite.    

Me da pena mi país y a la vez me gusta vivir en él. Esa es la clase de relación enfermiza que tenemos los que podemos mantener los ojos bien abiertos y no caer presas de la obnubilación y el embrutecimiento masivo que domina a las gentes por la calle.

Por eso me siento en la capacidad de decir para mis adentros: Feliz 193 años Perú, sin temor de estar engañando a nadie.