De vez en cuando aparecen colaboraciones que nos hacen creer nuevamente en que la buena música es más fuerte que la confusa maraña de ruidos y modas que nos ataca diariamente en las radios y programas de televisión. En esta ocasión, dos genios del cancionero popular brasileño, Caetano Veloso y Roberto Carlos nos han regalado un lujoso homenaje a los 50 años de la bossa nova con exquisitas interpretaciones de algunas de las melodías más representativas de Antonio Carlos Jobim, universalmente conocido por ser el creador de esa cadenciosa y relajante oda a la mujer llamada Garota de Ipanema, que compuso junto al poeta Vinicius de Moraes.
Contrariamente a lo que piensan algunos comentaristas, ambos cantautores se prodigan una admiración mutua y comparten una amistad de hace muchos años atrás. Asumo que esa equivocada visión de la realidad surge a partir de las diferencias estilísticas que han marcado sus carreras. Mientras Caetano lideró desde su aparición el canto contestario, político e intelectual de los jóvenes artistas desde el movimiento Tropicalia y tuvo siempre una postura irreverente y contracultural frente al establishment de la industria discográfica, Roberto fue punta de lanza del acercamiento de algunos músicos cariocas a la balada romántica, amiga de los diales y emparentada con el pop y la nueva ola. Pero eso nunca produjo altercados o divisiones entre los compositores, como se deja ver en este video del año 1975:
Pero esta relación es mucho más intensa aún. Durante el exilio londinense de Caetano Veloso, Roberto Carlos fue a visitarlo y le llevó una canción que había compusto para él y al amparo de una excelente botella de vino tinto ambos lloraron como niños por su fugaz reencuentro lejos de la patria, debido a las injusticias de siempre, que ambos combatieron desde sus estilos particulares. Y esa química se reproduce de manera excepcional en el recital que acaba de ser editado, para suerte y complacencia de todos nosotros, en CD y DVD. Aquí un par de canciones de esta joya musical que sobrevivirá, como todas las obras clásicas, al paso de los años.
Con mucho cariño, como siempre, para ti...
Contrariamente a lo que piensan algunos comentaristas, ambos cantautores se prodigan una admiración mutua y comparten una amistad de hace muchos años atrás. Asumo que esa equivocada visión de la realidad surge a partir de las diferencias estilísticas que han marcado sus carreras. Mientras Caetano lideró desde su aparición el canto contestario, político e intelectual de los jóvenes artistas desde el movimiento Tropicalia y tuvo siempre una postura irreverente y contracultural frente al establishment de la industria discográfica, Roberto fue punta de lanza del acercamiento de algunos músicos cariocas a la balada romántica, amiga de los diales y emparentada con el pop y la nueva ola. Pero eso nunca produjo altercados o divisiones entre los compositores, como se deja ver en este video del año 1975:
Pero esta relación es mucho más intensa aún. Durante el exilio londinense de Caetano Veloso, Roberto Carlos fue a visitarlo y le llevó una canción que había compusto para él y al amparo de una excelente botella de vino tinto ambos lloraron como niños por su fugaz reencuentro lejos de la patria, debido a las injusticias de siempre, que ambos combatieron desde sus estilos particulares. Y esa química se reproduce de manera excepcional en el recital que acaba de ser editado, para suerte y complacencia de todos nosotros, en CD y DVD. Aquí un par de canciones de esta joya musical que sobrevivirá, como todas las obras clásicas, al paso de los años.
Con mucho cariño, como siempre, para ti...