Me formulo esta drástica pregunta tras comprobar el absoluto
desconocimiento que las nuevas generaciones de peruanos tienen respecto de este
legendario músico, que hoy se encuentra hospitalizado tras una segunda
operación al corazón y superando, en medio de su convalecencia, unas
complicaciones renales que pusieron su nombre en todos los titulares esta
mañana.
Claro, me dirán algunos, existe preocupación pues los medios
cubren la noticia, diciendo más o menos lo mismo que escribo como primer
párrafo, entrevistan a sus familiares más cercanos y sueltan frasecitas tipo
“¡Fuerza don Oscar!”, antes de pasar a otros temas. Pero ese nivel tan
superficial de interés quizás podría reproducirse para cualquier personaje,
conocido o no, valioso o no, mediático o no.
Porque mientras eso pueda, quizás, significar un atisbo de
humanidad frente al sufrimiento del prójimo, lo cual ya es ganancia en medio de
esta sociedad peruana que cada año está más enferma de tugurización mental,
también revela la profunda ignorancia que, tanto los periodistas como los
ciudadanos de a pie, exhiben cuando se trata de hacer una reseña en algún medio
de comunicación; o cuando se toca el tema en una sobremesa en casa después de
almorzar. Los resultados demuestran un vergonzoso grado de desinformación en lo
tocante a la importancia que ha tenido –y tiene- Oscar Avilés para nuestra
música criolla y en general, para nuestra identidad como pueblo.
Ocurre que mucha gente en realidad no tiene la menor idea de
quién es, y menos aun, de qué representa Oscar Avilés. Y lo afirmo a riesgo de
que salgan a decir que debo estar mal de la cabeza para afirmar algo así.
¿Acaso no ponen a cada rato Y se llama Perú en la televisión o no es cantada a
voz en cuello, todos los fines de semana, por las manchitas VIP de clientes
borrachosos de las peñas de moda, tipo Del Carajo o De Rompe y Raja? ¿acaso
nadie sabe que él acompañaba al gran Arturo “Zambo” Cavero, también elevado a
los titulares cuando murió?
Todo eso sigue calificando, para mí, como un conocimiento
vago, incompleto y totalmente superficial de estas figuras de la música
peruana, despreciada durante décadas y hoy producto de consumo de las gentitas
que se emocionan con el ceviche y el pisco, cuando antaño sus abuelos, desde la
aristocracia, los consideraban comida y bebida de barrio. En realidad, si
Cavero no hubiera muerto y Avilés no fuera utilizado como “amuleto” de la mil
veces fracasada selección peruana de fútbol, actualmente serían solo los
nombres de dos viejecitos criollos, que no pasan de ser pintorescos y graciosos.
Punto.
Hace poco visitó la cabina de una sintonizadísima radio
local el guitarrista Pepe Torres, otra legendaria figura de nuestro acervo
musical criollo, y los vigilantes de la puerta, ambos en sus cuarentas, no
sabían quién era. Ni de nombre siquiera. Cuando se identificó don Pepe -el
mejor guitarrista del Perú según mi humilde opinión, incluso por encima de
Avilés quien fue, además de amigo y cómplice en miles de grabaciones y jaranas,
su maestro de guitarra- los vigilantes lo anunciaron como “un señor que dice
ser invitado del programa tal”.Una vergüenza para nuestro sistema educativo no
inculcar el conocimiento de quienes le dan forma a la identidad artística y
cultural de su país. ¿Ustedes creen que en España no saben quién es Paco de
Lucía? ¿o que en Chile no reconocen a Claudio Arrau? ¿o que en Brasil no ubican
a Chico Buarque?
Don Oscar Avilés ha mostrado gran vitalidad y ánimo hasta
hace relativamente poco tiempo y ahora, a punto de alcanzar los 90 años de
edad, su salud ha comenzado a dar signos de debilidad. Todos han salido a decir
algo: desde la junta de médicos que lo atiende en el Hospital Rebagliati,
encabezada por la actual directora de EsSalud, hasta los excrementicios
programas de la televisión comercial. Sin embargo yo me pregunto si toda esta
gente está al tanto, más allá del rebote noticioso que busca la toma más
conmovedora, con musiquita melodramática de fondo, de la profunda pérdida que
tendrá la cultura de este país el día que ocurra lo que tenga que ocurrir.
¿Por qué no está en mejores condiciones él y su familia?
¿por qué es atendido en el Seguro Social del Estado y no en una clínica? (en
alguna que valga la pena, por supuesto, y no en esas “clínicas privadas” en
donde matan y queman a los recién nacidos y después publican comunicados en la
prensa, que cuestan miles de dólares, diciendo que “no tienen ninguna
responsabilidad en las muertes”). ¿Dónde están las donaciones de la FPF, Claudio
Pizarro y su ballet de fracasados a nivel selección, que lo sacan de su casa
para que les cante un par de valsecitos?
Para mí, y supongo que para otras pocas personas también, es
muy indignante este desinterés que durante años han tenido los artistas
peruanos de parte de sus líderes de opinión, y en estos años lo que vemos es el
resultado de ese desdén: una población desconectada de lo importante, alienada
hasta la náusea que termina siendo incapaz de entender más allá de las
minúsculas porciones
de información, muchas veces mal
organizada y peor comunicada, de los actuales comunicadores a cargo de brindar
noticias a la masa. Y esta situación de Oscar Avilés es solo un ejemplo más de
todo ello.