jueves, 28 de octubre de 2010

DIGRESIONES NOCTÁMBULAS


¿Cómo entender este mundo moderno si por momentos no logro entenderme a mí mismo? ¿cómo no entrar en conflictos internos cuando me descubro incapaz de entender los códigos socioculturales actuales, esos metalenguajes resultantes de una combinación que incluye tecnología, modas, deseos de figuración, indiferencia ante los problemas reales, superficialidad extrema, relativismo exagerado hasta la barbarie y demás comportamientos patológicos que exhiben aquellos personajes que encajan tan bien con lo que sucede a nuestro alrededor?

No es una cuestión de edad, eso es definitivo, porque gran cantidad de mis contemporáneos se manejan lo suficientemente bien en las arenas movedizas del diario ser adulto. El oficio del pensamiento - ese hobby cada vez menos practicado - termina siendo un impedimento para cualquier intento de conseguir la no tan ansiada integración. Y digo que no es cuestión de la edad porque me ocurre ahora, que me acerco a los 40, y me ocurría a los 15 también, edad en la que se supone todos estams en el partidor con igual cantidad de oportunidades y expectativas. Pero mientras escribo la última frase me doy cuenta de que eso tampoco es cierto. Porque desde la más temprana infancia se van definiendo los roles que jugaremos en el futuro mediato.

Tampoco es una cuestión de aquello conocido como "el éxito". Es decir, si gozara de una excelente salud física y mental, si tuviera un sueldo extraordinario, tuviera carro, departamento propio y Blackberry que al recibir una llamada/mensaje soltara la línea melódica de un tema de Mozart, de Pink Floyd o alguna de esas tonaditas que, por defecto, vienen pregrabadas en los aparatitos de marras, estoy 100% convencido de que me sentiría igual de desubicado en este contexto según el cual los programas de televisión son más vistos a medida que aumentan la cantidad de basura que difunden, los personajes más admirados cometen crímenes sin ser castigados y sus irresponsabilidades se convierten en conversación de sobremesa y la ilusión de que vivimos en un país del Primer Mundo se hace realidad solo porque a mí me va bien.

Entonces se me ocurre que quizás es, simple y llanamente, el signo de los tiempos. Hubo una época en que el ser humano tenía que pensar para sobrevivir. Su trabajo diario consistía en cómo ingeniárselas para comer, vestirse, conseguir una pareja e ir mejorando sus condiciones de vida. Y cuando llegaba la hora de la introspección, leía - por lo menos era una opción medianamente atractiva - conversaba con sus semejantes o pensaba en Dios. Esto último - pensar en Dios - abría a un tiempo una serie de alternativas que iban desde la reclusión o entrega voluntaria a la vida religiosa hasta el constante recordar que su vida no le pertenecía enteramente, aunque externamente así lo pareciera, y guardaba con respeto y no poco temor, una vida reposada y dispuesta siempre a aprender.

Entretanto, anónimas legiones de seres humanos extraordinarios dedicaban toda su existencia a desarrollar herramientas, adelantos tecnológicos, medicamentos, armas y conexiones para extender las redes de comunicación a distancia. Esas legiones de seres humanos, minoritarias siempre, jamás comprendieron que sus esfuerzos generaban intensos cambios en la vida del hombre y en el devenir del mundo, tanto en su naturaleza como en su subjetividad. A medida que el homo sapiens - que algunos pensadores prefieren llamar homo videns - se tecnificaba perdía su capacidad de ensimismamiento y paralelamente el mundo no solo iba sufriendo el desgaste de sus recursos naturales sino que además se convertía, progresivamente, en un lugar cada vez más hostil, dominado por los apetitos superfluos y materiales, como consecuencia del surgimiento del dinero, quizás el agente depredador más efectivos de la historia de nuestra especie.

Así, "entre drama y comedia" com dice Silvio en su canción Compañera, llegamos a la era de la cibernética en la cual todo vale: la pornografía mediática elevada a la categoría de arte, los géneros musicales huecos convertidos en referentes generacionales, la política corrupta y de ideologías ausentes, portadoras de un mensaje de desahucio mental permanente, los profundos abismos entre los que más tienen y acumulan en progresiones geométricas cada día y los que menos tienen y cada vez tienen menos.

Hoy es normal que el mercado bursátil celebre el fallecimiento de un presidente valiente que le devolvió la dignidad a un país como Argentina, en su peor momento de crisis, elevando los bonos y las cotizaciones en bolsa de sus empresas. Hoy es normal que un "conductor de televisión", ridículo y disforzado hasta la náusea, atropelle a una transeúnte y luego salga riendo en pantalla. Hoy es normal que un presidente, desde su delirio de monarca, reparta patadas y cachetadas a ciudadanos que a duras penas escapan de la estadística que debiera colocarlos por debajo de la línea de la pobreza y luego se ponga el hábito morado del Señor de los Milagros, rece Padres Nuestros y Aves Marías a discreción junto a un alcalde saliente que también reza, afiebrado, para luego sacar cuentas de lo robado y realiza reuniones non sanctas con sus "más cercanos colaboradores".

Hoy es normal que la patanería, la criollada, la vulgaridad y la bajura sean premiadas con los más altos ratings, la mayor cantidad de visitas en blogs, twitters, facebooks y demás artilugios del siglo 21. Y es normal que quienes alzan la voz frente a estos desmadres públicos y privados sean catalogados de extremistas, resentidos, parias sociales, exagerados y veinte cosas más. Como decía un antiguo profesor de universidad, vivimos en el mundo al revés: donde nada el pájaro y vuela el pez...




jueves, 21 de octubre de 2010

WHY NOT?

Los argentinos Jorge Cumbo (quenas), Lito Vitale (piano) y el peruano Lucho Gonzáles (guitarra), interpretan esta ensoñadora composición del telúrico quenista llamada, en un ingenioso juego de palabras inglés-español Huayno-T (o "¿por qué no?" en inglés, "why not?"). El título surgió cuando a mediados de los 80s Cumbo le propuso a Vitale juntarse en trío con Gonzáles, un peruano que llevaba años viviendo en tierras gauchas tras tocar con Chabuca Granda y Mercedes Sosa, entre otros. El pianista de jazz arqueó las cejas y preguntó: "... y... why not?". El tema apareció en el álbum que ilustra esta breve entrada musical, lanzado en 1985. Que la disfruten...

NOAM CHOMSKY SOBRE LA TV


Noam Chomsky es uno de esos norteamericanos raros que expone sus ideas en contra del establishment de una manera clara, incómoda para los intereses de las cúpulas de poder que todo lo tienen y aun así, ambicionan seguir acumulando más y más. Como Jackson Pollock, Frank Zappa, Norman Mailer o Michael Moore, el filósofo y lingüista de ascendencia judía suele poner el dedo en las llagas que se tratan de ocultar en las prensas convencionales y remece el pensamiento único con sus análisis que pone en palabras lo que muchos experimentamos a diario, criticamos y combatimos, sin mucho éxito desde luego. En este artículo, Chomsky, el pensador, nos muestra de manera didáctica las estrategias manipuladoras de la televisión. Como la podredumbre mediática es un mal global, se aplica prácticamente a todas las sociedades modernas y en el caso particular de nuestro país, el Perú, es de vital importancia prestar atención a los puntos 1 y 8, que resumen lo que sucede actualmente y explica la existencia y popularidad de "fenómenos" como Tongo, Jaime Bayly, Habacilar, Al fondo hay sitio, El Gran Show, los noticieros de la mañana y sus segmentos de espectáculo, las avalanchas de cumbia, los comerciales de Brahma, los políticos y los futbolistas mediocres, etc. etc., etc...

"La televisión es un vehículo ideal para manipular a la ciudadanía

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonaciones particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad.

1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.

La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, Desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la Educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos."

Noam Chomsky (Visiones Alternativas)

lunes, 18 de octubre de 2010

GRACIAS


Desde niño tuve especial cariño por la Procesión del Señor de los Milagros, la más tradicional de la religiosidad peruana y la más apoteósica de Latinoamérica, quizás solo comparable a las peregrinaciones que recibe la Virgen de Guadalupe en México. Un cuadro con esta imagen acompaña a mi familia desde que tengo recuerdo y hoy su influencia y halo milagroso se ha extendido sobre mi mamá. Después de unos días de incertidumbre y desánimo, de muchas maneras provocados por agentes externos a su propia fortaleza, emergió esta mañana una expresión distinta, de esperanza. Y por la tarde la vi animada, haciendo bromas y diciéndome cosas que hasta hace una semana parecían imposibles. Sé que personas muy importantes en mi vida están en este preciso momento acompañando al Cristo Moreno de Pachacamilla y por ende, él acompañó hoy a mi madre. Estoy 100% que lo seguirá haciendo...


sábado, 9 de octubre de 2010

jueves, 7 de octubre de 2010

MARIO VARGAS LLOSA


Los peruanos tenemos un motivo real para sentirnos orgullosos hoy, jueves 7 de octubre de 2010: Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) acaba de recibir el máximo galardón al que puede aspirar un escritor, el Premio Nobel de Literatura. De esta manera, se ubica en el centro de la atención del mundo intelectual, ese mundo cada vez más oculto en medio de los estrellatos vacíos, el entretenimiento estupidizante, la algarabía de la fiesta interminable en la que se ha convertido esta sociedad escapista, ultra consumista y poco dedicada al cultivo del arte y el espíritu.

Que Mario Vargas Llosa haya logrado este reconocimiento termina con los temores de que el célebre escritor y periodista peruano se convirtiera en uno más de aquellos autores geniales que llegaron al ocaso de sus vidas sin que la asociación sueca premiara su vasta obra y su talento. Nombres indispensables de la literatura universal como Jorge Luis Borges, León Tolstoi, James Joyce, Mark Twain, entre otros jamás recibieron este premio, a pesar de sus enormes aportes a las letras y de haber sido nominados en varias oportunidades.

Desde su aparición a fines de la década de los 50s, la prosa de Mario Vargas Llosa se puso a la vanguardia de una generación de creadores que incluyó a otras figuras como el mexicano Carlos Fuentes, el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar (otro de los grandes que murió sin recibir el Nobel) y que finalmente establecieron el llamado boom de la literatura latinoamericana, dando impulso a la producción novelística en esta parte del mundo.

Su estilo envolvente, mordaz y entretenido le ha permitido transitar por historias de distintos calibres: desde aquellas de tono autobiográfico que marcaron su primera etapa, como La ciudad y los perros (1963), La tía Julia y el escribidor (1977) hasta las novelas de largo aliento y corte histórico-político, entre las que destacan La fiesta del chivo (2000) o El paraíso en la otra esquina (2003). La noticia la recibió en New York a pocas semanas del lanzamiento de su última creación literaria, El sueño del celta, que seguramente será un nuevo éxito en su carrera.

Al anunciar la premiación, el representante de la Fundación Nobel dijo escuetamente: "El Premio Nobel de Literatura 2010 ha sido otorgado al escritor peruano Mario Vargas Llosa por su cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, rebelión y derrota del individuo". Breve descripción de un largo camino marcado por la inquietud intelectual en su máxima expresión, la búsqueda permanente de la difusión de las ideas y la libertad. Ya sea como joven izquierdista o como adulto mayor conservador, Mario Vargas Llosa jamás ocultó sus preocupaciones políticas y aunque eso le ha granjeado serios y justificados cuestionamientos (como frente a sus recientes coqueteos con Alan García, por ejemplo) eso no disminuye la admiración y el respeto que su obra literaria merece. Con este Nobel, Mario Vargas Llosa consolida su prestigio y confirma su estatus de peruano universal.

Y como todo tiene su lado oscuro, ya podemos ver el efecto de la modernidad sobre esta excelente noticia: la masificación de la información a través de Internet ha convertido a Mario Vargas Llosa en un asunto casi fetichista, de merchandising. Me pregunto si don Mario no siente, en privado, algunas arcadas cuando ve su nombre veinte mil veces repetido en el portal de El Comercio, al lado de las últimas noticias de El Gran Show o que lo feliciten un abanico variopinto de personajes que van desde la fujimorista Martha Hildebrandt hasta los personajes de Al fondo hay sitio. Es decir... creo que vale la pena leer este excelente artículo escrito por él, titulado La civilización del espectáculo, que publicó en El País en mayo del 2007.

http://elcomercio.pe/EdicionImpresa/Html/2007-06-03/ImEcOpinion0733213.html

lunes, 4 de octubre de 2010

A BOCA DE URNA (*)


Estoy complacido de que Susana Villarán haya ganado la alcaldía de Lima Metropolitana. Significa el triunfo de una opción alterna frente a la politiquería rancia de Lourdes Flores, que en esta ocasión se "enriqueció" con fuertes dosis del peor estilo fujimontesinista de demolición mediática, ayudada por sus amigotes del Grupo El Comercio (El Comercio/Perú21/El Trome/Canal 4/VCanal N). Ese plus, que convirtió a la otrora congresista que luchaba contra la corrupción y vociferaba que Alan García era "el marido infiel que le sacaba la vuelta al Perú" en una representante más de la política chavetera, que hace del golpe bajo y la guerra sucia sus principales activos y deja el debate de ideas y la exposición programática en segundo plano.

Estoy complacido además porque, a contramano de lo que dicen los Mariáteguis, las Palacios y los Pepekukos (divertido mote creado por Pedro Salinas para referirse a PPK que seguramente ya está alistando sus maletas, ya que según sus vaticinios, los inversionistas huirán del país como si una epidemia de cólera lo hubiese asaltado), la victoria de Fuerza Social es la victoria de un pensamiento humanista poco visto en los últimos años. Un discurso como el de Villarán es lo que hace falta en esta sociedad escindida por los complejos de siempre y contaminada hasta la náusea por la desigualdad y la corrupción. Dependerá de su capacidad de gestión tapar la boca de todos aquellos que intentaron traerla abajo con argumentos que ya rayaban en lo psicosocial.

Resulta paradójico que haya ganado la mejor opción, lo cual es una señal de cambio en cuanto a las reacciones del electorado a nivel de Lima Metropolitana, cuando en el resto de distritos - salvo algunas excepciones como San Isidro o Miraflores, en que se han producido sorpresas - la misma población ha optado por el continuismo. En algunos casos ese continuismo es realmente insólito como en las reelecciones de nefastos personajes como Salvador Heresi en San Miguel, Carlos Burgos en San Juan de Lurigancho, Alberto Sánchez Aizcorbe en La Victoria o la vergonzosa decisión de los vecinos de Magdalena del Mar que han apoyado mayoritariamente a un ladrón comprobado como Francis Allison.

Decir "soy de izquierda" en esta Lima hipocritona y equivocadamente apitucada es casi declararse antisocial por antonomasia. He escuchado a personas decir que la izquierda congrega en sus exiguas filas a todos aquellos resentidos que no tienen buen trabajo, a todos los que reniegan porque no salen en las fotos, a las personas "de bajos recursos" (eufemismo que busca ocultar el desprecio que algunos sectores sienten hacia los pobres, es decir, las grande smayorías del país). Y esta actitud es sintomática de la grave enfermedad que padece nuestra sociedad, puesto que quienes más defienden esa tesis no son precisamente los más adinerados (los realmente adinerados habría que decir, que terminaron votando por Villarán para sorpresa de muchos).

Por el contrario, quienes consideran que Lourdes debió ganar y que ahora tiemblan de miedo porque una "roja" va a ser su alcaldesa durante los próximos cuatro años, son todo ese sector intermedio del A-B, conformado por los nuevos ricos, los profesionales jóvenes y los distraídos de siempre, que ignoran que la verdadera izquierda - izquierda moderada han comenzado a llamarla algunos analistas - se identifica con las ideas sociales más justas y reivindicativas, con el arte y la profundidad de pensamiento, con el análisis alturado y culto. Los renegados y los extremistas, que se pueden encontrar a ambos lados del espectro político, no forman parte de esta nueva izquierda que algunos llaman, casi de manera compulsiva, "caviar".

Me los podía imaginar ayer, después de los primeros flashes informativos de la ONPE con sus rostros desencajados, frente a sus camionetas 4x4, enviándose mensajitos por Blackberry, lamentando que Flores, que decidió voluntariamente cambiar a Bedoya por Montesinos en su estilo de campaña electoral, comenzaba a perder por quinta vez. Todos tristes imaginándose lo peor: que el riesgo-país va a subir, que Nílver López y Patria Roja van a gobernar Lima, que los inversionistas se van a ir a los EE.UU. como pronosticó Pepekuko.

Ellos y ellas, destapando sus Brahmas, llorando porque ganó la candidata de los pobres, esa señora que tiene un pasado político intachable, que le sonríe sincera a los sectores que esa nueva aristocracia limeña quisiera desaparecer y que al mismo tiempo, proviene de una familia que impulsa la cultura permanentemente a través de sus negocios en El Suche. ¿Cuántos de esos jovenzuelos exitosos, que leen con devoción los boletines informativos de la SNI y se emocionan hasta las lágrimas con las trasnochadas lecciones de capitalismo de Fritz DuBois y aplauden las despotricadas anti-Villarán no se habrán paseado por el Jazz Zone, dándoselas de sofisticados integrantes del primer mundo?

A pesar de mi complacencia por el triunfo de Susana Villarán debo admitir que no contribuí a ello porque un día antes decidí no votar por ella. La señora Villarán me perdió como votante por un motivo que puede parecer superficial pero que para mí, melómano empedernido, resulta un daño al país equiparable a lo que nos dejó el terrorismo en cuanto a pobreza espiritual, daños a la salud mental y demás secuelas de la violencia y el mal gusto: si Lourdes Flores bajó a los quintos infiernos juntándose con Abelardo Gutiérrez, "Tongo", Susana Villarán subió a su balcón a Julio Andrade, el peor cantante del Perú. En su fantasía bipolar, el esperpéntico Sr. Andrade debe sentirse como esas estrellas de Hollywood que dieron su apoyo a Barack Obama e hizo el ridículo (como cada vez que toma el micrófono) en un acto de figuración que la virtual alcaldesa jamás debió permitir.

Pero bueno, nadie es perfecto, Sra. Villarán. Estoy seguro que, como rezaba uno de sus esloganes al final de la campaña, "la esperanza vencerá al miedo" y al final de su gestión quedará demostrado que no había nada que temer. Por lo menos la alcaldía de Lima Metropolitana ha quedado en manos de alguien confiable.