sábado, 27 de octubre de 2012

EL "EMPORIO COMERCIAL" Y EL "MERCADO MAYORISTA"...


A nosotros, que fuimos universitarios de pre-grado en los 90s, se nos llamó - aun no entiendo por qué ni a quién se le ocurrió - "La Generación X". Esa generación, la nuestra, aun tenía algunos arrestos culturales, algunas inquietudes por ir más allá de nuestras narices, cierto idealismo con fuertes dosis de indiferencia hacia el discurso oficial, viniese del gobierno, de la prensa o de las "estrellas" de la farándula.  

¿Cómo deberíamos llamar a esta generación de jovenzuelos que, sin haber leído suficientes libros ni escuchado suficientes discos ni visto suficientes películas ya ejerce el periodismo reporteril y gacetillero? ¿qué nombre le calza a estos repetidores de frases hechas, aparentemente incapaces de decir lo que piensan, pero no porque se los prohíban sus jefes sino porque en realidad, no piensan en nada en absoluto, salvo que se trate del éxito material, la hora loca o lo último de la tecnología protética, que casi imperceptiblemente los va haciendo cada vez más y más inútiles?

Cada vez que escucho a un joven reportero hablar de "el Emporio Comercial de Gamarra" se me paraliza la cara de pura cólera. Y es que no puedo entender que una mente fresca, unos ojos bien abiertos y un esquema de personalidad moderna formado a base de la sobre estimulación sensorial que le llega desde ese primer mundo al que seguramente quiere pertenecer, pueda llamar "emporio comercial" a ese tugurio, a ese mercado de pulgas (de las que a uno se le suben al cuerpo), a esa bomba de tiempo ubicada en el lado más peligroso de La Victoria. 

Claro, ellos dirán - o mejor dicho, repetirán - hasta el cansancio el argumento de que se trata de "empresas florecientes" (la frase aparece en la tercera acepción del vocablo "emporio" en el Diccionario de la Real Academia, les aviso) pero no todo es dinero, estimados. Gamarra apesta y uno puede sentir esa mixtura de olores con muchas cuadras de anticipación. Asociar eso a otros términos de moda como "progreso económico", "desarrollo" o "lugar de emprendedores" es repetir la cantilena de establishment, que todo lo reduce a ganancias monetarias, pero no tiene una pizca de sentido común. 

El caso del "Mercado Mayorista de La Parada" es otro de esos temas en los que la bisoñez mental de nuestros actuales observadores periodísticos, encargados de darle forma a la opinión pública del país, juega en contra. En paralelo al tugurizado mercado de Gamarra, que combina confecciones de algodón peruano de dudosas procedencias y mínimos porcentajes de formalidad con charcos hediondos de líquidos diversos, "marcas" esperando su momento y bolsiqueadores de todas las edades, el otrora Mercado Mayorista de "La Parada" (llamada así porque los comerciantes provincianos que llegaban a LIma en los años 50s, vendían sus productos de pie) es hoy un mercado mayorista entre comillas, pues se ha convertido en el peor foco infeccioso de América Latina, donde a la vez que comerciantes de todos los rincones del Perú y cocineros de restaurantes embajadores de la Marca Perú, pululan por sus peligrosos alrededores una enorme cantidad de maleantes, dispuestos a todo por quitarte todo lo que lleves puesto o en las manos.

Hubo una época, cuando ambos centros comerciales recién comenzaban sus operaciones, hace cinco décadas, en que se perfilaban como futuros emporios, esto es, en verdaderos lugares de negocios florecientes, de raigambre popular. Pero los procesos migratorios, la instalación de la cultura de la informalidad y la lumpenización ciudadana que, actualmente, es transversal a todos los sectores sociales, económicos, educativos y culturales, han convertido a estos lugares en puntos de alto riesgo en cualquier época del año. Lo que acaba de ocurrir es producto de la mala planificación de la Municipalidad por un lado, y de intereses políticos por el otro, que soliviantan a ese lumpenaje para hacer caer una gestión que, sin ser perfecta, inició un proceso que ninguna de las otras gestiones había querido acometer, para no perder votos entre esas hordas a las que protegían. 

Por eso es increíble que sigan llamando "emporios comerciales" o "mercados mayoristas" a estas cuevas de donde salen, como ya hemos podido ver en cadena nacional, los peores actos de vandalismo, capaces de arrasar con todo a su paso, desde policías caídos hasta una noble yegua que, dicho sea de paso, nada tenía que hacer allí porque hace tiempo que, en el mundo civilizado, las guardias montadas son solo elementos decorativos, casi de lujo y no divisiones policiales o armas para batallas campales. Por último, la imagen de esos niños, corriendo con las manos llenas hasta las barbillas de ropa que acababan de saquear, es la más clara demostración de la pobreza en la que se encuentra esta sociedad "emergente", "emprendedora" y ya no sé qué más palabra agregar. 

Con esta cierro: cada uno de esos reportajes, en los que las cámaras muestran a estos delincuentes haciendo caras, saludando, casi como si se tratara de uno de sus realities que ven todas las noches en sus casas después de "trabajar", deberían estar musicalizados con alguna de esas cumbias gritadas por el irritante Tony Rosado...

viernes, 26 de octubre de 2012

BARRANCO DE ANIVERSARIO (1874-2012): 138 AÑOS DE BOHEMIA Y TRADICIONES


Hoy, Barranco está de aniversario. Pero mis palabras, como admirador foráneo de su tradición, conocedor parcial de sus historias y amigo contemporáneo de un distrito que ha sido atropellado por sus últimos alcaldes y alcaldesas, pueden resultar insuficientes para celebrar su inagotable belleza, fuente de inspiración de peruanos ilustres como Eguren, Vargas Llosa, Valdelomar, Chabuca, etc., etc. Por eso prefiero dejar espacio a dos barranquinos eternos, que han recorrido sus calles y reductos durante décadas: mi amigo don Víctor Urbano Katayama, psicólogo, criollo pero sobre todo excelente cronista del Barranco que hoy vive en el recuerdo y la nostalgia; y Nicolás Yerovi, uno de los humoristas a quien más admiro, que nos cuenta entre risas y poesía, a la altura de su estilo, qué significa el distrito para él. Hago mías las palabras de estos dos personajes para desearles a Barranco un muy feliz cumpleaños...

138º ANIVERSARIO DE BARRANCO
Víctor M. Urbano Katayama – 26 de octubre de 2012

Al cumplirse 138 años de la creación política del distrito de Barranco, pienso en los sucesos históricos que le dieron esplendor a esta ciudad, a la época que me tocó vivir y, más aún, al futuro que le espera. Nuestro Barranco tiene su origen en una leyenda de características mágico-religiosas que se remonta a mediados del siglo XVIII y que le dio un toque divino: una cruz dibujada sobre una pared de la quebrada. Más adelante, la construcción de una ermita que se convirtió en un lugar de peregrinación para los limeños. “Una luz, una fe, un distrito”, reza una inscripción tallada sobre una piedra que simboliza este origen milagroso.

Fue a fines del siglo XIX y durante el gobierno del Presidente del Perú, Manuel Pardo, un 26 de octubre del año 1874, cuando se promulgó la ley que hizo realidad la creación del distrito de Barranco con su capital “Ermita del Barranco” que comprendía los pagos de: Talana, Condesa, Ollería, Tejada, Larrión y Pacayar. Algunos de esos nombres todavía subsisten.


Parque de la Lagunita, hoy convertido
en ese mamarracho llamado MAC
(Museo de Arte Contemporáneo)

En el Barranco de los años cincuenta se construyó la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y dio lugar al nacimiento del cuerpo de salvataje de la Policía Nacional. Los tranvías de la Línea Lima - Chorrillos iban y venían con niños y jóvenes, adultos y ancianos, obreros y empleados, “tombos” y “milicos”, “choros” y “palomillas”, el loco “Tingo” y la loca “Paca”. En el Parque “La Confraternidad” los niños trepaban árboles, los jóvenes batían sus marcas atléticas en las pistas, los muchachos dibujaban en el aire “el salto del tigre” y “la salida del toro”, los peloteros jugaban billar con los pies sobre las losas, los niños lanzaban sus cometas al cielo, los chiquillos atrapaban pescaditos en la lagunita y familias enteras hacían largas colas para ingresar al zoológico.

A la playa bajábamos a pie o en funicular. A veces, temerariamente, a grandes zancos por los acantilados. En la pista de baile, un conjunto musical le daba la bienvenida a los tórtolos, a los “zapallos”, a las esculturales figuras femeninas y a los apolíneos muchachones del “Club de Pesas Albatros”. Así, entre una canción de la nueva ola y una guaracha de la Sonora Matancera, el negro “Bombi” esperaba que sean las seis de la tarde y que creciera la mejor ola para lanzarse desde la baranda y decirle adiós al sol.
El Funicular, toda una época
de cosas mejores y tradicionales

La fiesta deportiva más grande y popular fue la de la Liga de Fútbol de los Balnearios del Sur. De pie, en la única tribuna sobre los camerinos, rostros impacientes de gol fuman sus angustias. Voces broncas y amenazantes menudean en ese ambiente estrictamente varonil. Los kioscos se esmeran con suculentos platos de comida criolla y cervezas, atentos al término del partido; entonces, el “Pato” Linares, árbitro sin título, separará un sencillo para cerrar la tarde con unas cervezas y su guitarra criolla.

Los viernes por la noche, don Mario Poggi nos espera con guitarras criollas, piso de tierra, muebles rústicos, anticuchos y frijol con bistec apanado. En el Centro Musical Barranco, don Jorge Montoro saborea su triunfo en la Feria Internacional del Pacífico, acompañándose en las noches con sus amigos artistas. Y la bohemia se extiende a “Los Michis”, “Las Guitarras” y “El Plebeyo”. Entre el Barrio de la Lechuza, la Raya Bolivia y la calle Santa Rosa hierve el criollismo barranquino. Allí, don Amador Rivera Bocanegra escribió el valse “Barranco”.

El mítico Estadio Unión
Aquí nos identificamos por barrios, clubes, asociaciones y hermandades, a las que se los conoce por sobrenombres. Santa Rosa son “Los Chunchos”, Santiago Barranco son “Los Piratas” y Fraternal Barranco son “Los Canarios”. Alianza Talana fue el primer equipo campeón del Campeonato Interbarrios Infantil de Fútbol, organizado por el diario “La Prensa”; “Enrique Barrón”, tricampeón juvenil de “La Prensa”; y Santiago Barranco, único representante de este distrito en la Primera División del fútbol peruano.

Barranco es eterno y vive en las imágenes de los ya desaparecidos: la Tía Vicky, Cucaracha, el loco Achote y Juan Manuel Ruestas. Manuel Beingolea, Eduardo Calvo, José Antonio del Busto Duthurburu y Javier Rodrigo. “Tanguito”, “Tato” Guzmán, Eduardo Vega y Jorge Montoro “El Poeta Hippie”. Pero también vive en el espíritu de lucha de de muchos barranquinos que se organizan para defender su patrimonio, su tradición e historia.

Y aquí la entrevista a don Nicolás Yerovi, hecha por la Lic. Yvette Ubillús, barranquina defensora y amante de su distrito





lunes, 22 de octubre de 2012

LA EDUCACIÓN PROHIBIDA: PROYECCIÓN GRATUITA


El Perú es uno de los últimos países de la región en todos los rankings de rendimiento escolar, comprensión de lectura, razonamiento matemático, cultura general, etc. Es el resultado de décadas de un coctel mortal de discriminación azuzada desde los gobiernos, la institucionalización de la informalidad como forma de vida y método para "salir adelante" y las indetenibles campañas de embrutecimiento masivo de los medios de comunicación, que vendieron su alma al diablo por hacer más audiencia y más cheques de pautas publicitarias.

Pero si uno ve La Educación Prohibida, documental argentino en el que 90 expertos de 9 países diferentes (entre ellos el Perú) describen los problemas de sus sistemas educativos, somos uno de los últimos en un ranking de coleros. Porque, de una u otra forma, todos los países de América Latina padecen de las mismas taras educativas: concentración en el aprendizaje de memoria, supresión de todo lo que sepa o huela a libertad, creación artística, opinión y actitud heterogénea hacia el "discurso oficial", etc., etc., etc.

Este trabajo cinematográfico, de notable calidad audiovisual, es un esfuerzo independiente de un grupo de talentosos comunicadores preocupados por la degeneración de lo que comúnmente llamamos "educación" y han generado dos horas de interesante reflexión que combinan la revisión histórica de cómo se originó el modelo educativo que hoy se usa en la escuela pública - y en gran parte de la privada también - escolar y universitaria, el análisis especializado de por qué los colegios crean robots y no seres humanos de calidad y lo más importante, propone alternativas de solución, sin afanes mesiánicos, para este subvalorado asunto, que parece ser importante de la boca para afuera en la cotidianeidad política e informativa pero que, en realidad, es algo así como la última rueda del coche de cada programa de gobierno, más enfocados en las balanzas bursátiles, los negocios corporativos y quién sabe qué cosas más...



La Educación Prohibida, dirigida por el argentino Germán Doin Campos, fue estrenada el 13 de agosto de este año en más de 150 salas de cine de ese país y en simultáneo por Internet. Los productores promueven la difusión y proyección gratuita de esta cinta a todas las instituciones relacionadas al tema que quieran conocerlo y estudiarlo. Hasta el momento la han visto miles de personas y ha sido descargada casi medio millón de veces en todo el mundo, en casi 20 países.

En el Perú, el documental se podrá ver en una función gratuita, en el Auditorio de Derrama Magisterial, este viernes 26 de agosto, a las 6:30pm. Es una excelente oportunidad de entrar en contacto con la realidad educativa de nuestros países, tan similares en cuanto a visiones tergiversadas de lo que es la sociedad, del potencial desaprovechado de generaciones de niños y jóvenes que crecen de espaldas a sus verdaderas capacidades, para favorecer al orden establecido y de aquellas cosas que las enmarañadas redes que entrelazan los poderes políticos y económicos prohiben para que las personas sigan, casi sin notarlo, el camino que ellos tienen trazado desde hace tiempo para que sus intereses no se vean interrumpidos por el sentido común, el pensamiento crítico que tanto atemoriza a quienes ven en la educación un riesgo.

sábado, 20 de octubre de 2012

SOBRE ANTONIO CISNEROS


Nunca he sido buen lector de poesía. Ni los clásicos universales ni los clásicos peruanos ni los nuevos universales ni los nuevos peruanos. Y no porque me falte capacidad de introspección sino porque me aburre leer versos. Los poemas y las letras de canciones, sobre el papel, me aburren tremendamente. Sin embargo sé que, detrás de esas cuartetas o sonectos (Les Luthiers dixit), detrás de esos versos caprichosamente construidos de los vates actuales, que intencionalmente se ven como un desorden total, etcétera, hay artistas de la palabra. Porque no cualquiera hace cosas así.

En ese sentido, debo decir que conozco tan poco sobre la poesía de Antonio Cisneros que sonaría huachafo de mi parte decir en este post que se nos fue un gran poeta. Como se habrán dado cuenta, no tengo idea de si era bueno o malo como poeta, pero lo que sí sé es que era una de las personalidad más lúcidas, agudas y entretenidas de la cada vez más lánguida intelectualidad peruana. Y pensar que solo fue en los 90s que tuvo, Cisneros, presencia en la televisión y en la radio. La gangrena de la telebasura no estaba tan avanzada hace algunos años ¿verdad?

Lo que sí he leído de Antonio Cisneros y con mucho placer, son sus crónicas de viaje, sus artículos en prosa. Y hasta un iletrado en poesía como yo puede intuir que, si era tan locuaz, imaginativo y culto a un tiempo que coloquial, disperso y liberado de poses elitistas al hacer narraciones de corrido, otro tanto ocurriría en sus poemarios, aquellos que lo hicieron famoso en el Perú y en América Latina.

Su muerte, ocurrida hace algunos días, sirvió - como siempre - para que en los medios basuralicios, esos mismos que los domingos pasan resúmenes de todas las incidencias semanales de Al fondo hay sitio, Combate y El valor de la verdad, se pongan el traje de seda (lo cual no los libra de seguir siendo lo monos que son, por supuesto), pegarlas de culturosos y hagan sus semblanzas, recopilando imágenes de aquí y de allá, despidiendo con voces engoladas, musiquitas de fondo a quien hubieran lanzado por la ventana si les proponía dejar sus programas de entretenimiento barato por una hora y media de excelente conversación.

Antonio Cisneros era un excelente conversador y lo demostró en cuanto entrevista hizo y dio en los canales de cable que, pobremente, lo acogieron para beneplácito de una minoría. Por razones cronológicas y socio-económicas, jamás me crucé siquiera por la calle con él, pero cada vez que tenía oportunidad de leerlo u oírlo, sabía que algo aprendería. Y todos estos panegíricos y homenajes póstumos de tirios y troyanos, me han servido también para conocer un poco más a este señor que, sin duda, deja un gran vacío en lo poco que queda de valioso en Lima. 

Desde la visión de César Hildebrandt que, siempre pegado a la crítica política, reprocha al Estado el hecho de que Antonio Cisneros tuvo que trabajar como burócrata en el Ministerio del Interior para sobrevivir porque en este país, la poesía, su promoción y protección no son temas de la agenda de ningún gobierno; hasta la romántica lectura que un amigo de Cisneros, Guillermo Niño de Guzmán, hace del mismo tema y lo considera una demostración de que conectaba muy bien lo literario con lo real y así desmitificaba la imagen del poeta distraído, que no sabe ni cuanto cuesta un pan; todos estos perfiles apuntan a la admiración que despertaba como artista del lenguaje, más allá de las antipatías o simpatías personales que, como todo ser humano, se haya granjeado con los años.

Que en paz descanse, Antonio Cisneros, alias Oso Hormiguero.


viernes, 19 de octubre de 2012

RECUERDOS DE MI NIÑEZ



Las agudas voces de las sahumadoras, envueltas en mantillas blancas y cubiertas por el denso humo del incienso. Los caramelos de colores que siempre me gustaron más que el turrón completo. Las conmovedoras notas de esas clásicas melodías en homenaje a la procesión. Los hábitos morados que vi desfilar delante mío por la casa de mi abuela en La Victoria, cuando mis tíos se dedicaban a cargar el anda, para después terminar cantando, llorando y atiborrándose de bebidas espirituosas en nombre de su fe. No evolucioné en un hombre 100% religioso, aunque me considero creyente y respeto mucho las imágenes que me reconfortan en momentos difíciles. Mi ateísmo actual no es militante, solo me considero capaz de confiar en la existencia de algo supraterreno, que trascienda las bajezas a las que me han acostumbrado algunos seres humanos (cómo no pensar en los políticos, los futbolistas o los poderosos de la televisión al decir eso).

A mi madre, que nació en octubre y en otro país, le encantaba la Procesión del Señor de los Milagros. No usaba hábito (ahora a la distancia me queda claro que no fue necesariamente su decisión) pero era muy devota, una devoción que incluso trascendió a la de mi padre, la persona a través de la cual conoció todas las expresiones de peruanidad que incorporó a su personalidad de niña eterna. Me cargaba, cuando era niño, para que me sujetara de las rejas de un edificio mohoso de la Av. Tacna, frente al portón de la Iglesia de las Nazarenas - que ante mis infantiles ojos miopes aparecía como algo gigantesco - para que pudiera ver el momento exacto en que las inmensas hojas de madera se abrían y el señor, que nadie cargaba porque iba levantado sobre el suelo, pensaba yo, iniciaba su pesada marcha en medio de cohetones, cánticos, guirnaldas y mucha, mucha fe.

En nuestra antigua casa, en San Miguel, mis padres tenían un cuadro de 80x40 del Señor de los Milagros que hasta ahora nos acompaña, que estuvo con ella en sus últimos momentos, recibiéndola. Mi relación con la tradición religiosa más grande de América Latina se tornó hosca y lejana cuando empecé a comprender que los hermanos de morado, no eran ni tan hermanos y que la coloración oscura (no la de sus pieles sino la de algunas de sus almas) convertían hasta sus lágrimas en expresiones refinadas (a veces no tanto) de cinismo y corrupción. También comprendí que el culto iba más allá de lo que eran sus creadores y decidí, como con todos los demás aspectos de la religión, vivirlos a mi manera, sin hacer caso de los curas, los hermanos o las estrecheces de criterio que solo sirven para esconder muchas malas artes. Y mi conexión con el Mes Morado se reconstituyó.

La Procesión del Señor de los Milagros es una de las pocas cosas que aun me conectan con mi niñez y eso, más allá de conceptos metafísicos, sobrenaturales o mágico-religiosos, es algo que le agradezco. Porque en esa época era realmente sorprendente, era un instante de algarabía inexplicable para un niño, como un espectáculo, casi como un concierto de rock.

Hoy no iría a acompañar la Procesión por nada del mundo. Porque me parece que todo ese fervor se contamina con los vendedores ambulantes que rastrillan y golpean las botellas de gaseosa con sus destapadores, con las personas que en lugar de rezar o agradecer por la vida que conservan en esta época de peligros permanentes, se la pasan con los brazos levantados, grabando todo en sus celulares. Porque me da la impresión de que, a pesar de que sigue siendo multitudinaria, los niños de hoy ya no alcanzan a sentir lo mismo que sentí yo y lo ven más como un motivo para salir a pasear y terminar comiéndose una cajita feliz o un cuarto de pollo, como lo harían luego de ir a Gamarra a comprar trapos nuevos.

Prefiero conservar esas viñetas del pasado y emocionarme cada vez que veo las imágenes de las procesiones actuales y escucho sus canciones, que arriesgarme a la desilusión de ir y terminar magullado y quien sabe, hasta asaltado por los amigos de lo ajeno, que también son una plaga común en estos días. Prefiero sentarme en la sala de mi casa, junto a mi mamá y su estampita-escapulario, como señal de que vivimos la devoción por esta cada vez menos limeña tradición. Más que como un acto religioso de identidad nacional, lo veo como un acto espiritual de categoría personal. Quizás eso sea más valioso.

jueves, 18 de octubre de 2012

DE GAROTA DE IPANEMA AL "CHE-CHERERE-CHE"...



¿En qué momento se jodió la música brasilera? Hubo una época en que lo más popular del cancionero carioca, era a un tiempo lo más distinguido y sofisticado del ancho y (cada vez más) ajeno mundo de la música. Voces como la de Elis Regina, Joao y Astrud Gilberto, Caetano Veloso y compositores como Antonio Carlos Jobim, Vinicius de Moraes. Personajes como Milton Nascimento, Chico Buarque, María Bethania, Gilberto Gil y el ya mencionado Veloso, consiguieron hacer que la aldea global (aun antes de que se le catalogara como tal) asociara al Brasil como un país de músicos excepcionales, profundos, desafiantes y artísticos.

Desde luego que también existía la samba, los ritmos más alegres, las tonadas bahianas que inundaron los carnavales desde su inicio, pero eran expresiones menos admiradas, digamos que su perfil era el de aquellas cosas que reciben mayores halagos por personas más primarias, que no buscaban en la música algo de elevadas calidades interpretativas sino más bien un elemento escapista, casi marginal, expresado en el enredo, en el baile frenético, en una noción de sensualidad que no exige mayor reflexión sino, por el contrario, algo de superficialidad y hasta mal gusto. Incluso los artistas arriba mencionados, también se daban tiempo para componer en claves más populares, y generaban productos de calidad sin caer en simplonerías, dando realce a toda la gama de sensaciones que los diversos géneros brasileños ocasionan al ser oídos.

Pero, de un tiempo a esta parte, la música brasilera ha sufrido la misma deformación que por ejemplo, tuvo la salsa (los duros de los 70s fueron desplazados por los "sensuales" de los 80s y estos a su vez, por las vulgaridades de la timba y los reggaetoneros) y géneros que no ofrecen nada de valor son ahora la expresión populosa más aclamada, inclusive en segmentos socio-económicos no tan bajos. Discotecas y radios son invadidas por esta gavilla de intérpretes inmediatistas que todo lo reducen a bailes coreográficos simiescos, estribillos tontos (Ai se eu te pego o el que aparece de título), hasta el punto que los otrora representantes del folklore brasileño son ahora considerados artistas de élite, de la world music.

La degradación de los gustos populares es culpa exclusiva de los medios de comunicación, a quienes no se les puede reprochar el privilegio que dan a lo que más se vende (en términos de volúmen y de tiempo) pero sí se les puede reclamar que ese se haya convertido en su único interés, de tal forma que todo lo demás simplemente desapareció, fue borrado del mapa. Y las masas, ahora, si escuchan una cadenciosa Garota de Ipanema, se aburren porque prefieren a las calenturientas y taradas toadas. Toda una cultura popular termina tergiversándose y mutando de sentido. Antes, escuchar a los Doces Barbaros era subversivo, divertido y popular, ahora es música de hotel y roof-bar. Las grandes audiencias de las radios monotemáticas no saben de lo que se pierden.


Un buen ejemplo de la música brasileña que nadie escucha...

¿QUÉ ES UN OXÍMORON?


El siempre genial Marco Aurelio Denegri nos lo cuenta en este interesante artículo, publicado el lunes 15 de octubre en El Tromercio. Su columna en este diario es, además de una extensión impresa de los temas que toca en su excelente programa de TV, es casi como si quisieran hacernos olvidar la poca calidad que actualmente caracteriza al otrora decano de la prensa nacional. Para mí es un placer tener que recurrir al diccionario cada vez que leo sus textos (más de tres veces) y al google para saber de quién habla cuando cita a personajes que, a estas alturas, quizás solo él conoce a profundidad...

OXÍMORON
por Marco Aurelio Denegri

Dice Manuel Seco que el oxímoron consiste en reunir dos expresiones de sentido aparentemente opuesto; por ejemplo, "un fuego helado".

En primer lugar, las dos expresiones no son "aparentemente" opuestas, sino realmente opuestas (el disparate se repite en el tomo 24 de la Enciclopedia Universal Salvat). Y en segundo lugar, "un fuego helado" no es un oxímoron, sino un contrasentido, una proposición contraria a la lógica.

Fernando Lázaro Carreter (1) aduce tres ejemplos oximorónicos: "la música callada", "la soledad sonora" y "abatíme tanto, tanto / que fui tan alto, tan alto".

"La música callada" es la que oímos y escuchamos en lo interior del ánimo, sin estruendo, secretamente, a las calladas.

"La soledad sonora" es la que tiene la perceptibilidad del sonido, vale decir, la soledad patente y cierta. El adjetivo sonora es un expletivo (2)

Y "abatíme tanto, tanto / que fui tan alto, tan alto" es una expresión poético-mística con que se declara que los auténticos creyentes, aunque abatidos, son inhundibles gracias a la fe que los asiste y por eso conocerán el ensalzamiento o la elevación.

La voz oxímoron está en el DRAE desde la vigésima segunda edición de este y la definición correspondiente es buena y a la letra dice: "Combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido; por ejemplo, un silencio atronador".

Esto último es fundamental: la reunión de expresiones de significado opuesto origina un nuevo sentido. El silencio atronador del ejemplo citado es el silencio notorio y llamativo, es el gran silencio.

Dígase otro tanto de la expresión oximorónica "la inmensa minoría", atribuida a Juan Ramón Jiménez. Atribución hecha por Rafael Alberti en 1969 y repetida por José Ortega Spottorno (3) en 1989. La inmensidad minoritaria es, oximorónicamente, indicativa de la importancia y substancialidad de quiens siendo pocos significan mucho.

Como no tenemos sustantivos sobresdrújulos, oxímoron se pluraliza mediante el artículo o el adjetivo: los oxímoron, algunos oxímoron. También se puede decir oxímoros, según el Diccionario Panhispánico. Pero ¿quién dice así? Ni siquiera los redactores del Panhispánico, que a veces son de una bisoñez impresionante; verbigracia, suponen que la expresión o séase es del habla popular, como si José María Sbarbi (4) huibiese sido pueblerino y no maestro del bien decir y príncipe de los paremiólogos (5); él la usaba y así consta en una carta que dirige al insigne Cuervo (6).

NOTAS:

(1) Fernando Lázaro Carreter (1923-2004), filólogo español, fue director de la Real Academia Española entre los años 1992 y 1998.

(2) Expletivo: adjetivo gramatical, dicho de una voz o de una partícula: que se emplea para hacer más llena o armoniosa la locución; p. ej., no me voy hasta que (no) me echen.

(3) José Ortega Spottorno (1918-2002), hijo del famoso filósofo español José Ortega y Gasset, fue ensayista y editor.

(4) José María Sbarbi y Osuna (1834-1910), sacerdote, filólogo y musicólog español, especialista en refranes.

(5) Paremiólogo: Persona que profesa la paremiología o tiene en ella especiales conocimientos. La paremiología es el estudio, precisamente, de los refranes y dichos.

(6) Rufino José Cuervo (1844-1911), filólogo y humanista colombiano, estudioso de la evolución y modificaciones de nuestro idioma.

sábado, 13 de octubre de 2012

THAT METAL SHOW: UN PROGRAMA ÚNICO

De izq. a der.: Jim Florentine, Don Jamieson y Eddie Trunk (conductores),
entrevistan a Geddy Lee y Alex Lifeson,  bajo y guitarra de Rush

Eddie Trunk es una personalidad en el mundo del hard rock y el heavy metal. Detrás de esa cara de actor de roles secundarios en películas de Adam Sandler, se esconde quien fuera vicepresidente del sello independiente Megaforce Records en la era dorada del metal norteamericano, 1986-1990 (los lanzamientos de Metallica, Anthrax, Manowar y muchos otros tienen su nombre en los créditos como productor ejecutivo). Antes de eso, Trunk ya era conocido por ser el único DJ del área de New Jersey en programas canciones de metal en la radio en la que trabajaba, DHA, en los primeros años 80s. Fanático del hard rock setentero desde su niñez, Eddie es una especie de enciclopedia viva del género y sus diversas corrientes, y parece conocer todo y a casi todos los músicos de esta fascinante rama del rock and roll.

Desde el 2008, Eddie Trunk produce, dirige y conduce un programa único en su género. El metal, considerado por algunos como un género en el que prima el ruido y las referencias a cuestiones no muy santas (violencia, drogas, sexo, locura, satanismo, etc., etc.), se convierte en tema de conversación y en los cuatro años que lleva al aire, no se ha escuchado nunca una canción completa. En That Metal Show se habla única y exclusivamente de hard rock y heavy metal, pero no se trata de un monólogo sabihondo de Eddie Trunk sino todo lo contrario. Junto a sus dos co-conductores (los humoristas Jim Florentine y Don Jamieson, también de esa onda Adam Sandler, pero muy conocedores y fans del género de los pelos largos y el cuero negro), este trío de headbangers que no lo parecen por fuera, debaten acerca de sus gustos, proponen discusiones con el público y lo más importante, conversan con la crema y nata de la escena metalera mundial: los músicos más reconocidos, de todas las épocas, circulan por los estudios de VH1 para dar forma a una hora de interesantes datos, recuerdos y análisis acerca de la música que les apasiona.

La dinámica del programa es 100% relajada y al mismo tiempo, muy precisa en cuanto a la información que dan. La pauta del programa ofrece segmentos que, para cualquier fan del rock duro - y del rock en general -  resultan de lo más entretenidos. Por ejemplo, en Stump the Trunk (Pisar a Trunk), personas del público ponen a prueba los amplios conocimientos de Eddie sobre hard rock y heavy metal, con preguntas rebuscadas, capciosas, datos que nadie tiene por qué saber. Salvo Eddie Trunk. Y si falla, quien hizo la pregunta se lleva un regalo que puede ser un CD, un DVD, un polo, etc... En Pick of the week (La elección de la semana), los tres comentan y recomiendan un lanzamiento discográfico. Pero la mejor de todas es The Throwdown (La caída). En esta parte del programa, conductores e invitados discuten, en 2 minutos, acerca de algún tema que genere opiniones divididas. Una de las últimas puso sobre la mesa un tema de eterno debate entre melómanos y conocedores de rock: ¿Qué formación de Deep Purple fue mejor? ¿la que tuvo a Ian Gillan como cantante o la que tuvo a la dupla David Coverdale-Glenn Hughes? Dos minutos parecen insuficientes para un debate de esa naturaleza, pero los resultados finalmente dependen del público.

Un programa así solo es posible en los EE.UU., pues los músicos más importantes viven allá. Además, solo en EE.UU. tienen el cuidado de hacer un programa de conversación con personas que realmente conocen la materia de la cual se van a ocupar, no como en nuestro medio, en que sientan a tres cualquieras para que hablen de lo que sea, así no sepan de qué se trata (¿alguien pensó en 3G o Mesa de noche?). Además de mi fanatismo por todo lo que sea musical, esa es una razón más para disfrutar de That Metal Show. Además, Trunk parece ser la única persona que se queja públicamente de que bandas como Rush, Thin Lizzy o los mismos Deep Purple no hayan sido incluidas hasta ahora, en el Salón de la Fama del Rock and Roll, que prefiere honrar a Madonna antes que a Iron Maiden, solo por poner un ejemplo. Si tienen cable y les gusta el hard rock y el heavy metal, véanlo.


jueves, 11 de octubre de 2012

¿INDULTO A FUJIMORI? ¿POR QUÉ? ¿SI YO LO VEO SANO?


Este no es un tema de simpatías o antipatías, ni políticas ni personales. No importa que algunos piensen, por ilusión o por conveniencia, que fue él quien nos liberó del terrorismo ni que otros pensemos que fue un farsante de primera línea, capaz de falsear hasta sus documentos de identidad para hacernos creer que era peruano, para después levantarse el erario nacional en complicidad con Vladimiro Montesinos, fugar y renuncia por fax.

Tampoco interesa que nos dé cólera que sus hijos hayan estudiado en las mejores universidades de Estados Unidos con dineros del Estado y que aun así sean, por un lado una señora incapaz de condolerse por el estado semi-catatónico en el que su adorado padre dejó a su madre y por otro, un tipo que no puede ni siquiera expresar claramente lo que piensa, si es que lo hace, y que esté apoltronado en una curul, cobrando puntualmente las montañas de plata que otros profesionales tardarán años en reunir a costa de esfuerzos, estudios, reflexiones, desarrollo de la inteligencia, respeto por el prójimo, etc. De los otros dos ni hablamos porque nadie los conoce, aunque es evidente que también disfrutaron de los latrocinios del pater familias.

El tema es muy sencillo: el indulto humanitario - que es el que finalmente han pedido los cuatro retoños del dictador, fundador de la cleptocracia noventera, después de negarlo en todos los tonos durante un par de años, por lo menos - procede si el reo está moribundo. Y no es el caso. Fujimori, a decir de expertos oncólogos, padece de un cáncer leve (que tiene un nombre más largo, repetido con fines de dramatismo por personajes como Aguinaga, Cuculiza, Salgado, etc.) que probablemente haya sido ya superado a través de las intervenciones quirúrgicas a las que ha sido sometido. La lesión que, con un exceso de mal gusto hasta para sus propios estándares, el oligofrénico Kenji mostró a la prensa (que de inmediato la puso en primera plana, dando forma a un diálogo perfecto entre discapacitados mentales) es sin duda una dolencia terrible y que no debe darle gusto a nadie. Pero no lo tiene al borde de la muerte, ni impedido de moverse, ni respirando con la ayuda de aparatos. Ni mucho menos.

A lo mucho, como escuché decir al prestigioso doctor Elmer Huerta, la lesión en la lengua que tiene Alberto Fujimori le impide alimentarse como cualquier otra persona (lo cual no implica que haya dejado de hacerlo) y que eso debilita física y anímicamente a cualquier persona. Pero ¿es esa una razón atendible para considerar el indulto humanitario? No soy oncólogo ni abogado penalista, pero un mínimo de sentido común basta para darse cuenta de que no. Fujimori camina, habla claro, pinta, recibe visitas todo el tiempo, lee, escribe, ve televisión, cuida sus plantas y ostenta un régimen carcelario único en su género, que quizás se pueda conceder debido a que se trata pues, nos duela o no, de un ex presidente del Perú.

Pero sería absurdo que se le ofrezca, desde este gobierno que demoró tan poco tiempo en desilusionarnos, la gracia de librarse de una condena a todas luces justa, que ha "sentado precedentes" - como les gusta decir a los gacetilleros de la prensa local - a nivel jurídico internacional. Este no es tema de cálculos políticos ni de rencillas personales, como dije al principio. Si la enfermedad que tiene, que definitivamente es terrible y fatal, termina postrándolo y disminuyéndolo como ocurre en los casos terminales (algo sé de eso por experiencias familiares muy cercanas) sería ilógico y mezquino no indultarlo. Pero así como está, será para que apenas indultado salga a correr y organicen fiestas de disfraces, con Carlos Raffo y Keiko Fujimori bailando un patético y realmente escalofriante Thriller

domingo, 7 de octubre de 2012

LOVE ME DO



¿Quién sería capaz de decir que esta no fue la primera canción que escuchó de The Beatles? Salvo Tony Sheridan y ellos mismos, creo que nadie... por razones cronológicas, es inevitable puesto que se trató de su primer single bajo ese nombre. My Bonnie fue lanzado antes pero en ese 45 ellos eran el grupo de apoyo y se llamaban The Silver Beatles...

La magia de estos tres acordes es adictiva. La escuché por primera vez en la radio, esa época en que las radios ponían mayoritariamente buena música. Luego la escuché -y vi - cientos de veces en los programas de gente como Gerardo Manuel o Javier Lishner, siempre preocupados en el público rockero. Sus programas (Disco Club y Mirando la radio) eran la alternativa frente a Enhorabuena (baladas), Maestra vida (salsa) y las pacharacadas de aquel entonces que no eran tan invasivas como ahora (ni tan malas)...

Después de escuchar Love me do uno no puede evitar hacerse fanático de The Beatles, es tal su sencillez y genialidad. Cuando apareció en 1962, la combinación de guitarras country con esa onda blues que trajeron desde Liverpool era tan novedosa que no se les pudo comparar con nadie de su tiempo. Y las armonías vocales, hechas por Paul y John (o John y Paul, como ustedes prefieran...) son perfectas. Love me do fue la primera composición de la dupla Lennon-McCartney y se convirtió en éxito de inmediato. Hace pocos días se cumplieron 50 años de su aparición y hasta hoy da gusto escucharla. 

La historia cuenta que hay hasta tres versiones, cada una con un baterista distinto, pero la que finalmente salió como single en Inglaterra (con P.S. I love you como lado B) y que fuera recopilada en el Past Masters Vol. 1 es la de la formación oficial, con Ringo en los tambores. Las otras dos fueron grabadas por Pete Best (se puede escuchar en el volúmen 1 de la colección Anthology) y Andy White (que se lanzó como single en EE.UU. y abre el álbum Please please me de 1963).


"LA PRIMAVERA ÁRABE": EUFEMISMOS ABSURDOS



No me gusta el término "la primavera árabe", difundido internacionalmente para denominar a las múltiples revoluciones ciudadanas que acabaron con monolíticas dictaduras en Egipto, Túnez y Libia. Y no me gusta porque nunca he asociado la primavera a la muerte, a la sangre que corre por ríos, a la intolerancia...

Es verdad que lo sucedido en la plaza Tahrir de El Cairo hace ya casi dos años quedará en el recuerdo como uno de los hechos más sorprendentes y positivos de la historia universal: miles y miles de ciudadanos, hartos del sátrapa Hosni Mubarak, se movilizaron a través de las redes sociales e iniciaron un camino nuevo frente a lo conocido. Frente a décadas de un único gobernante, dueño de todo, se abrió la puerta, a patadas, de la posibilidad de crear para su país un régimen de libre determinación.

Pero esta ola de revoluciones libertarias también produjo el encarnizado ajusticiamiento popular de Muamar Gadafi - otro dictador que hizo negocios turbios con todos aquellos gobiernos que bramaban su muerte - con el siguiente festín morboso de as corporaciones noticiosas occidentales y generó la horrorosa guerra que  hasta estos momentos asola Siria, con estupefacientes saldos de muertos y heridos. A eso yo no lo llamaría "primavera" ni en mis peores momentos de distracción...

No sé quién acuñó el término pero me da la impresión de que fue alguno de esos "creativos" occidentales que, como al sistema neoliberal al que le hacen el juego permanentemente, por un puñado de dólares, suponen que al Medio Oriente le va a ir mejor el día que adopten los modos de vida que entre nosotros son normales. Sospecho que el concepto gira en torno a que la "primavera" se asomó en la milenaria e islámica Arabia cuando el Facebook demostró que había poder real detrás de sus fotos compartidas, detrás de sus aplicaciones. Se trata definitivamente, de una falacia inaceptable.

Cuando veo a las autoridades de los países que nos acaban de visitar, para una supuesta "cumbre" que no es otra cosa que un almuerzo de negocios extra-large, plenamente occidentalizadas (también lo eran Gadafi, Mubarak y Al Assad, sus esposas y sus hijos) me pregunto si las bondades de esta "primavera" alcanzarán realmente a los artífices de cada una de las revueltas: a los egipcios, libios, tunecinos o sirios de a pie, a las mujeres que aun siguen soportando abusos, cuestionamientos acerca de si perdieron o no la virginidad, a los ciudadanos de ese enigmático lado del mundo a quienes se les ha estigmatizado de terroristas solo porque no comparten nuestro credo y deploran nuestro exhibicionismo barato...

Han pasado casi 24 meses después del derrocamiento de Mubarak en Egipto y sin embargo, los efectos de esta sanguinolenta y armamentista primavera ni siquiera han comenzado a sentirse. Sin embargo, nuestras prensas siguen llamando así a este proceso incierto, en el cual lo único claro son los enormes negocios bilaterales que se cocinan para seguir enriqueciendo a los mismos de siempre. De repente para ellos sí llegan aires primaverales al finalizar cada "cumbre", al firmar cada contrato... 

sábado, 6 de octubre de 2012

LA TERCERA MUJER: UN ENCUENTRO CON LA DANZA MODERNA


Debo comenzar diciendo que la danza moderna no es necesariamente lo mío. No tengo los suficientes elementos de juicio ni la experiencia como espectador que me permitan hacer un comentario extenso ni acertado. Lo que sigue es solo una apreciación desde el asombro, la admiración y la humildad ante artistas que, al margen de las tendencias que les podrían asegurar mayor fama o ingresos, le dedican horas al ensayo y desarrollo de propuestas realmente exigentes, ejecutan complejas rutinas corporales y mantienen su independencia y pasión por aquello que seguramente las cautivó desde muy niñas, la danza.

La tercera mujer es el título de esta obra que pude conocer en el marco del VI Festival de Danza Contemporánea 100% Cuerpo, que se viene realizando en la Alianza Francesa de Lima. Llegué allí a través de una amiga que estudia yoga con Jacqueline Quino, una de las tres bailarinas que dan forma a esta metáfora acerca de la femineidad. El elenco lo completan Jossie Lindley y Cecilia Borasino, creadora de la coreografía, que recomiendo porque, sin ser una puesta en escena perfecta, es muy desafiante por momentos y merece ser apreciada, sobre todo porque es un esfuerzo por hacer arte de calidad, en este medio plagado de "espectáculos" sin trasfondo, desde lo simple y llanamente aburrido hasta lo patéticamente vulgar y de baja estofa. Solo por eso, espectáculos como La tercera mujer merecen mi absoluto respeto.

La tercera mujer me dejó paralizado por momentos, debido a la complejidad de su propuesta: arrastrándose por el piso en evoluciones casi sobrehumanas, las tres bailarinas exponen desde el comienzo el drama de la mujer adolorida, minimizada, derrotada (¿por el mundo de los hombres? ¿por ellas mismas? eso queda para la interpretación de cada uno). 

A lo largo de la obra, que dura aproximadamente una hora y veinte minutos, se suceden algunos pasajes algo confusos, con movimientos inconexos y yo diría que hasta descoordinados (acaso esa sea la intención, si hay expertos en danza moderna leyendo esto, les agradeceré que me corrijan) pero la mayor parte del tiempo dejan claro el mensaje: los sufrimientos y las ataduras, a menudo ocasionadas por ellas mismas, abre paso a la algarabía de sentirse libres, reencontrarse y finalmente, comenzar de nuevo a vivir. 

El final de La tercera mujer es totalmente opuesto al inicio: quienes salieron a rastras y solas, de un agujero oscuro e indefinido, se van en paz, caminando abrazadas, hacia un nuevo mundo, desconocido quizás pero abierto al horizonte, a la posibilidad de encontrar mejores cosas...

Muy buenos los juegos de luces y sombras, el uso del humo blanco y denso en momentos álgidos de cada bailarina y sobre todo, la música. La tercera mujer no tendría el efecto que finalmente tiene en los espectadores si no fuera por la sensación de pavor y angustia permanente que genera una banda sonora plagada de ruidos, estáticas, notas largas de sintetizadores (que hablen mis amigos ruidistas ¿quién es Omar Lavalle? ¿es conocido en el mundo de la electrónica, el ruidismo y el shoegaze nacional, si es que eso realmente existe?). Fuera de ironías acerca de este género musical, que ciertamente no es de mis especialidades, la atmósfera desesperante creada por Lavalle es ideal para el concepto general de La tercera mujer. De hecho, el punto más bajo de su banda sonora es cuando incluye piezas más rítmicas, en clave indie y con textos en inglés. Va hasta el lunes, así que si quieren ver algo diferente, es una buena opción.