lunes, 31 de enero de 2011

CONSULTORÍAS: LA ESTAFA INSTITUCIONALIZADA


Antes, cuando un profesional en ciencias sociales, por lo general asociado al mundo de las comunicaciones y (malas) artes publicitarias no tenía trabajo fijo, no le quedaba otra que dedicarse a la docencia mal pagada o a esperar que sus publicaciones fueran éxitos de ventas para poder subsistir.

Pero de un tiempo a esta parte, han surgido un par de eufemismos que gracias a algunos hechos aislados, el oportunismo calculado con mínimas o casi nulas consideraciones éticas y la complicidad de empresas grandes dirigidas por ejecutivos lo suficientemente perezosos o ignorantes como para delegar esa clase de funciones a otras personas que no sean ellos, se han convertido en sinónimo de efectividad, confianza y sobre todo, omnipresencia en prácticamente cualquier actividad laboral, comercial o política.

Estamos hablando de los “consultores” y los “asesores”. ¿Qué es un “consultor/asesor”? Supuestamente, una persona que da consejos, desde una óptica diferente, a altos dirigentes, gerentes y actualmente, hasta a candidatos a los más importantes cargos públicos. Estrictamente hablando, un “consultor” es alguien “que da su parecer, es consultado sobre un asunto. Persona experta en una materia sobre la que asesora profesionalmente” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).

Los consejeros, consultores y asesores existen desde hace muchos años (como la figura del "Gran Visir" en Medio Oriente que era una especie de hechicero o los famosos "consiglieri" de las mafias sicilianas), pero lo que llama la atención es la preeminencia que han alcanzado en la actualidad, hasta el punto que la actividad resultante de dar consejos (es decir, la famosa “consultoría”) se ha convertido en un negocio muy rentable, y los consultores casi en estrellas del jet set, con trabajos excelentemente remunerados, que trascienden las fronteras de sus propios países y son considerados en la escala social como “gurús” en sus áreas de estudio o trabajo.

Hoy por hoy, un consultor puede llegar a ubicarse al lado del gerente general de cualquier organigrama por la importancia capital que tienen sus recomendaciones en el desarrollo de la empresa, partido político o gobierno. Como nota al pie, me permito un recuerdo personal: la idea de una persona que puede moverse por todos los niveles de una organización dando consejos, recomendaciones, etc., con absoluta libertad y recibiendo enormes pagas por ello, la escuché por primera vez de mi profesor de Relaciones Públicas, un destacado organizador de eventos que soñaba con que esto se hiciera realidad algún día.

Pero – y esto creo que no estaba en los planes de mi recordado profesor de universidad – lo que se esconde tras estas consultorías/asesorías es una estafa de dimensiones pantagruélicas: ¿desde cuándo estos señores, por lo general jóvenes profesionales con discurso plagados de tecnicismos extraídos del marketing, tienen la solución para cualquier caso desde su óptica que contiene elementos de modernidad, psicología barata y altas dosis de carencia de escrúpulos al momento de acomodar situaciones, manipular conceptos y reducirlo todo a superficiales fórmulas teledirigidas a objetivos específicos y carentes de aplicación real?

Definitivamente hay áreas del conocimiento que, cuando llegan a ser dominadas en sus más profundos recovecos, pueden ser fuente de trabajo para los expertos en tales materias. Pero ahora hay consultores para todo aquello que antes podía resolverse a mitad de camino entre un problema y otro. ¿No son las consultorías a grandes empresas las que le aseguran los mejores ingresos del mes? ¿y a qué se dedican en esas consultorías?: a exponer cientos de lugares comunes respaldados por llamativas presentaciones en power point, casuísticas rebuscadas y toneladas de actitud positiva, sonrisitas para la cámara de fotos y frases grandilocuentes. Quizás no todos sean malintencionados o estafadores pero una cosa es verdad: hoy hay tantas “empresas de consultoría” como cabinas públicas de Internet. Y eso da que pensar.

Pero en el terreno en que los famosos consultores han encontrado un verdadero paraíso para hacerse ricos sin hacer nada es la política. Umberto Eco dice en uno de esos ensayos lúcidos y determinantes que suelen difundirse por el ciberespacio (cito de memoria): “el político moderno está más preocupado por lo que dice cada cinco minutos que por lo que va a hacer en los próximos cinco años”.

Y para eso siempre tiene a un “experto” consultor al lado. O detrás. Para eso y para otras cosas menos santas. Sino ahí tenemos a la quintaesencia de la consultoría/asesoría política en nuestro país, Vladimiro Montesinos Torres, quien debe ser reverenciado por ese otro consultor/asesor que hoy es portada en todos los periódicos: J. J. Rendón, flamante contratación de Luis Castañeda Lossio para que sea su asesor/consultor/director de campaña, aparentemente con miras a demoler a sus rivales electorales (Alejandro Toledo y Keiko Fujimori) dadas sus publicitados antecedentes como experto en guerra sucia, marketing político, imagen y demás hierbas.

Pero lo más curioso no son todos esos cuestionamientos que la prensa nacional está levantando con relación a J. J. Rendón, sino la profunda expresión oligofrénica de su rostro (ver, por favor, la foto que ilustra este post). Vestido con saquito de diseñador, este venezolano cachetón y de verbo aparentemente florido, repleto de medianías y lugares comunes, se va a llevar una inmensa cantidad de dinero peruano dando consejos sobre cómo demoler a otros peruanos. Me imagino que personas como Gustavo Rodríguez o Sandro Ventura lo considerarán un representante respetable de un tipo de consultoría que, desde luego, ellos seguramente no practican pero reconocen como válida dentro de esa dudosa actividad intelectual llamada marketing político.

¿Qué clase de políticos tenemos que son capaces de contratar a un tipo con esa cara y para recibir sus consejos? ¿por qué no tienen un eficiente equipo de prensa e imagen conformado por profesionales peruanos? Dicen por ahí que Rendón (qué lástima que comparta apellido conmigo) fue el artífice de la victoria de Juan Manuel Santos sobre Antanas Mockus en la recta final de las últimas elecciones en Colombia. Poco halagüeño para Santos haber ganado tan importante elección gracias a un tipo experto en armar psicosociales, reflejo inequívoco de lo poco que importan los planteamientos políticos cuando de ganar comicios se trata.

¿Qué tanto puede saber J. J. Rendón de política peruana, con esa cara? Como dice por ahí un analista político colombiano: “A J. J. Rendón se le paga demasiado por lo que hace, está sobrevalorado su trabajo. Me parece que quienes lo contratan en el Perú son un poco tontos”. A mí también me parece.

jueves, 27 de enero de 2011

ASÍ DEBERÍAN SER...


Después de revisar detalladamente las listas de candidatos al Congreso de TODOS LOS PARTIDOS y movimientos oportunistas que están en pugna en esta campaña presidencial, he llegado a la conclusión de que estaríamos mejor si los destinos del país en los próximos cinco años los decidieran 120 de estos simpáticos orangutanes...

Y como no siento la necesidad de escribir nada más al respecto, porque como toda la vida la ciudad ya está infestada de carteles con sonrisas falsas y los noticieros pierden su tiempo hablando de Castañedas, Keikos, Kuczinskys, Toledos, Humalas, Apras y etc. de personajes que engañan, prometen y mienten (además de toda esa galería de payasos que van a ser los próximos "legisladores" y cuando digo payasos no solo me refiero a los faranduleros o las voleibolistas), prefiero publicar este artículo de Marco Sifuentes, en el que dice muchas cosas con las cuales coincido...

"HAY UNA VOLEIBOLISTA EN MI SOPA
por Marco Sifuentes

El Angelito del Once, la ex de Ricky Tosso, Pepe Vásquez, Julio Andrade, Brad Pizza, Daysi Ontaneda y media selección de vóley. Las listas de candidatos al Congreso parecen el casting para algún reality de Gisela o la pauta de un programa periodístico dominical y quizás ese sea el problema. ¿Es culpa de los partidos, del sistema o de los electores que demandan una oferta farandulera en su política?

– Antes de continuar, sorprende ver que algunos medios, escandalizados por la magalización de la campaña, sigan recurriendo a Martha Hildebrandt para comentar el bajo nivel de los candidatos. “La Constitución tiene la culpa, porque no establece ningún requisito para ser congresista”, dice Hildebrandt alimentando la vieja idea demagógica de que se tiene que establecer una barrera profesional para entrar al Congreso.

– La monserga más insistente es aquella que exige que se impongan requisitos a los candidatos, como tener títulos universitarios o ser profesionales de tal o cual carrera. Lo cierto, es que precisamente congresistas como Hildebrandt son ejemplos de lo inútiles que serían esas barreras. La señora lleva los últimos diez años durmiéndose en el Congreso, bien arropada por sus múltiples títulos y chapitas. Una curul perdida para el país. Y, por otra parte, un repaso a los escandaletes congresales de los últimos cinco años revelará que todos los legisladores involucrados en alguna denuncia tienen su título profesional (aunque sea de Alas Peruanas).

– Es interesante notar que, salvo Susy Díaz, ningún miembro de la farándula ha conseguido entrar al Congreso. Si seguimos la tendencia de las últimas dos décadas, solo dos nuevas especies mediáticas lo consiguen: los dirigentes futboleros (Alfredo Gonzales, Juvenal Silva, José Mallqui) y las voleibolistas (Cecilia Tait, Cenaida Uribe, Gaby Pérez del Solar). El arrastre popular de Chollywood está sobrevalorado.

– ¿Recuerdan cuando PPK dijo que los que se oponían al TLC venían de los Andes porque allá arriba no había oxígeno? Una teoría similar circuló acerca de los votantes de Humala en el 2006, pretendiéndose establecer una correlación entre inteligencia (a la hora de votar) y posición social. Sin embargo, la congresista más votada por el sector A/B en esa elección fue nada menos que Gabriela Pérez del Solar. Así, la voleibolista inolvidable se convirtió en la congresista que nadie recuerda. Un fantasma en los últimos cinco años.

Milagros Campos, constitucionalista y politóloga de la PUCP, me explica que en el 2006 –con una valla del 4%– fueron 12 los partidos que entraron al Congreso y aseguraron su sobrevivencia. Fueron 7 las listas que pasaron la valla, pero muchas de esas 7 eran alianzas pegadas con babas y que contenían varios partidos. Así fue, por ejemplo, que Cambio Radical sobrevivió a la purga de la valla a pesar de ser, según confesión de José Barba, “el partido más pequeño del mundo” (que incluía, al momento de dicha declaración a Jaime Bayly y su abogado Enrique Ghersi). Gracias a la trampa de las alianzas, Cambio Radical sigue vivo hasta ahora y es capaz de postular a Donayre, Brad Pizza, Kouri, Daysi Ontaneda y Giampietri al Congreso.

– Otro partido que sobrevivió bajo la alianza de Unidad Nacional fue Solidaridad, ahora reconvertido en repositorio de tránsfugas de todo pelaje (ex fujimoristas, ex humalistas, ex toledistas). Este año, Solidaridad va en alianza con Cambio 90 y UPP, que ya no son partidos sino franquicias, y cuya existencia estará garantizada cinco años más (al término de los cuales buscarán otro anfitrión para parasitar y seguir en el negocio).

– Ahora la valla se ha elevado a 5%, pero Campos calcula que –aunque seguramente ingresen menos agrupaciones que antes– nuevamente una docena de partidos sobrevivirá a la purga, gracias a la fachada de las alianzas. La valla no habrá cumplido su función de “depurar” la sobrecargada oferta partidaria.

– ¿Y ahora quién podrá salvarnos? ¿Una regulación más estricta de las alianzas, una fiscalización estricta del JNE, abolición del voto preferencial? Todo eso, sí, quizás otras cosas. Nadie tiene la fórmula. Lo importante es que el susto de estas listas de candidatos nos sirva de motor para empezar a discutir algunas reformas. Y hagámoslo ya, antes que los encargados de discutir estas reformas sean Brad Pizza, Julio Andrade y el Angelito del Once.

sábado, 22 de enero de 2011

LA IGNORANCIA DE LAS RADIOS I


Desde que me volví adicto a los sonidos y fanático de la música, fantaseo con la idea de que exista una radio local que no sea tan ignorante como para reducir su parrilla de programaciones a una misma lista de canciones puestas en orden distinto cada día. Pero pasan los años y eso no ocurre.

Desde que tengo memoria, las radios pop-rock (en español o en inglés) que tienen programas "del recuerdo" hacen exactamente eso, ponen siempre las mismas canciones, como si los grupos considerados "clásicos" hubieran grabado un puñado de temas (cinco como máximo) y dejan el resto de su obra perderse en el más ignominioso olvido. Sea por ignorancia o por falta de creatividad, quienes deciden los formatos de esta clase de programas no se dan cuenta del inmenso bagaje musical que dejan sin utilizar. En seis décadas de existencia, el pop-rock ha producido cantidades enormes de buenas canciones que darían para tener un programa diferente cada día.

Hubo una época en que las disqueras tenían control sobre las canciones que podían y no podían difundirse en las emisoras radiales. Si una banda lanzaba un álbum y este álbum tenía un single promocional, las estaciones estaban obligadas a no poner ningún otro track de esa producción salvo autorización expresa, es decir, el lanzamiento de un segundo single del mismo disco. Y de alguna manera, esa norma se sigue aplicando consuetudinariamente (por costumbre) para los artistas modernos y sus nuevos discos.

Pero esto no tendría por qué funcionar para el formato de "recuerdos" o "clásicos". ¿Por qué solo escuchamos Hotel California de The Eagles, All of my love de Led Zeppelin o The year of the cat de Al Stewart? ¿Por qué siempre Hey Jude si The Beatles registraron una de las discografías más ricas y variadas de todos los tiempos? ¿Por qué siempre Every breath you take de The Police, The logical song de Supertramp, Don't go breaking my heart de Elton John, Hard to say I'm sorry de Chicago? ¿Por qué cada vez que alguien dice Toto en radio, lo hace antes de poner Rossana o Hold the line?

O sea, son excelentes canciones, no cabe duda. Fueron éxitos en sus respectivas épocas. Pero el tiempo ya pasó y es momento de dejar de considerar a estos artistas como si de tratara de Shakira, Black Eyed Peas o Lady Gaga. Tienen una historia musical qué contar y no se limita definitivamente a tres o cuatro títulos.

Este post es un intento por difundir otras canciones de aquellos grupos/artistas cuyas obras se han visto reducidas arbitrariamente por aquellos programadores y DJs que han convertido a los formatos de rock clásico y música del recuerdo en repetitivas cantaletas similares a las que nos presentan las radios de éxitos actuales. Y eso que no hablamos de los cientos de grupos, cantantes y canciones que nunca se escuchan en las radios locales con esa clase de formato "del recuerdo/clásicos" porque eso sería materia de otro post.

I'll supply the love, tremendo tema del mismo primer disco de Toto, del que salió Hold the line... nunca la escucho en las radios locales... un desperdicio...


Alucinante rock and roll del álbum Revolver (1966) ¿por qué nunca suena en programas del recuerdo?

Kashmir de Led Zeppelin, no la ponen ni siquiera porque su sonido es más o menos reconocible ya que en los 90s la sampleó el impresentable Puff Daddy...


Ya basta de Every breath you take y Roxanne por favor... The Police tiene otras buenas canciones como esta!

domingo, 16 de enero de 2011

CAPTAIN BEEFHEART: R.I.P.


Cuando se habla de los "héroes del rock and roll" se suele mencionar siempre los mismos nombres: John Lennon, Jim Morrison, Jimi Hendrix, Kurt Cobain y un largo etcétera de personajes ligados, por lo general, al lado visible de lo que este apasionante género ha producido en sus seis décadas de existencia.

Pero en esta historia también existen los "anti-héroes" (en inglés se les conoce como "unsung heroes"), artistas tan influyentes como aquellas rutilantes estrellas que tuvieron carreras colmadas de éxitos comerciales y que recibieron el reconocimiento tanto del público como de la crítica especializada pero que siempre pasaron desapercibidos para las grandes mayorías, cada vez más decididas a entregar sus aplausos a propuestas que requieren de un esfuerzo mínimo para ser entendidas.

A esta categoria pertenece Don Van Vliet, cantante, compositor y multi-instrumentista a quien podríamos considerar el más desconocido entre los desconocidos del rock, que acaba de fallecer lastimosamente el pasado 17 de diciembre de 2010, tras años de lucha contra la esclerosis múltiple, enfermedad que lo obligó a retirarse de los escenarios a mediados de los 80s.

Más conocido como Captain Beefheart, Van Vliet desarrolló una carrera independiente gracias a su vehemencia creativa, una visión que trascendía cualquier estilo en esa época y un estilo vocal agresivo y desafiante, indefinible por momentos. Quienes lo escuchen por primera vez quizás puedan sentir un poco de temor frente a esos aullidos guturales y carrasposos, a mitad de camino entre Howlin' Wolf y Tom Waits. Ni qué decir de lo confusas que pueden ser sus melodías entrecortadas, sus blues desordenados y su actitud desaliñada.


Captain Beefheart
no tuvo ni un solo éxito en las radios, tampoco aparece en los rankings de artistas influyentes que suelen confeccionar cadenas como MTV o VH1, su nombre no figura en el Salón de la Fama del Rock and Roll, pero hoy es mencionado por una gran cantidad de artistas como fuente de inspiración. Hasta programas de televisión abiertamente superficiales y cultores de la pose a todo nivel como Mesa de Noche anunciaron su fallecimiento (¿Renzo Schuler habla de Captain Beefheart? por favor!!!).

Este aparente redescubrimiento que propios y ajenos hacen actualmente de la figura de Captain Beefheart no es necesariamente real, esconde un objetivo subalterno: artistas o personajes que desconocen su arte ahora lo consideran porque pretenden ser tan libres como él sin conseguirlo. Es imposible alcanzar esa libertad en esta época, en que la industria discográfica calcula prácticamente cada sonido, cada postura, cada movimiento.

Hay mucho que decir acerca de Don Van Vliet: que inició su carrera discográfica gracias al apoyo de su amigo de escuela, Frank Zappa (quien además creó el alias con el que se haría conocido), que entre su banda The Magic Band y The Mothers Of Invention llegó a existir la misma dicotomía que existió entre The Beatles y The Rolling Stones - aunque en este caso era difícil determinar quienes eran los "buenos" y quienes los "malos" - que entre sus primeros músicos tuvo al guitarrista Ry Cooder (el mismo que años despues se haría famoso con su trabajo de recuperación de músicos cubanos, Buena Vista Social Club), que se dedicó a la pintura tras abandonar la música con relativo éxito en los círculos plásticos de EE.UU. y Europa, etc., etc...

Pero lo más importante quizás sea que Captain Beefheart dejó un legado discográfico interesante, irreverente, único y muy difícil de clasificar: desde el blues enraizado en influencias sureñas del álbum debut, Safe as milk (1967) hasta los vuelos jazzísticos y caóticamente virtuosos del Trout mask replica (1969), desde la psicodelia de The spotlight kid (1972) hasta el rock proto-alternativo de Ice cream for crow (1982, su último disco oficial) la paleta sonora de este artista ofrece una diversidad no apta para oídos poco entrenados.

Que en paz descanse, Captain...


sábado, 8 de enero de 2011

RADIOHEAD MEETS THE BEATLES



De vez en cuando aparecen algunas voces peregrinas que niegan la influencia de los Beatles sobre bandas de décadas posteriores. Quizás eso sucede cuando el comentarista no escuchó más allá de Let it be o I want to hold your hand, algo de lo cual ni siquiera podría echársele la culpa debido al sesgo radial que considera que cada grupo de rock clásico tiene solo dos o tres canciones y el resto de su producción queda siempre marginada de las programaciones convencionales. Aquí un claro ejemplo, como para descansar de la política nacional, cada vez más pezuñenta y vulgar: comparen la intro - y leitmotiv del piano - de Sexy Sadie (The Beatles, White album, 1968) con el intermedio de Karma police (Radiohead, OK computer, 1997) y díganme si no se parecen...





miércoles, 5 de enero de 2011

LAS TRILOGÍAS DEL ROCK II


Después de algunas semanas de haber publicado la primera parte
regresamos con la segunda de este recuento de los más famosos tríos de la historia del rock...

LOS 70s Y 80s

Mientras que los tríos mencionados (Cream, The Experience...) se caracterizaron por tener vidas cortas, en los años 70s surgieron bandas que, siguiendo el patrón de sus antecesores, se presentaron con la denominada "formación básica": una guitarra, un bajo y una batería y desarrollaron largas y sólidas carreras, cubriendo un mayor rango de géneros y estableciendo de manera más definitiva el formato de trío en el rock, en una época en la cual aumentar el número de integrantes era la tendencia principal.

Así,tenemos por ejemplo a Grand Funk Railroad (hasta 1972), ZZ Top y America, grupos que se abrieron camino en medio del auge del southern rock; o Emerson Lake & Palmer, pilares del rock progresivo. Esta banda en particular le quitó protagonismo a la guitarra para dárselo a la artillería de teclados y sintetizadores del sorprendente Keith Emerson. Una de los mejores formas de entender su sonido es escuchando el álbum Trilogy de 1971.
Billy Gibbons (guitarra, voz), Dusty Hill (bajo), Frank Beard (batería) de ZZ Top

También fue una época en la que proliferaron las uniones esporádicas de músicos provenientes de otras bandas, que lanzaban uno o dos álbumes para luego disolverse. Ejemplos de estos "supergrupos" son Beck Bogert & Appice (el guitarrista Jeff Beck junto a la poderosa sección rítmica de Cactus, Tim Bogert y Carmine Appice) o West Bruce & Laing (Jack Bruce de Cream y los fundadores de Mountain, Leslie West y Corky Laing).

En el terreno del hard rock y el heavy metal, el power trio por antonomasia es Motörhead (pronto en Lima) con su formación clásica: Lemmy Kilmister (bajo, voz), Eddie "Fast" Clarke (guitarra) y Phil "Philthy Animal" Taylor. Luego de un breve período en el que tuvieron un segundo guitarrista, los comandados por Lemmy siguen en la brega como terceto aunque con otros integrantes desde mediados de los 90s. Posteriormente, aparecerían actos más extremos como los alemanes Sodom o los ingleses Venom, considerados los creadores del thrash metal.
Motörhead en Top of the Pops, 1979

Un caso aparte es el de Rush, trío canadiense que, luego de establecerse como uno de los grupos más respetados de la escena rockera mundial gracias a la fuerza de sus primeros discos, asumió un estilo más afín a la onda progresiva con amplias composiciones que privilegiaban la complejidad de melodías y el uso de sintetizadores, a cargo de su cantante y bajista Geddy Lee. La banda de una destreza musical incuestionable, característica elemental del concepto "power trio" ha producido álbumes de gran calidad a lo largo de sus casi cuatro décadas de recorrido discográfico y hoy es imposible hablar de tríos en el rock sin mencionarlos.


Geddy Lee (bajo, teclados, voz), Alex Lifeson (guitarra), NeilPeart (batería): Rush

Como es imposible hablar de tríos en el rock sin mencionar a The Police, que se adueñaron de los 80s. Pese a provenir de la escena punk británica, los dirigidos por Sting (bajo, voz) supieron combinar sus extremadas habilidades musicales con una multiplicidad de géneros: pop emparentado con la new wave, algo de reggae, ska y ligeros coqueteos con el jazz; estas virtudes los convirtieron en los preferidos de la década, tanto de la crítica especializada como del público en general. Completaban la banda el guitarrista Andy Summers y baterista norteamericano Stewart Copeland.

The Police dejó una marca indeleble con cinco álbumes de antología: Outlandos d'amour (1978), Regatta de blanc (1979), Zenyatta Mondatta (1980), Ghost in the machine (1981) y Synchronicity (1983). Para muchos esta es una de las discografías más parejas de la historia del rock. Lamentablemente, cuando se encontraban en su máximo pico creativo, fuertes desavenencias entre Sting, Copeland y Summers provocaron la separación definitiva. Mientras Sting inició una exitosísima carrera como solista, Copeland dedicó la mayor parte de su tiempo a la producción de bandas sonoras y Summers optó por desarrollar música experimental para guitarra como quedó plasmado en sendas producciones instrumentales junto a Robert Fripp, líder de King Crimson. Tras años de desmentir rumores de una reunión, The Police volvió a subir a los escenarios en el 2007 con una gira mundial que quedó registrada en el DVD Certifiable: Live in Buenos Aires.
The Police en su concierto dedespedida, 1985, en los EE.UU.

Aunque The Cure ha pasado la mayor parte de su carrera alternando su formación entre cuatro y cinco integrantes, tuvo un período inicial en el que funcionaron como trío: Robert Smith (guitarra,voz), Michael Dempsey (bajo) y Lawrence Tolhurst (batería) aparecieron bajo el nombre The Easy Cure en plena avalancha post-punk. En 1979 luego de lanzar Three imaginary boys, su álbum debut, The Cure se convirtió en cuarteto con el ingreso de Simon Gallup por Dempsey y Matthieu Hartley (teclados). Brevemente volvió a ser trío pues Hartley se retiró y la banda permaneció así hasta el lanzamiento de Pornography (1982) uno de sus álbumes más representativos. Desde entonces The Cure no volvió al formato triangular nunca más.

The Cure en sus inicios como trío...
Aunque difícilmente se les puede catalogar como power trio debido a su estilo etéreo, es imposible no hacer una mención especial a los escoceses de Cocteau Twins: Robin Guthrie (guitarra), Simon Raymonde (bajo, reemplazó a Will Heggie en 1983) y la enigmática vocalista Elizabeth Fraser. Con sus atmosféricos sonidos, precursores de tendencias asociadas a la new wave, la música experimental, el shoegazing y demás géneros y sub-géneros, Cocteau Twins influenció a muchas bandas que buscaban alejarse de los parámetros rocanroleros tradicionales para adentrarse en territorios nuevos de exploración sonora,aunque no siempre con buenos resultados. Álbumes como Garlands (1982), Treasure (1984), Victorialand (1986) o Blue bell knoll (1988) son verdaderos clásicos de los 80s.
Durante esa década también aparecieron tríos de distintas raleas y alcances estilísticos como por ejemplo Stray Cats (rockabilly), Minutemen (punk), The Melvins (hard rock) o los influyentes Hüsker Dü (indie rock), que son solo algunos de los nombres más notables y destacados.

Volveremos con la tercera y última parte...