jueves, 5 de agosto de 2010

EL MEJOR ANÁLISIS DEL DISCURSO PRESIDENCIAL


Se lo debemos a César Hildebrandt, creo que vale la pena rebotarlo... ¿han escuchado o leído algo tan claro en los demás "líderes de opinión"? Me parece que no...

"PUNZADA EN LA CONCIENCIA

por César Hildebrandt

publicado el 29 de julio, Revista Hildebrandt en sus trece


Escucho a García dando su mensaje y comprendo por qué hay que huir de la política, esa franquicia habitual del cinismo.

¿Cómo se puede mentir tanto sin sentir una punzada en la conciencia?

Bueno, la punzada de la que hablo requiere de la conciencia como sede. Y Alan García estranguló la suya cuando supo que, de persistir, terminaría por conducirlo al suicidio.

Alan García hace rato que es sólo presente, una máquina de sobrevivir, una autoamnistía caminando. Se ha librado de la memoria, tan incómoda y llena de cadáveres en su caso. Se ha librado de los escrúpulos, a los que mató en su primer mandato. Se ha librado de la oposición, tullida y sin líderes.

Ha entrado a saco sin miedo, ha mandado matar sin que la boca se le tuerza, ha mentido con entusiasmo, ha prometido sin pena, ha decepcionado como parte de una vocación, ha escrito sin sintaxis, ha pensado sin ideas, ha publicado sin necesidad, ha acrecentado su familia más allá de su familia mientras deglutía las hostias de Cipriani, ha encumbrado a las mulas obedientes, ha traicionado a los que él creía semejantes y adversarios, ha exigido lo que jamás hizo, ha predicado lo que no podrá hacer, ha hablado de nacionalismo mientras un corazón sin país le latía bajo la tetamancia, ha hablado del gas para el Perú al mismo tiempo que le decía a los de Repsol que se preocuparan, ha hecho del Apra un baño de visitas, ha jurado que será neutral en las próximas elecciones después de decirle a “El Comercio” que ya nadie puede poner “en duda” las bases del sistema, ha aludido a los que reciben estipendios extranjeros cuando todos saben que él recibe dineros de Odebrecht, se burla de los deprimidos desde su condición de maniaco bipolar, maldice al odio mientras le reza a los pequeños dioses de la envidia, dice que el mérito será el referente de la burocracia mientras ha llenado con chusma partidaria todo el aparato del Estado, se jacta de los cambios en la educación cuando todos sabemos que seguimos siendo los penúltimos de América Latina y que no mejoraremos si el presupuesto sigue siendo tan exiguo como es hoy, se enorgullece porque estamos libres de analfabetismo en nueve de los 23 departamentos, levita cuando la barra aprista lo viva en el Congreso y le sobajea el ego enfermo, reclama la gloria por la creación del Ministerio de Cultura cuando es obvio que el Instituto Nacional de Cultura bajo su inspiración ha sido en cuatro años menos que nada, anuncia nuevas glorias del sector salud como si la gente no sufriera las crueldades de la atención sanitaria actual, alude a la “alta cirugía” como de las altas cualidades se tratara, le echa la culpa al Gobierno Regional de Puno por los niños muertos de frío pero se apropia del éxito preventivo de los otros gobiernos regionales donde no hubo mortalidad de invierno, lanza cifras de contable para aturdir a los tontos cuando de inversiones del Estado se trata mientras dice que él quiere un Estado pequeño e inofensivo, se lanza a las aguas cordiales de Taboada sin recordar que ha demorado ese proyecto durante cuatro años, se enorgullece de la nueva planta de agua potable de Iquitos cuando esa es obra del financieramente asfixiado gobierno regional, imita a Fernando Belaunde en eso de enumerar la obra pequeña anunciada con la boca grande, habla de los beneficios de la energía eléctrica como si de Balta se tratara, despotrica de los excesos de la descentralización cuando él es el responsable de lo peor de ese proceso alentando enemistades y proyectos discutibles pero jugosos, insiste en que la exportación del gas fue la garantía para la inversión foránea en Melchorita y que se vecinan “renegociaciones” respecto del contrato original “sin violentar el régimen jurídico” (amarrando el desenlace a lo que “acepten” las empresas dueñas del gas peruano), miente como un cosaco alucinado citando otra vez la cifra de 11 trillones de pies cúbicos de gas como reserva, afirma que se han creado dos millones de puestos de trabajo sin decir que más de la mitad de ellos es “empleo indecente”. Etcétera. Un aburrido etcétera de este gris articulista de “El Comercio”.

Nadie puede discutir que el Perú ha mejorado en muchos aspectos. Pero la dinámica de esa mejora no pasa por palacio de gobierno sino por la creatividad empresarial, el sacrificio de las clases medias, el mantenido precio de las materias primas, la extensión y cultura del crédito, la inversión extranjera planteada muchas veces en condiciones leoninas para el Perú. Y, también, por la venta y concesión inaceptables de grandes extensiones de mar, costa y selva.

Es una mejora que no llega a todos y que, en muchos casos, agrava las desigualdades favoreciendo sólo a los de siempre. Es, en resumen, un capitalismo corrompido por la intervención presidencial, la mugre del lobismo y de su prensa y, sobre todo, la absoluta carencia de un plan de desarrollo nacional. Necesitamos más que nunca de un plan que parta del diseño de un país reconciliado y que no dependa de la mudable rapacidad del dios mercado.

El asunto es si queremos un país o una feria de inversionistas.

Un mundo de grandes escaseces elementales será el del siglo XXI.

Triunfarán los países que planifiquen la lucha ante esos desafíos: la nueva agricultura, los problemas de ríos y acuíferos, la finitud de ciertos recursos, las demandas de pesadilla de las ciudades abarrotadas, las migraciones del hambre, la crisis global del empleo, la sociedad posinformática, la revolución de la educación. Es un futuro amenazante que exigirá nuevos políticos, miradas más limpias, otras mentes, otra ilustración.

Escuchando a García este 28 de julio viajé al pasado. Al más viejo y agobiante pasado: un líder aldeano que le mentía a su rebaño."

lunes, 2 de agosto de 2010

UN GUITARRISTA DIFERENTE


El jazz y la música afroperuana siempre han tenido una conexión especial, una mezcla entre lo telúrico y lo académico (que ya se sentía en los bordones de Carlos Hayre, en los arreglos de Álvaro Lagos, entre otros), que fue desarrollándose a través de los años, a medida que el género conocido como "jazz fusión", originado en los 70s gracias al genio de Miles Davis y su combinación de jazz con rock, fue extendiendo sus posibilidades sonoras al incorporar elementos de músicas de todo el mundo dentro del lenguaje inagotable del jazz.

Esa conexión jamás llegó a explorarse en toda la amplitud de su potencial y salvo la única excepción de Perú Jazz - aquel mítico cuarteto conformado por Jean Pierre Magnet, Manongo Mujica, David Pinto y Julio "Chocolate" Algendones - la escena musical peruana comenzó a languidecer en medio de la proliferación de artistas superficiales y oportunistas que desprestigiaron hasta límites insospechados el término "fusión". Algo nuevo tenía que aparecer para romper esa mala racha. Y esa novedad llegó la noche del sábado 31 de julio del 2010, gracias al grupo Afroperuano, liderado por el joven guitarrista Yuri Juárez.

Yuri - que se inició profesionalmente hace algunos años en el proyecto Sin Líneas en el Mapa y actualmente forma parte del Sexteto de Jazz Afroperuano de Gabriel Alegría - rescata la fusión del jazz y la música afroperuana, la reinventa y la sirve en bandeja de oro para deleite de los amantes de la buena música, gracias a un talento particular que le permite combinar de forma natural y convincente sonoridades aparentemente dispares como la polka, el vals criollo, el tango y el jazz propiamente dicho. Sus influencias, aunque inmediatamente reconocibles, no confunden al oyente y dejan claramente establecido un sonido desafiante pero principalmente, novedoso.

Por su diapasón desfilan, a un tiempo y con magistral fluidez, Wes Montgomery y su toque en octavas, Luis Salinas y esa digitación creativa y veloz, Pepe Torres (su maestro de toda la vida) y sus típicos trinares criollos. Pero por encima de todo está la música negra del Perú, el alma negra de Yuri Juárez, su impronta personal. Todos estos elementos se únen para dar vida al que probablemente sea el disco de jazz afroperuano por antonomasia. Por fin, después de tantos años, un artista consigue fusionar sin aburrir, fusionar sin sobreactuar, fusionar sin quebrar la esencia de la música que quiere interpretar.

Y esa noche, en el Jazz Zone miraflorino, Juárez nos presentó su primer disco solista, titulado también Afroperuano, junto a los músicos que lo acompañaron en esta aventura musical, todos ellos con amplia experiencia en el pequeño pero nutrido circuito jazzístico peruano: Pepe Céspedes (piano), Enderson Herencia (bajo), Laura Robles (cajón) y Hugo Alcázar (batería) no solo estuvieron con Yuri en los estudios sino que además participaron en el financiamiento del álbum, que fue grabado y remasterizado aquí en el Perú, en la conocida sala de don Manuel Esqueiros. Doble mérito y aplauso por este esfuerzo que ya se ha hecho acreedor del premio al mejor álbum de jazz afroperuano, otorgado por la página web The Latin Jazz Corner de New York, ciudad en la que el músico vive actualmente.

La noche comenzó con una excelente versión del Mambo influenciado de Chucho Valdés que mostró las virtudes del pianista Céspedes para entrar a los contrapuntos. Mención aparte merece el tema Astorpolka, otra composición de Juárez en la que el guitarrista rinde homenaje a uno de sus referentes, el compositor argentino Astor Piazzola. El concierto se basó posteriormente en las canciones del disco, casi todas compuestas y arregladas por Yuri, entre las cuales destacaron los festejos Festejeando, Rosa del mar y Cántelo usted, en el que se lució la percusionista Laura Robles.

En la segunda mitad del show, Yuri dio pase a sus invitados, cuatro cantantes de distintos niveles interpretativos. En primer término, Domingo Giribaldi subió al escenario para cantar Un vestido y un amor, clásico tema de Fito Páez con arreglos del guitarrista. Luego fue el turno de Victoria Villalobos, reconocida cantante criolla que interpretó con mucho sentimiento La carimba, un panalivio compuesto por su padre, José Villalobos Cavero. Después, la joven cantante Adalí Montero demostró tener muy buen timbre de voz aunque no posee un estilo realmente propio, pues se nota demasiado su intención de sonar y lucir como la inigualable Janis Joplin. Montero interpretó dos temas: Roxanne de The Police en una versión tipo lounge y, a pedido del público, El día que me quieras de Carlos Gardel.

Finalmente, y como fin de fiesta, saltó a la tarima el experimentado cantante José "Chaqueta" Piaggio, que derrochó personalidad y carisma cuando se adueñó de Yuri y de sus músicos para cantar dos boleros eternos, Inolvidable y Los aretes que le faltan a la luna y luego, como la gente no le permitió irse sin sonear, se lanzó a cantar Cañonazos, un clásico de La Sonora Matancera. El guitarrista, siempre demostrando sencillez y agradecimiento, declaró tener una profunda amistad con el conocido cantante y confesó ser su gran admirador. Si el concierto había gozado todo el tiempo de una atmósfera cálida y amistosa, este gesto solo confirmó esa sensación.

El show fue de muy alto nivel, a pesar de algunas espectadoras desadaptadas que se dedicaban a conversar, a voz en cuello y en primera fila, acerca de sus asuntos personales y Blackberry en mano, interrumpiendo lo que los músicos hacían sobre el escenario, a escasos metros. Una demostración más de que, aun en los sectores "A" o "B", la incultura y la falta de respeto abunda. Tan grande fue la incomodidad que la cajonera Laura Robles, en un intermedio, tuvo que pedirles, con obvias señas, que bajaran la voz.

En suma, un verdadero acontecimiento dentro de nuestra escena musical que es obligación nuestra difundir y esperar que se repita, no solo con Yuri Juárez y su banda, sino con tantos otros talentos que viven escondidos a la sombra de los "artistas" de moda, destalentados y vulgares que saturan las radios, las pantallas y las páginas de la prensa. Yuri Juárez confirma la naturaleza de nuestro país como tierra de guitarristas, gracias a su estilo personal, único y diferente.