martes, 29 de julio de 2008

¡FELIZ 28!

Mensaje a la Nación... flamante Presidente del Congreso (que hace unos meses apareció sentado en la banca de un parque durmiendo una resaca)... Desfile Militar plagado de pompas y circunstancias... Cumbia a todo volúmen y animadores borrachos gritando publicidad de diversas cervezas en los principales canales de TV... Cebiches en clave Record Guinness, Día de la Comida Peruana, Día del Pisco... Te Deum con golpeadita de pecho y discurso anti-aborto y anti-divorcio inmediato cortesía de Cipriani... ¿qué más? ah... Decenas de accidentes en las carreteras, miles de muertos y heridos, extrema pobreza en el interior del país, extremo frío en el sur... como música de fondo el Cholo Soy Peruvian Chillout... como todos los años, los homenajes a la patria se diluyen en "arrumacos y amabilidad" como diría Enrique Bunbury... pura cáscara, sin nada adentro...

El Perú está de cumpleaños y, otorgándole capacidades que no tiene porque evidentemente no es un ser vivo, lo imagino sentado en un rincón de la fiesta en la cual todos se divierten menos él. La clásica celebración en la que los pelagatos de siempre te andan esperando para reventarse y "celebrar", a costa tuya, el día en el que más cariño y atenciones deberían dedicarte. Las manifestaciones patrióticas son difíciles de decodificar en el ciudadano comun, de a pie, que vive y sufre día a día las inclemencias de nuestro país.

También es difícil de entender en esos cientos y miles de compatriotas que se largaron apenas pudieron para encontrar "una vida mejor" en el extranjero - lugares predilectos: EE.UU., España, Italia - sobre todo cuando las imágenes, en su abierta desfachatez, nos muestran que esa "vida mejor" consiste en replicar las medianías en las que se regodeaban aquí, claro, trabajando mucho y ganando más dinero quizás, pero comportándose como si se encontraran todavía en el "rico Barrios Altos" que dejaron atrás (desde luego hablo de esa mano de obra no calificada que emigra porque acá no puede mantener a su familia y que allá mejora, pero sólo económicamente...)

Pero en quienes no es nada difícil detectar la hipocresía, el figurettismo y las ganas de darle trasfondo a un asunto más bien superficial es a todas esas autoridades, gentes de la farándula y buitres que andan por allí buscando establecer en el cerebro de la población - de todas las edades y posiciones socio-económicas - que la "diversión", la juergaza de fin de semana largo o las tradiciones que carecen de sentido cuando no vienen acompañadas de intenciones realmente buenas y dirigidas a cambiar las cosas que andan mal (¿podemos creer la contrición del rostro de Alan García, de Luis Alva Castro, de Antero Flores Araoz, de Juan Luis Cipriani?) forman parte de nuestra idiosincracia y que es haciendo alguna de estas cosas realmente demostramos amor por nuestro país...

Quiero mucho a mi tierra. Me gusta su comida, admiro su historia y sus héroes. Respeto sus colores y aunque termine renegando siempre, soy hincha de la selección cada vez que le toca jugar. La mitad de mi familia es peruana y (...). Me emociono cuando escucho un vals bien cantado (Gianmarco o Fabiola de la Cuba abstenerse), un huayno en cualquiera de sus formas (no Dinas ni Abencias ni Sonias por favor), una marinera de aquellas y me siento orgulloso de conocer la obra de Nicomedes Santa Cruz. Admiro a Mario Vargas Llosa, a José María Arguedas y a los escritores nuevos que andan por allí llevando el nombre del Perú muy lejos...

¡FELIZ 28!

Hasta la próxima...

domingo, 27 de julio de 2008

CONCIERTO PARA GRUPO Y ORQUESTA


Nunca me han gustado los rankings. De una u otra forma, siempre dan la impresión de que reflejan el gusto particular de determinadas personas y a partir de allí, sirven como herramientas para darle dirección a las tendencias, a las preferencias del público, etc. El rock, ese género musical que ya inscribió su existencia dentro de los índices de cualquier tratado acerca de historia del siglo 20, es uno de los tópicos preferidos para la confección de rankings: los 100 mejores discos, los 10 mejores grupos, los 20 mejores guitarristas, y así podríamos continuar durante horas. Pero si me pidieran hacer una lista con los mejores eventos de la historia del rock, pues la noche del 24 de septiembre de 1969 estaría, sin lugar a dudas, en una posición privilegiada.

Esa noche se produjo un evento musical sin precedentes. Deep Purple sorprendió a la naciente comunidad rockera con un espectáculo extremadamente arriesgado, vanguardista y novedoso. En los tiempos en que el hippismo norteamericano y la resaca de la invasión británica dominaban las ondas radiales, el quinteto se presentó junto a la Royal Philharmonic Orchestra (más de 100 músicos en total) para estrenar una composición clásica de su tecladista y fundador, Jon Lord. La obra, titulada Concerto For Group & Orchestra tenía toda la estructura de la forma conocida como concerto, en tres movimientos que integraba de una manera nunca antes hecha, a una orquesta completa con un quinteto de rock, que funcionaba en esta oportunidad como el instrumento solista. A manera de los concertos grossos o las sinfonias concertantes (géneros clásicos muy usuales en el período barroco), la orquesta realiza una introducción en cada movimiento que define la estructura melódica de la composición y el instrumento solista (en este caso Deep Purple) interviene en pasajes individuales de gran factura. Esto estableció a Jon Lord como una figura de mucha importancia para la evolución del rock y posicionó a la banda como pionera en el mundo, aun poco explorado en ese entonces, de la fusión.


Lord, pianista de formación (sus especialidades iban desde Johann Sebastian Bach hasta Edward Elgar), acababa de cumplir los 28 años de edad cuando se decidió a estrenar este Concerto..., que había compuesto años atrás entre sesión y sesión de los tres primeros álbumes de su banda - Shades Of Deep Purple (1968), The Book Of Talyesin (1968) y Deep Purple (1969) - que desplegaban un sonido con fuertes influencias en el blues y el r'n'b, además de haber colocado en las listas de éxitos algunas muy bien logradas versiones de temas ajenos como Hush (de Joe South) o Kentucky Woman (de Neil Diamond). Pero aquella vuelta de tuercas dejó atónitos a los fans del quinteto, que no estaban tan advertidos de los talentos instrumentales de sus integrantes. Para el estreno del Concerto For Group & Orchestra, Deep Purple también estrenó a sus dos nuevos integrantes, en lo que constituye la primera aparición grande en público de la formación más conocida de los intérpretes de históricos clásicos del rock como Smoke On The Water, Highway Star, entre otros.

Meses después de la aparición al mercado de Deep Purple, el tercer álbum de la banda, el vocalista Rod Evans y el bajista Nick Simper fueron despedidos porque sus registros no llegaban a satisfacer los vuelos creativos del núcleo de la banda conformado por Jon Lord (teclados), Ritchie Blackmore (guitarra) e Ian Paice (batería). Los reemplazantes, Ian Gillan (voz) y Roger Glover (bajo), a pesar de no tener la formación clásica de Lord y Blackmore ni la intuición y pulso jazzero de Paice, confirmaron desde el principio que eran lo suficientemente buenos para la nueva dirección musical de la banda. La poderosa voz de tenor de Gillan - y su habilidad para lanzar agudos gritos sin recurrir al falsete - y el sentido del ritmo de Glover calzaron a la perfección con las intenciones de Lord y Blackmore. Y el Concerto For Group & Orchestra fue la prueba de fuego para aquella conjunción de destrezas que asombraría al mundo de la música a partir de entonces con su mezcla de rock, blues, psicodelia y texturas barrocas.

La premiere de la obra de Lord se realizó en el prestigioso Royal Albert Hall ante una audiencia conformada por una combinación de fanáticos de la banda con seguidores de la legendaria orquesta, que en esa ocasión estuvo bajo la dirección del compositor británico Malcolm Arnold. En el video pueden apreciarse carteles con la frase "Good Lord preserves us" (jugando con la palabra "Lord", apellido del tecladista que es utilizada en inglés para referirse a Dios) y enloquecidos espectadores que no pueden creer lo que están viendo y escuchando. Al mismo tiempo, serios señores y señoras, con sus vestidos de gala, con expresiones que denotaban cierta incredulidad. No era posible que esas impresionantes atmósferas de cuerdas o los épicos sones de la sección metales hubieran salido del cerebro de un tecladista de pelos largos, que solía tocar zarandeando el mueble aquel del inmenso Hammond B-3 como si se tratara de una caja o una maleta pesada.

La composición (de casi una hora de duración) se divide en tres movimientos: el primero, llamado Moderato-Allegro, se inicia con un crescendo de violines muy sutil que va evolucionando hasta convertirse en la línea melódica de la obra completa. Después de escucharla varias veces uno descubre la marca del estilo de Lord, una secuencia de acordes que podrían estar en cualquier de los posteriores éxitos de la banda. La primera intervención del grupo irrumpe con exactitud a final de los fraseos de la orquesta y entabla una relación de simbiosis entre el mundo de lo clásico y de lo psicodélico. El Hammond dominante de Lord se abre paso hasta el sentido solo de Blackmore - sin duda uno de los mejores guitarristas de la historia - que cierra su participación con un Re mayor abierto, como expresando la presencia pura y directa del rock and roll.

El segundo movimiento, Andante, permite la total integración de grupo y orquesta, sobre la base de una melodía apacible con letras escritas por Ian Gillan, en su mejor momento vocal. El tema, una especie de balada épica, fue la primera contribución de Gillan dentro del grupo y le permite tomar parte de esta experiencia musical única. Poco a poco, la orquesta y el grupo interactúan fluidamente, lo cual demuestra las bondades de la composición de Jon Lord y el poder de la batuta del experimentado Arnold, quien según el mismo Lord, fue el principal motor de esta aventura que mantuvo nervioso al compositor hasta el último acorde. En ningún momento hay situaciones forzadas, o que den la impresión de estar fuera de lugar.

Durante el movimiento final, Vivace-Presto, la sección de percusión de la RPO es la principal protagonista. Timbales, tarolas y vibráfonos se entrecruzan con los cornos en una suerte de contrapunto de enorme fuerza épica, como marco perfecto para el metronómico solo de batería de Ian Paice, uno de los momentos más notables de la obra. El baterista traza en unos cuantos minutos todos aquellos atributos que lo hicieron conocido como uno de los principales percusionistas del rock. El final de la obra, a manera del soundtrack de una película de ciencia ficción, confirma las sensaciones producidas a lo largo de toda la pieza: el efecto buscado por Jon Lord se muestra en su plenitud: la orquesta y el quinteto de rock se únen en final apoteósico, como si se tratara de un organismo único y no dos componentes por separado.

El concierto, que fue denominado The Best Of Both Worlds (Lo Mejor de Ambos Mundos) dio inicio a una larga historia de encuentros entre la música clásica y el rock, que hasta ahora continúa con la aparición de producciones de registros y calidades variables. La banda volvió a tocar la obra 30 años después, en 1999, esta vez con el guitarrista Steve Morse y la London Symphony Orchestra, bajo la dirección de Paul Mann. Aquí algunos videos del youtubo para quienes nunca hayan tenido oportunidad de ver y oír este Concerto For Group & Orchestra, uno de los eventos musicales de mayor trascendencia en los últimos 40 años...

Hasta la próxima...

http://www.youtube.com/watch?v=gLyqdzu-F4k (1st. Movement, solo de Ritchie Blackmore)



http://www.youtube.com/watch?v=CAGId9QLAqU&feature=related (2nd. Movement, canta Ian Gillan)

http://www.youtube.com/watch?v=2F9MI5Ag1vE (3rd. Movement, solo de Ian Paice)

lunes, 21 de julio de 2008

¡NO, GRACIAS!

El sábado pasado, Canal 7, en su alucinante ciclo de películas clásicas, transmitió la versión cinematográfica de la obra Cyrano de Bergerac. Este éxito del teatro francés del siglo XIX, escrito originalmente por el dramaturgo Edmundo Rostand y basado en la vida del también escritor de teatro Hector Savinien de Cyrano de Bergerac (1619-1655), brindó al mundo de los superhérores uno de sus personajes más emblemáticos y recordados. En la obra, Cyrano es un poeta, con el don de alcanzar las más altas cumbres de la expresión a través del lirismo de sus palabras y a un tiempo, era un valiente, diestro y feroz espadachín, capaz de vencer a más de 100 hombres a la vez. La película, dirigida en 1950 por Michael Gordon y protagonizada por el actor portorriqueño José Ferrer (que ganó un Oscar por su interpretación), acercó al romántico caballero - quien a pesar de sus múltiples virtudes, vive acomplejado por su prominente nariz - a la cultura popular y lo convirtió en sinónimo de caballerosidad y coraje. Quiero compartir con ustedes el monólogo ¡NO, GRACIAS!, en el cual el héroe hace una declaración de sus principios morales, que le impiden bajar la cabeza ante el opresor, ante el abusivo, ante el deshonesto. Obviamente, y como todos los héroes, Cyrano es considerado un idealista demente, un reaccionario... Una época de valores, hoy desaparecidos... Cosas que solo pueden verse en las clásicas obras de la literatura...

Escena: "No, gracias!"

Reparto:
Cyrano de Bergerac: un poeta, espadachín y portador de una larga y horrible nariz.
De Guiche: un rico caballero, enemigo de Cyrano.
Le Bret: soldado, compañero y buen amigo de Cyrano.


"DG: (recuperando el control después de haber sido insultado por Cyrano)... ¿Ha leido Don Quijote?
CB: Claro que sí, y me identifico con el héroe.
DG: Sería conveniente que releyera el capítulo de los molinos...
CB: Capítulo trece.
DG: Los molinos, recuérdelo, si pelea contra ellos...
CB: ¿Mis enemigos cambian a cada nuevo soplo del viento?
DG: ... pueden agitar sus enormes brazos y lanzarlo al fondo del lodazal!
CB: O elevarme hasta las estrellas...


DG: (sale de la escena... lo vemos mientras sube a su carroza)
LB: (se acerca a Cyrano)


CB: (haciendo una sarcástica reverencia a los que salen)... Caballeros... caballeros...
LB: ¡Acabas de arruinarlo todo! ¡Hubieras asegurado tu fortuna! ¡Ja! Ese sí es un mal enemigo. ¡Hiciste que se viera como un tonto!
CB: Allá vas otra vez, con tus quejas...
LB: Esta actitud que acabas de tener... arruinas cada oportunidad que te sale al frente... es un exceso...
CB: Muy bien, muy bien... ¡entonces me excedo!. ¡Sí, me excedo! Por mis principios. Hay cosas en este mundo que un hombre debe llevar hasta sus extremos para hacerlas bien.
LB: Deja de jugar a ser Los Tres Mosqueteros en uno solo... gloria y fortuna...


CB: Y ¿qué queríais que hiciera?
¿Buscar el patrocinio de algún gran hombre y como una vil enredadera me arrastre hacia arriba, hacia aquel lugar en el que no pueda mantenerme solo? ¡NO, GRACIAS!
¿Dedicar, como lo hacen otros, poemas a los prestamistas? ¿Ser un bufón con la horrible esperanza de producir una sonrisa en algún rostro frío? ¡NO, GRACIAS!
¿Comer un sapo de desayuno cada mañana? ¿Hacerle callos a mis rodillas y cultivar una espalda flexible, capaz de soportar mi postrado estómago sobre el polvo? ¡NO, GRACIAS!
¿Rascar la espalda de cualquier cerdo que cosecha oro por mí? ¿Hacerle cosquillas en los cuernos a Mamón (Dios de la codicia) con mi mano izquierda, mientras mi derecha, demasiado orgullosa para interesarse en los asuntos de sus compañeros, se lleva el dinero recaudado? ¿NO, GRACIAS!
¿Usar el fuego que Dios me dio para quemar inciensos todo el día? ¿NO, GRACIAS!
¿Publicar versos para mi propio deleite? ¡NO, GRACIAS!
¿Ser el santo patrón de un pequeño grupo de almas cultas que almuerzan reunidas cada martes? ¡NO, GRACIAS!
¿Debo trabajar día y noche para construirme una reputación con una canción y nunca más escribir otra? ¿Debo encontrar el genio verdadero sólo entre los genios, palpitando sobre párrafos pequeños, y luchando por insinuar mi nombre en las columnas de Mercurio? ¡NO, GRACIAS!
¿Calcular, programar, tener miedo, querer más hacer una visita que un poema, buscar presentaciones, favores, influencias? ¡NO, GRACIAS!
No, muchas gracias, una y otra vez, muchas gracias...
Prefiero cantar, reír, seguir mi propio camino y estar solo, libre, con ojos para ver las cosas como son, con voz que habla de la humanidad... poder colgar mi sombrero donde me plazca, en una palabra, en un sí un no... prefiero pelear o escribir...
Viajar a cualquier lugar bajo el sol, bajo las estrellas, sin pensar que la fama o la fortuna yacen más allá del camino... Nunca escribir una línea que no haya escuchado mi propio corazón. Decir con toda modestia que mi alma se satisface con las flores, con las frutas, con las hierbas inclusive... reunirlas en un solo jardín que podáis considerar vuestro...
Así, cuando consiga algún triunfo por alguna casualidad, no compartirlo con el César... en una palabra, soy demasiado orgulloso para ser un parásito, y si mi naturaleza quiere esa semilla que crece hacia el cielo como el pino de la montaña, o como el roble, que protege a las multitudes pues ahí estaré... no tan alto quizás, pero estaré allí... por mí mismo!

LB: ¡Sí! ¡Solo! Pero ¿por qué solo contra el mundo? ¿Qué demonio te ha poseído para que vayáis por todos lados consiguiéndote enemigos?
CB: Porque observo como todos ustedes hacen amigos por todos lados... ¡como los perros! Observo la forma de estas cortesías caninas y pienso: Mis amigos pertenecen a una raza más limpia... Aquí viene, gracias a Dios: otro enemigo!"



http://www.youtube.com/watch?v=_OfvfEL-hmw (la escena completa)

Hasta la próxima...

miércoles, 16 de julio de 2008

OFFRET - EL SACRIFICIO

"Siempre hay algo nuevo qué aprender" es una de esas frases hechas que por muy perogrullescas que sean, encierran una verdad irrefutable. Hay tantas cosas que, por falta de tiempo o por falta de voluntad para darse el tiempo uno no conoce que a veces da la impresión de que la rapidez del mundo actual, los problemas cotidianos - ¿alguien dijo la falta de trabajo? - etc., nos impiden disfrutar de las cosas buenas que tiene la vida.

Cuando vi Luz silenciosa, del mexicano Carlos Reygadas, esa galardonada y mentadísima película admirada por propios y ajenos, me quedé sentado frente al reproductor pensando, no sin su pizca de cinismo, que "me estaba perdiendo de algo". ¿Por qué no me quedaba tan claro que se trataba de una masterpiece - como decía la fotocopia a color de la contracarátula - del cine de autor, como al parecer sí les quedaba claro a los demás? Encima, en un comentario por ahí leí que la relacionaban a la obra de un tal Tarkovski, apellido ruso que había oído mencionar a mi profesor de cine Rogelio Pinto hace muchos años, pero de quien jamás había visto ni siquiera una escena.

En estos aciagos días de incertidumbre laboral y personal, me agencié una copia pirata - como si necesitara decirlo ¿no? - de Offret (The Sacrifice, El Sacrificio), la última película de las siete que filmó "el tal" Tarkovski, ganadora del Gran Premio de Cannes de 1986 (datos cortesía de http://www.wikipedia.org/, el "mataburro" virtual) para ver si entendía algunos de los códigos que, seguramente, yo desconocía y por eso no apreciaba Luz silenciosa como debía ser. Andrei Tarkovski, ruso de nacimiento, realizó este film en Suecia y en sueco, en señal de homenaje a una de sus mayores influencias, Ingmar Bergman.

Tras observar las más de dos horas de metraje, comprendí que, a pesar de no ser experto en cine, mi intuición para la apreciación artística sigue siendo regularmente aceptable. No hay nada que me haga relacionar a Tarkovski con Reygadas y mientras Offret se me reveló como un poema visual cohesionado, intensamente surrealista (o super-realista, mejor dicho) y que derrocha melancolía y sensibilidad artística (atributos habituales en los artistas rusos), Luz silenciosa me siguió pareciendo un plomazo impasable que recibe aclamación desmedida por los profundos abismos existentes en la apreciación artística a nivel mundial, tanto a nivel de público en general como a nivel de crítica "especializada".

Más allá de las respetables cuestiones de gustos, lo de Andrei Tarkovski se presenta como una propuesta vanguardista, profunda, con raíces insondables. Desde el uso de esa hermosa melodía de Johann Sebastian Bach hasta la relación con aspectos del arte clásico (la presencia enigmática del cuadro La adoración de los magos de Leonardo), mientras que lo del mexicano Reygadas, si bien es cierto demuestra admiración por el estilo (largas tomas, silencios, tramas poco comunes, fantasías, etc.) no alcanza esas alturas expresivas y termina pareciéndose más a las chabacanadas y bizarras manifestaciones del cine indie norteamericano, cada vez más atento a colarse en Hollywood que en los exclusivos cenáculos del cine arte de verdad.

Offret es bastante larga pero la emotividad, aunque no es imperturbable, mantiene el interés en la historia - que no pienso resumir para evitar enredos, mejor recomiendo que la busquen) y cuando terminó, al contrario de lo que me produjo Luz silenciosa, quedé suspendido en una melancolía muy compatible con el estado de ánimo que tengo actualmente. Además de esa sensación de que esta vez sí me había perdido de algo. Me había perdido conocer a este genio de las historias contadas con imágenes. Me faltan seis películas para conocerlo a fondo. ¿Cuántas películas tiene Reygadas? No sé. Ni me importa...

Hasta la próxima...
http://www.youtube.com/watch?v=R8XVayMChGc (una de las primeras escenas)
http://www.youtube.com/watch?v=I-fx95l8u-U (el clímax de la película)

martes, 15 de julio de 2008

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS...


Uno de los comediantes más importantes de la historia de la humanidad está viviendo entre nosotros. El mexicano Roberto Gómez Bolaños, "Chespirito", se encuentra en el Perú iniciando la gira latinoamericana de su obra teatral "11 y 12", con la cual se despide de las tablas ante la mirada atenta y la sonrisa agradecida de miles y miles de personas, de diversas generaciones, que han disfrutado durante décadas de sus hilarantes creaciones, historias y personajes que ya forman parte del imaginario colectivo hispano-parlante.

Desde el día que llegó a Lima, el super comediante "Chespirito" no ha dejado de recibir homenajes y agradecimientos de políticos, periodistas, artistas y del público en general, constituyéndose en uno de los pocos temas que han generado consenso en nuestra convulsionada y dividida sociedad. Uno de los más publicitados fue el transmitido el sábado pasado por Canal 4, que incluyó una serie de actos bastante bien logrados, que fueron recibidos con mucha emoción por el maestro y su acompañante, esposa y vocera oficial (por decir lo menos), doña Florinda Meza, parte fundamental del elenco que "Chespirito" ensambló hace más de 40 años para hacernos gozar con su humor inteligente, imaginativo y sobre todo, blanco.

Los puntos más altos de este programa especial fueron, sin duda, las representaciones que conocidas figuras de América Televisión hicieron de los clásicos sketches y personajes principales de El Chavo del 8, El Chapulín Colorado, El Doctor Chapatín, Los Chifladitos y Los Caquitos, actuando las rutinas y diálogos que nos han hecho reír cada vez que las hemos visto y oído, sin importar que nos las sepamos de memoria. Bruno Pinasco, Ricky Tosso, Johana San Miguel, Silvia Bardales, entre otras caras conocidas del canal, estuvieron bien caracterizados y rindieron tributo al genial creador de los programas número uno de la televisión humorística.

Por otro lado, la gente de Kimba Fá, María del Carmen Dongo y el conjunto de danzas folklóricas de Las Brisas del Titicaca ofrecieron regalos musicales a la pareja de artistas que los hicieron bailar en sus asientos. No faltó la marinera, el festejo y el huaylarsh, ante las miradas y sonrisas atónitas de los homenajeados.

Asimismo, un grupo de niños ataviados con las ropas características de estos entrañables personajes deleitó a la pareja jugando a la ronda al ritmo de las canciones que identifican a cada programa. Este es otro de los puntos fundamentales del éxito de "Chespirito". Resulta inevitable asociar cada escena o personaje a una melodía particular y ni qué decir del tema The elephant never forgets, compuesto y grabado en 1970 por el músico francés Jean-Jacques Perrey (basado en una melodía de Ludwig Van Beethoven), que ha ganado la inmortalidad por ser el tema central del programa El Chavo del 8.


Para Doña Florinda también hubo un momento muy emotivo, cuando un mariachi le dedicó una serenata compuesta especialmente para ella, con letras que hacían referencia a su vida y carrera. La actriz, escritora y productora de telenovelas en México, no sabía qué más decir para expresar su agradecimiento, mientras que "Chespirito" dejaba ver en su rostro octogenario las emociones y alegrías que el Perú le viene devolviendo por todo lo que nos ha brindado durante sus más de 40 años de carrera artística.

Lamentablemente, quien no estuvo a la altura de las circunstancias fue el anfitrión, Federico Salazar. Impreciso, nervioso, improvisado, con una serie de dislates al momento de tomar la palabra que no justificaron su presencia en el homenaje. Así lució la cara de la noticia de América Televisión, haciendo olvidar al público los años de experiencia que ostenta, no sólo como periodista y narrador de noticias, sino como maestro de ceremonias. Ciertamente dejó mucho que desear pero ni siquiera eso logró empañar la noche en que Canal 4 - el canal en el que siempre se ha visto "Chespirito" en nuestro país - dedicó lo mejor de su trabajo para decirle a nuestro ilustre huésped: "GRACIAS, MUCHAS GRACIAS..."

lunes, 14 de julio de 2008

"WE´LL ALWAYS HAVE PARIS"

¿Quién puede negar, después de ver Casablanca (Michael Curtiz, 1942), que alguna vez ha soñado con ser así, como Richard Blaine? El elegante y poderoso Rick, interpretado por Humphrey Bogart tiene todas las características del tipo de hombre que algunos, por mala suerte o por simple y llana naturaleza, nunca llegaremos a ser. Seguro de sí mismo, con un pasado heroico, cínico pero de buenos sentimientos, capaz de resolver las situaciones más difíciles con una sola frase. Además, se enamora de él la mujer más bonita del pueblo. Ilsa (Ingrid Bergman), se recuesta sobre su hombro, le confiesa amor eterno y a pesar de ser en sí misma una mujer de fortaleza inusual, desfallece ante Rick, una versión más humana - y por ende, errónea - del idealismo casi sobrenatural de su esposo, el revolucionario y prófugo Victor Laszlo (Paul Henreid).

Casablanca tiene todos los elementos para ser lo que es, un clásico del cine mundial: buenas actuaciones, trama interesante y una inolvidable música. Tanto a niveles de la crítica más especializada como del público en general (a pesar de contar con detractores tan ilustres como Umberto Eco, quien llegó a comentar que era un flim "mediocre"), Casablanca - que se ubica siempre en los primeros lugares de cualquier ranking de las mejores películas de odos los tiempos - es ya un ícono cultural imprescindible, una amalgama de pulsiones románticas, heroísmos idealistas y valores hoy perdidos, considerados fuera de lugar en un mundo cada vez más bizarro, cada vez más abyecto, cada vez más presto a la baja calaña, a la vulgaridad, al goce barato e incompleto.

La lealtad de Sam el pianista (negro, desde luego) que trata de proteger a su jefe Rick del dolor de reencontrarse con la mujer que lo abandonó, las convicciones de Laszlo en medio del temor ante la presencia de los nazis (esa escena en el Rick's Cafe Americain, cantando a voz en cuello La Marsellesa, obligando a los alemanes a callarse es fenomenal), el conflicto amoroso de Ilsa y sobre todo, la personalidad imperturbable de Rick, capaz de realizar acciones positivas, como permitir la huída de Laszlo y hacer que Ilsa se vaya con él, para luego continuar su amistad con el amoral capitán Louis Renault (Claude Rains) configuran una galería de personajes inolvidables, paradigmáticos y arquetípicos de todas aquellas cosas que, en nuestras medianas y más reales experiencias, hemos tenido que atravesar en alguna oportunidad.

Por eso la conexión del público con Casablanca es tan fuerte. Porque así no estemos en la Segunda Guerra Mundial, tenemos que sortear innumerables conflictos, crisis, y peligros que afectan nuestro cotidiano discurrir. Porque siempre estamos en la disyuntiva de portarnos bien o mantener nuestra independencia. Porque siempre hay una mujer a la que quisiéramos tener a nuestro lado toda la vida pero que, por razones menos complicadas y peligrosas que las de Rick, hay que dejar porque su camino, antes tan ligado al nuestro, se muestra hoy distinto.

En mi caso particular, que he visto la película mil veces, puedo decir que de Rick tengo muy poco, quizás sólo la actitud cínica ante la vida y el pleno convencimiento de que por muy buenos sentimientos que uno tenga, eso no basta para "ser feliz". Y que tengo y tendré la vida atada a la de una persona por quien, aunque nunca se recueste sobre mí ni me confiese amor eterno ni mucho menos debido a mis defectos y torpezas, soy capaz de renunciar a todo, incluso a mi propia tranquilidad. Por eso, ante la imposibilidad, es mejor quedarse con los recuerdos de lo que alguna vez pudo ser algo parecido a esos días en París, mirar al techo y pensar que coincide conmigo en que "siempre los tendremos".

Casablanca es una de esas películas que uno no se cansa de ver, siempre en inglés (con subtítulos) y en blanco y negro, por supuesto. De otra forma pierde su encanto y su apariencia de sueño, uno de sus principales atributos. Y para cerrar, una línea del tema central del film, compuesto por Herman Hupfeld: "It’s still the same old story/a fight for love and glory/a case of do or die/the world will always welcome lovers/as time goes by..."

Hasta la próxima...

sábado, 12 de julio de 2008

MARCO TEÓRICO

Con respecto a mis dos últimos posts, titulados "CORPORACIÓN AMERICANA DE DESARROLLO", debo pedir disculpas a mis lectores - los de siempre y los ocasionales - por haber manchado las páginas de este blogo, con las malas artes de esa empresa que está muy lejos de constituir un tema interesante para los fines de esta bitácora, nacida bajo las coordenadas de la buena música, el arte, la información de calidad, etc.

Parafraseando uno de los comments recibidos, "debe ser que estoy dolido por haberme quedado sin trabajo" - lo cual no quita verdad a las cosas que digo acerca de la empresa de marras - motivo por el cual descargué la indignación que me producen las injusticias que pude ver que se cometen allí con la mayoría de sus trabajadores, entre los que me contaba hasta hace unas semanas.

Paradójicamente, han sido los dos posts más comentados hasta ahora, lo cual me hace pensar que de repente debería escribir más sobre eso, después de todo parece que esas son las cosas que "le gustan a la gente": las diatribas, los comentarios malcriados que lo insultan a uno, los que se solidarizan, en fin. Mientras llegue sangre al río - la mía o la de "la CAD" - habrán más comentarios.

Pero no, esa no es la onda de este blogo y nunca lo será, hasta que vea útil seguir contándoles las mil y una de estos señores que lucran con la educación profesional y se aprovechan de la necesidad de trabajar de jóvenes que ven, oyen y callan... Sólo para cerrar este ciclo me parece pertinente compartir con ustedes el artículo que Guillermo Giacosa publicó ayer en su columna de Perú21, que describe de manera brillante, a manera de marco teórico de mis disparos, algunos de los vicios de la empresa en cuestión, así como algunas de las cosas que nunca harán, porque no forman parte de sus "políticas internas":

"Empresas: una mirada con el ojo izquierdo (5)

por Guillermo Giacosa, Perú 21, viernes 11 de julio de 2008

He leído, no sé en que libro de Peter Drucker, que cuando los patrones ignoran las opiniones de sus subordinados en el campo específico de las tareas que realizan están desperdiciando un enorme capital. Cita este autor que tanto los japoneses como los coreanos reúnen sistemáticamente a sus empleados más brillantes para que desarrollen ideas innovadoras. Los resultados, observando la economía de los países citados, están a la vista.

El punto de partida indispensable para que ello ocurra es que los directivos crean y confíen en sus subordinados. ¿Ocurre esto a menudo en nuestras empresas? De acuerdo a las opiniones recogidas en las fuentes mismas durante los cursos que he dictado, ocurre mucho menos de lo deseable y, aunque parezca mentira en pleno siglo XXI, los prejuicios raciales y sociales juegan un papel preponderante en ello.

Recuerdo que, en una de las tantas radios en las que he trabajado, quien vendía la publicidad, hombre ingenioso y emprendedor como pocos, logró, gracias a sus propias iniciativas, superar, con sus comisiones, el sueldo que se había asignado a sí mismo el propietario y director de la emisora. Resultado: En vez de una felicitación recibió una carta de despido. El dueño-director, que era tan blanco y tan extranjero como yo, me comentó: "Pena por la emisora, pero si permito que ese cholo gane más que yo, se relajará la disciplina y vaya a saber qué otra cosa puede pasar".

Ocurrió hace más de veinte años, pero me impresionó tanto que lo escribí para no olvidarlo. La frase "vaya a saber qué puede pasar" delata un temor básico a perder el control y, además de esa inseguridad, un menosprecio absoluto no solo a la capacidad del otro sino, también, a su condición humana. De más está decir que jamás encontró un vendedor de publicidad que le llegara a los talones al "cholo" triunfador y despedido.

¿Por qué hacer sentir confianza a los subordinados es útil? En primer lugar porque se trata de la actitud humana correcta; luego, porque la confianza estimula el desarrollo de las capacidades individuales y colectivas y, además, porque la creatividad y la innovación no son toques de genialidad sino disciplina, investigación, perseverancia y su punto de partida es la confianza que se ha depositado en el personal de la empresa.

En una universidad de EE.UU., el rector, el decano de la facultad y un profesor visitaron el curso de menor rendimiento de toda la institución y les dijeron: "Un estudio sobre las potencialidades de todos los alumnos revela que son ustedes quienes más sobresalen. Esperamos ver los resultados".

El siguiente trimestre, ese grupo logró ubicarse en segundo lugar en rendimiento académico de toda la universidad. Bastó que alguien con autoridad moral sobre ellos les expresara su confianza para que sus capacidades potenciales se pusieran en marcha. Yo mismo lo he aplicado individualmente y los resultados siempre han sido espléndidos.

Quizá el problema sea que para confiar en otro hay que confiar primero en uno mismo. ¿Será ese el problema de algunos empresarios?"

Hasta la próxima...