martes, 30 de agosto de 2011

UN BOTÍN ECLESIÁSTICO


La evolución que ha tenido el litigio judicial entre la Pontificia Universidad Católica del Perú y el Arzobispado de Lima (iniciado hace más de tres años) hace cada vez más difícil suscribir la idea de catolicismo que actualmente se tiene en nuestro país. ¿Cómo abrazar un credo cuando su máxima autoridad - el ya cuestionado y antipático Cardenal Juan Luis Cipriani - se rodea de abogados y se parapeta en la sotana para insultar a diestra y siniestra a todo aquel que contradiga sus deseos de apoderarse de un centro de estudios superiores que no le pertenece?

No soy ex alumno de la PUCP y ciertamente, aunque reconozco que ha sido alma mater de gran parte de la intelectualidad (tanto política como artística y social) durante décadas pasadas desde su fundación en 1917, no me parece que actualmente mantenga esos mismos estándares de excelencia académica. Mas bien, con la transformación de la educación en un negocio, con los años la Católica se ha convertido en una institución de costos inalcanzables solo accesibles para quienes tienen dinero, lo cual no siempre es sinónimo de amplios criterios, talentos o sensiblidades sino que mayormente contribuyen a la acentuación de diferencias y la distorsión de mercados profesionales y laborales. Si bien es cierto es una institución de prestigio, también es verdad que últimamente reparten pasantías, maestrías y muchos otros títulos a personajes impresentables que no aportan nada y que solo se hicieron de esas certificaciones gracias a su poder adquisitivo.

Pero lo que Cipriani y su escudero, el abogado constitucionalista Natale Amprimo, congresista durante el gobierno de Alejandro Toledo retirado de la actividad política, pretenden hacer con todas las argucias abogadiles de las que son capaces es francamente inaceptable. La ambición que demuestra el Arzobispado, representado por el Cardenal dista mucho de la frugalidad y la templanza esperables en cualquier persona o institución que basa su existencia en la reflexión, la espiritualidad y el desapego de lo material.

Es poco creíble que todo este enfrentamiento - que incluye amenazas de intervención de tribunales extranjeros como un medio de disuasión que el Vaticano podría llegar a utilizar para hacer valer sus "derechos" de propiedad y administración de la PUCP - no tenga que ver con un deseo de echar mano a las cuantiosas ganancias que produce la universidad, no solo a través de su actividad educativa (pre-grado, post-grado, centro de idiomas y demás departamentos académicos) sino de otros importantes ingresos, como los que produce el alquiler de la Plaza San Miguel y todas las empresas comerciales que operan alrededor de este conocido e inmenso centro comercial así como las rentas de colegios emblemáticos del distrito de San Miguel. Me refieron a Juan XXIII y 10 de Octubre, ambos creados inicialmente para educar a los hijos de los inmigrantes chinos pero que hoy son prestigiosas instituciones escolares que atienden a selectas familias de todo Lima.

Luego de revisar las opiniones y respuestas de autoridades de la PUCP como el rector Marcial Rubio y la vice rectora Pepi Patrón al acoso legal y personal lanzado por Cipriani desde todas las tribunas posibles (incluso los llamó "súcubos" (*) en una nota publicada en la página web del Arzobispado de Lima) y de recordar el perfil intolerante y negativamente polémico del Cardenal, conspicuo miembro del Opus Dei, entra en consideración otro aspecto de estos afanes por dirigir una universidad desde el púlpito: el control y la censura que caracterizan a esta ala dura del catolicismo terminarían inoculados en el manejo institucional de la Católica. Se conocen experiencias en universidades católicas de otros países en las cuales se expulsó a docentes y alumnos por pertenecer a minorías que la Iglesia considera pecadoras y malas influencias para el alumnado (judíos, musulmanes, homosexuales, etc.)

Por eso, con todas las observaciones y dudas que podamos albergar respecto a que la Católica sea actualmente el mismo templo del saber que nos legó don José de la Riva Agüero y que fue cuna de artistas, políticos, pensadores e intelectuales que le dieron forma a la inteligencia nacional, esa que poco a poco va muriendo por meras razones cronológicas o ahogados por el aire contaminado que hoy se respira en todo orden de cosas (arte, política y farándula poseen en estos días una atmósfera irrespirable), es necesario defender sus fueros porque cualquier cosa es mejor que sus aulas y legado histórico se conviertan en un botín eclesiástico y caigan en manos de un personaje tan oscuro y retorcido como Juan Luis Cipriani, que no duda en guarecerse tras su papel de "ministro de Dios" para soltar algunas de las frases más lamentables de la historia reciente de nuestra vida político-religiosa.


(*) Súcubo: "Dicho de un espíritu, diablo o demonio: Que, según la superstición vulgar, tiene comercio carnal con un varón, bajo la apariencia de mujer" (Diccionario de la Real Academia de la Lengua


miércoles, 24 de agosto de 2011

BORGES: MÁS VIVO QUE NUNCA


Uno de los intelectuales más influyentes y admirados en habla castellana, el argentino Jorge Luis Borges nació un día como hoy hace 112 años. En junio de 2011 se celebró el primer cuarto de siglo de su partida física y, en medio de esta actualidad plagada de ligerezas y de desapegos por todo lo cultural, la figura del Borges terminal, anciano y ciego permanece perenne entre quienes aun nos interesamos por leer y por imaginar en lugar de entregarnos sin concesiones ni límites a la realidad cibernético-tecnológica que nos abruma con sus estímulos y sus ofertas de una vida y un conocimientos más rápidos pero a la vez más efímeros y desechables.




Borges no es mediático, si tomamos ese término en su acepción más moderna. A Borges no es necesario verlo, tanto como él mismo no necesitaba ver, a Borges hay que leerlo y si es posible, escucharlo. Tanto sus ficciones altamente desafiantes como sus análisis agudos de lo real lo mantiene vivo, más vivo que nunca.


martes, 23 de agosto de 2011

FERNANDO DE SZYSZLO: PINTOR DE BANDERA


"El arte no es un concepto ni una idea, es una experiencia. No hay nada que entender, hay que sentir." (Fernando de Szyszlo)

Mientras recorría los pasillos del Museo de Arte de Lima admirando la trayectoria y vitalidad de nuestro artista plástico más importante, Fernando de Szyszlo, no podía evitar preguntarme internamente: "Si me siento profundamente avergonzado de tener la edad que tengo y no ser capaz de reconocer uno solo de sus cuadros ¿qué sentirán las enormes masas de contemporáneos míos que no tienen ni idea de que existe este señor que ha conseguido lo que ningún peruano en los cerrados círculos de la crítica de arte a nivel mundial?". La respuesta es, naturalmente, un rotundo "nada". Porque estas cosas no le interesan a las grandes masas.

Y eso que mi culpabilidad debería verse ligeramente atenuada por haber tomado la decisión de explorar en ese mundo de formas inquietantes y colores fuertes, casi ininteligible para quienes no tenemos desarrollada la capacidad de apreciación pictórica y su universo de metáforas, metalenguajes y lecturas, con la intención precisamente de reparar esa falta imperdonable si tenemos interés en la expresión artística y la cultura.



Para los amantes de la tecnología digital, la exposición ofrece las llamadas "audioguías", que son aplicaciones para aparatos tipo Blackberry, iPhones, tablets y demás artilugios. Dentro del museo, si está conectado a Internet, puede solicitar un código para escuchar descripciones del propio de Szyszlo de sus obras


La pintura de Szyszlo - hijo de don Vitold de Szyszlo, físico polaco y de María Valdelomar, hermana del gran escritor Abraham Valdelomar (1888-1919) - es sorprendente por sus raíces históricas, costumbristas y a la vez sumamente vanguardistas y poco convencionales (todo esto lo iba entendiendo gracias a las leyendas que acompañan cada pieza de la exhibición, desde luego) y a pesar de esa intención de representar a su país, el artista permanece sin ser reconocido por la generalidad. Algo habitual en el mundo del arte que se trata de disfrazar con el rótulo "de culto" pero que en realidad debería avergonzar a la sociedad en su conjunto por el ninguneo que viene como consecuencia del desconocimiento del público y su preferencia por las cosas menores: la televisión basura, la cultura "chicha", lo popular y comercial de siempre...

Resulta curioso que don Fernando, perteneciente a la clase aristocrática de la Lima cincuentera terminara tan identificado con las culturas precolombinas (particularmente de Ancash e Ica) y que habiéndose codeado con la crema y nata del arte europeo - fue amigo de Andre Breton y otros grandes del superrealismo de esas décadas - no abandonara la peruanidad y el compromiso social que alguna vez le reclamara Sebastián Salazar Bondy otro de sus más grandes amigos. Actualmente Szyszlo es reconocido como un artista opinante capaz de alborotar al común de la gente con sus irreverentes comentarios políticos pero nada más. Me parece que mucha gente aun no tiene claro que Fernando de Syszlo es más que eso. Se trata, sin duda alguna, de nuestro pintor más importante y que también muestra esa irreverencia desde sus primeros cuadros.

La exposición está organizada en tres amplias salas del Museo y recorre el largo camino de Szyszlo en casi siete décadas de inagotable trabajo. Además de sus pinturas, pueden apreciarse algunas esculturas, litografías (en homenaje a César Vallejo) y hasta un cortometraje que dirigió en 1953, titulado Esta pared no es medianera. El artista, que actualmente tiene 86 años, aun produce y de manera desafiante para quienes piensan que la edad es un inconveniente para un arte como la pintura que, desarrollada a gran escala, constituye un esfuerzo físico realmente grande. Sus últimos cuadros son dípticos o trípticos de gran formato que resultan impresionantes, tanto desde las imágenes y colores que utiliza como por sus dimensiones. Esta muestra retrospectiva está abierta hasta octubre y creo que es deber de todo peruano interesado en el arte asistir y enterarse del valor de su obra.

Nuestra sociedad está demasiado embotada por la sobre estimulación tecnológica y el imperio de lo superficial. Si bien es cierto la pintura no es mi especialidad, sí reconozco que en parte eso se debe a la nula difusión de lo que significa ser pintor en este país y en ese sentido, tenemos mucho por hacer si realmente queremos salir del profundo y oscuro agujero de ignorancia en el que a diario estamos obligados a vivir. Yo, por lo menos, después de introducirme en el universo de Fernando de Szyszlo, ya soy capaz de reconocer su estilo y sus cuadros más emblemáticos. Eso ya es un avance.


miércoles, 17 de agosto de 2011

¿LA PRENSA TIENE CORONA?


De un tiempo a esta parte, el ejercicio del periodismo ha caído preso de una oleada insolente de soberbia y sus principales adalides y defensores se reclaman poseedores de un aura protectora que los exime del escrutinio público y privado. Es decir, en otras palabras, que nadie les puede decir nada, es imposible cuestionar sus siempre cuestionables prácticas al momento de abordar determinadas noticias, tomar partido a favor o en contra de una u otra línea de pensamiento y en fin, que si un periodista - independientemente del medio para el cual trabaja - siente amenazado el derecho consuetudinario de hacer lo que le dé la gana, salta hasta el techo, reclama, editorializa y cuenta con el respaldo matonesco y siempre listo de todos sus colegas.

Este espíritu de cuerpo no obedece tanto a la solidaridad o al sentido de pertenencia familiar que podría entenderse como parte del quehacer periodístico sino a un hecho menos loable: nadie quiere perder esa capacidad de ser impunes, algo que en este país ha dejado de ser único patrimonio de los políticos. Ahora los "hombres y mujeres de prensa" luchan con uñas y dientes cuando cualquier persona intenta recortar esa impunidad ganada a pulso gracias a la falsa creencia de que EL PERIODISMO o LA PRENSA, así en genérico y sin ninguna clase de filtro, es indispensable para la democracia y sus libertades no tienen límites. Eso por supuesto no es real aunque a nadie parece importarle.

Cuando hablamos de "sociedades democráticas" pensamos por defecto que se trata del escenario ideal para una convivencia equitativa, pacífica, preferible a los infiernos del controlismo o de la autocracia. Teóricamente puede ser verdad, pero una observación ligeramente aguda de la realidad debería hacer comprender, por lo menos a la población medianamente instruida, que eso no se cumple cabalmente. La información que tenemos almacenada en nuestros cerebros a veces puede bloquear la percepción y todos esos preconceptos nos impiden ver claramente las falacias que nos rodean.

En ese sentido, los conceptos "prensa" y "periodista", vale decir las ideas de lo que representan o deberían representar se han sobrepuesto al lamentable desempeño real de la gran mayoría de medios de comunicación y periodistas, y tanto los productores de contenidos como los consumidores de los mismos creen que cuando una autoridad política ataca a "la prensa", esta debe ser defendida como cuando los cruzados defendían a la religión, a capa y espada, sin discriminar ni separar la paja del trigo.

Así podemos ver que periodistas respetables y prestigiosos prefieren mostrarle los dientes a las propuestas que buscan adecentar el ejercicio periodístico en lugar de reconocer que sus predios están, hoy más que nunca, contaminados por el mal gusto, las componendas político-económicas y la baja calidad en cuanto a niveles culturales y personales de muchos colegas. Este reduccionismo ideológico con relación al ejercicio del periodismo no es casual, como menciono al principio, sino que es consecuencia del confuso entramado de malas costumbres, intereses y pésimas condiciones en las que se encuentra nuestra preciada sociedad democrática, en la cual todo se permite, todo se acepta y todo se entiende como parte natural del ejercicio irrestricto de esa otra falacia conocida como "libertad de expresión".

Cuando un congresista presenta un proyecto que busca mejorar la calidad personal y profesional de los periodistas que cubren la actividad diaria del poder legislativo, lo que está planteando es que las empresas privadas de comunicación pongan especial cuidado en sus contrataciones para elevar el nivel de las acreditaciones que reparten entre sus empleados. Actualmente, los medios envían a las conferencias de prensa a reporteros con discapacidades intelectuales mayúsculas: poco nivel de expresión, sectarismos ideológicos que responden a los intereses de los dueños y un limitado nivel de información, a lo que deberíamos agregar una paupérrima cultura general. Si criticamos duramente a los congresistas que no saben quién fue "El Brujo de los Andes" ¿por qué reaccionar en contra de una norma que precisamente garantizaría que el Congreso no se convierta en una sala de redacción más parecida a la sección gacetillera de farándula que parece dominar gran mayoría del espectro periodístico?

Por otro lado ¿cómo se entiende que periodistas de demostrada inteligencia y experiencia como Beto Ortiz, Pedro Salinas, Milagros Leyva y un (no tan) largo etcétera, defiendan a "la prensa" en general, la misma a la que pertenecen los Aldo Mariátegui, los Fritz DuBois y demás, con sus consiguientes alfiles siempre listos para la diatriba fuera de lugar, el tufillo racista, clasista y de acomodo con el poder económico? ¿Realmente se sentirían amordazados si salieran del camino todas esas personas que atentan contra la conformación de una sociedad más solidaria y menos capitalista? ¿Hasta cuándo van a utilizar la ironía o el sarcasmo, esa tendencia según la cual dicen una cosa en cámara y luego despotrican en sus artículos de opinión personal, casi como si tuvieran un problema de bipolaridad que les impide expresarse abiertamente?

Me parece que la "intelligentsia periodística" de Lima, si realmente existe, debe tomar una posición más clara sobre este respecto y saber que el solo hecho de tener carnet de reportero o ejercer el oficio de periodista desde el punto de vista convencional (en radio, TV o prensa) no es patente de corso para decir o escribir lo que sea sin ningún tipo de cuestionamiento. Esta postura del "Dios-salve-a-la-prensa" lo único que genera es mayor irresponsabilidad al momento de informar y opinar y una especie de corona que ciertamente, ninguna actividad debe tener. Cuando se logre entender que la prensa no solo tiene derecho a expresarse libremente sino también tiene el deber de estudiar, de criticar lo que debe ser criticado y reconocer cuando comete errores, quizás los periodistas podamos defender, con cordura y equidad, nuestra libertad de expresión sin que sea confundida con libertad para ofender, para embrutecer al público o para engañar a los demás.

martes, 16 de agosto de 2011

INSEGURIDAD A TODO NIVEL


En las últimas semanas, el tema del que más se habla en todas partes es la inseguridad ciudadana. Sé que lo que voy a decir va a caer mal pero resulta patético ver como el congresista Renzo Reggiardo se sorprende cuando le dicen que las comisarías de Lima no tienen teléfono fijo y hacen sus necesidades en silos. ¿Se puede sorprender de eso una persona que está en política hace diez años? ¿acaso no lo sabía antes de que su hija sufriera el terrible atentado que sufrió? Todos estamos contentos de que la niña de 9 años haya sobrevivido en lo que podría ser calificado como un milagro. Pero que este señor, perteneciente a esa nueva "clase política" más afecta al cambio permanente y conveniente de bancadas y al figurettismo con tintes intencionalmente faranduleros y de baja estofa es francamente indignante.

Del mismo modo, acaba de fallecer un joven reportero gráfico víctima de una combi asesina de la empresa Orión, esa que que permanentemente tenemos que padecer si nos dirigimos a Miraflores y que en más de una oportunidad ha regado muertos y heridos a causa de sus irresponsables choferes que se entregan a la adrenalina de las carreras por conseguir más pasajeros,como si la competencia no solo fuera por ver quién llega primero al paradero final sino por ver quién mata más gente. ¿Y el Ministro de Transportes? ¿y Susana Villarán? quizás también pongan cara de sorpresa cuando "se enteren" de que el culpable de la muerte de Yvo Dutra tiene más de 10 papeletas por infracciones que van de graves a muy graves. Ojalá que no se sorprendan tanto y que actúen con la severidad que el caso merece.

En esa línea quiero compartir con ustedes el aporte de un distinguido vecino de Barranco, don Víctor Urbano Katayama quien nos llama la atención sobre otra de las vertientes de esta cada vez mayor inseguridad ciudadana: la abierta libertad con la que los jóvenes juergueros (que pueblan las callejuelas otrora apacibles del distrito de Chabuca y Vargas Llosa) acceden a drogas de toda clase y la impavidez de la Policía Nacional y de la sociedad en su conjunto que persiste en avalar con su inacción, este predominio de la diversión interminable y del Miami-lifestyle que termina en asaltos, peleas callejeras y demás peligros para el ciudadano de a pie. La crónica puede ser vista como una preocupación local de un habitante específico de Barranco pero en realidad se puede aplicar a cualquier otro distrito, ya que en todas partes pasa esencialmente lo mismo.


EN LA LONCHERA DE LOS ADOLESCENTES
por Víctor Urbano Katayama – Viernes 12 de agosto de 2011

La realidad resulta ser más cruda que aquella que aparece ante nuestros ojos. Si no conversamos, si no interactuamos con nuestros vecinos, si no caminamos las calles de nuestro distrito y, más aún, si no hemos sido víctimas de la violencia callejera podríamos pensar que todo transcurre dentro de un marco de “normalidad” y relativa tranquilidad.

Barranco siempre fue considerado un distrito apacible, un lugar pacífico, propicio para vivir. “¡Quién como tú que vives en Barranco!” me decían, con no disimulada envidia, mis amigos y amigas pertenecientes a otros barrios cuyas historias siempre estuvieron signadas por la violencia. Hoy, después de cuarenta años, los jóvenes de otros distritos vienen al otrora “bello balneario del sur” a “barranquear”, a “juerguear”, es decir, en busca de diversión non sancta. En suma, vienen a Barranco a “malograrse” y, en el peor de los casos, a “malograr” a quien o a quienes estén dispuestos a seguirlos.

¿Quién no sabe que existen lugares conocidos donde se vende drogas? ¿Quién no sabe que la delincuencia actúa bajo el padrinazgo de ciertos miembros de la Policía Nacional? ¿Quién no sabe que algunos pubs alquilan sus baños para la venta de drogas? ¿Quién no sabe que las denuncias de los vecinos suelen caer en saco roto? ¿Quién no sabe que los delincuentes entran y salen de las comisarías como en su casa? Los vecinos sabemos.

El problema es más grave de lo que pensamos, pues si los vecinos no nos organizamos para enfrentar –en coordinación con las autoridades policiales y municipales- a la violencia cotidiana y a la falta de seguridad ciudadana, cuando reaccionemos ya será demasiado tarde.

Tres hechos ocurridos hace pocos días en Barranco expresan la gravedad de mis palabras. Uno de ellos alude a una pelea callejera en los alrededores de la Plaza Butters, entre un grupo importante de alumnos de un colegio particular que funciona por allí. Como los tiempos cambian, esta vez las protagonistas de la pelea eran dos chicas alentadas por sus compañeros y compañeras que, por los gritos que emitían, parecían estar bajo los efectos de algún alucinógeno. El bochornoso espectáculo, sin duda, alguien debe haberlo grabado y colgado en el facebook para beneplácito de la jauría. ¿Y dónde están los padres de estos adolescentes?

El otro hecho retrata la cotidianeidad de los días de escuela en un colegio emblemático donde una madre de familia, indignada, manifiesta que la marihuana se ha convertido en parte de la lonchera de los alumnos que acuden a sus aulas. “Ya no quiero caer pesada, pero yo soy la única que cada vez que hay reuniones de padres de familia, denuncio estos hechos”, manifiesta. ¿Y qué hacen los profesores de estos alumnos?

Ayer, de regreso a casa, caminando por la calle Manco Cápac a la altura de la calle Cora, divisé a tres adolescentes que venían en dirección contraria a la mía, uno iba en bicicleta y los otros dos a pie. Caminaban a paso lento mientras aspiraban y exhalaban el humo de un cigarrillo que iba de una mano a otra. Prudentemente, cambié de acera y al pasar al lado de ellos percibí el característico olor a marihuana. Los adolescentes siguieron su camino por la calle Cora sin el menor asomo de temor. ¿Y dónde está la Policía Nacional? ¿Y dónde está el serenazgo?

Llegué a casa pensando en las conversaciones sostenidas con las preocupadas madres de familia y en la realidad ofrecida por estos tres tristes tigrillos. En el último Congreso Peruano de Psicología realizado en el mes de julio de 2011 la psicóloga de CEDRO, Carmen Masías, manifestó que la droga que más se consume en el Perú es la marihuana y no la PBC. Sí, la marihuana, que no es la marijuana de los setenta sino una droga actual, mucho más peligrosa y popular entre sus consumidores.

miércoles, 10 de agosto de 2011

BONES: MUCHO MÁS QUE HUESOS


Por lo general, las series de televisión utilizan temas y personajes de fácil acceso, amigables al público en general. Oficinas, salas de prensa, departamentos de homicidios, restaurantes, edificios de departamentos, hospitales, son los ambientes más comunes para esta clase de producto dramático televisivo. Inclusive cuando se trata de series policiales, los protagonistas son por lo general personas que podríamos considerar "normales", con expectativas y desenvolvimientos conductuales que fácilmente podríamos asociar a nuestros propias formas de ser.

Nada de eso ocurre en Bones, serie que si bien es cierto se inscribe dentro del género policial y resolución de crímenes (un tipo de serie muy popular desde los años 70s con títulos como Starsky & Hutch, Magnum P.I. y un largo etcétera que llega hasta nuestros días con series "de diseño" como NCSI, Law & Order, Lie to me, entre muchas otras) supera a las mencionadas porque sus personajes no se parecen en nada al común de la gente. Se trata de un equipo de investigadores y científicos de élite que trabaja en conjunto con el FBI para resolver casos extremadamente complejos sobre la base de un profundo conocimiento de la antropología forense.

Este equipo es liderado por la doctora Temperance Brennan (interpretada por Emily Deschanel) y el agente especial y experto francotirador Seeley Booth (David Boreanaz), quien la llama "Bones" debido a su extremada capacidad para identificar cadáveres a partir del análisis de sus restos óseos. Brennan dirige el departamento de ciencias forenses del ficticio Instituto Jeffersonian de Washington DC, y tiene a su lado al doctor Jack Hodgins, entomólogo experto en minerales y en teorías conspirativas a través de la historia, la artista plástica Angela Montenegro, experta en reconstrucciones faciales y creadora de sofisticados sistemas cibernéticos de cálculo y reconstrucción de escenas del crimen, la patóloga y policía forense Camille Saroyan y el psicólogo Lance Sweets, un joven especialista en elaboración de perfiles psicológicos.

La doctora Brennan cuenta además con la ayuda permanente de un estudiante de antropología forense, un interno que hace sus prácticas en el instituto. Durante las primeras temporadas, este ayudante era un personaje estable de la serie, el doctor Zack Addy, un joven extremadamente inteligente y colaborador, aunque nulas habilidades sociales. En las últimas temporadas son varias las personas que alternan como ayudantes de Brennan tras un extraño y sorprendente giro en la personalidad de Zack, quien termina internado en una clínica mental al ser hallado culpable de un homicidio relacionado a un asesino en serie.

Por momentos la serie adquiere un tono bastante oscuro pues es sumamente gráfica en lo referente a los crímenes que resuelve el equipo de Brennan y Booth. De hecho, la primera escena de cada capítulo es siempre una imagen macabra del hallazgo de un cadáver o lo que produjo el deceso de la víctima. Uno de los talentos de la serie es que este inicio casi siempre chocante no es a la larga lo que más asombra o llama la atención sobre la trama, sino los giros inesperados de cada caso y la peculiar relación que se establece entre los miembros del equipo. A pesar de tener personalidades totalmente ajenas, en lo elemental, a las del público promedio, Brennan, Booth y sus demás compañeros desarrollan una convivencia que los expone a reacciones generalmente ubicables dentro del comportamiento humano, capaz de generar elevados niveles de identificacioón, pero siempre bajo una óptica científica que considera aspectos nada comunes en cada una de estas situaciones.

Los personajes de Bones pueden llegar a ser muy cínicos y fríos con respecto a la muerte pero al mismo tiempo consiguen un nivel de sensibilidad ante el dolor ajeno que los hace especiales para enfrentar a los familiares de las víctimas que ellos identifican. Cada uno, desde sus particulares formas de ver el mundo (Brennan y Hodgins son ateos, Booth y Angela son creyentes), aporta siempre un elemento valioso para las investigaciones y complementa la visión central de la búsqueda de resultados que sean 100% científicamente demostrables. Los diálogos son extremadamente complejos y analíticos y son permanentemente revisados y corregidos por la antropóloga forense Kathy Reichs, en quien se basa el personaje de Brennan. De hecho, en la serie Brennan es, además de antropóloga forense, una exitosa escritora de novelas de suspenso policial, tal y como lo es Reichs en la vida real.

Otro de los elementos fundamentales de la trama de Bones es el romance inconcluso entre sus protagonistas, algo que quizás la acerque a otras series que también generan esa clase de tensiones. Sin embargo, los giros y constantes cambios en esta relación también hacen diferente a la serie dentro de la dinámica que han presentado desde su primera temporada lanzada en el año 2005. Actualmente, se prepara ya la séptima temporada de Bones que parece ofrecer muchas sorpresas para sus seguidores.

A lo largo de la emisión de Bones han aparecido como personajes secundarios dos personalidades del mundo de la música y el cine: el guitarrista de ZZ Top, Billy Gibbons como padre de Angela y el actor y esposo de Farrah Fawcett, Ryan O'Neal en el papel de padre de Brennan, un prófugo de la justicia que reaparece luego de años de haber abandonado a su hija en el sistema nacional de adopciones.

Bones es una serie policial y dramática de innumerables recursos y matices, difícil de seguir por momentos pero que resulta entrañable luego de entender sus principales lineamientos. Como digo líneas arriba, establece una marcada diferencia con otras series del mismo corte que simplifican demasiado los aspectos técnicos y científicos involucrados en departamentos de policía de esta naturaleza para ofrecer un resultado más acorde a las capacidades de comprensión del público en general. Bones no es pródigo en explosiones ni en escenas románticas convencionales pero tiene un atractivo propio para quienes deciden seguirla: vale la pena intentarlo... Lo que sigue es el tema principal de la serie, a cargo del dúo norteamericano de música electrónica The Crystal Method.


martes, 2 de agosto de 2011

THE BIG BANG THEORY: INTELIGENCIA SUPERIOR


El personaje principal de The Big Bang Theory, serie cómica que se estrenó en el 2007 (se encuentra actualmente en su cuarta temporada), Sheldon Cooper, es la quintaesencia del nerd. Lejos de la ridiculización habitual que siempre se ha practicado en el cine o la televisión frente a esta clase de ser humano, este personaje (interpretado de manera magistral por el actor Jim Parsons, ganador del Globo de Oro y del Emmy a mejor actuación en comedia de TV) reivindica al nerd y lo pone por encima del comun de las personas, en lo que configura una atípica figura icónica en el contexto normal de las sitcoms norteamericanas.

Abiertamente despectivo hacia quienes poseen una inteligencia inferior a la suya - prácticamente todos si tenemos en cuenta que su CI es de 187, es decir el de un genio - Cooper pasa por encima de todos los convencionalismos sociales con la naturalidad de quien hace simple y llanamente lo que sabe hacer. Sheldon puede llegar a ser socialmente torpe y hasta grosero pero su actitud inocente e infantil lo convierten en un personaje entrañable. Cada una de sus actividades están estrictamente regidas por la lógica y la física (Cooper es un teórico físico que egresó de la universidad a los 14 años y obtuvo el primero de sus dos PhDs a los 16) y esto puede poner de cabeza todo a su alrededor, desde sus relaciones interpersonales más cercanas hasta su trabajo como profesor en el ficticio Instituto Científico de California.
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Cooper comparte habitación con su mejor amigo el físico óptico experimental Leonard Hofstadter, quien también es profesor del instituto y posee un elevado coeficiente intelectual aunque está por debajo de Sheldon, a quien comprende hasta la más extrema de sus extravagancias y con quien comparte un desaforado fanatismo por los comics, la ciencia ficción y la tecnología. Leonard, que también es un nerd, tiene algunos intereses sociales más convencionales que contrastan con la absoluta desconexión de su compañero con el mundo real, aunque también muestra las características típicas de quien no encaja en la sociedad común y corriente.

Completan el elenco regular de The Big Bang Theory los profesores Howard Wolowitz, ingeniero aeroespacial graduado del MIT y Rajesh Koothrappali, doctor en astrofísica nacido en India. Ambos, como Sheldon y Leonard carecen de habilidades sociales y tienen personalidades extrañas: mientras Wolowitz es un judío que vive con su madre (una anciana que lo domina a gritos y lo trata como un bebé apesar de ser un científico de alto nivel) y que presume de ser muy exitoso con las mujeres (cosa que desde luego, no es real), Rajesh - o Raj como lo llaman sus amigos - es un científico inmigrante con dudas acerca de su opción sexual que se refuerzan por su incapacidad de hablar con mujeres que no pertenezcan a su familia. La contraparte de este cuarteto de genios excéntricos y decididamente antisociales la provee Penny, la clásica mesera rubia y cabeza hueca que vive frente a Sheldon y Leonard, capaz de desarmar los diálogos extremadamente densos de los científicos con sus actitudes de chica promedio. Penny, responsable de aportar elementos sensibles y "normales" dentro del extraño mundo de sus amigos, pretende ser actriz pero no tiene ningún contrato importante y pasa sus días trabajando en The Cheesecake Factory, un bar y pastelería del pueblo en el que viven los cinco.

The Big Bang Theory es una de las series cómicas más originales de los últimos tiempos pues propone un desafío para sus seguidores: gran parte de la tensión cómica está dada a través de los extensos desarrollos científicos de Sheldon con respecto a cosas cotidianas como escoger el mejor lugar para sentarse o las mil y una opciones que pueden surgir ante una pregunta simple y hay que ser honestos: no todos están en capacidad de siquiera seguir la rapidez de esos diálogos repletos de teorías, fórmulas y datos históricos acerca de prácticamente cualquier cosa. Otro de los elementos cómicos de TBBT viene naturalmente por el aplastante contraste entre cuatro científicos genios y una señorita que solo sabe hablar de zapatos y de sus siempre accidentados romances con tipos agresivos, robustos y poco inteligentes.

Esto último cambia radicalmente cuando Penny inicia un sincero y apasionado romance con Leonard. Esta relación se convierte con el tiempo en uno de los puntos centrales de la trama y se complica sobremanera cuando, en medio de un desencuentro entre ambos, Leonard conoce a la hermana de Raj, Priya, una exitosa abogada india de corporaciones internacionales con quien no puede establecer nada permanente debido a su carácter liberal e hiper occidentalizado. Hay otros personajes complementarios como Amy Farrah Fowler, una neurobióloga que tiene una relación atípica con Sheldon (aparentemente es su "novia", aunque en realidad Amy es más bien una versión femenina de Sheldon y Bernadette, estudiante de microbiología que en la última temporada se compromete formalmente con Wolowitz.

En los EE.UU. The Big Bang Theory - título basado en la célebre teoría cosmológica que intenta explicar el origen del universo desde inicios del siglo 20 - ha sido considerada la serie favorita del público varios años consecutivos, por prestigiosas publicaciones y ha recibido múltiples premios. Esto contrasta con su popularidad en nuestro país, en donde es una minoría la que realmente la sigue (la transmiten en Warner Channel todos los martes a las 08:30pm en capítulo de estreno). No es de extrañarse pues es poco probable que en nuestro medio haya muchas personas capaces de encontrarle gracia a textos recargados de citas científicas o desarrollos retóricos complejos.

Por otro lado he notado que algunos personajes de la farándula limeña - infestada de gente que difícilmente haya leído un libro completo en los últimos cinco o diez años - dicen ver TBBT porque "les da risa lo idiotas que pueden ser sus personajes", dejando en claro, con esa declaración, quienes son los verdaderos idiotas en esa ecuación. Es una buena serie cómica, la primera de las dos que prometí reseñar. Lo que sigue es el tema central de la serie, interpretado por la banda norteamericana The Barekaned Ladies. Hasta la próxima...