Uno de los intelectuales más influyentes y admirados en habla castellana, el argentino Jorge Luis Borges nació un día como hoy hace 112 años. En junio de 2011 se celebró el primer cuarto de siglo de su partida física y, en medio de esta actualidad plagada de ligerezas y de desapegos por todo lo cultural, la figura del Borges terminal, anciano y ciego permanece perenne entre quienes aun nos interesamos por leer y por imaginar en lugar de entregarnos sin concesiones ni límites a la realidad cibernético-tecnológica que nos abruma con sus estímulos y sus ofertas de una vida y un conocimientos más rápidos pero a la vez más efímeros y desechables.
Borges no es mediático, si tomamos ese término en su acepción más moderna. A Borges no es necesario verlo, tanto como él mismo no necesitaba ver, a Borges hay que leerlo y si es posible, escucharlo. Tanto sus ficciones altamente desafiantes como sus análisis agudos de lo real lo mantiene vivo, más vivo que nunca.
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