sábado, 25 de enero de 2014

NO ES MÁS QUE UN HASTA LUEGO...


Estimada comunidad de lectores -conformada básicamente por amigos, familiares y personas que me conocen de algún lugar- que me siguen desde 2008, año que comencé, tímidamente, este "blog dedicado a temas de actualidad, opiniones, comentarios, asuntos de interés, etc... surgido a partir de la necesidad de decir cosas y no contar con el espacio para hacerlo". Ahora que cuento con el espacio, debo aceptar que no cuento con tiempo para hacerlo. Por ese motivo entraré en un pequeño hiato, mientras trato de organizarme para, por lo menos, conseguir publicar un post por semana, cosa que no he podido hacer,  muy a pesar por cierto...

No creo que me extrañen mucho pero, de ser así, háganmelo saber para apurarme en esa reorganización del tiempo que me permita conseguir lo que antes era más sencillo: publicar un artículo de largo aliento sobre lo que me diera la gana, sobre lo que quisiera hablar (de ahí el nombre) y renovar con aceptable frecuencia los videos, portadas y canciones con las que a veces suelo adornar esta humilde bitácora que pasó hace poco las 100,000 visitas (muchas de ellas son mías, por supuesto)...

Muchas gracias por sus comentarios, tanto los positivos como los negativos, así como sus "Me gusta" en Facebook. Aunque hubieran sido por compromiso o por descuido, significa que vieron lo publicado y alguna reacción les generó. En esta época de clicks y reacciones en cadena automatizadas, ya es decir bastante, tratándose de un blog poco conocido como este...

Hasta la próxima...

lunes, 13 de enero de 2014

LA SALUD DE OSCAR AVILÉS: ¿REALMENTE LE IMPORTA A LA GENTE?


Me formulo esta drástica pregunta tras comprobar el absoluto desconocimiento que las nuevas generaciones de peruanos tienen respecto de este legendario músico, que hoy se encuentra hospitalizado tras una segunda operación al corazón y superando, en medio de su convalecencia, unas complicaciones renales que pusieron su nombre en todos los titulares esta mañana.

Claro, me dirán algunos, existe preocupación pues los medios cubren la noticia, diciendo más o menos lo mismo que escribo como primer párrafo, entrevistan a sus familiares más cercanos y sueltan frasecitas tipo “¡Fuerza don Oscar!”, antes de pasar a otros temas. Pero ese nivel tan superficial de interés quizás podría reproducirse para cualquier personaje, conocido o no, valioso o no, mediático o no.

Porque mientras eso pueda, quizás, significar un atisbo de humanidad frente al sufrimiento del prójimo, lo cual ya es ganancia en medio de esta sociedad peruana que cada año está más enferma de tugurización mental, también revela la profunda ignorancia que, tanto los periodistas como los ciudadanos de a pie, exhiben cuando se trata de hacer una reseña en algún medio de comunicación; o cuando se toca el tema en una sobremesa en casa después de almorzar. Los resultados demuestran un vergonzoso grado de desinformación en lo tocante a la importancia que ha tenido –y tiene- Oscar Avilés para nuestra música criolla y en general, para nuestra identidad como pueblo.

Ocurre que mucha gente en realidad no tiene la menor idea de quién es, y menos aun, de qué representa Oscar Avilés. Y lo afirmo a riesgo de que salgan a decir que debo estar mal de la cabeza para afirmar algo así. ¿Acaso no ponen a cada rato Y se llama Perú en la televisión o no es cantada a voz en cuello, todos los fines de semana, por las manchitas VIP de clientes borrachosos de las peñas de moda, tipo Del Carajo o De Rompe y Raja? ¿acaso nadie sabe que él acompañaba al gran Arturo “Zambo” Cavero, también elevado a los titulares cuando murió?

Todo eso sigue calificando, para mí, como un conocimiento vago, incompleto y totalmente superficial de estas figuras de la música peruana, despreciada durante décadas y hoy producto de consumo de las gentitas que se emocionan con el ceviche y el pisco, cuando antaño sus abuelos, desde la aristocracia, los consideraban comida y bebida de barrio. En realidad, si Cavero no hubiera muerto y Avilés no fuera utilizado como “amuleto” de la mil veces fracasada selección peruana de fútbol, actualmente serían solo los nombres de dos viejecitos criollos, que no pasan de ser pintorescos y graciosos. Punto.

Hace poco visitó la cabina de una sintonizadísima radio local el guitarrista Pepe Torres, otra legendaria figura de nuestro acervo musical criollo, y los vigilantes de la puerta, ambos en sus cuarentas, no sabían quién era. Ni de nombre siquiera. Cuando se identificó don Pepe -el mejor guitarrista del Perú según mi humilde opinión, incluso por encima de Avilés quien fue, además de amigo y cómplice en miles de grabaciones y jaranas, su maestro de guitarra- los vigilantes lo anunciaron como “un señor que dice ser invitado del programa tal”.Una vergüenza para nuestro sistema educativo no inculcar el conocimiento de quienes le dan forma a la identidad artística y cultural de su país. ¿Ustedes creen que en España no saben quién es Paco de Lucía? ¿o que en Chile no reconocen a Claudio Arrau? ¿o que en Brasil no ubican a Chico Buarque?

Don Oscar Avilés ha mostrado gran vitalidad y ánimo hasta hace relativamente poco tiempo y ahora, a punto de alcanzar los 90 años de edad, su salud ha comenzado a dar signos de debilidad. Todos han salido a decir algo: desde la junta de médicos que lo atiende en el Hospital Rebagliati, encabezada por la actual directora de EsSalud, hasta los excrementicios programas de la televisión comercial. Sin embargo yo me pregunto si toda esta gente está al tanto, más allá del rebote noticioso que busca la toma más conmovedora, con musiquita melodramática de fondo, de la profunda pérdida que tendrá la cultura de este país el día que ocurra lo que tenga que ocurrir.

¿Por qué no está en mejores condiciones él y su familia? ¿por qué es atendido en el Seguro Social del Estado y no en una clínica? (en alguna que valga la pena, por supuesto, y no en esas “clínicas privadas” en donde matan y queman a los recién nacidos y después publican comunicados en la prensa, que cuestan miles de dólares, diciendo que “no tienen ninguna responsabilidad en las muertes”). ¿Dónde están las donaciones de la FPF, Claudio Pizarro y su ballet de fracasados a nivel selección, que lo sacan de su casa para que les cante un par de valsecitos?


Para mí, y supongo que para otras pocas personas también, es muy indignante este desinterés que durante años han tenido los artistas peruanos de parte de sus líderes de opinión, y en estos años lo que vemos es el resultado de ese desdén: una población desconectada de lo importante, alienada hasta la náusea que termina siendo incapaz de entender más allá de las minúsculas porciones de información, muchas veces mal organizada y peor comunicada, de los actuales comunicadores a cargo de brindar noticias a la masa. Y esta situación de Oscar Avilés es solo un ejemplo más de todo ello.