sábado, 30 de agosto de 2008

LOS HERMANOS PINZONES


"Los Hermanos Pinzones eran unos... marineros

que se fueron con Colón, que era otro... marinero

y se fueron a Calcúta a buscar algunas... playas

y una india muy maja a Colón le hizo una... pipa"


Ante la sequía de temas para postear han pasado algunos días sin que me animara a escribir algo, temeroso de terminar hablando de las mismas noticias que tienen cautivada a la prensa convencional y a la bloggera: el congresista "comepollos", el regreso de Claudio Pizarro al Werder Bremen o los arañazos y medias verdades que se andan lanzando la "Señito" y la dupla Aldo/Beto.

En medio de esa farragosa crisis de temas novedosos, vino a mi rescate - como siempre - ella, con esa capacidad única que tiene para sacar de la chistera esas pinceladas mágicas de conocimientos, esas novedades que después pasan a formar parte de nuestra bitácora. Puede ser una película, un momento de la historia o una anécdota de apariencia intrascendente, pero siempre con un trasfondo y en esta ocasión un trasfondo muy, pero muy divertido.

¿Nuestra fuente de información? una novela mexicana entre cómica y tonta que concita la atención por llevar al extremo situaciones románticas disparatadas y a la vez brindar información útil sobre cómo actuar frente a problemas contemporáneos (el VIH, la homosexualidad). Además, otro de los atractivos de estas novelas modernas es que permanentemente muestran la versatilidad de los actores y actrices del país del tequila, capaces de interpretar prácticamente cualquier papel o de asumir roles que van desde la actuación propiamente dicha hasta tomar un instrumento musical y crear un ambiente festivo, gracioso.

Uno de los personajes de esa novela - cuyo título es Las Tontas No Van Al Cielo - es interpretado por Mauricio Herrera, un experimentado actor de cuando las novelas eran más melodramáticas. En uno de sus capítulos, Jaime (el nombre de su personaje en la novela) se sienta al piano y comienza a cantar a dúo con Zamora, un típico charro mexicano, una hilarante canción en ritmo de cha cha chá, en la que se juega al doble sentido en la tradición de aquella otra clásica Pican pican los mosquitos... Al final de cada verso, la palabrota obvia es reemplazada por otra y la cancioncita fluye de manera que uno no puede dejar de reírse...

Cuando ella me la mostró, en uno de los capítulos de la novela, quedamos impactados por el tema y decidimos saber más. Se trata de una canción antigua, que al parecer se hizo muy conocida en décadas pasadas, llamada Los Hermanos Pinzones. La canción se burla de los hermanos Pinzón, tres navegantes españoles que acompañaron a Cristóbal Colón en su primer viaje expedicionario a fines del siglo 15. Debo confesar que, aunque el coro me resulta algo familiar, nunca la había escuchado completa y debo agradecerle profundamente a ella este descubrimiento, una de las canciones más graciosas que he escuchado.

Navegando - como los Pinzones - por Internet, pudimos ver algunos datos y versiones de esta canción, aunque hasta el momento nadie me supo decir quién la compuso. Todo parece indicar que se trata de un tema anónimo, ubicado más o menos en los 60s y cuya letra tiene diversas variaciones según el país en el que se interpreta. Dos de las más conocidas las estoy pasando en este post, además del capítulo de la novela del que la sacamos. Es realmente graciosa porque juega con una serie de palabras e imágenes de doble sentido sin llegar a decir explícitamente ninguna, en una onda muy burlesca y calculada.

En la primera - que personalmente me gusta muchísimo - dos juglares, armados de liras y que parecen sacados de una película de Mel Brooks, cantan Los Hermanos Pinzones en clave de punk, muy al estilo de La Polla Records y cantan cada línea con un desparpajo realmente desopilante. Esta versión es una escena de una extraña película llamada Cristóbal Colón, de oficio descubridor (1982), dirigida por el español Mariano Ozores. Aunque la película no tiene muy buenos comentarios, es por esta secuencia que incluye la canción de Los Hermanos Pinzones que el film es celebrado y recordado como uno de los momentos más freakies del cine español de bajo presupuesto.

http://www.youtube.com/watch?v=HJp5hURPXuk (Los Hermanos Pinzones en Cristóbal Colón, de oficio descubridor, 1982)

La otra versión, en la que se basa la interpretación de Herrera en la novela, fue grabada en ritmo más latino por el músico y humorista argentino Horacio Fontova, como parte de su tercer álbum Fontova Y Sus Sobrinos, lanzado en 1985. Fontova, con una larga y prolífica carrera cómica y musical en Argentina (incluso reemplazó a Daniel Rabinovich en una gira de Les Luthiers cuando éste cayó enfermo) incluyó el famoso coro Colón, Colón y su hijo Cristobalito, por el cual la mayoría de personas que han escuchado alguna vez la canción, la recuerdan. Esta es la grabación de Fontova...
http://www.youtube.com/watch?v=0PdN6M4o3vg (Los Hermanos Pinzones, Horacio Fontova, 1985)

Este es el capítulo de Las Tontas No Van Al Cielo en el que aparecen Los Hermanos Pinzones. Para quienes no deseen verse todo el rollo, vayan directamente a los 8 minutos con 05 segundos.
Hasta la próxima...

sábado, 16 de agosto de 2008

WOODSTOCK: SÓLO QUEDA LA MÚSICA

WOODSTOCK: 39 AÑOS DESPUÉS
Rock In Rio, Lollapalooza, Glastonbury, Bonnaroo, Benicassim... todos estos festivales le deben algo a Woodstock y en esta semana de su aniversario número 39 era inevitable un post acerca de este evento contracultural que marcó la historia del rock y la vida de las casi 500,000 personas que allí estuvieron. En plena efervescencia del movimiento hippie, cuatro empresarios norteamericanos: Michael Lang, John Roberts, Joel Rosenman y Artie Kornfeld unieron sus esfuerzos y capitales para realizar un festival musical que reuniera a los mejores artistas del momento y que sirviera además como plataforma de reunión para que todo aquel contingente de jóvenes que, sobre la base de la filosofía pacifista, anti-bélica y pro-drogas que servía de trasfondo ideológico del hippismo, pudiera demostrarle a la sociedad establecida - el establishment - que podían realizar un multitudinario concierto sin problemas, sin violencia. Y en buena parte lo consiguieron aunque jamás imaginaron el impacto social y cultural que tendría su aventura.

Antes de Woodstock, el Monterey Pop Festival había congregado a casi 60,000 personas dos años antes, en 1967. Tras una fuerte campaña publicitaria, con anuncios en toda la prensa neoyorquina y habiéndose asegurado un lugar lo suificientemente grande - la hacienda de Bethel, propiedad de Max Yasgur, tenía un área de aproximadamente 600 acres (equivalentes a 240 hectáreas o 2.4 kilómetros cuadrados) - los organizadores habían calculado una asistencia máxima de 200,000 personas, lo cual les aseguraba una cuantiosa ganancia en venta de entradas. Pero la enorme expectativa generada por los conciertos hizo que la cantidad proyectada terminara duplicándose, ocasionando una serie de problemas logísticos y entre otras cosas, obligó a los organizadores a declarar que el ingreso sería gratuito, debido a los cientos de miles de jóvenes que llegaban de diversos estados, trasladándose en caravanas. Esta situación se salió por completo de las manos de los encargados del mega-concierto que vieron cómo se rebalsaban, literalmente, todas sus previsiones en cuanto a seguridad, orden, servicios higiénicos, etc...

Aún así, sobre la base del slogan del festival, fueron tres días de paz, amor y música, que pasarían a la historia como la expresión más completa de lo que significó el movimiento hippie. Los saldos son conocidos: dos nacimientos, tres muertes, uno de los congestionamientos vehiculares más increíbles que haya experimentado una carretera norteamericana, líneas telefónicas colapsadas durante tres días... y un conjunto de actuaciones memorables que quedaron registradas en un excelente álbum triple y el clásico documental, estrenado un año después, que lanzó al estrellato a bandas y artistas de diversos estilos y registros, que conforman una de las bandas sonoras más impresionantes jamás elaboradas para un fenómeno social.

Hoy abundan los análisis - algunos más apasionados que otros - acerca de las verdaderas motivaciones de las personas que lo organizaron, así como los debates con respecto a la real trascendencia del hippismo y su significado: ¿eran verdaderos ideólogos juveniles protestando contra la insensatez de los "grandes" o simplemente se trataba de una masiva manifestación egocéntrica y hedonista de una generación ansiosa por validar sus comportamientos al margen de lo socialmente aceptado? Lo más probable es que haya tenido de ambas cosas, pero más allá de cualquier opinión personal o de estudios descontextualizados, resulta fácil entender que en el mundo actual, mientras que asuntos como la paz y el amor continúan en una lucha permanente por no desaparecer - una lucha que, a juzgar por los desmanes de la administrción Bush o los últimos sucesos de Georgia, viene perdiendo en el balance general de acontecimientos - la música, sobre todo la que se hizo en esos tres días, aún vive entre nosotros, aún emociona, aún sorprende...

LOS ARTISTAS DE WOODSTOCK

En esta época de cantores urbanos, metrosexuales, andróginos y sumamente homogeneizados, es revitalizador ver por ejemplo a un descosido, desdentado y frenético Richie Havens, con su poderosa voz y su golpeada guitarra de palo, estremeciendo el escenario con sus lamentos Freedom y Sometimes I Feel Like A Motherless Child. Una de las imágenes que siempre me han fascinado de ese primer día de conciertos es ver cómo Havens se aleja del micrófono, inmerso en su rasgueo incansable, a pesar de haber roto una cuerda, cantando sin importarle si el público lo escucha o no... O por ejemplo la celestial y encantadora voz de Joan Baez, embarazada, entonando a capella Sweet Low Sweet Chariot, clásico himno de lucha por los derechos civiles, que se cantaba en las reservas indias del siglo 19. O esa joyita de Arlo Guthrie - hijo de Woody Guthrie, el padre musical de Dylan - titulada Coming Into Los Angeles. Además de los mencionados, aquel viernes 15 de agosto, desde las 5:17pm, desfilaron otros grandes trovadores como Melanie, Tim Hardin y The Incredible String Band, así como el maestro Ravi Shankar, que ya había cautivado a los rockers de la época con sus cítaras en el festival de Monterey.

El sábado 16, desde el mediodía - tras haber descansado casi toda la madrugada - la electricidad se fue apoderando del escenario y el mar humano que conformaba el público en Woodstock se aprestaba a ver en vivo a algunos de los artistas que marcaron a fuego el desarrollo del rock, como expresión artística de enorme carga emocional y poder de convocatoria. Ese día un cantautor algo relegado de las reseñas del género folk, líder comunitario y activista político, Country Joe McDonald, hizo cantar a todo el mundo su I Feel Like I'm Fixin' To Die Rag, una de las proclamas anti-Vietnam más directas del concierto. Posteriormente, el reflexivo y filosófico set de John Sebastian, uno de los abanderados de la onda musical de San Francisco, dio paso a una ráfaga desconocida para los norteamericanos, un sonido que los hizo enloquecer. Las congas y ritmos caribeños del guitarrista mexicano Carlos Santana (en aquel entonces un desconocido inmigrante de 21 años de edad) deben haberse escuchado como traidos del espacio en los oídos de los miles y miles de jóvenes, que, subidos en LSD y marihuana, sentían que cada nota les estremecía el alma y el cuerpo. Esa versión de Soul Sacrifice es una descarga de energía y talento musical indescriptible.

En la versión oficial del documental destacan del segundo día de festival (que se extendió hasta el amanecer del tercero) las actuaciones de Santana, Sly & The Familiy Stone (I'm going to take you higher) y The Who (con el excelente tema de la ópera Tommy, See Me Feel Me) que reflejan el espíritu psicodélico y la fuerza rockera desplegada con el público a tope, sobrepoblando los campamentos y haciendo colapsar cualquiera de las instalaciones que se abrían para los servicios básicos. Lamentablemente, diversos problemas nos impidieron apreciar en esta primera versión de la película las actuaciones de artistas como Janis Joplin (según cuenta Thelma Schoonmaker, editora y camarógrafa, hubo unos inconvenientes con la cinta que contenía el concierto de la extraordinaria intérprete de Ball And Chain), C. C. Revival (cuestiones contractuales no permitieron que los realizadores incluyeran canciones de la banda de John Fogerty) o The Grateful Dead (uno de los grupos más esperados del festival), cuyo concierto sufrió una serie de accidentes debido a la lluvia. El sonido falló permanentemente e incluso Jerry García y Bob Weir, líderes de la banda, recibieron descargas eléctricas de sus guitarras y micrófonos).

Aunque el programa oficial de conciertos anunciaba a Jefferson Airplane para "cerrar la noche" del sábado, lo que hizo la banda de Grace Slick fue abrir el domingo con sus alucinadas canciones, viñetas sonoras de la movida de la Costa Oeste. Ella recibe al público con un saludo en el que anuncia las canciones de ensueño tras los latigazos de electricidad que los ingleses liderados por Pete Townshend habían lanzado un par de horas antes. Eran las 6 de la mañana. Luego del receso, en el que los asistentes aprovechaban para dormir, comer, bañarse en el río o divertirse jugando en el lodo producido por la intensa lluvia, llegó el turno de Joe Cocker y su grupo, The Grease Band. Ninguna de las versiones que el inglés ha cantado en años posteriores supera a su interpretación, esa tarde, del clásico de The Beatles With A Little Help From My Friends. El tema, que en nuestro medio se hizo super conocido como cortina de la serie Los Años Maravillosos (que es un homenaje al espíritu libre y desprejuiciado de los 60s), es uno de los momentos cumbres del festival.

Luego de Cocker una fuerte tormenta interrumpió el desarrollo del evento que recomenzó unas horas después, con la guitarra de Alvin Lee y su grupo Ten Years After. I'm Going Home By Helicopter es un arrebatador rock and roll a mil por hora, que Lee interpreta en un estado de catarsis contagiante, aferrado a su Gretsch, solo frente al mundo. Esa noche pasaron por la arena de Bethel importantes grupos como The Band, Blood Sweat & Tears, Paul Butterfield y Johnny Winter, cuyas actuaciones no figuraron en la película pero que posteriormente pudieron verse en filmaciones de menor calidad. Otra de las máximas atracciones del festival, los debutantes Crosby Stills & Nash - con intermitentes apariciones de Neil Young, en especial en la parte eléctrica de su presentación - aparecieron sobre la tarima como portadores del nuevo sonido del folk norteamericano, casi a las 3 de la mañana. Armados únicamente de guitarras, (David) Crosby, (Stephen) Stills y (Graham) Nash pueden ser vistos interpretando su Suite Judy Blue Eyes. Finalmente, Jimi Hendrix con su recientemente formada Band Of Gypsies, irrumpió ante un público ya disminuido - la gente había comenzado a irse durante la madrugada - y su extraordinario set de canciones (que incluye la famosa alegoría al horror de la guerra, sobre la base de ráfagas de distorsión y electricidad lanzadas desde su guitarra blanca, en medio de su versión del himno nacional norteamericano) fue visto por una multitud exhausta, que quizás en ese momento no haya percibido el valor artístico de lo que, en ese preciso momento, estaba ocurriendo.

LOS ARTISTAS QUE NO TOCARON

La bitácora de las anécdotas e historias acerca del Festival de Woodstock es inmensa, pero hay algunas cosas realmente interesantes acerca de aquellos artistas que fueron invitados y no pudieron - o no quisieron - estar allí y formar parte de este histórico concierto:

- The Jeff Beck Group (Jeff Beck en guitarra, Rod Stewart en la voz, Ron Wood en el bajo y Aynsley Dunbar en batería) estuvo programado para tocar pero se separaron una semana antes.
- El manager de Joni Mitchell decidió no aceptar la invitación, porque pensó que sólo asistirían 500 personas. La compositora poco después compuso una canción dedicada al festival, llamada Woodstock, que se hizo famosa en la versión de Crosby Stills & Nash.

- Los organizadores llamaron a John Lennon para pedir que The Beatles tocaran pero Lennon exigió que también incluyeran la participación de The Plastic Ono Band, grupo donde cantaba su esposa, Yoko Ono. Los organizadores no lo volvieron a llamar.

- Jethro Tull rechazó la invitación. Su líder, Ian Anderson, dijo: "no quiero pasar todo mi fin de semana en un campo repleto de hippies que no se han bañado".

- The Mothers Of Invention recibieron una invitación, pero también declinaron. Frank Zappa rechazó la oferta: "Hay mucho barro en Woodstock".

- John Densmore, baterista de The Doors, puede ser visto en algunas escenas del concierto de Joe Cocker
- George Harrison declara en la colección Anthology de The Beatles que, en plena época de discusiones durante la grabación del álbum Let It Be, estar en Woodstock fue como un escape de la tensa realidad por la que estaba atravesando su banda.

ALGUNOS VIDEOS

Aquí algunos videos de lo que fue Woodstock: Three Days Of Peace Love & Music (15, 16, 17 y 18 de agosto de 1969):
http://www.youtube.com/watch?v=Q1pMeyy__r0 (Richie Havens, Freedom/Motherless Child)
http://www.youtube.com/watch?v=qsnUu71Viyo (Arlo Guthrie, Coming Into Los Angeles)
http://www.youtube.com/watch?v=6xhYk9PEmXA (Jefferson Airplane, White Rabbitt)
http://www.youtube.com/watch?v=6FMq0iDX1yE&feature=related (Joe Cocker, With A Little Help From My Friends)

Hasta la próxima...

EL OTOÑO DE ERIC ROHMER



Hola a todos... nuestro amigo, camarada freak y colaborador eficaz Alfonso González Vigil nos entrega - después de varias semanas - una substanciosa reseña del último film del octogenario director francés Éric Rohmer, editor de la histórica Cahiers du Cinéma, cuna de los principales representantes de la Nueva Ola Francesa como Jean-Luc Godard y François Truffaut, de la cual también es exponente. Rohmer (cuyo nombre verdadero es Jean-Marie Maurice Scherer) cerró con esta película su ciclo denominado Contes des quatre saisons (Cuentos de las cuatro estaciones), que recibió diversos galardones en los prestigiosos festivales de Berlín y Venecia. Que la disfruten:
"Cuento de Otoño
por Alfonso González Vigil.


Ahora quisiera recomendar a los lectores de Quiero Hablar una película que pueden ver en cualquier momento del año: Cuento de otoño (Conte d’automne, 1998) del maestro galo Eric Rohmer.

Eric Rohmer pertenece a esa notable estirpe francesa de la Nouvelle Vague. Con más de ochenta años de edad ha logrado cautivarnos con el manejo y precisión tanto en lo narrativo como en lo técnico-expresivo, características que podemos encontrar en buena parte de su filmografía.

Este activo sobreviviente nos ofrece la historia de Magali (Béatrice Romand), una mujer cuya madurez y viudez motiva su aislamiento e incomodidad hacia la vida social, centrando todo su tiempo y energía en su viñedo. Sin sospecharlo, dos de las personas más cercanas de su reducido círculo deciden dar fin a su soledad: Isabelle (Marie Rivière), su mejor amiga, la cual pone un aviso en la sección citas del diario local, llega al extremo de hacerse pasar por Magali con la misión de evaluar los candidatos hasta encontrar uno “adecuado” para su amiga. Asimismo, Rosina (Alexia Portal), pareja del hijo de Magali, se propone presentarle a su ex­-amante y profesor de filosofía de nombre Etienne (Didier Sandre). Isabelle utiliza al candidato Gérald (Alan Tibolt) por medio de engaños y como una suerte de termómetro que mida su capacidad de seducción y su atractivo hacia los hombres. Por su lado, Rosina choca con la voluntad de su ex­-amante para conquistar a Magali; a pesar del intento no consiguen el interés de la viuda y, por ende, Etienne desiste ante la esquiva oportunidad.

Ambos planes sufrirán contratiempos y desventuras. Sin embargo, cada iniciativa tendrá un singular desenlace. El arte dramatúrgico de Rohmer enseña que no hacen falta subtramas complicadas o giros inesperados en el guión, sino una anécdota simple, frontal y sin efectismos. La dirección de actores fluye con soltura, cada interpretación imprime espontaneidad apoyada en la riqueza de los diálogos que separan e identifican las heterogéneas personalidades de los protagonistas. Igualmente, en el aspecto psicológico hallamos: las diferencias entre las contemporáneas Magali e Isabelle, la primera destaca por su timidez y la segunda muestra extroversión, mientras aquella realiza actividades que le ayuden a olvidar el paso del tiempo, ésta apenas atiende su librería (en cambio Magali atesora su viñedo); pero, eso sí, más allá de la frivolidad de Isabelle, ella rompe la imagen banal al optar por la búsqueda de un pretendiente para Magali. Comprueba que aún puede pensar en otra persona que no sea su hija (pronta a casarse) o ella misma.

Esta genial película de Rohmer trasciende los esquematismos, maniqueísmos o artificios visuales; incluso esboza la posibilidad de la tolerancia entre clases sociales (por demás los prejuicios sociales suenan desfasados en el mundo actual) y entre quienes existe rivalidad sentimental, desconfianza, etc.

Cuento de otoño cierra con maestría la serie de Cuentos de las 4 Estaciones. La culminación de la saga se ha hecho esperar, no obstante valió la pena. Confirmamos que los grandes de la historia del cine (Ford, Hawks, Hitchcock, Kubrick, etc.) suelen regalarnos una obra maestra en su etapa de madurez, y qué mejor que una dedicada al otoño, estación de la cosecha, de cambios, así como de expectación."

Gracias Alfonso... saludos y hasta la próxima...


jueves, 7 de agosto de 2008

SOLZHENYTSIN: LA VOZ DEL CAMBIO RUSO


Hace dos días falleció Alekandr I. Solzhenytsin a los 89 años. Este escritor ruso pasará a la historia como uno de los artífices del que quizás sea el testimonio más desgarrador de un sobreviviente a las torturas que el sanguinario gobierno de Joseph Stalin aplicó a quienes consideraba sua adversarios políticos, lo fueran o no, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Nacido en 1918, Solzhenytsin sirvió en el Ejército Rojo durante la guerra pero fue apresado en 1945 por delito de "propaganda anti-soviética".

El escritor, que había estudiado matemáticas en la Universidad del Estado de Rostov y algunos cursos por correspondencia de filosofía, literatura e historia, pasó 11 años de su vida en un campo de concentración en la prisión de Lutbyanka, ubicada en el Archipiélago Gulag, lugar en el que los prisioneros fueron sometidos a las más aberrantes y terribles torturas que se puedan imaginar. Solzhenytsin compiló todas sus experiencias en su monumental obra El Archipiélago Gulag, publicada tras recibir el Premio Nobel de Literatura en 1970, mientras se encontraba en el exilio luego de su liberación en 1956. La obra, que recoge no solo sus testimonios sino también el de 227 prisioneros sobrevivientes a los encierros, constituye uno de lo mayores hitos de la literatura rusa contemporánea. Quienes hayan tenido la suerte de leer El Archipiélago Gulag pueden llegar a comprender el valor de este personaje, al tener que pasar al papel tan horribles recuerdos.

En 1974 fue deportado y se le retiró la nacionalidad rusa. Vivió en Frankfurt, Alemania bajo la protección del cellista ruso Mstislav Rostropovich (fallecido el año pasado), que a su vez era constantemente hostilizado por su apoyo al escritor. Recién en 1990 con los cambios impulsados por Mikhail Gorbachov, Solzhenytsin recibió nuevamente su nacionalidad y se le permitió el ingreso a su país. Durante sus últimos años, Solzhenytsin mantuvo una constante actividad literaria, repartiendo su tiempo entre los escritos de ficción y los análisis filosóficos y políticos, como referente importante del debate de ideas en la nueva Rusia.

Principales obras: Un día en la vida de Ivan Denisovich (1962), Incidente en la Estación Krechetovka (1963), El Archipiélago Gulag (escrita entre 1963 y 1968, publicada en Occidente en 1973 y en Rusia por primera vez en 1990), El primer círculo (1968), Reconstruyendo Rusia (1990), 200 años juntos (su última publicación en el 2003), entre muchas otras.
Lean este excelente artículo que Mario Vargas Llosa publicó sobre Solzhenytsin en la edición de El Comercio del domingo 10 de agosto_

RADIOHEAD - IN RAINBOWS

Holas... con el reciente lanzamiento del CD Greatest Hits de Radiohead, la EMI busca comenzar a sacarle el jugo a la relación que sostuvo con el quinteto liderado por Thom Yorke desde 1993. Si bien es cierto ya era hora que saliera un material recopilatorio - aunque hay quienes dicen que Radiohead es, como Pink Floyd, una banda a la que cualquier recopilación le queda chica - no debe ser motivo para pasar por alto la escucha de su última producción, IN RAINBOWS... este artículo está por aparecer en el próximo número de Freak Out! pero, a falta de posts nuevos, lo cuelgo aquí para quienes suelen visitar esta bitácora...
"EL ARCOIRIS DE UN ATORMENTADO
por Jorge Luis Tineo

“I’m a creep/I’m a weirdo/what a hell am I doing here?/I don’t belong here…” es, definitivamente, una de las frases que mejor representan el espíritu derrotado, autodestructivo, de nula autoestima que dominó los lánguidos, doloridos y distorsionados sonidos del rock inglés durante los 90s. Y además es la frase con la que cualquiera – fanático o no – asocia a Radiohead, una de las bandas más importantes de esa década. Hoy, 15 años después, Thom Yorke y compañía nos vuelven a sorprender con su séptimo álbum, In Rainbows, un disco extraño y a la vez familiar, una especie de resumen de lo grabado anteriormente y que, a pesar de su calidad como vehículo de expresión musical, tuvo que ser impulsado por una movida publicitaria que al principio parecía ser el único argumento de venta que ofrecían los de Oxford para esta nueva – y esperada - entrega. Aún es tema de debate si su poco convencional medio de distribución cambiará o no las bases de la industria discográfica pero, luego de escuchar el álbum, resulta simple y llanamente inevitable aceptar que el quinteto la hizo de nuevo.

PAGA LO QUE QUIERAS

La noticia alteró a la prensa musical desde el comienzo: Radiohead, uno de los grupos más exitosos y convincentes de los últimos tiempos estaba preparando un nada ortodoxo lanzamiento para su nueva producción discográfica. En un evidente acto de independencia artística y comercial, la banda anunció que sus 10 nuevas canciones – que ya había estado tocando en diversos festivales y giras desde inicios del 2005 - estarían disponibles como archivos digitales para ser bajados desde una página web (http://www.inrainbows.com/). Además, las personas que accedieran al comprimido podrían pagar lo que quisieran (“pay-what-you-will” o en español “lo que sea su voluntad”) con un cargo mínimo a la tarjeta de crédito de 45 centavos por cada transacción. Tras el término de su contrato de grabación con EMI – que culminó con el lanzamiento de Hail to the thief (2003), su sexto álbum – Radiohead quiso abandonar la formalidad impuesta por la industria discográfica y decidió abrir un espacio nuevo aprovechando las bondades y maldades de la Internet. Como dijo Yorke en una entrevista: “Todos los discos de la banda, y el mío como solista, han sido pirateados. Entonces la idea es: vamos a piratearlo nosotros mismos de una vez”.

Cansados casi desde el principio de su status de rockstars, los músicos retomaron su carrera tras un largo período alejados del ojo público iniciado en el 2004 y el anuncio fue tomado con algarabía por sus legiones de fans, ansiosos de escuchar de nuevo los lamentos – personales o políticos – del grupo liderado por el desaliñado Thom, que había decepcionado un poco con su esfuerzo como solista, The eraser, lanzado el 2006. Entre Oxford, Londres y New York, la banda compuso, grabó y mezcló los temas en un tiempo aproximado de dos años hasta su aparición en la Internet, el 10 de octubre de 2007 y en pocos días ya se habían bajado un promedio de 1.2 millones de copias en todo el mundo. Aunque no hubo cifras oficiales en ningún momento, algunos voceros de Radiohead comentaron que la gran mayoría de fans había pagado voluntariamente lo mismo que cuesta un CD en una tienda convencional. Además de eso, una encuesta londinense hecha a una muestra de 3,000 personas que habían adquirido la versión de In Rainbows online, arrojó que un tercio de ellas – osea 1,000 personas – no pagaron nada, mientras que el precio promedio fue 4 libras.

Este enfrentamiento directo con la industria musical formal fue algo premeditado. Más allá de las consecuencias reales que pueda tener en el desarrollo del music business, dominado por los apetitos cada vez mayores de las grandes disqueras, el experimento de Radiohead fue, además de una ligera demostración de inseguridad frente al impacto que pudiera haber tenido su álbum de ser lanzado en la manera tradicional, una sincera patada en el trasero a ese monstruo corporativo en el que se había convertido EMI, su sello discográfico de toda la vida: “Me cae bien la gente de nuestra disquera pero llega un momento en el que te tienes que preguntar porqué nos necesitamos el uno al otro… probablemente obtengamos cierto placer perverso de poder decirle “fuck you!” a este decadente modelo comercial”. A comienzos de diciembre del 2007, la banda lanzó a través de su website (http://www.radiohead.com/, más conocido como Dead Air Space) una edición limitada de In Rainbows: el paquete – llamado simplemente Discbox - incluía el álbum original de 10 canciones, un CD extra con 6 temas más, dos vinilos de 45rpm, un libro con fotos y letras de canciones, todo en una presentación de lujo. El Discbox vendió aproximadamente unas 60 mil copias y en la actualidad es imposible de encontrar.

Radiohead es una banda acostumbrada a marcar hitos dentro de la historia del rock en los últimos 20 años: en 1993 se erigió como vocera de todos los freaks enamorados y rechazados por la gente nice del mundo con Creep (su Smells Like Teen Spirit particular, sin lugar a dudas). Luego reinventó su sonido y revolucionó la escena con esa joyita de 1997 llamada OK Computer, alucinante cóctel de electrónica, progre, kraut y distorsión. Para el nuevo milenio le rompió el cerebro a propios y extraños con la dupla Kid A/Amnesiac batiendo records de ventas y hasta coqueteando con el jazz. Hoy tras casi dos décadas de camino, In Rainbows rompe los esquemas de la industria, se asegura una pre-venta elefantiásica antes de tocar un solo acorde y después, sueltos de huesos, lo lanzan al mercado en versión convencional, con una respuesta sólida por parte de sus seguidores que corrieron a las tiendas a buscar el CD aun cuando ya lo habían descargado online. No cabe duda que Yorke y sus muchachos tienen cada vez menos motivos para deprimirse. Y eso, musical y líricamente, se nota en las diez canciones del álbum.

IN RAINBOWS: EL REGRESO

Los colores del arcoiris de Radiohead aun no terminan de definirse en el imaginario grisáceo de su propuesta artística. A pesar de eso, desde los primeros sonidos de 15 Step – tema que abre el álbum – se percibe cierta luminosidad en las nuevas composiciones de la banda. La batería programada y las palmas – cortesía de un grupo de niños de la Escuela de Música y Artes Matrix de Oxford - le dan al tema un aire de juego, poco común en el quinteto. Las guitarras de Jonny Greenwood y Ed O’Brien suenan enigmáticas mientras los quejidos de Yorke se desplazan sobre una melodía plácida, de medio tiempo.

Inmediatamente después, Bodysnatchers corta el aire con un rock estilo garage y ciertos aires glam, una canción que el mismo Thom ha descrito como “un encuentro entre Wolfmother y Neu! haciendo algo de música hippie”. Y luego el clásico sonido de la banda se muestra en la viñeta que será, a la postre, la que servirá para identificar esta nueva aventura sonora de la banda: Nude. Aunque más light que otras veces, las letras del cantante muestran de nuevo su filo angustiado y depresivo: “So don’t get any bis ideas/they’re not gonna happen/you’ll g oto hell for what your dirty mind is thinking”. No en vano este tema pertenece originalmente al conjunto de canciones compuestas para el OK Computer.

El tiempo marcado por sonidos digitales en Weird Fishes/Arpeggi es otra muestra de lo que In Rainbows ofrece de “nuevo”. Si bien la banda ya había jugado con texturas electrónicas en otros álbumes, en este tema el ritmo algo acelerado hace contrapunto con las capas vocales de Yorke, que da esas notas sostenidas en falsete tan características de su sonido. All I Need es otro tema de sonido lánguido y dolorido, aunque una vez más, presenta ciertos toques que nos hacen pensar en un compositor más preocupado en metaforizar su sufrimiento en lugar de retratarlo con agónica crudeza: “You are all I need/ I’m in the middle of your picture/lying in the leaves”.

Para la segunda parte del CD Radiohead enchufa las guitarras y, sobre la base del potente bajo distorsionado de Colin Greenwood y la metronómica batería de Peter Selway, dispara un minuto de introducción instrumental – Faust Arp – para dar paso a Reckoner, el tema más fuerte de In Rainbows. El álbum cierra con tres canciones típicas del grupo: House Of Cards (una combinación alucinante de tranquilidad y confusión, de melancolía y desesperación), Jigsaw Falling Into Place (el primer single del disco, una especie de manifiesto acerca del lado oscuro del comportamiento) y cerrando, otro aspirante a clásico, Videotape. Según Yorke, la composición de esta última melodía fue una “agonía absoluta”.

La edición limitada denominada Discbox incluye un CD extra con 6 temas más: Down Is The New Up, Go Slowly, Last Flowers, Up On The Ladder, Bangers And Mash y Four Minute Warning. Todas ellas con la marca de registrada del sonido de la banda y del prolijo manejo de perillas de su sexto miembro: el productor Nigel Godrich. In Rainbows representa el retorno al primer plano de la escena mundial del rock de uno de los grupos más influyentes para las nuevas hornadas de rockers. Combinando sus fórmulas anteriores con unos sutiles toques de brillo, el arcoiris de Radiohead se levanta, para bien de sus fanáticos incondicionales, sobre una cómoda escala de grises."
http://www.youtube.com/watch?v=MzEWPI2Ttvo (Radiohead, In Rainbows, Bodysnatchers)
http://www.youtube.com/watch?v=ojn0LJc6uPg (Radiohead, In Rainbows, Nude)
http://www.youtube.com/watch?v=GoLJJRIWCLU&feature=related (Radiohead, In Rainbows, Jigsaw falling into place)

Hasta la próxima...

sábado, 2 de agosto de 2008

11 Y 12

Auditorio del Colegio San Agustín. Primera función del último día de su temporada en nuestro país. La cola para ingresar es larga, pero fluye con tranquilidad y orden. Claro, no podían faltar a la cita los revendedores que, cansado de ofrecer entradas a la venta, preguntaban a cuanta persona se les cruzaba si querían vender sus tickets: "¿te sobran entradas?". Impertinente, casi surrealista, en resumidas cuentas, peruano. Asimismo, vendedores de posters, peluches y hasta fotos autografiadas de dudosa procedencia. Pero estas cosas ya no sorprenden, son hasta pintorescas, clásicas. Al ingresar, la expectativa va creciendo. La magia de la televisión y del youtube nos han permitido ver la escenografía, algunos diálogos y para los más acuciosos, quizás ya hasta se sabían la historia de pé a pá. Pero la expectativa era igual para todos. Porque todos querían verlo y aplaudirlo en vivo y en directo. Y a la tercer llamada, comenzó la función...

El maestro del humor televisivo, Roberto Gómez Bolaños "Chespirito" llegaba 26 de julio sin demostrar cansancio alguno. A sus 79 años, el célebre creador de entrañables amigos de nuestra infancia como El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado, etc... demuestra una vitalidad y una alegría sorprendentes. La primera en aparecer en escena es Florinda Meza, Doña Florinda, admirada a pesar de que en persona caiga un poco pesada por el protagonismo que le roba a sui esposo. Quizás sabe en el fondo que la mayoría de homenajes, saludos y agradecimientos masivos le llegan a ella como una onda expansiva de lo que él recibe. Nadie niega su popularidad pero, vamos, no nos hagamos tarugos porque hay cosas que ni qué ¿tengo o no tengo razón?...


Cada vez que aparece en la tarima del audiorio, el público estalla en aplausos. La obra 11 y 12 es picaresca, de humor para adultos pero tratado con la misma disposición de arma blanca que caracteriza su obra completa. Ingenioso, con esos juegos de palabras que demuestran un conocimiento y amor por nuestro riquísimo idioma, el chofer de camión Eloy Madrazo se metió al bolsillo al respetable con esa combinación de Chómpiras - su apellido también es Madrazo - con Chapulín. No voy a resumir el argumento porque lamentablemente, es necesario verla para gozar con cada línea, con cada giro, con cada reacción. Pero sí voy a decirles que esa división del cuerpo humano en números - de manera tal que los órganos genitales masculinos - que uno de los protagonistas pierde en un lamentable accidente - terminan siendo "el 11 y el 12" (idea que constituye el hilo conductor de las situaciones jocosas que se van suscitando) es simplemente genial.


Hay referencias constantes a los giros cómicos que todos hemos visto y disfrutado en los programas de la tele. Razón adicional para que el público se divierta durante todo el trayecto de 11 y 12. Aunque resultó evidente en varios pasajes que algunos miembros del público iban más por el hecho de verlo a él, ya que había bromas que por ahí se les escapaban, sea cual haya sea sido la razón que los empujara a llenar la sala, el resultado fue siempre una amplia sonrisa de aprobación. De aprobación y de agradecimiento...


Acompañando a Roberto y Florinda, los destacados actores Oscar Bonfiglio, Juan Antonio Edwards y David Ramos (conocidos en nuestro país por su participación en diversas telenovelas mexicanas) cumplen sus roles de manera excelente, demostrando la versatilidad del arte teatral y televisivo en la tierra del tequila. La impostación de las voces, la actitud divertida, la representación cómica que ellos les dan a sus personajes es de un nivel y una calidad pocas veces vista en nuestro medio, acostumbrado al humor chabacanesco, lumpenizado, de "torta en la cara" y referencias explícitas de todo calibre.


Al final de la obra, la ovación de pie duró varios minutos y un emocionado Chespirito dirigió unas sentidas palabras a su público, palabras de despedida que trataban de resumir en su sencillez todo ese cariño que el público demostró a este gran representante de la comicidad en nuestro idioma. Dejando de lado los comentarios inapropiados de ciertos personajes de la farándula nacional que trataron de descalificar los homenajes que se le rindieron durante su visita, el público peruano despidió como se debe a este gran artista que, por lo visto, sigue vigente y con ganas de hacer reir a una nueva generación de hispanohablantes. Gracias, maestro, muchas gracias...

"LA ÚNICA VEZ QUE FUI REALMENTE FELIZ"

Hola a todos... lo que sigue es una especie de relato que pretende formar parte de una novela de largo aliento. Uno de esos proyectos que pasan meses y meses guardados en un cajón y que, en momentos como éstos, parecen condenados a no salir de allí. Espero les guste, a ver si me animo a continuarlo... saludos... gracias por leer y comentar...


"Aquella noche fue inolvidable. Podría hablar del día completo, pero la palabra "noche" expresa mejor las cosas. Fue una noche que comenzó a las 12 del mediodía y que se extendió hasta las primeras horas del día siguiente. Es más, llegó a extenderse en realidad hasta un mes después. Durante todas esas horas, las cosas que se dijeron y las que se hicieron me instalaron en el pecho y en el alma la sensación de que todo el pasado había valido la pena y que cualquier cosa que se pensara sobre el futuro podía hacerse realidad. Al mismo tiempo, toda esa elucubración mental se esfumaba por la urgencia de vivir a plenitud lo que estaba sucediendo en ese instante, como si inconscientemente supiera que más allá de todo, lo más valioso era ese presente, como si alguien me hubiera dicho que era una oportunidad irrepetible, algo que nunca había pasado y que no volvería a pasar. Lo sensorial y lo espiritual se encontraron y se juntaron de una forma inédita, casi irreal. Cada palabra, cada gesto, cada idea, cada proyecto formaron toda una vida, todas las cosas que hasta ese entonces parecían inaccesibles. Después, como es natural, volvieron a ser inaccesibles todas esas cosas. Hoy, que se cumplen aquellos dos años de los cuales se habló esa noche, recuerdo con mucha claridad que, de regreso a casa, hacía planes para que, pasara lo que pasara los siguientes 730 días, pudiera hacer realidad esa hermosa ensoñación. Hoy, que la realidad ha vuelto a instalarse, horrible y pétrea, delante de mí, me pregunto "¿qué pasó?". Jamás olvidaré nada de lo que aquella noche, larguísima, eterna, sucedió. Jamás dejaré de añorarla y agradecerla, de pensarla y extrañarla. Miles de veces escuché eso de que "la felicidad es sólo un momento" o que "está formada por momentos"... aquella noche constituye la confirmación de que ese adagio es la pura verdad. Aquella noche que duró dos meses fue, sin lugar a dudas, la única vez que fui realmente feliz".

Hasta la próxima...