Auditorio del Colegio San Agustín. Primera función del último día de su temporada en nuestro país. La cola para ingresar es larga, pero fluye con tranquilidad y orden. Claro, no podían faltar a la cita los revendedores que, cansado de ofrecer entradas a la venta, preguntaban a cuanta persona se les cruzaba si querían vender sus tickets: "¿te sobran entradas?". Impertinente, casi surrealista, en resumidas cuentas, peruano. Asimismo, vendedores de posters, peluches y hasta fotos autografiadas de dudosa procedencia. Pero estas cosas ya no sorprenden, son hasta pintorescas, clásicas. Al ingresar, la expectativa va creciendo. La magia de la televisión y del youtube nos han permitido ver la escenografía, algunos diálogos y para los más acuciosos, quizás ya hasta se sabían la historia de pé a pá. Pero la expectativa era igual para todos. Porque todos querían verlo y aplaudirlo en vivo y en directo. Y a la tercer llamada, comenzó la función...
El maestro del humor televisivo, Roberto Gómez Bolaños "Chespirito" llegaba 26 de julio sin demostrar cansancio alguno. A sus 79 años, el célebre creador de entrañables amigos de nuestra infancia como El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado, etc... demuestra una vitalidad y una alegría sorprendentes. La primera en aparecer en escena es Florinda Meza, Doña Florinda, admirada a pesar de que en persona caiga un poco pesada por el protagonismo que le roba a sui esposo. Quizás sabe en el fondo que la mayoría de homenajes, saludos y agradecimientos masivos le llegan a ella como una onda expansiva de lo que él recibe. Nadie niega su popularidad pero, vamos, no nos hagamos tarugos porque hay cosas que ni qué ¿tengo o no tengo razón?...
Cada vez que aparece en la tarima del audiorio, el público estalla en aplausos. La obra 11 y 12 es picaresca, de humor para adultos pero tratado con la misma disposición de arma blanca que caracteriza su obra completa. Ingenioso, con esos juegos de palabras que demuestran un conocimiento y amor por nuestro riquísimo idioma, el chofer de camión Eloy Madrazo se metió al bolsillo al respetable con esa combinación de Chómpiras - su apellido también es Madrazo - con Chapulín. No voy a resumir el argumento porque lamentablemente, es necesario verla para gozar con cada línea, con cada giro, con cada reacción. Pero sí voy a decirles que esa división del cuerpo humano en números - de manera tal que los órganos genitales masculinos - que uno de los protagonistas pierde en un lamentable accidente - terminan siendo "el 11 y el 12" (idea que constituye el hilo conductor de las situaciones jocosas que se van suscitando) es simplemente genial.
Hay referencias constantes a los giros cómicos que todos hemos visto y disfrutado en los programas de la tele. Razón adicional para que el público se divierta durante todo el trayecto de 11 y 12. Aunque resultó evidente en varios pasajes que algunos miembros del público iban más por el hecho de verlo a él, ya que había bromas que por ahí se les escapaban, sea cual haya sea sido la razón que los empujara a llenar la sala, el resultado fue siempre una amplia sonrisa de aprobación. De aprobación y de agradecimiento...
Acompañando a Roberto y Florinda, los destacados actores Oscar Bonfiglio, Juan Antonio Edwards y David Ramos (conocidos en nuestro país por su participación en diversas telenovelas mexicanas) cumplen sus roles de manera excelente, demostrando la versatilidad del arte teatral y televisivo en la tierra del tequila. La impostación de las voces, la actitud divertida, la representación cómica que ellos les dan a sus personajes es de un nivel y una calidad pocas veces vista en nuestro medio, acostumbrado al humor chabacanesco, lumpenizado, de "torta en la cara" y referencias explícitas de todo calibre.
Al final de la obra, la ovación de pie duró varios minutos y un emocionado Chespirito dirigió unas sentidas palabras a su público, palabras de despedida que trataban de resumir en su sencillez todo ese cariño que el público demostró a este gran representante de la comicidad en nuestro idioma. Dejando de lado los comentarios inapropiados de ciertos personajes de la farándula nacional que trataron de descalificar los homenajes que se le rindieron durante su visita, el público peruano despidió como se debe a este gran artista que, por lo visto, sigue vigente y con ganas de hacer reir a una nueva generación de hispanohablantes. Gracias, maestro, muchas gracias...
El maestro del humor televisivo, Roberto Gómez Bolaños "Chespirito" llegaba 26 de julio sin demostrar cansancio alguno. A sus 79 años, el célebre creador de entrañables amigos de nuestra infancia como El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado, etc... demuestra una vitalidad y una alegría sorprendentes. La primera en aparecer en escena es Florinda Meza, Doña Florinda, admirada a pesar de que en persona caiga un poco pesada por el protagonismo que le roba a sui esposo. Quizás sabe en el fondo que la mayoría de homenajes, saludos y agradecimientos masivos le llegan a ella como una onda expansiva de lo que él recibe. Nadie niega su popularidad pero, vamos, no nos hagamos tarugos porque hay cosas que ni qué ¿tengo o no tengo razón?...
Cada vez que aparece en la tarima del audiorio, el público estalla en aplausos. La obra 11 y 12 es picaresca, de humor para adultos pero tratado con la misma disposición de arma blanca que caracteriza su obra completa. Ingenioso, con esos juegos de palabras que demuestran un conocimiento y amor por nuestro riquísimo idioma, el chofer de camión Eloy Madrazo se metió al bolsillo al respetable con esa combinación de Chómpiras - su apellido también es Madrazo - con Chapulín. No voy a resumir el argumento porque lamentablemente, es necesario verla para gozar con cada línea, con cada giro, con cada reacción. Pero sí voy a decirles que esa división del cuerpo humano en números - de manera tal que los órganos genitales masculinos - que uno de los protagonistas pierde en un lamentable accidente - terminan siendo "el 11 y el 12" (idea que constituye el hilo conductor de las situaciones jocosas que se van suscitando) es simplemente genial.
Hay referencias constantes a los giros cómicos que todos hemos visto y disfrutado en los programas de la tele. Razón adicional para que el público se divierta durante todo el trayecto de 11 y 12. Aunque resultó evidente en varios pasajes que algunos miembros del público iban más por el hecho de verlo a él, ya que había bromas que por ahí se les escapaban, sea cual haya sea sido la razón que los empujara a llenar la sala, el resultado fue siempre una amplia sonrisa de aprobación. De aprobación y de agradecimiento...
Acompañando a Roberto y Florinda, los destacados actores Oscar Bonfiglio, Juan Antonio Edwards y David Ramos (conocidos en nuestro país por su participación en diversas telenovelas mexicanas) cumplen sus roles de manera excelente, demostrando la versatilidad del arte teatral y televisivo en la tierra del tequila. La impostación de las voces, la actitud divertida, la representación cómica que ellos les dan a sus personajes es de un nivel y una calidad pocas veces vista en nuestro medio, acostumbrado al humor chabacanesco, lumpenizado, de "torta en la cara" y referencias explícitas de todo calibre.
Al final de la obra, la ovación de pie duró varios minutos y un emocionado Chespirito dirigió unas sentidas palabras a su público, palabras de despedida que trataban de resumir en su sencillez todo ese cariño que el público demostró a este gran representante de la comicidad en nuestro idioma. Dejando de lado los comentarios inapropiados de ciertos personajes de la farándula nacional que trataron de descalificar los homenajes que se le rindieron durante su visita, el público peruano despidió como se debe a este gran artista que, por lo visto, sigue vigente y con ganas de hacer reir a una nueva generación de hispanohablantes. Gracias, maestro, muchas gracias...
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