sábado, 31 de julio de 2010

LA FELICIDAD DE VIVIR


Así han titulado los cines locales a la producción japonesa Departures (título en japonés: Okuribito), del director Yojiro Takita, ganadora del Oscar a mejor película en idioma extranjero en el 2009. Es una historia de sensibilidad y dignidad, de reencontrarse con la vida tras la pérdida de lo que uno consideraba "su sueño" y del aprendizaje a través de situaciones consideradas de menor valor. Una buena opción frente a las ligerezas hollywoodenses y la sobreoferta de películas para niños. Si van a verla, háganlo cuanto antes porque lo más probable es que permanezca poco tiempo en cartelera. Entre los diversos atributos de este filme destaca una muy bonita banda sonora, compuesta íntegramente por el músico nipón Joe Hisaishi, reconocido por su trabajo junto al animador Hayao Miyazaki (director de clásicos de la animación japonesa como The Princess Mononoke, entre otras), con quien colabora desde hace más de 25 años. Este es el trailer de la película...


jueves, 29 de julio de 2010

MÚSICA PERUANA

Fiestas Patrias... no me interesan con los discurcetes políticos plagados de falsedades, los desfiles militares con sabor a mentira y corrupción, los Te Deums oficiados por agentes de Satán y los análisis de profesionales de la sobonería y la mediatinta. Prefiero celebrar le cumpleaños de mi país escuchando música peruana, la mejor de Latinoamérica. Para muestra, cinco botones ...









sábado, 24 de julio de 2010

N.F.L.


Cuando veo las noticias en la televisión o repaso los titulares de la prensa, cada vez menos repasables dicho sea de paso; cuando escucho a los "líderes de opinión" burlándose de las indignadas voces que se atreven a llamar las cosas por su nombre (por ejemplo se burlan cuando alguien dice cosas como estas: "los funcionarios de la Municipalidad de Lima son ladrones", "las carátulas de El Comercio y de El Trome son pornografía", "el último corso de Wong sacó a la luz el nivel más elevado de estupidez masiva masculina", "el Perú avanza solo para el 25% de limeños"); cuando enciendo la radio y escucho una y mil veces a los Hermanos Yaipén, el Waka Waka o Aventura mientras los jóvenes músicos realmente talentosos difunden su arte a duras penas en pequeños locales y eventos de minorías.

En fin, cuando compruebo que cada actividad o espectáculo, importante o trivial, está contaminada por esta nueva cultura de ignorancias, prejuicios, poses y dinero plástico y que es imposible hallarle substancia a casi nada, me acuerdo de esta canción de Anthrax, la cual me encantaría poner a todo volumen y en pantalla ultramoderna LED de 85" delante de, por ejemplo, un tonto "desfile de modas" (debería decir de otra cosa pero mo quisiera herir la susceptibilidad de mi reducido pero selecto grupo de lectores), una inauguración de obra muerta del Estado, un debate pre-electoral municipal o presidencial, una fiesta en Asia o cualquier evento de esos que cubre la revista Cosas...


viernes, 16 de julio de 2010

GUITARRAS EN CONCIERTO

Vamos a decirlo de una sola vez y sin muchos rodeos: para mí, Pepe Torres es la primera guitarra del Perú. Desde hace muchos años pienso así, aunque la prensa especializada - y la no tan especializada - ha impuesto a Oscar Avilés ese título. Esto sin dejar de decir, claro está, que en ese juego arbitrario de los rankings, don Oscar figura en un inalcanzable segundo lugar debido a su influencia, sus inmensos aportes al desarrollo de la música popular y desde luego, su alucinante talento.

Entre nosotros, el título de "la primera guitarra del Perú" adquiere un carácter nobiliario si tenemos en cuenta que el Perú es, desde hace mucho, un país productor de excelentes y talentosos guitarristas que, desde hace varias décadas, han dejado el nombre de nuestro país en alto en diversos escenarios dentro y fuera de nuestras fronteras, interpretando tanto música criolla como música andina.

Buenos ejemplos de eso, además de los mencionados Torres y Avilés - los patriarcas de la guitarra criolla post-Pinglo - son pues, Rafael Amaranto, Álvaro Lagos, Carlos Hayre, Raúl García Zárate, Manuelcha Prado y un largo etcétera de lo que podríamos llamar "la primera generación" de una tradición que, a pesar de las idas y vueltas del mercado musical, las imposiciones de artistas desechables (nacionales y extranjeros) y el cada vez menos entrenado gusto y apreciación del público en general, se mantiene viva, vigente y en permanente crecimiento y desarrollo, al punto de que podamos hablar de una "segunda generación" de talentosos guitarristas que, como los arriba mencionados, cosechan triunfos dentro y fuera del país.

Podemos hablar por ejemplo de Ramón Stagnaro, exitoso guitarrista peruano que trabaja en sesiones y conciertos de artistas internacionales como Yanni, U2, entre otros; de Willy Terry, que se ha convertido en una especie de Ry Cooder nacional, redescubriendo viejas glorias de nuestro criollismo, ese que permanece escondido en los solares de barrios de antaño. Otros nombres igual de notables son Lucho Gonzáles, Félix Casaverde, Coco Linares, Óscar Cavero, entre otros.

Mención aparte merece el maestro Javier Echecopar, quien ha desplegado un valiosísimo trabajo de investigación y búsqueda de las raíces de la música colonial y barroca en el Perú, y que es además un impresionante concertista clásico, poseedor de un talento que ha sido reconocido en los círculos musicales más exigentes.

Y más recientemente, músicos como Andrés Prado y Yuri Juárez (el primero muy activo en los circuitos jazzísticos de los EE.UU. y el segundo, reciente ganador del Grammy Latino por su álbum debut como solista) vienen demostrando enormemente que, efectivamente, el Perú es tierra de guitarristas. Sin embargo, cuando uno enciende la televisión ve con asombro que los "músicos" más promocionados son personajes como por ejemplo los Hermanos Yaipén, que chocan sus camionetas en las carreteras, promueven anti-valores en sus monótonas canciones y ganan millones a costa de la incultura y ese gusto por la baja calidad, cada vez mayor entre el público en general.

Pero retomando, decía que Pepe Torres es a mi entender, el mejor guitarrista del Perú y no solo porque no se limita a lo criollo, género que más cultiva, difunde e interpreta sino que además es un eximio concertista capaz de tocar piezas del repertorio clásico de la guitarra como Recuerdos de la Alhambra de Francesc Tárrega o melodías latinoamericanas como Pájaro Campana, etc. sino además porque cumple una función admirable de pedagogía, a través de su academia, en la cual forma desde hace 39 años, a nuevas generaciones de instrumentistas y amantes de la guitarra que aprenden en sus aulas no solo a tocar la guitarra, sino también a familiarizarse con la música peruana y a desarrollar cariño por lo nuestro, en una época como esta, tan contaminada por la alienación y por la basura esparcida con ventilador desde los medios de comunicación masiva, incapaces de generar el cambio que nuestra cultura necesita a gritos.

Precisamente, este lunes 19 de julio, el maestro Pepe Torres celebrará junto a sus alumnos y algunos invitados especiales, su 39no. aniversario como impulsor de la guitarra en el Perú, en un show que promete melodías, armonías y acordes inolvidables con interpretaciones de conocidas piezas criollas, latinoamericanas y clásicas. La cita es en el auditorio de la Biblioteca Nacional, a partir de las 7 de la noche. Están todos cordialmente invitados.

miércoles, 7 de julio de 2010

"ENTRE EL CÁNCER Y EL SIDA"... ¿OTRA VEZ?

La frase pertenece a Mario Vargas Llosa, nuestro más laureado intelectual, y fue pronunciada en el contexto de una posible segunda vuelta entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Voy a pedir prestadas las palabras del famoso escritor porque expresan mi sentir frente a la actual disyuntiva electoral que nos vienen imponiendo los medios de comunicación masiva de cara a los comicios municipales, cada vez más cercanos. Y expresa mi sentir a pesar de que me parece elementalmente de mal gusto comparar a políticos como Álex Kouri y Lourdes Flores con enfermedades del cuerpo, cuando lo que tienen ellos enferma casi hasta la gangrena, es el alma.

Pero a veces me da la impresión de que no queda otra forma de exteriorizar la náusea que me genera el torpe circo que el periodismo convencional levanta - con carpas, payasos y jefes de pista mofletudos incluidos - cada vez que nos toca elegir a nuestras autoridades. Solo en una sociedad tan amaestrada por el poder político-económico y tan embrutecida por sus mejores aliadas, la televisión y la prensa se puede tener como finalistas del nuevo "rally" electoral a dos personas tan poco adecuadas para tomar las riendas de la ciudad.

No voy a perder mi tiempo haciendo análisis pormenorizados de las carreras políticas de ambos candidatos - de eso hay bastante en Internet - porque al parecer, a la hora de la hora, no importan mucho. Ya todos sabemos que Kouri contrata a ex-presidiarios (y algunos no tan "ex") como sus guardias de seguridad, se llenó los bolsillos con los cuentazos fraudulentos de Convial (el peaje en la Av. Faucett) y de la Av. Néstor Gambetta y acudió más que ningún otro político al set privado de entrevistas de Vladimiro Montesinos, pidiendo favores nada santos y recomendando tácticas de demolición de oposiciones y rivales políticos. También sabemos todos que Flores pretende hacerse de la municipalidad como premio consuelo después de tres fracasos en las presidenciales y que asesoró legalmente a un oscuro empresario y corredor de autos con doble identidad y que trata de imponer su imagen como única representante de la lealtad partidaria al frente de un grupo político que se alió - y que respalda hasta hoy - al infausto alcalde actual, Luis Castañeda Lossio, cuyo último "gran éxito" ha atropellado a un humilde joven trabajador y que, de espaldas a toda idea de urbanismo, acaba de enrejar una de las principales avenidas de Barranco, distrito que prácticamente ha destruido en los últimos dos años.

Corrupción descarada por un lado (Kouri) e hipocresía mal disimulada por el otro (Flores). Esas son nuestras opciones para noviembre. Y los noticieros y los periódicos bien gracias, dándole cuerda a una manivela que solo ofrece análisis sesgados, encuestas compradas y basura esparcida con ventilador. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo minoría? ¿Es que realmente nadie se da cuenta de que esos dos son los menos indicados para ser alcaldes de nuestra capital?

Las semanas van pasando y como siempre, los "líderes de opinión", esos personajes que se vanaglorian en sus pantallas y columnas de ser las conciencias políticas del país, que supuestamente poseen un nivel de pensamiento abstracto y capacidad crítica superior a la del promedio y por lo tanto, son los llamados a estimular el voto inteligente en las grandes mayorías, están allí, bien apoltronados en sus palcos, aplaudiendo como focas ante el triste espectáculo de las puyas falsas que después terminan en abrazos-y-besos post-electorales, los cierres de inscripción con comparsas, muñecones de espuma y peleas estilo barra brava y los debates bizantinos sobre temas generales que después se olvidan en medio de las raterías, los "acuerdos democráticos" y el largo etc. de nuestra real politik. Francamente, uno trata de mantener la calma y permanecer impávido pero al final de cuentas, no se puede.

No se puede mantener la calma porque tal parece que dentro de poco, nuestro país tendrá que institucionalizar al "mal menor" para darle por fin el status de realidad concreta que posee. Aquello del "mal menor" está dejando de ser una casualidad, una coyuntura específica de un momento particular, para convertirse en un estilo de vida, una forma de hacer política. Me imagino que en unos años podremos hablar con total normalidad de un Ministerio del Mal Menor o de un Consejo Nacional del Mal Menor o de una Federación Peruana del Mal Menor. O quizás el próximo outsider no tenga mejor idea que denominar a su movimiento político (ojo que es un movimiento, no un partido), como el Movimiento Independiente El Mal Menor.

Hay más candidatos en carrera, por Dios. Claro, dirán por ahí, gran cosa: son once. Efectivamente, según los datos obtenidos tras el frenético cierre de inscripción de candidaturas en la ONPE del domingo último, once personas con los mismos deseos de darle a Lima lo mejor, van a competir. Si la cordura fuera el principal insumo con el cual prensa y población trabajaran para darle forma a este enjambre de candidatos, deberían ser como máximo, cuatro. Y el binomio Kouri-Flores no debería estar precisamente en los dos primeros lugares.

Las opciones más cercanas a darle competencia a este par de candidatos encumbrados gracias a sus contactos con el poder (presidencial y municipal, respectivamente) y a sus descarados coqueteos con la prensa convencional vendrían a ser Humberto Lay (Restauración Nacional), Susana Villarán (Fuerza Social) Y Fernando Andrade (Somos Perú). El resto, aun cuando también merecerían ser escuchados, en realidad lo que hacen es contribuir a la atomización del voto y por ende, a la indefinición que finalmente favorecerá a alguno de los indeseables que encabezan las encuestas, las portadas y las pantallas de señal abierta.

Por eso, anteponiendo mis más sinceras disculpas a los millones de seres humanos que las padecen, elegir entre Álex Kouri y Lourdes Flores es, como dijo Mario Vargas Llosa, decidir cuál de las dos enfermedades terminales contaminará a nuestra querida Ciudad de los Reyes. Ninguno de los dos ofrece corregir los provocados por el Metropolitano (hablan de "fiscalizar", "investigar" y ya todos sabemos qué significan esos dos verbos en nuestra política...). Ninguno de los dos se desmarca del viejo discurso politiquero y de las costumbres comunes de todas las campañas que hemos vivido desde que se "recuperó la democracia" allá por 1980. Ninguno de los dos merece que la ciudadanía confíe en ellos.

domingo, 4 de julio de 2010

UN VIAJE MUSICAL

Hola a todos... tengo varios temas en el tintero - mejor dicho, en el teclado - pero me falta tiempo para ponerme a elaborar posts... por mientras les dejo un par de temas de Journey, una de mis bandas favoritas... estas dos canciones conforman un viaje por los extremos musicales que este grupo realizó: desde los intrincados inicios instrumentales y progresivos hasta las románticas baladas que, aun hoy, dicen tanto de lo que uno realmente siente, aunque no se tenga autorización para decirlo...