miércoles, 23 de enero de 2013

UN "ANTROPÓLOGO" ESCRIBE MEMECES EN EL COMERCIO


Acabo de leer, con estupor, a un antropólogo columnista de El Comercio, llamado Raúl Castro, que glosa con entusiasmo una noticia fabricada por el diario para el que trabaja: según el comentarista, debemos alegrarnos porque, contrario sensu de lo que dicta la realidad, “los peruanos leemos más”. Y esta afirmación la recoge de un libro publicado por El Comercio según el cual el Perú es el país que ostenta el mayor índice de lectoría de periódicos en América Latina (El Comercio, martes 22-01-2013, Sección A, página 11).

En su columna, Castro menciona que, a contracorriente de los pronósticos que vaticinaban la caída del producto impreso frente a la era cibernética, el consumo creciente de diarios populares asegura una mayor cantidad de páginas leídas, “independientemente de nuestra competencia lectora”. Este dato numérico es 100% engañoso y equivale a decir que escuchamos más porque estamos rodeados de ruidos. Pero si los diarios más leídos, según las encuestas que también son hechas a pedido del clan Miró Quesada, son El Trome y El Comercio, es decir, El Tromercio, es comprensible la algarabía del joven “antropólogo de medios”.

Luego de divagar en algunos párrafos acerca del “sentido de pertenencia y el espacio de denuncia” que representan estos periódicos chicha, plagados de páginas de noticias intrascendentes, personajes de farándula y avisos publicitarios a sábana completa, Castro señala que los diarios que la gente compra y supuestamente lee (algo que también es discutible) son “entretenidos y están al alcance del bolsillo”. Medir niveles de lectoría basándose en aumentos de compradores de periódicos y decir, después de analizar los datos, que esto es señal de que “leemos más, contra todo pronóstico”, es de la más pura y dura manipulación, acorde a las políticas de embrutecimiento masivo del que aun es considerado, injustamente, el diario “más serio” del país.

Siempre pienso en esto, El Comercio debería hacer un experimento, a través de El Trome, que tuviese las siguientes dos líneas de acción: a) dejar de publicar en contraportada lo que publican todos los días y cambiar esas fotos por afiches de películas clásicas, carátulas de discos o fotografías de lugares del mundo, pinturas, etc., con su respectiva leyenda descriptiva; y b) dejar de hacer titulares sobre la farándula y hacerlo sobre otro tipo de notas, culturales e internacionales, hasta de actualidad nacional. Con lenguaje popular si gustan. Mantengan El Trome así, durante seis meses, y luego midan sus ventas. Si El Trome sigue siendo el más leído después de eso, recién me atrevería a decir que sus niveles de ventas equivalen a un aumento en los niveles de lectoría en el país.

Mientras tanto, lo que ha escrito Raúl Castro es una de las más grandes memeces que he leído en este primer mes del 2013.

lunes, 21 de enero de 2013

JAZZ EN LA CIUDAD DE LOS REYES


Mientras el tandem embrutecedor políticos-medios-masivos-de-comunicación golpeaban en todos los espacios televisivos, radiales e impresos posibles la "gran serenata" que la Municipalidad Metropolitana de Lima organizaba con supuestos fines inclusivos (léase electoreros, de cara al proceso de revocatoria que se viene en marzo) con un cartel digno de un programa de La Chola Chabuca (Los Hermanos Yaipén, Bareto, Miki Gonzáles), salpicado con una que otra estrella de la canción criolla (el maestro Oscar Avilés, su hija Lucy y el guitarrista Willy Terry, Eva Ayllón) para disimular; un talentoso conjunto de seis músicos caminaba sigilosamente por noticieros y pequeñas notas al pie de las páginas de espectáculos con un homenaje inteligente a nuestra ciudad capital: bajo la estructura de las antiguas celebraciones cumpleañeras criollas, se fraguó, casi a hurtadillas, una serie de conciertos del jazz afroperuano más sorprendente que hayamos escuchado en los últimos tiempos.

Jazz en la Ciudad de los Reyes es el título de esta minigira de 12 conciertos en 10 días (13 si contamos el "Ensayo con público" que ofrecieron un día anterior al primer concierto oficial) que el Sexteto de Jazz Afroperuano de Gabriel Alegría viene realizando, con relativo éxito, desde el 16 de enero, día de Antevíspera del 478 aniversario de Lima. Barranco, Comas, Los Olivos, Magdalena, Miraflores, San Isidro, San Juan de Lurigancho y Villa El Salvador son los distritos que cubrió este alucinante combo de músicos peruanos, quienes con talento y creatividad armaron un homenaje, a mi parecer, más valioso que la fiesta patronal promovida desde la visión farandulesca y superficialmente popular de la alcaldía que hoy hace campaña para que no la saquen del poder. Sin discursos políticos, los comandados por Gabriel Alegría nos han hecho saber que nuestra Lima actual es más ancha y ajena que aquella en la que se celebraban los cumpleaños durante 9 días. Y en lugar de juntar todo en un solo lugar, tomaron sus instrumentos y recorrieron los puntos más representativos de los cuatro conos que hoy tenemos.

El trompetista y compositor Gabriel Alegría, nieto de nuestro gran novelista Ciro Alegría, concibió en el año 2005 la idea de reunir en torno suyo a los mejores músicos nacionales para, desde su centro de operaciones en New York, lanzar un proyecto musical que combinara la improvisación académica del jazz con la intuición natural del folklore afroperuano. A partir de ese primer bosquejo, el Sexteto de Jazz Afroperuano ha ido creciendo hasta convertirse en una fuerza determinante en el desarrollo de la fusión a nivel de los círculos más exigentes del jazz mundial Revistas especializadas como Downbeat han elogiado los diversos lanzamientos del sexteto y el último de ellos, titulado también Jazz en la Ciudad de los Reyes, es la materia prima de estos conciertos que culminarán en el pub Cholas Bravas de Magdalena, este jueves 24 de enero a las 8pm.

La noche central, es decir el 18 de enero, fecha del aniversario de Lima, la tocada fue en el Jazz Zone de Miraflores. El alto nivel de interacción de la banda como un todo musical solo es superado por el talento individual de cada uno de los elementos que le dan vida. Si bien es cierto el trompetista dirige con mucha actitud al conjunto, cada músico demuestra la suficiente seguridad para dar rienda suelta a sus desarrollos instrumentales de manera sólida y muy convincente. El repertorio, conformado por los temas del mencionado álbum - el quinto de su carrera - contiene desde frenéticos ritmos negros como la zamacueca y el festejo hasta señoriales tonderos y valses, sin soltar ni un minuto la tensión de solos abiertamente basados en el hard bop, el be bop, entre otras variantes del jazz clásico.

Los integrantes del sexteto son: Yuri Juárez (guitarra), que una vez más demostró ser uno de los músicos con formación criolla y negra (sus maestros son Pepe Torres y Carlos Hayre) de la nueva generación que mejor ha entendido el concepto "fusión", tantas veces manoseado y tergiversado por oportunistas de todo tipo como Jaime Cuadra por ejemplo. Freddy "Huevito" Lobatón (cajón, cajita, quijada, zapateo), perteneciente a uno de los clanes más identificados con la música negra del Perú, integra los polirritmos del cajón y la actitud pícara del músico popular, autodidacta. Hugo Alcázar (batería), es prácticamente una leyenda del jazz en Perú, ha tocado con gente como José Luis Madueño, Gigio Parodi, entre otros y es fundador del sexteto junto con Gabriel Alegría. Mario Cuba (contrabajo), es un joven músico muy talentoso que viene alternando con un amplio espectro de artistas y que se unió recientemente al sexteto para reemplazar nada menos que al gigante John Benítez. 

Pero quien se lleva los mayores halagos en esta versión 2013 del grupo es la joven neoyorquina Camille Thurman, invitada especialmente para cubrir la ausencia involuntaria de Laura Andrea Leguía, saxofonista titular y compositora de diversas melodías que forman parte del repertorio de la banda. Camille toca el saxo y la flauta con una fluidez sorprendente, enlaza sus complejos solos con las armonías que propone la trompeta de Gabriel. Además, canta y lo hace muy bien. La noche en el Jazz Zone, interpretó una versión del clásico tema Moon river que hizo saltar de emoción a sus compañeros de grupo, con una inesperada sección de scat al estilo Ella Fitzgerald. Según contó el líder del grupo durante el concierto, la saxofonista nunca había tocado música peruana antes, pero llegó al ensayo con todo el repertorio aprendido de memoria, haciendo sugerencias e innovaciones.

Carátula del álbum Jazz en la Ciudad de los Reyes

Jazz en la Ciudad de los Reyes ha sido el mejor regalo que ha recibido la capital. Lástima que, como siempre ocurre, la cantidad de público no corresponde a la calidad de lo que se escucha en cada velada. No tengo números concretos para asegurarlo, pero estoy convencido de que si sumamos a los asistentes de cada distrito recorrido por este valiente sexteto de músicos peruanos (más su invitada Camille), no llegamos ni a la décima parte de los miles que bailaron hasta la madrugada, cerveza en mano, con las horrendas cumbias de Los Hermanos Yaipén. Y quizás eso lo hace aun más valioso.



viernes, 18 de enero de 2013

"ES MI CUMPLEAÑOS: ¡¡¡ DÉJENME SOLA!!!"


Me imagino que eso es lo que grita, desde sus coloniales entrañas, la ciudad de Lima ante ese bullicio que armaron anoche en la "serenata" organizada por la alicaída Municipalidad de la señora Villarán. ¿No les ha pasado a ustedes que el día de su cumpleaños se convierte en pretexto para que todos los invitados - y los colones que nunca faltan - se diviertan más que usted mismos? Es indignante que, ni siquiera en el aniversario de nuestra capital estemos libres de los mofletudos rostros de Los Hermanos Yaipén y su insoportable sonido norteño, con esa recatafila de mequetefres que hacen aeróbicos en chaleco y manga larga de camisa. Inconcebible que, ni siquiera en su onomástico, Lima no se abstenga de los broders de Bareto y su irritante pachanguería, con camisas floreadas y fingida actitud inclusiva. Es triste que grandes de la música criolla como don Oscar Avilés, Eva Ayllón, Cecilia Barraza y Willy Terry se presten a este circo en el que además de los gigantes y cabezudos - que finalmente no tienen la culpa - solo faltaba un aparatoso y provincianísimo cortamontes.

Y no me malinterpreten, que no son comentarios racistas, por si acaso. Soy limeño, quizás uno de los pocos que aun quedan, hijo de padre victoriano y madre colombiana y a veces reniego de no tener en mis venas, por lo menos no ubicable en tres o cuatro generaciones hacia atrás, algún gen que me haga tenaz, resistente y orgulloso como algunos compatriotas del interior. Soy el primero en criticar la criollada y ese limeñismo que se mira al ombligo desde los años 50s, o del más moderno cosmopolitismo acriollado que ejercen tanto los que se computan "más blancos" como los infiltrados de todas partes del Perú que, abandonando sus identidades, se hacen al modo de vida del limeño moderno y son huachafos, informales, conchudos, hipocritones y todo lo demás, también.

Pero esto de meter a todos en un mismo saco bajo el engañoso lema de "todas las sangres", mal parafraseando a Arguedas, que también hoy cumple años, y usar la falacia de la inclusión como pretexto para convertir a Lima en una inmensa fiesta tropical El Huaralino-style, rezuma mal gusto y oportunismo electorero, populista. Prefiero lo que está haciendo, por ejemplo, el Sexteto de Jazz Afro-Peruano de Gabriel Alegría quienes, con un abierto espíritu de homenaje a Lima, están recorriendo diversos puntos de esa Lima moderna, tugurizada y peligrosa que tanto emociona a nonagenarios desorientados como ese señor José Matos Mar, y celebrando como lo hacían los criollos de antaño, desde la antevíspera. Desde Los Olivos hasta Barranco, desde el Centro hasta Comas, una inteligente y muy bien hecha fusión de jazz con música negra costeña resuena en homenaje a la ciudad que Chabuca Granda, en ese vals tan bonito llamado Zeño Manué (escrito para su amigo el periodista Manuel Solari Swayne), ya le había dicho adiós con frases tan exactas como esta: "Sus calles, como en la copla / son unas calles cualquiera / son unas calles cualquiera / camino de cualquier parte".


martes, 15 de enero de 2013

GREG HAM: UN TALENTO DE LOS 80's

Greg Ham (saxofón, flauta, teclados, coros), John Rees (bajo, coros), Colin Hay (voz, guitarra), Jerry Speiser (batería, coros) y Ron Strykert (guitarra, coros), la formación original de Men At Work (1978-1986)

A través de un link del New York Times, en el que hacían breves semblanzas de todos los músicos que fallecieron durante el 2012, me enteré de que Greg Ham había sido encontrado sin vida, el 19 de abril, en su departamento de Melbourne. Tenía 59 años.

Como saxofonista, flautista y tecladista de la banda australiana Men At Work, Gregory Norman Ham tocó la cima del éxito mundial, durante la primera mitad de los 80s. El sonido de sus instrumentos fue la marca registrada de los temas más populares de este quinteto. ¿Quién no identifica Down under luego de los primeros acordes con esa introducción de flauta traversa? ¿o el comienzo del saxofón en Who can it be now?, la canción que lanzó a la banda al número 1 de todas las listas del mundo?

Junto al cantante y guitarrista escocés Colin Hay, Ham fundó Men At Work y se convirtió en la segunda cara visible del grupo. Años después de la disolución oficial en 1986, Hay y Ham relanzaron Men At Work con otros músicos, con giras mundiales que rememoraban los megaéxitos que produjeron sus dos primeros álbumes Business as usual (1981) y Cargo (1983), ambos discos de platino.

Recuerdo que hace unos años, creo que fue el 2008 o 2009, Ham cargó "con los platos rotos" tras una denuncia por plagio, interpuesta por la compañía que poseía los derechos de la obra de un compositor australiano de música para niños, fallecido en 1988, que aseguraba que el riff de flauta de Down under era una reproducción exacta de un tema de 1932 titulado Kookaburra. La canción, quizás la más conocida de la banda, había sido compuesta por Colin Hay y Ron Strykert (primera guitarra) pero ambos alegaron que Greg, durante los ensayos del tema, tocó la línea de flauta de manera natural, quizás recordando subconscientemente una melodía que habría oído en su infancia. El estigma del "plagio" obligó a Ham a retirarse del primer plano en el mundo de la música, aunque se le pudo ver colaborando con otros artistas australianos como Kylie Minogue, entre otros.

Sirvan estas líneas como breve homenaje a uno de los músicos responsables del sonido de los 80s, con algunos de los pasajes instrumentales más representativos de esa década y miembro fundamental de una bandas fresca e inteligente: Men At Work.





       

martes, 8 de enero de 2013

¿POR QUÉ SEREMOS ASÍ? II


Y ahora el tema del mes es... "Gringasho". Como lo fue "Canebo" en los 90s, ahora este criminal trujillano es la estrella de la farándula limeña. Tal parece que, tras el final del reinado televisivo de Magaly Medina ("el cierre de un ciclo en la televisión peruana" dijeron los huachafísimos gacetilleros de El Tromercio), la prensa luctuosa vuelve a reinar, empeorada con los vacíos de ignorancia y total anti-criterio que, corregidos y aumentados, gobiernan los comportamientos de nuestra sociedad tercermundista. Van a terminar extrañando las basuras de Magaly frente a la avalancha de crímenes, atropellos, violaciones y corruptelas que ahora pueblan los noticieros, sin distinción ni excepción alguna.

Es increíble que, a pesar del grave prontuario de asesinatos que tiene en su haber este personaje, la mayor parte de la prensa considere relevante el hecho de que aun no haya cumplido cronológicamente los 18 años de edad. Y que además, conscientes de que aquí las leyes han sido escritas con los pies, se cuiden de no mostrar su rostro (lo cubren con un mosaico ridículo) y de colocar en sus notas escritas "el menor de edad de iniciales A.P.M.G." y no sé qué más. Un joven tatuado, de ojos que únicamente expresan desprecio por todo lo que le rodea y que es capaz de "bajarse" a otro ser humano a balazos por 500 soles no merece seguir viviendo. Así. Léanlo bien porque no lo leerán en ninguna otra columna, blog, periódico, etc. Debió morir acribillado en los techos de Santa Anita, durante el operativo de su recaptura. Menor de edad mis polainas. La huachafería también debería ser considerada un delito.

Después de casi un año de desilusionarnos con sus idas y vueltas, sus traiciones programáticas y sus extraños coqueteos con la CONFIEP, Ollanta recuperó ligeramente el verbo castrense y habló con firmeza sobre qué debería hacerse con "Gringasho". Con respecto a Salvador Heresi, alcalde de San Miguel, distrito en el que vivo hace más de tres décadas, está haciendo pesca a río revuelto, pavimentando el camino hacia la alcaldía de Lima. No a través de revocatorias, sino para las próximas elecciones. Me parece. Conociéndolo como más o menos lo conozco - y conociendo como más o menos conozco sus orígenes y entornos - dudo que lo mueva una genuina preocupación por la comunidad sanmiguelina. Y menos por la que vive en el área de influencia de Maranguita. En política no hay que ser ingenuos.

Hoy temprano, cuando trasladaban al tipejo ese "Gringasho", de la puerta de la correccional a la comisaría de Cotabambas, en medio de la siempre incomprensible batahola de reporteros que quieren subirse por la ventana al carro policial, la voz de una niñata, que seguro gana 500 soles más pasajes por salir en la televisión, gritaba, micrófono en mano: "Gringashooooo... ¿tienes algo qué decir?". ¿Dónde demonios estudió periodismo esa señorita? ¿eso es lo que su jefe de prensa le dice que vaya a hacer? ¿realmente interesa que diga algo? Insisto, la huachafería debería estar penada en esta ciudad "de los reyes" (de la cumbia, de la papa, etc.)

Acabo de ver una película argentina llamada Elefante blanco, que podría haber estado ambientada en los sucios barracones del Callao o en la zona industrial de Santa Anita donde ese "Gringasho" debió morir baleado por algún policía con buena puntería. En ella queda claro que hay algunos adolescentes, que vinieron al mundo en condiciones infrahumanas, a quienes no vale la pena tratar de "rehabilitar". Lo único que se consigue es tirar al agua enormes cantidades de recursos públicos y provocar sacrificios innecesarios. En el caso de la película que menciono, esos sacrificios están representandos en la figura del personaje principal, un sacerdote de buenas intenciones que termina muerto por defender el supuesto derecho a la protección de un menor de edad, perdido en el submundo de la delincuencia y las drogas.

Acá los diarios peruanos, que publican cochinadas en sus portadas sin ningún pudor: las revolcaderas de los programetes-concurso líderes en sintonía, los escándalos y las imágenes no aptas para menores de manera cotidiana, se las dan de "respetuosos de la ley" y cubren la cara de un asesino a sueldo, y de esa manera colaboran tácitamente con la posibilidad de que pase desapercibido si se escapa de nuevo y se preocupan por saber si está deprimido, si estuvo con su "novia" (otra adolescente que debería desaparecer del mapa) o si tiene "algo qué decir". ¿Por qué seremos así los peruanos? Entre el Dákar y Gringasho, seguimos en caída libre hacia la barbarie.

sábado, 5 de enero de 2013

¿POR QUÉ SEREMOS ASÍ?


Mientras todo el Perú - mejor dicho todo Lima, mejor dicho algunos habitantes de ciertos distritos de Lima - se sienten parte del Primer Mundo porque se ponen sus camisitas blancas, con estampados de Castrol GTX en los bolsillos y mencionan de paporreta los nombres de los pilotos, motociclistas, cuatrimotociclistas y camioneros que encontraron en Sudamérica el lugar perfecto para seguir destilando adrenalina y forrándose en plata, producida por la publicidad mundial relacionada "a los fierros" de "el Dakar", los congresistas nos pasan por encima sus bulldozers y ponen en primera sus camiones para levantarse toda la plata que puedan en los próximos cuatro años. 

La gente de a pie, la que ni siquiera sabe que no se dice "Dákar" sino "Dakar" (sin acento y con énfasis de palabra aguda, o sea en la última sílaba) y que si viera en un crucigrama la pregunta "Capital de Senegal, horizontal, cinco letras" no sabría qué poner, se queja de la sinvergüencería de (casi) todos estos parlamentarios. Curiosamente, los que más defienden los aumentos son los menos conocidos, los que menos hacen, los que no pueden ni siquiera hilar dos ideas coherentes cuando abren la boca. Y el resto, aunque uno que otro se salva, también aprobó a carpetazo limpio este nuevo robo de cuello y corbata.

¿Y Humala? ahí pues, viendo el Rally, también con camisita blanca y gorro-visera, chino de risa de esta cortina de humo - o de arena quizás debería decir - que le está levantando este "orgullo para el turismo peruano" como dicen los reporterillos, sobonazos ellos; y los comentaristas deportivos que aprovechan estas ocasiones para contarles el cuento de que les importan otras disciplinas aparte del mafioso "julbo" peruano.

Permítanme ser claro: aunque no tengo nada en contra de aquellas personas que practican este deporte de velocidad y de extrema dificultad, que vienen de latitudes y realidades diferentes a las nuestras pero ¿es tan difícil darse cuenta que esta actividad, vetada por el gobierno francés por tremendas amenazas terroristas y prohibida en Senegal porque los vehículos ultra pesados destrozaron pequeños poblados y arrollaron a nativos wolofs y sererers con absoluta impunidad, ha encontrado en la huachafería sudamericana el lugar perfecto para hacer lo que les dé la gana con la aceptación masiva de "la gentita", que por extensión hace creer a toda la masa que hay que admirar el "Dákar" porque si no, estás en nada pes broder, salud con Brahma?

Los autos, camiones y motos son máquinas impresionantes. Los vi el año pasado llegar a Lima y es una realidad innegable. Pero todo este escándalo en el que colaboran periodistas, políticos y empresarios para generar supuestamente millones turísticos que después no van a servir para nada más que para financiar viajes de los Promperú-Boys-And-Girls y hasta para los sueldos de los "Padres de la Patria", digo, todo ese cuento yo no me lo trago por nada del mundo. ¿Por qué seremos así de tontos los peruanos?