Durante los años previos al golpe de Augusto Pinochet, el
movimiento de la Nueva Canción Chilena produjo nombres que se instalaron en la
memoria colectiva como sinónimo de resistencia artística: Violeta Parra, Víctor
Jara, Inti Illimani, Quilapayún, Illapu. Muertos o exiliados, los referentes de
la música popular chilena, en su mayoría santiaguinos, fueron abanderados de la
vanguardia folklórica latinoamericana en esos tiempos difíciles.
Pero en la región Valparaíso, al sur de Santiago, se gestó una
movida diferente, que incorporó a su ADN folklórico la poderosa influencia de
la psicodelia y el rock progresivo, fusionando ambas vertientes para resistir
los embates de la opresión política con canciones menos literales pero que, a
la vez, eran musicalmente más etéreas y libres.
Congreso –palabra cuya sola mención en nuestro país es
suficiente para amargarnos el día- fue el nombre que eligieron los hermanos
Patricio, Fernando y Sergio González para su proyecto musical, para el cual
convocaron también al vocalista Francisco Sazo. “En esa época había muchos
congresos, reuniones en las que se discutía diferentes puntos de vista sobre
cada tema. Y como entre nosotros también pasaba eso pues había diversas
visiones sobre la música, le pusimos Congreso”, dice Sergio “Tilo” González,
eximio baterista y compositor de todas las partituras del grupo. Aquello fue en
1969 y, desde entonces, la banda no paró nunca. Junto a Los Jaivas -otro
legendario grupo de Valparaíso-, Congreso es considerado una institución en la
historia de la música popular chilena.
Con el tiempo, Congreso se convirtió en un grupo de culto,
que decidió quedarse en Chile en tiempos en que la mejor opción parecía el
exilio. “Esos años fueron terribles. Nosotros éramos una banda pequeñita, de
provincia, que pasaba inadvertida. Después tuvimos varios problemas pero
decidimos trabajar desde dentro”, cuenta Francisco Sazo, vocalista de fuerte y
alto registro, quien además es profesor de filosofía y autor de todas las
letras. Sazo y González, dos de los tres miembros originales de Congreso que
quedan –el tercero es el flautista Hugo Pirovich-, han mantenido una actitud consecuente
e innovadora, integrando jazz, rock, música clásica y folklore con creatividad
y talento.
Aunque sus discos más aclamados son los de su primera etapa
–El Congreso (1972, que incluye El cóndor pasa con letra de Sazo), Terra enigmática (1975) y Congreso (1977)- el grupo ha atravesado
diversas etapas en su evolución musical, gozando de gran popularidad en el
país, gracias a su permanente presencia en ferias y espectáculos al aire libre.
Entre 1980 y 1984, Sazo viajó a Bélgica a estudiar filosofía y fue reemplazado
por un joven cantante y compositor que luego se haría famoso como solista, Joe
Vasconcellos, con quien grabarían el álbum Viaje
por la cresta del mundo (1981), que contiene el tema Hijo del sol luminoso, probablemente el más conocido del grupo.
Con el retorno de Sazo, Congreso continuó produciendo música
de alta calidad, asociándose incluso con Nicanor Parra, el famoso antipoeta
chileno, para el álbum Pichanga:
Profecías a falta de ecuaciones (1992) y colaborando en proyectos para
documentales y obras de ballet. En sus actuaciones es común que suban al
escenario integrantes de bandas importantes del panorama musical chileno como
Horacio Durán y José Seves (Inti Illimani), Eduardo “Gato” Alquinta (Los
Jaivas), Eduardo Gatti (Los Blops), entre otros. A nivel internacional,
Congreso es una banda respetada por estrellas de la música latinoamericana como
León Gieco, Pedro Aznar y Ricardo Montaner, quien calificó su presentación
en el Festival de Viña del Mar del año
2005 como “una cátedra de música”. Diez años después, en el 2015, Congreso fue
parte del cartel internacional del Festival Lollapalooza Chile, en el enorme
Parque O’Higgins.
Este sábado 7 de julio, Congreso se presentará junto al
histórico grupo peruano El Polen, en el Teatro Municipal de Lima- Su formación
actual es: Francisco “Pancho” Sazo (voz), Sergio “Tilo” Gonzáles (batería), Hugo
Pirovich (flautas), Jaime Atenas (saxos), Sebastián Almarza (teclados), Raúl
Aliaga (percusiones) y Federico Faure (bajo).
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