El boom de las novelas turcas comenzó en nuestro país con Las mil y
una noches (Bin bir gece), historia romántica que llegó a las pantallas limeñas
en el 2014, ocho años después de su estreno oficial, y cautivó al público por su
intensidad recatada y exotismo asociado a la idiosincrasia de este fascinante y,
para muchos, desconocido país euroasiático.
Pero estas series, nombre que les corresponde por sus modos de
producción, frecuencia -un capítulo de dos horas por semana en su país original,
aunque aquí se transmiten de lunes a viernes- y organización en temporadas, no
solo han conquistado al público local con sus creativos conceptos visuales,
carismáticos personajes y alucinantes locaciones que muestran tanto los
ancestrales paisajes y mezquitas como las modernas estructuras de ciudades tan
ajenas a nosotros como Estambul, Izmir o Ankara.
Estas prolijas producciones tienen, además, excelentes bandas sonoras
que cubren un amplio rango de estilos: masivas orquestaciones sinfónicas, uso de
ritmos e instrumentos folklóricos y contundentes ensambles de pop-rock y
electrónica, combinando aires mediterráneos con sonoridades contemporáneas y
globales, reflejo musical de lo que hoy es Turquía, una nación en la que
confluyen el fervor religioso y las relaciones sociales conservadoras con el
estilo y sofisticación de la vida actual.
Desde el melodrama y romanticismo, la épica histórico-militar de
elementos nacionalistas o complejas tramas policiales cargadas de acción, cada
serie cuenta con perfectos marcos sonoros, enriqueciendo una industria
televisiva que ofrece producciones capaces de competir con series de
Norteamérica u otros países de Europa.
Toygar Isikli es probablemente el más importante creador de estas
bandas sonoras. Títulos como Ezel (2011), Ask-I Memnu (Amor prohibido,
2012), Fatmagül'ün Suçu Ne? (¿Qué culpa tiene Fatmagül?, 2014) o Içerde
(Infiltrados, 2017) destacan por sus diversas tonalidades y variaciones.
Percusiones, pianos, ouds, metales, cellos y violines se mezclan con potentes
baterías y guitarras eléctricas para complementar el vértigo de las escenas e
identificar momentos y personajes específicos con pequeñas y efectivas viñetas
incidentales.
La magia, calidad y estilo de estas enigmáticas composiciones también
pueden oírse en Adini Feriha Koydum (traducida como El secreto de Feriha, 2011),
de Nail Yurtsever y Cem Tuncer. En cuanto a Las mil y una noches, destaca el
tema central, un arreglo de la clásica suite Scherezade (1888) del maestro ruso
Nikolai Rimsky-Korsakov.
Una de las últimas series vistas en Lima, Vatanim Sensin (2016) -cuya
traducción literal es Mi patria eres tú aunque aquí se tituló Te amaré por
siempre- presenta una musicalización entre heroica y romántica, compuesta por
Yildiray Gürgen para esta historia basada en la guerra que enfrentó a griegos y
turcos otomanos entre 1919 y 1922, que determinó la fundación de la Turquía
moderna, bajo el liderazgo de Mustafa Kemal Atatürk, la figura política y
militar más importante del país que une Asia y Europa a través del fantástico
estrecho del Bósforo.
Estas producciones nos permiten conocer a una generación de músicos
que ofrecen una paleta colorida de sonidos nuevos, haciéndonos sentir una sana
envidia cuando los comparamos con las sobrevaloradas y simplonas cancioncitas
usadas en las novelas, comedias o series juveniles de nuestra televisión.
NOTA: Dedico esta nota a Rosy Donoso, joven ciudadana chilena que
creó, hace aproximadamente un año, un grupo de Facebook para enseñar el idioma
turco. Hay millones de personas alrededor del mundo que utilizan las redes. La
mayoría las usa para vender cosas, difundir frivolidades y, en el peor de los
casos, para hacer daño a otras personas. Sin embargo Rosy lo hizo para integrar,
en torno a su fascinación por Turquía, a miles de personas de todas partes del
mundo para compartir no solo sus clases gratuitas sino también noticias e
imágenes relacionadas a ese país, creando una comunidad muy unida.
Lamentablemente, Rosy falleció repentinamente a los 31 años, hace un mes,
dejando profundamente entristecida a la amplia comunidad de seguidores de su
página Aprendiendo Turkishpanish, que siempre encontraron en ella una amigable
voz de aliento para seguir aprendiendo, un espíritu solidario y desprendido como
pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario