Hola a todos... con la debida autorización de su autor, el Sr. Víctor Urbano, publico este artículo en el que se hace una semblanza de don Manuel Montero Bernales, alcalde de Barranco entre 1940 y 1947. La motivación de esta nota es una reciente noticia que ha remecido a los vecinos de este tradicional y bohemio distrito limeño y se suma a la ola de maltratos iniciada por Luis Castañeda Lossio y la destrucción de sus calles y avenidas, gracias a la prepotyente imposición de paraderos y corredores para El Metropolitano, aun sin estrenar: se trata de la "remodelación" que el actual alcalde de Barranco, Antonio Mezarina, viene haciendo del parque Manuel Montero Bernales, más conocido como La Lagunita (ubicado a la entrada del distrito, frente al Estudio 4, al costado del coliseo Luis Gálvez Chipoco). Al parecer se trata de una ratería más del entorno de Mezarina, que se ha hecho del lugar con anuencias judiciales nada claras. Pero creo que la nota lo explica mejor. Gracias por permitir su publicación...
"¿DESTRUIR LA MEMORIA?
Víctor M. Urbano Katayama – 13 de mayo de 2010
El bien más preciado para todo aquel o aquella que haya servido a su pueblo es la gratitud de éste. Y esa gratitud no está escrita en metales, está grabada en la memoria colectiva de la gente. Tan es así que, a pesar de más de medio siglo transcurrido, los vecinos de Barranco siguen recordando a don Manuel Montero Bernales, alcalde entre los años 1940 y 1947. Luego de reconstruir un distrito asolado por el terrible terremoto del 40, don Manuel y su esposa continuaron su labor benéfica, más allá de su período municipal. “¡Bonitos a un sol! ¡Y con huevera!” Era el manjar para la gente de los barrios más pobres, que don Manuel distribuía en camiones.
La recordada mansión de la familia Montero Bernales quedaba en la calle Centenario. Una enorme casona con sabor a vainilla y fresa que recibía, todas las navidades, a niños y niñas de los colegios fiscales para entregarles una pelota de jebe, una muñeca, un overol y una falda a cuadritos. Don Manuel no escribió su nombre por ningún lado. Fue el vecindario quien le rindió homenajes desde su más sentida pobreza. Así, en la calle Pedro Herouard, don Elías Herrera junto a otros vecinos, fundó el Club de fútbol “Manuel Montero Bernales”. No hace mucho tiempo el antiguo colegio Huáscar, que queda en la Av. Miraflores, adoptó el nombre del burgomaestre. Asimismo, al lado del monumento “El Molino” se constituyó el Parque “Manuel Montero Bernales”.
Existe, además, una asociación de juntas vecinales que lleva su nombre. Y la Municipalidad de Barranco le ha erigido un pequeño busto que ha colocado en una de sus áreas verdes. Insisto, don Manuel no escribió su nombre por ningún lado, le bastó la gratitud de sus vecinos. Cuando él decidió impulsar la “Ley Barranco” y crear, mediante ella, los parques y campos deportivos, bautizó a toda el área comprendida entre las avenidas: Grau, El Sol, San Martín y Paul Harris, como “La Confraternidad”: estadio atlético, camerinos, una piscina semi olímpica, la lagunita, juegos para niños, aparatos para gimnasia y un espacio en concesión para el Barranco Tennis Club.
En la actualidad, todo este espacio ha sido seccionado por los alcaldes de turno que han osado borrar la memoria de don Manuel. Desde sus inicios, los antiguos camerinos se convirtieron en el Jardín de la Infancia Nº 10 “Pedro de Osma”, Del Castillo le puso al Estadio Atlético el nombre de su tío: “Luis Gálvez Chipoco”, Carlos Gálvez renovó la concesión por 50 años más al Barranco Tennis Club, Fina Capriata entregó “La Lagunita” al MAC, Martín del Pomar impuso un nuevo nombre a la zona de juegos llamándolo “Parque Temático” en homenaje a un sacerdote que fue su profesor.
Pues ahora, don Antonio Mezarina quiere acuñar el nuevo nombre de “Parque de la Familia”. Nada más absurdo, y no por la familia, célula de la sociedad como se la conoce, sino porque pretende seguir la línea de sus malos antecesores.El hecho que le haya erigido un busto a don Manuel no significa que pueda actuar con impunidad. Lo mejor sería que mantenga lo poco que queda del parque y no le eche más cemento, que derogue el nombre de marras que le puso Del Pomar, y restituya el nombre de “La Confraternidad”. Ese es el lugar donde Manuel Montero Bernales merece se le levante un monumento. Los barranquinos le agradeceremos, en nuestras memorias, ese gesto."
Víctor M. Urbano Katayama – 13 de mayo de 2010
El bien más preciado para todo aquel o aquella que haya servido a su pueblo es la gratitud de éste. Y esa gratitud no está escrita en metales, está grabada en la memoria colectiva de la gente. Tan es así que, a pesar de más de medio siglo transcurrido, los vecinos de Barranco siguen recordando a don Manuel Montero Bernales, alcalde entre los años 1940 y 1947. Luego de reconstruir un distrito asolado por el terrible terremoto del 40, don Manuel y su esposa continuaron su labor benéfica, más allá de su período municipal. “¡Bonitos a un sol! ¡Y con huevera!” Era el manjar para la gente de los barrios más pobres, que don Manuel distribuía en camiones.
La recordada mansión de la familia Montero Bernales quedaba en la calle Centenario. Una enorme casona con sabor a vainilla y fresa que recibía, todas las navidades, a niños y niñas de los colegios fiscales para entregarles una pelota de jebe, una muñeca, un overol y una falda a cuadritos. Don Manuel no escribió su nombre por ningún lado. Fue el vecindario quien le rindió homenajes desde su más sentida pobreza. Así, en la calle Pedro Herouard, don Elías Herrera junto a otros vecinos, fundó el Club de fútbol “Manuel Montero Bernales”. No hace mucho tiempo el antiguo colegio Huáscar, que queda en la Av. Miraflores, adoptó el nombre del burgomaestre. Asimismo, al lado del monumento “El Molino” se constituyó el Parque “Manuel Montero Bernales”.
Existe, además, una asociación de juntas vecinales que lleva su nombre. Y la Municipalidad de Barranco le ha erigido un pequeño busto que ha colocado en una de sus áreas verdes. Insisto, don Manuel no escribió su nombre por ningún lado, le bastó la gratitud de sus vecinos. Cuando él decidió impulsar la “Ley Barranco” y crear, mediante ella, los parques y campos deportivos, bautizó a toda el área comprendida entre las avenidas: Grau, El Sol, San Martín y Paul Harris, como “La Confraternidad”: estadio atlético, camerinos, una piscina semi olímpica, la lagunita, juegos para niños, aparatos para gimnasia y un espacio en concesión para el Barranco Tennis Club.
En la actualidad, todo este espacio ha sido seccionado por los alcaldes de turno que han osado borrar la memoria de don Manuel. Desde sus inicios, los antiguos camerinos se convirtieron en el Jardín de la Infancia Nº 10 “Pedro de Osma”, Del Castillo le puso al Estadio Atlético el nombre de su tío: “Luis Gálvez Chipoco”, Carlos Gálvez renovó la concesión por 50 años más al Barranco Tennis Club, Fina Capriata entregó “La Lagunita” al MAC, Martín del Pomar impuso un nuevo nombre a la zona de juegos llamándolo “Parque Temático” en homenaje a un sacerdote que fue su profesor.
Pues ahora, don Antonio Mezarina quiere acuñar el nuevo nombre de “Parque de la Familia”. Nada más absurdo, y no por la familia, célula de la sociedad como se la conoce, sino porque pretende seguir la línea de sus malos antecesores.El hecho que le haya erigido un busto a don Manuel no significa que pueda actuar con impunidad. Lo mejor sería que mantenga lo poco que queda del parque y no le eche más cemento, que derogue el nombre de marras que le puso Del Pomar, y restituya el nombre de “La Confraternidad”. Ese es el lugar donde Manuel Montero Bernales merece se le levante un monumento. Los barranquinos le agradeceremos, en nuestras memorias, ese gesto."
1 comentario:
Excelente articulo hago votos porque la nueva alcaldesa de Barranco Jessica Vargas Gomez devuelva el nombre original como "Parque de la Confraternidad" que es el verdadero nombre que merece llevar este parque en honor a Manuel Montero Bernales.
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