martes, 18 de mayo de 2010

RONNIE JAMES DIO


Su nombre es sinónimo de la escuela clásica del heavy metal y su voz, una de las más imponentes del género del cuero negro y los cabellos largos. Una dilatada carrera musical, en la que se asoció con algunos de los nombres fundamentales de la historia del rock, le dio el status de leyenda viva y aunque quizás pocos lo conozcan por estos lares, es un hecho innegable que su partida deja un vacío difícil de llenar para quienes conocimos su música y disfrutamos del talento que brindó de manera inagotable durante más de 40 años. Ronnie James Dio, uno de los personajes más carismáticos de la escena musical metalera, falleció el domingo 16 de mayo, víctima de cáncer estomacal. Tenía 68 años de edad y muchos proyectos pendientes.

Ronald James Padavona supo desde muy joven que iba a ser músico y aprendió a tocar el corno francés y la trompeta pero poco a poco sus pasos lo fueron llevando al intenso mundo del rock. Luego de varios trabajos en pequeñas bandas, Ronnie se decidió a cantar en un grupo de blues rock al que había ingresado como bajista, llamado The Electric Elves. Tras lanzar algunos singles bajo ese nombre, la banda se rebautizó como Elf y comenzaron a ganar notoriedad como teloneros de Deep Purple. Ya para entonces había adoptado el nombre artístico de Dio, que tomó de un mafioso italiano, Johnny Dio.

En 1975 es convocado por Ritchie Blackmore, tras su reciente renuncia a Deep Purple, para ser parte de su nuevo proyecto, Rainbow. Juntos, Blackmore y Dio crearon una trilogía de álbumes fundamentales dentro de la evolución del hard rock: Ritchie Blackmore's Rainbow (1975), Rising (1976) y Long live rock and roll (1978). En el camino, un portentoso disco en vivo, On stage (1977), dejó para la posteridad un registro de lo que fue esa genial colaboración. Los sonidos y progresiones barrocas de Blackmore y las letras enigmáticas y cargadas de fantasía de Dio fueron la marca registrada de este primer capítulo de Rainbow.



Pero al vocalista le esperaban otras sorpresas en su camino. Luego de su exitoso trabajo con Blackmore, Ronnie James Dio fue llamado en 1979 para reemplazar a Ozzy Osbourne en Black Sabbath, una tarea por demás difícil, dada la identificación que existe entre Ozzy y la banda que mejor combinó la música con el terror en los años 60s-70s. Nadie puede negar que el cantante definitivo de Black Sabbath es, fue y será Ozzy Osbourne pero de todos los demás cantantes que pasaron por el cuarteto tratando de reemplazarlo, fue Dio quien dejó el mejor recuerdo entre los fans de los creadores de Paranoid, Iron man, entre otras joyas del metal auroral. Prueba de ello son los discos Heaven and hell (1980), The mob rules (1981) y Dehumanizer (1992). Una vez más, el paso de Dio por Black Sabbath quedó representado de manera notable en un álbum en vivo, el doble Live evil (1981).



Es en los 80s que Ronnie James Dio se convierte en una fuerza solista del heavy metal, cuando decide armar su propio grupo, con el que recorrió el mundo en un despliegue impresionante de creatividad, además de la experiencia ganada en sus anteriores trabajos como vocalista de Rainbow y Black Sabbath, dos de las bandas más importantes de todos los tiempos. Como no podía ser de otra forma, el nombre de la banda fue Dio y aunque él siempre declaró no estar interesado en convertirse en solista, su performance evidenciaba el claro liderazgo que ejercía sobre Dio. No solo él había formado el grupo, sino que además componía todos los temas y producía sus discos.

En total fueron diez las producciones discográficas de Dio, lanzadas entre 1982 y 2004 con múltiples cambios de formación y algunos hiatos de silencio, pero las más celebradas fueron sin lugar a ddas las tres primeras: Holy diver (1983), The last in line (1984) y Sacred heart (1985). Posteriormente sus álbumes no fueron comercialmente tan exitosos, pero ya se había convertido en un artista de culto, con un público cautivo que se mantenía siempre al tanto de sus movimientos. Siempre de gira, Dio ha lanzado al mercado diversos discos en vivo que documentan su trayectoria.



Cuando todos pensaban que Dio se había perdido en el silencio, resurgió en el 2006 junto a sus viejos camaradas Tony Iommi (guitarra), Geezer Butler (bajo) y Vinnie Appice (batería) bajo el nombre Heaven & Hell, en una suerte de supergrupo de heavy metal que sorprendió a los fanáticos del género con un lanzamiento en vivo titulado Live from Radio City Music Hall (2007), que además fue lanzado en DVD.

A pesar de que los cuatro habían grabado juntos en los 80s como Black Sabbath (Appice había reemplazado a Bill Ward en esos años), no podían utilizar el nombre porque tanto Iommi como Butler seguían presentándose, paralelamente, como Black Sabbath junto a los otros dos miembros originales del grupo (es decir Osbourne y Ward). Pero todo esto, lejos de confundir, animaba a los fans a seguir a estos experimentados músicos que aun tenían mucho que ofrecer.



En el 2009, Heaven & Hell lanzó un nuevo disco, The devil you know y se embarcó en una ambiciosa gira mundial que ya tenía fechas programadas hasta agosto de este año pero tuvo que suspenderse en noviembre último, mes en el que Ronnie James Dio recibió una terrible noticia: fue diagnosticado el temible cáncer al estómago que le ocasionó la muerte hace un par de días.

Además de su presencia escénica y su tremendo registro de tenor, Ronnie James Dio será recordado siempre por hacer popular "la señal de los cuernos", característica dentro de la cultura del heavy metal. Aunque él aseguró no haber sido el primero en hacerla, sí reconoce que ayudó a imponerla pues la usaba mucho en sus conciertos y sesiones fotográficas. Dio recuerda que aprendió esta señal gracias a su abuela, que la usaba para espantar al mal. En realidad es una señal muy antigua, utilizada en algunas religiones orientales y en países del Mediterráneo como símbolo ligado a creencias supersticiosas y que se ha extendido en muchas otras culturas. Aquí en nuestro país, por ejemplo, se utiliza acompañada por la palabra "contra", como protección ante las intenciones maledicentes de nuestros interlocutores.

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