Muy pocas bandas pueden darse el lujo de repetirse a sí mismas sin
cansar. Tool es una de ellas. El cuarteto integrado por Maynard James Keenan
(voz), Adam Jones (guitarra), Justin Chancellor (bajo) y Danny Carey (batería)
ha logrado, con la formación clásica de las bandas de rock de antaño, crear una
identidad absolutamente propia, sobre la base de otras dos características que
el rock moderno, orientado al minimalismo autocomplaciente, suele despreciar:
virtuosismo y creatividad.
Si uno escucha su primer álbum oficial, Undertow y, de inmediato,
pone a sonar su quinta producción discográfica, Fear inoculum, sin conocer al
grupo, podría pensar que se trata de uno de esos misteriosos álbumes
conceptuales dobles que encierran arcanos conceptos, imposibles de dilucidar a
la primera pasada, como si todas esas canciones hubieran sido escritas durante
un mismo periodo de tiempo. El primero apareció en 1993. El último, hace una
semana, ¡26 años después!
Tool -"herramienta" en inglés- surgió en plena era grunge, un tiempo
de indefiniciones en la escena norteamericana, de ruptura -el rock de estadios,
el punk y el heavy metal eran sinónimos de lo obsoleto- y, haciendo honor a su
primer logo (una fálica llave de tuercas) desentornilló los engranajes de la
maquinaria del espectro más oscuro del pop hasta hacer que se desmorone a sus
pies.
Al sorprendente Undertow le siguieron tres álbumes
más: Ænima (1996), Lateralus (2001) y 10,000 days (2006) –además de una
recopilación en vivo, Salival (2000). Todos superan la hora de duración y
contienen piezas de sonido metálico, letras oscuras y ejecución vertiginosa, en
las que pueden sentirse sus principales influencias: pesados riffs de Black
Sabbath, arrebatos de velocidad al estilo del primer Metallica, siniestros
cambios de ritmo y disonancias de King Crimson, sublimes pasajes de tensa calma
(también cortesía del Rey Carmesí), progresiones de drónica música oriental. La
voz gritante de Keenan y las destrezas instrumentales de Jones, Carey y
Chancellor (que reemplazó en 1995 a Paul D'Amour) crean una atmósfera extraña y
pesadillesca que fácilmente puede convertirse en adicción auditiva.
Una de las fortalezas de Tool es su trabajo visual, desde sus
conciertos, las carátulas y presentaciones de sus álbumes hasta sus
espeluznantes videos en stop motion con esos seres monstruosos, masas deformes
de nervios y músculos que se modifican y transforman como un caleidoscopio de
tonos claroscuros que causan fascinación en sus seguidores y temor en el
resto.
Pasaron 13 años antes del lanzamiento de Fear inoculum, que está
batiendo récords de reproducciones en Spotify. La fórmula es exactamente la
misma. Pero no porque Tool no haya evolucionado. Su continuum sonoro es una
marejada que discurre con pocas variaciones en la forma pero que en los detalles
no dejan nunca de sorprender. En esto tiene mucho que ver Danny Carey,
probablemente el mejor baterista de estos tiempos. Desde la envolvente Fear
inoculum hasta la enigmática Mockingbird, estamos ante un nuevo logro artístico
del grupo.
Aquí un video de Tool en vivo, en el año 2014, tocando uno de sus (ahora) clásicos temas: Schism, del álbum Lateralus... y debajo 7empest, uno de los mejores cortes del Fear inoculum. Disfrútenlo...
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