La prisión preventiva de 18 meses para Ollanta Humala y Nadine Heredia es, de lejos, el acontecimiento más importante de nuestra historia reciente. Independientemente de lo que pase al final -ya empezaron a sonar las voces de quienes vaticinan y desean una rápida salida de estos traidores, debido a los supuestos "errores técnicos" que habría cometido el juez Richard Concepción Carhuancho- el encarcelamiento de la pareja es un caso extraño de justicia severa pero bien aplicada, en una sociedad como la nuestra, acostumbrada a la injusticia y la impunidad de los peces gordos. Un tema en especial ha formado parte de los discursos de periodistas, abogados y analistas: la disforzada preocupación por los hijos del dúo que se reclama víctima de la arbitrariedad procesal. La periodista Yvette Ubillús pone los puntos sobre las íes sobre este asunto que se presta a interpretaciones tendenciosas que apelan a una falsa sensiblería para conmover a la opinión pública desinformada.
QUE SIGAN CAYENDO
escribe Lic. Yvette I. Ubillús Mimbela
¿Desde cuándo tener hijos menores de edad es salvoconducto para delinquir? No son acaso los padres quienes deben sentir la responsabilidad de actuar de manera honesta para que sus hijos no tengan que sufrir por su causa. Si a ellos no les dio pena robar sabiendo que, de ser descubiertos, sus hijos serían las grandes víctimas ¿por qué tanta tristeza de los ajenos?
¿Por qué un fiscal que, en cumplimiento de su labor de defender al Estado, hace averiguaciones en un colegio, en el que no se encuentran las menores, vulnera los derechos del niño y el adolescente? ¿No fueron acaso sus padres quienes abrieron cuentas a nombres de esas mismas hijas convirtiéndolas en testaferros de sus robos? ¿O es que eso es amor de padres y no constituye una agresión? Si ellos mismos han utilizado a sus hijos ¿por qué tantos salen a preocuparse de lo que no les incumbe?
¿Por qué nuestras principales autoridades y líderes de opinión salen a hablar de "tristeza por los niños”, cuando en este país los niños mueren a diario de abandono y miseria sin que a ellos les importe, ni les conmueva en lo más mínimo? Por supuesto, hoy nadie recuerda a los 71 menores de Cajamarca, 68 intoxicados y 3 muertos por consumir alimentos contaminados en el gobierno de estas dos "víctimas del abuso del Poder Judicial”, mientras ellos estaban en Nueva York en asuntos oficiales, con sus hijas, recibiendo el suntuoso trato diplomático de las grandes personalidades. Las madres pobres, campesinas, a las que ellos engañaron con sus promesas de campaña, lloraban a sus hijos muertos y el único comentario que llegó desde los lugares más lujosos de Manhattan fue: "¿Acaso el Presidente no tiene derecho de pasear con sus hijas?"
¿Por qué a nadie le da "tristeza" el perjuicio que sus fechorías han significado para el país? Obras millonarias que hoy se continúan a pesar de que son pérdidas para el Estado, otras que se sabe son defectuosas, empresas extranjeras que no cumplen y se burlan de todos, despilfarro de dinero del país entregado a cambio de coimas lo que se traduce en menos presupuesto para salud, educación e infraestructura que necesitan millones de habitantes en el país.
¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo laxos con la corrupción? Es verdad que hay otros que no han pagado pero eso no convierte en inocentes a estos dos. Si el argumento es que a muchos otros anteriores no los hemos podido encarcelar como corresponde y por ello estos dos son los pobrecitos que cayeron, entonces dejemos de quejarnos a diario, dejemos la hipocresía y aceptemos que somos una nación que admite la corrupción.
¿Por qué el actuar de un Juez que está asegurando la presencia de los que van a ser procesados, para que no se fuguen como lo han hecho todos los Presidentes elegidos desde el año 1985, es insultado y maltratado por los encumbrados abogados defensores de individuos de similar prontuario en el país o por las personas de a pie que no tienen los elementos de conocimiento para entender su proceder y se dejan influenciar por los medios o por los cuatro o cinco simpatizantes de quienes se enriquecieron con el dinero de todos?
Ambos implicados ya planeaban su fuga a través de la embajada francesa, en la que pretendían asilarse, mediante una invitación a las celebraciones por la independencia de ese país. Todo listo para el gran escape.
¿Es que los signos de enriquecimiento clamorosos no le dicen nada a nadie? Entraron al gobierno con financiamientos extranjeros, parte de los cuales, de paso, se quedaron para sí mismos y de ahí en adelante llovieron las casas, los viajes, las cuentas bancarias, los gastos suntuosos, entre tantos otros. Ellos, sus parientes y amigos cercanos, todos en la misma situación, pero como otros también lo hicieron antes entonces hay que ser benevolentes, pues no han sido los únicos.
¿Es que los signos de enriquecimiento clamorosos no le dicen nada a nadie? Entraron al gobierno con financiamientos extranjeros, parte de los cuales, de paso, se quedaron para sí mismos y de ahí en adelante llovieron las casas, los viajes, las cuentas bancarias, los gastos suntuosos, entre tantos otros. Ellos, sus parientes y amigos cercanos, todos en la misma situación, pero como otros también lo hicieron antes entonces hay que ser benevolentes, pues no han sido los únicos.
¡Lo que produce tristeza es el país, tan traicionado por todos a diario, tan maltratado por sus propios ciudadanos! Los que tuvieron los medios para ir a buenos centros de estudios y hacerse de un lugar en la sociedad, roban de cuello y corbata, en la otra esquina están los que no tuvieron ni siquiera lo mínimo justo para salir adelante con dignidad, esos roban con una bujía y en el medio todo el bulto, la mal llamada "clase media" que mira de costado, acomodándose a lo que más le conviene sin desaprovechar la oportunidad de sacar provecho del desorden.
Discriminación entre iguales, abuso de poder, viveza criolla, total desembarazo de la responsabilidad y flexibilidad para negar lo incorrecto cuando nos atañe, son los antivalores que nos rigen, basta ya de negarlo. Seguir diciendo que “todos somos el Perú” insulta a esta tierra que nunca ha contado con nosotros para defenderla, porque basta que nos pidan respetar a los demás y sacrificar un mínimo de nuestras comodidades en favor del bien común y de inmediato le damos la espalda.
No hay nada de qué alegrarnos, es verdad. Hay mucho de qué avergonzarnos, pero las acciones que hoy colocan a dos imputados a buen recaudo para que nos den explicaciones sobre todos estos temas y paguen por lo que se les llegue a probar a través de un proceso legal, deberían contar con el amplio respaldo de la población porque de estos precedentes dependen otros procesos por venir y porque deben ser ejemplo claro y rotundo de que quien delinque en el país recibe el castigo que le corresponde.
Se trata de un acto que demuestra la severidad de la justicia bien administrada ante un par de individuos que, utilizando la victimización como una pantalla de utilería, han buscado retrasar y entorpecer las acciones legales. Todavía no están condenados, falta mucho por recorrer, solo están restringidos de la libertad para que no continúen los arreglos por debajo de la mesa en pro de evadir sus responsabilidades.
En este país vapuleado por todos, no hay por quién votar, eso nos pasa facturas carísimas como esta. La desesperación y angustia a la que nos vemos sometidos cada cinco años nos orilla a entregar nuestra desesperanza a cualquiera que sea menos peor y en esa línea hemos venido cayendo en el abismo en el que nos encontramos a todo nivel institucional.
En este pobre país saqueado gana el más vivo, el que no le teme al delito, el abusivo, el inescrupuloso, el esclavista disfrazado de “emprendedor”, el mandón, el que tiene plata, el que tiene contactos, el que tiene quien lo ayude. Los demás que se entretengan con las sobras. Eso también lo hemos hecho parte de nuestro ADN, la admiración por los vivos, por los que se salen con la suya, por los que son sabidamente corruptos y sinvergüenzas pero me dan trabajo, son mis amigos o de mi grupo.
Que sigan cayendo los culpables de que, habiendo dinero, sigamos siendo un remedo de país. Que sigan cayendo los que estafan al Estado, dentro y fuera de su administración. Que sigan cayendo los que dan mal ejemplo a sus hijos y a los hijos de los demás. Que sigan cayendo esos que un día también fueron hijos de corruptos con poder y en lugar de alejarse de eso siguieron sus pasos. Que sigan cayendo los que recibieron dinero sucio y que creen que con sonrisitas burlonas siempre van a salir ganando. Que sigan cayendo sus colaboradores que ahora dicen que no vieron nada. Que sigan cayendo hasta que se limpie la casa con rigor y los que vengan detrás sepan que no se llega al gobierno con la motivación de enriquecerse, de robar, sino que se llega a lo más alto para levantar con dignidad y decencia el destino de un país y su nación.
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