martes, 26 de febrero de 2013

REVOCATORIA: MI VOTO ES VICIADO


Voté por Susana Villarán para la alcaldía de Lima hace un par de años. Escribí en este pequeño blog a su favor, discutí con algunas amistades sobre el por qué pensaba que tenía un buen perfil para el cargo. Me parecía una señora que, a pesar de ser parte de los políticos tradicionales (trabajó con Alfonso Barrantes en los 80s y con Valentín Paniagua en los 2000s), mostraba cierta empatía con las ideas de izquierda inteligente que, hasta hoy, yo defiendo. Incluso podría afirmar que, cuando asomaron los primeros intentos por revocarla, esto es casi al inicio de su mandato edil, yo estaba dispuesto a defender su permanencia. ´

Hoy, después de sus miles de ditirambos, su inacción frente a la corrupción del período anterior y sus millonarias campañas financiadas con dineros que eran dignos de mejores causas (la ciudad, por ejemplo), pienso totalmente diferente de ella, su equipo y quienes, sin tener ningún vínculo real con su círculo de amigos, la defienden a capa y espada como si algo fueran a conseguir de ello.

Los revocadores son una banda de hampones que, empezando por Alan García Pérez y Luis Castañeda Lossio, vienen urdiendo toda una serie de estrategias, intrigas y enjuagues para hacerse del poder nuevamente en este país de marcas (no las de Promperú, desde luego), realities excrementicios y prensa carcomida por la publicidad y el amarillismo. Jamás votaría por el SÍ porque me parece que sería ayudarlos a cumplir con sus planes barriobajeros de turba, negociado y cuello de corbata.

Me importa un rábano que las personas "más populares" de la televisión basura estén a favor del NO. Tampoco me convence (al contrario, me aleja más de esa opción) que artistas como Susana Baca (que tuvo un paso breve y triste por el Ministerio de Cultura) o boxeadoras como Kina Malpartida (que choca y fuga amparándose en que trae "lauros depotivos" al Perú) apoyen a Villarán. Total, lo más probable es que lo hagan por dinero y si no es así, igual me parece irrelevante que una manga de tarados como los de Al fondo hay sitio o personas que viven de espaldas a los padecimientos de la gente de a pie, vengan a decirnos que "Lima no puede parar" cuando hace décadas que está inmóvil, cuadrapléjica, atorada en el tráfico, plagada de ambulantes y ahora, como si no fuera el colmo ya, aterrorizada por pistoleros que aprenden las últimas técnicas para emboscar y disparar a quemarropa en las exitosas miniseries que cuentan la vida y milagros de delicuentes y que todo el mundo ve, alaba y reseña en sobremesas y medios de comunicación masiva.

La cédula es un tremendo planillón de 40 espacios para que los limeños "decidan" quiénes se quedan y quiénes no en los pasillos del Municipalidad Metropolitana de Lima, calentando sus asientos y llenando sus bolsillos. Lo absurdo de este sistema de revocación ha sido medianamente bien explicado por el sociólogo Pedro Francke - aunque malogra completamente su análisis con su activismo por el NO - en la última edición del semanario Hildebrandt en sus trece. Por eso y muchas cosas más, mi voto será VICIADO este 17 de marzo. Voy a trazar una enorme "equis o aspa" (como dicen siempre los tutoriales sobre cómo votar) que atraviese los 40 nombres, de los cuales conozco a lo sumo cinco o seis (estirando la cosa) y considero que eso, el VOTO VICIADO debería ser la opción más difundida por aquellos que se consideren ajenos a este sistema político desordenado, diseñado para que se repartan el poder entre iguales, caras opuestas de una misma moneda: la moneda de la ineptitud y el cálculo político; la moneda de la corrupción, se trate de la descarada de Alan García y Luis Castañeda o la camuflada en disfraces de inclusión y solemnidad de Luis Favre y sus millones en hoteles, sus millones en carteles y demás.

Votemos viciado y veamos quá cara ponen apristas y fuerzasocialistas, amarillos y verdes...

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