viernes, 9 de octubre de 2009

SE UNIRÁ EN LA TIERRA...


Se nos van los cantores populares. Hace unos días Latinoamérica entera lloró la partida de Mercedes Sosa, cantante y folklorista que apostó por hacer de su voz un instrumento de expresión de múltiples nacionalidades, unidas por la riqueza del idioma y el pasado común. Esta característica la convirtió en una de esas ciudadanas del mundo que trascienden fronteras a través del arte.

Y hoy, un cantor popular oriundo del Perú, falleció tras largos días de valiente batalla frente a la enfermedad. Arturo Cavero Velásquez, más conocido como "El Zambo Cavero", le puso voz a la música criolla con un estilo inconfundible y una intensa capacidad para demostrar a su público que cantaba realmente con el corazón cada verso, cada melodía. Su larga trayectoria en el criollismo lo define como el cantante del folklore costeño por excelencia y dedicó toda su vida artística a difundir los temas más representativos del cancionero de valses, polkas, landós y festejos en el Perú y en el extranjero.

Hay quienes escuchamos la música del "Zambo Cavero" desde que tenemos uso de razón y por eso su partida era hasta cierto punto, y alejándonos de la conciencia que uno tiene permanentemente de la realidad, algo difícil de imaginar. En las reuniones familiares de antaño, los niños nos sentábamos a escuchar cómo cantaban los mayores y ahora, haciendo memoria, me asalta la idea de que cada uno pretendía imitar esos largos sostenidos, profundos de don Arturo. Lamentablemente y a diferencia de otros artistas, su voz no pudo resistir los embates de la diabetes y el terrible sobrepeso que padecía, razones por las que ya había perdido aquella potencia y claridad que la caracterizaba.

Intérprete por antonomasia de las composiciones más celebradas de Augusto Polo Campos, Cavero se especializó en establecer cómo tenían que cantarse esas canciones y no hay forma de imaginar una mejor versión de clásicos criollos como Contigo Perú, Esta es mi tierra, Cada domingo a las 12 o Cariño bonito que las que dejó grabadas en vinilos, en CDs y en el alma de los peruanos. Y la dupla que hiciera junto al gran Oscar Avilés seguirá siendo durante mucho tiempo la combinación perfecta en cuanto a vals criollo se refiere: esa voz, ese cajón y esa guitarra marcaron un antes y un después en nuestra música.

Desde aquí un homenaje a uno de los símbolos de la peruanidad contemporánea, un cantante a quien el pueblo, ese pueblo al que le cantó por más de 40 años, siempre recordará...




Dedicada a una persona muy especial...

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