Llegué. Tarde, pero llegué. Anoche la Cámara Peruana del Libro rindió un merecido tributo a quien en vida ES uno de los referentes del periodismo peruano: Jorge Salazar - "Coco" para los amigos - un trotamundos convicto y confeso, el "super cronista" como lo bautizaron algunos devotos discípulos suyos en un blog que recopila sus escritos ( http://laoperadelosfantasmas.blogspot.com/ ). Don Jorge recibió el saludo de un compacto grupo de personas, compuesto por toda clase de admiradores: desde sus amigos de toda la vida hasta sus alumnos más recientes, aquellos que quizás se conviertan dentro de poco en los últimos privilegiados por tener frente a sus jóvenes ojos a una verdadera leyenda de la intelectualidad limeña.
Sí. El estado de salud de don Jorge Salazar no es el mejor en estos momentos. Confieso que me sorprendí un poco al verlo sentado allí, con su típica delgadez acentuada por la evidente debilidad física y de primera mano, me desilusioné, pensé que don Jorge no podría ni hablar. Sin embargo, conserva en esa mirada profunda el brillo de la sabiduría, esa sabiduría que transmitía en todas y cada una de las clases magistrales que tuvimos el gusto de recibir en la Universidad San Martín de Porres, aunque quizás sólo un magro 20% de nosotros las hayamos entendido e internalizado correctamente. Ese brillo que aún descolla cuando toma el micrófono y agradece el gesto considerándolo "inmerecido".
Jorge Salazar condensa en su carrera todas esas cualidades que los periodistas de hoy - salvo honrosas y en muchos casos, anónimas excepciones - no tienen: talento para escribir, versatilidad, una amplísima cultura, agudeza e independencia irredenta al momento de opinar y sobre todo un espíritu abierto y dispuesto a superar cualquier tipo de prejuicio y barrera que pretenda impedir su libre vuelo creativo. Cuando habla de football tiemblan los poderosos y se les escarapela el pútrido pellejo al leer las verdades cantadas así, con la furia del que se siente ofendido, con el arte del que sabe más que ellos, con la mirada inquisidora del hincha. Cuando hace prosa literaria, cada línea es como un manifiesto cultural e inteligente, un resumen de las experiencias atravesadas, una vida resumida en párrafos. Como dijo una de las personas que estaban a su lado en la mesa de honor: "¿habrá algún tema sobre el cual no pueda escribir Jorge Salazar?"
Anoche, cuando le tocó dirigirse a su público, don Jorge nos hizo volver a aquellos salones de paredes crema y recordar que en cada clase suya, abandonábamos nuestra costumbre de sentarnos atrás para ponernos en primera fila, inconscientemente seguros de que asistíamos a un evento poco común en el pre-grado. Sus clases eran un recorrido por la literatura, por el arte, por la humanidad entera. Abrumado por la presencia de tanta gente, Salazar, quien afirmó haber sido desahuciado en el Hospital Loayza y que ahora vive "gracias a mucha gente, con dos corazones", nos regaló algunas de sus reflexiones actuales que "tienen que ver con el único tema del cual se puede hablar en situaciones como ésta: la muerte".
Acompañado de sus amigas las poetas Rosina Valcárcel, Gladys Díaz Carrera y Elma Murrugarra, el "profe" habló de su infancia leyendo Robin Hood, El último de los mohicanos y La vuelta al mundo en 80 días, de sus épocas de bailarín y cocinero, de investigador y viajero, de cronista y literato. Al final de la velada, Alfonso Grados Bertorini, uno de sus viejos compinches en la buena época del periodismo holístico, de las mentes brillantes, le dedicó unas sentidas palabras de afecto y admiración. Destacados invitados como Agustín Vargas Haya, Manuel Jesús Orbegoso, entre otros, daban vueltas esperando su turno para saludar al homenajeado.
A pesar de la atmósfera cálida que se respiraba en el Anfiteatro Chabuca Granda, lamentablemente la reunión no estuvo muy bien organizada. Por otro lado, me sorprendió ingratamente la ausencia de la Universidad San Martín de Porres, institución con la que don Jorge colabora desde hace varios años y a través de la cual nos ha entregado varios de sus trabajos más destacados como los cuatro volúmenes de la crónica policial titulados La historia de la noticia o sus celebradas publicaciones gastronómicas. Salazar, quien a pesar de sus dificultades físicas aún mantiene en actividad su lúcida pluma, publicó en 2006 Los papeles de Damasco, novela histórico-religiosa de notable factura.
Desde aquí mi sincero homenaje al mejor profesor que tuvimos durante nuestra etapa universitaria. Hasta la próxima...
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