viernes, 14 de diciembre de 2007

( UN PARÉNTESIS )

"La verdad duele, pero no ofende" dice el dicho. ¿Y la mentira? La mentira duele y ofende en particulares circunstancias. Duele si la mentira viene de alguien en quien uno confía, duele si la mentira atenta contra la paz mental o espiritual de quien la recibe, o quien la descubre, según sea el caso. Si la mentira viene de alguien que no es gravitante en la vida de uno, simple y llanamente, esa mentira resbala, no importa, no existe.

¿Y ofende? sí, pero no en el sentido tradicional, por llamarlo de alguna manera. Ese "sentido tradicional" se refiere a que una persona se ofenda porque se ha dicho de ella algo que no es cierto. Algunos psicoanalistas afirman incluso que el ofenderse cuando alguien dice de otro alguien, algo que no es cierto (perdón por la cantinflada) es señal de que aquello que se ha dicho tiene algo de verdad. Claro, ese rollo de ponerse a la defensiva agresivamente puede ser tomado como que, en efecto, al verse en evidencia, la persona asume una postura sobre-indignada que, contrario sensu a sus intenciones, desnuda la veracidad de aquello por lo que se ofendió.

Pero hay un sentido en el que la mentira SÍ OFENDE. Ofende cuando uno descubre a través de esa mentira, la posibilidad de que la persona que mintió - que además cumple con el requisito necesario para que su mentira duela, es decir, es alguien en quien uno confía - tiene un concepto pobrísimo de la inteligencia de uno. Claro. Porque la mentira es tan obvia que si la persona se atreve a decirla, es porque asume que su interlocutor es un perfecto candidato al retrasado mental del año.

Me explico: alguien que cree que una persona es perceptiva, inteligente, perspicaz, etc. ¿se atrevería a decirle cosas increíbles, so riesgo de ser cuestionada, puesta en duda, descubierta?. No. Se abren dos caminos, como siempre y como en todo: a) o la persona que miente piensa - como ya dije - que su interlocutor es muy tonto o b) a la persona que miente le interesa un soberano rábano que su interlocutor lo descubra o no, lo cual habla también del nivel de consideración que esa persona tiene hacia su desafortunado interlocutor. En el primer caso la mentira ofende y duele. En el segundo, duele y ofende. En ese orden...

Desde luego, hay otras opciones: las mentiras blancas, las mentiras piadosas, las medias mentiras, etc... pero explicarlas haría que este paréntesis fuera demasiado largo, lo cual está lejos de ser mi intención...

¿Cómo actuar ante una situación como esa? en el caso del pueblo peruano que vive engañado por sus autoridades o en el caso de la hinchada furiosa por los embustes de sus héroes de cartón, la técnica del "perdón y olvido" parece ser la norma establecida. En asuntos personales no es tan fácil, pero aspectos que tienen que ver con no caer en lo mismo que la persona que mintió, con demostrar ciertos niveles de respeto y nobleza, con asuntos meramente etéreos y que a la larga no le traen nada de provecho al "mentido", hacen que "hacerse el cojudo" sea lo más recomendable, lo más sano, lo único que queda...

Hasta la próxima...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La mentira creo q tiene categorias, y sin darnos cuenta esta metida en nosotros , desde niños nos enseñan a mentir indirectamente , por seguir aflote en nuestro bello sistema, y la gente dice q es una mentira piadosa???, yo le digo todos somos hipocritas????, no la gente me dice no somos diplomaticos , jajjjaja, q basura from hell!!!!, yo creo q tenemos q volvernos tajantes
si t mienten agarras una ametralladora , o algo asi y lo matas, se acabo , total todos moriremos algun dia y todos mentimos porque hacernos paltas, al final todos somos mentirosos, y terminaremos muertos de cualquier forma, igual nos haran martires en nuestro velorio con todas nuestras mentiras y todo lod emas jajajaa, asi creo q ya estamos muertos jajajaja....a lo necio

Anónimo dijo...

Gracias por comentar... para variar los comentarios tóxicos de mi pata locazo... aunque dentro de todo hay cosas que tienen sentido... a lo necio blues... jajaja... saludos...