Todos
están hablando de lo mismo en estos días pero nadie hace nada concreto. Es
indignante ver que los mismos medios que dan recomendaciones para mejorar la
educación, a través de sus bustos parlantes y periodistas más representativos,
propalan a diario programas concurso y de “entretenimiento” que no aportan
absolutamente nada a nadie, salvo escapismo barato y toneladas de mal gusto.
Ejemplos (por si a alguien le quedaran dudas de a qué programas me refiero):
Combate, Esto es guerra, No-sé-qué sin Fronteras, Magaly TV, La noche es mía,
Enemigos íntimos, Al sexto día y siguen firmas…
Continúan
viendo la educación como un tema que atañe exclusivamente a maestros y colegios
y lo que es peor, a políticos y leyes. Con la última – la de Desarrollo Docente
– ya son tres extensas legislaciones cargadas de vericuetos formales, terminologías
y supuestas soluciones a una
problemática que nunca ha estado bien ordenada (terminologías que, en muchos
casos, se repiten en esos tres bodoques de papel y tinta).
Y encima,
si surge una propuesta más o menos inteligente, antes de aplicarse debe pasar
por el filtro de ese congreso en el que sus figuras más destacadas dicen
“teníanos”, falsifican sus hojas de vida, comercian con oro y madera de
contrabando y más perlas, cada una peor que la anterior…
Es
verdad que el sector educación es complejo, que está lleno de problemas y de intereses
políticos. Pero algo me dice que aun cuando los maestros estuviesen bien
pagados y permanentemente capacitados, la juventud peruana seguiría en su
franco y voluntario camino a la desoladora ignorancia que hoy los domina.
Nadie me
explica, en ese sentido, cómo es posible que personas jóvenes de educación
privada (escolar y universitaria), con eso que llaman “mundo”, que rebosan cosmopolitismo,
van escupiendo por la calle, tocando el claxon de sus camionetas y considerando
que Combate es un gran programa, que Magaly Medina es una excelente periodista
o que la Marca Perú es uno de los logros de este gobierno…
Es
cierto que muchos maestros prefieren no capacitarse y cobrar lo mismo que
arriesgarse a ser evaluados y perder su trabajo. Pero eso también ocurre en las
empresas privadas, donde personas inútiles se mantienen en puestos muy bien
remunerados porque tienen “buenos contactos”. Pasa en las mineras y en los
canales de televisión y en las agroexportadoras que salen todos los días
reseñadas en Gestión y Semana Económica…
Pero
también hay maestros del sector público que se desviven por sacar adelante sus concursos de danzas peruanas, convocando a las UGELES y organizando como pueden
sus eventos, ante la indiferencia de la prensa que prefiere darle cabida a los
partidarios de Sendero, porque eso da más rating, conserva intactas las
polarizaciones y le hace el juego a quienes pretenden que la población continúe
sumida en ese hoyo oscuro en el que nadie lee, nadie piensa, nadie desarrolla
conciencia crítica y nadie protesta cuando ve pisoteados sus derechos
elementales…
La
educación pública en nuestro país ha caído, como tantos otros temas, en esa
falsa dinámica según la cual cualquier exigencia de mejoras es considerada
políticamente incorrecta y por ende, es casi un deber cívico asociarla a objetivos
revoltosos, subversivos. Imagínate, si estás a favor del magisterio ¿qué dirán tus amigos en el face? Pues que eres un caviar, un rojimio, casi terruco incluso...
¿Y la privada? Es solo un negocio más, que se comporta como cualquier empresa comercial, sin el menor escrúpulo sobre su importante rol social...
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