jueves, 12 de enero de 2012

AI SE EU TE PEGO


La cultura de masas es cada vez más sorprendente en cuanto a las decisiones que toma sobre qué debe estar de moda en determinados momentos, como cuál debe ser la canción que todos deben bailar este verano por ejemplo. Impositiva como las dictaduras a las que supuestamente se opone por concepto - las masas obran libremente, sin concesiones ni límites, casi por instinto - eleva a las alturas de la fama expresiones menores de artistas oportunistas que, en un dos por tres, se apoderan del mundo con un ritmo pegajoso, simplón y que apela a las extrañas e inexpugnables (por lo menos para mí) distorsiones de las emociones más primarias de una muchedumbre de seres humanos cronológicamente ubicables en la adolescencia o la primera adultez.

En el siglo 18 Franz Liszt desató la histeria colectiva con sus emocionantes y abrasivas interpretaciones al piano, entrenadas desde niño con las mayores privaciones y en medio de rígidos regímenes disciplinarios. En 1964 (segunda mitad del siglo 20), The Beatles enloquecieron a los EE.UU tras casi una década de arduo trabajo en sucios bares alemanes y exponiendo sus cuerpos de niños al influjo de pastillas y alucinógenos para mantenerse en pie. Hoy, un brasilerito con cara de yo-no-fui y harto wet look hace bailar a la aldea global, sin mucho esfuerzo y gracias al apoyo distraído de un par de mega estrellas del futbol-negocio - Cristiano Ronaldo y Neymar - que una buena tarde, a estadio lleno y en cadena mundial, decidieron festejar sus goles meneándose al ritmo de un single que había pasado absolutamente desapercibido allá por el 2008, año en que fue lanzado originalmente por la banda paulista Cangaia de Jegue, autores originales del tema en cuestión.

Hace unos años, un compañero de trabajo y amigo se mofaba del reggaetón diciendo que era "la música que "les encendía el chip" a las chicas". Con esta reflexión, él llamaba nuestra atención y explicaba su punto de vista, según el cual los "ritmos" de Wisin y Yandel o Daddy Yankee poseen un supuesto poder de sugestión sobre la libido femenina, alterándola al punto de hacerles perder progresivamente sus inhibiciones al bailar, su predisposición al ocasional romance sin compromisos y demás cosas que forman parte de los intereses de gran cantidad de mis congéneres, etc., y naturalmente no se refería al 100% de las mujeres sino a aquellas insertas en este mundo divertido y discotequero del cual cada vez menos personas (hombres y mujeres) están genuinamente abstraídos. Desde luego es una aseveración con una profunda e inaceptable carga machista pero quizás tenga algo de razón. ¿Qué pasa con este temita que es, nos guste o no, el hit del verano?

Creo que no necesito decirlo pero igual lo haré: detesto la canción Ai se eu te pego. Detesto las canciones cuyos estribillos son más recordables que los nombres de sus intérpretes porque representan aquello que es pasajero, carente de substancia, fácil hasta el extremo. Refleja la vacuidad que se ha convertido en buque insignia de las grandes mayorías. Musicalmente hablando es, por supuesto, una efectista combinación entre el idioma portugués (que muchos sectores juveniles consideran "sensual", como cuando se pusieron de moda grupos como Axe Bahía, Porto Seguro y demás clones) y el sonido del vallenato pasado por agua que pretende sonar sofisticado a pesar de ser una música absolutamente provinciana - claro, si las canciones de Carlos Vives o Fonseca suenan junto a las de Los Hermanos Yaipén o Tommy Portugal, entonces el "level" de lo regional colombiano aumenta hasta el punto de ser parte de la banda sonora de las fiestas más exclusivas de ciertos balnearios al sur de Lima. Mientras escribo estas líneas, en la radio de la cabina ha comenzado a sonar Ai se eu te pego y más que analizar el fenómeno de su popularidad, se me antoja deshacer el teclado con insultos. Mejor me pongo los audífonos.

Al acordeón avallenatado y el texto en portugués - el título significa "Ay si yo te agarro" ¿se les ocurre algo más machista que eso? - le añaden un bailecito coreográfico para comercial de cerveza y ya está. Golazo de media cancha a nivel mundial. Y para darle forma circular a la metáfora, la canción se hace famosa entre los jugadores de futbol más cotizados y no solo en Brasil sino en medio Europa. Por supuesto que en este lindo país de seguidores de tendencias llamado Perú, Ai se eu te pego es también un fenómeno masivo que todos los canales de televisión alaban y validan. Dentro de poco sale, eso es seguro, la versión de Tongo en portuñol. No se lo pierda.

Y para colmo de males, la canción que suena todo el día en radios, combis, tiendas, programas de la tele, etc., está en vivo y puede escucharse un coro improvisado de niñatas emocionadas cantando el coro de marras, como para ahondar la idea de que se trata de un tema "para mujeres". En Radio Inca, a cualquier hora del día, puede uno escuchar desde hace más de cinco años a diversos representantes de lo más vernacular del folklore de nuestra sierra central (prohibido pensar en Sonia Morales, Abencia Meza, Dina Páucar y demás) interpretando canciones con niñas que siguen los coros (desafinadas y en total desorden) tal y como lo que sucede en la versión en vivo del Ai se eu te pego. Fue lo primero que se me vino a la mente cuando escuché al brasileño este por primera vez, entre los pasillos de un mercado, que a la sazón responde al nombre de Michel Teló (gracias google).

El éxito de Ai se eu te pego ha generado una fortuna de más de 18 millones de dólares para este señor Teló, un cantante ilustremente desconocido hasta en su propio país y que venía cantando inocuas baladas desde el 2007. Actualmente no hay jugador famoso - desde Vagner Love del CSKA de Moscú hasta Robinho en el AC Milan - que se resista al nuevo festejo bailarín cada vez que anotan un gol y la canción es un tremendo éxito de ventas digitales y descargas. El tipo ni siquiera se ha dado el trabajo de lanzar un disco que contenga el tema por lo que sus conciertos deben ser bastante aburridos. Pero que importa, es el hit del verano. A bailar se ha dicho ¿no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta tu entrada tanto como detesto la canción. Lo más curioso es ver la cara de verdadera indignación de cualquiera cuando le dices que a ti no te gusta. Es como si les hubiesen dado un bofetón o sólo lo dijeses por llevar la contraria. Cuando simplemente no me gusta y no me dejo engañar por su pegadizo ritmo. El hecho de que una canción tenga un ritmo pegadizo parece ser la única clave del éxito en estos tiempos que corren. Da igual la letra, el sentido, quien la escriba o quien la cante.
¡En fin... muy acertada tu entrada!

Rikku