domingo, 11 de diciembre de 2011

¿Y AHORA QUÉ?


La noticia de la semana será, sin duda alguna, la renuncia irrevocable del Premier Salomón Lerner Ghitis antes de que el nuevo gobierno cumpla el medio año. Todos los programas nocturnos de hoy domingo ya están editando, con textos entre lo huachafo y lo barroco, sus reportajes. Beto Ortiz hablará de eso toda la semana con todos sus invitados. Y mientras periódicos como El Comercio o Correo dirigirán sus más calculados dardos a la crisis y le encontrarán mil y una razones oscuras, otros como La Primera o La República dirán que no pasa nada, que es normal el reajuste. La prensa tiene una nueva perita en dulce para hacer sus habituales prácticas de supuesta agudeza, complascencias disimuladas y cómo no, abiertas diatribas contra lo que llamarán la más clara demostración de debilidad del actual régimen.

Pero más allá de las posturas acomodaticias de la prensa común y corriente, los recurrentes análisis escuálidos de los periodistas de siempre y los calores de quienes piensan que ya se viene el militarismo, cabe preguntarse qué es lo que sigue en esta sinfonía inconclusa de notas desordenadas y progresiones impredecibles. Me suena a que se trata de que la "derecha" - encabezada por el poder económico que se despacha rollos supuestamente unitarios "desde la comodidad de nuestros hogares" - Roque Benavides dixit - en un inocuo programa titulado Rumbo Minero de Canal N conducido por dos personajes tan desconocidos como desconectados de la siempre golpeada y escindida realidad nacional, ha conseguido un rentable triunfo para sus objetivos finales. Porque a mí no se me quita de la cabeza eso de que el supuesto autoritarismo representado por el nuevo Premier y ex Ministro del Interior, Oscar Valdés Dancourt no causa necesariamente desagrado entre los impulsores de la minería a cualquier costo.

La dicotomía que normalmente se plantea entre democracia y gobierno militar está también en crisis. Porque ahora resulta que los adalides de las libertades de empresa, es decir Yanacocha y sus gestores de desarrollo para unos cuantos, aplauden los estados de emergencia y la represión a todos esos revoltosos cajamarquinos, lo cual les abre esperanzas renovadas de que el Proyecto Conga reciba otra vez luz verde y a pesar de todas las atingencias ambientales, vaya sí o sí. La presencia de un Primer Ministro identificado como marcial, de decisiones verticales, hace que los diálogos futuros, que supuestamente venían conversándose durante la gestión de Lerner, queden otra vez paralizados y que a la protesta - tanto la organizada como la infiltrada por aquellos agentes desestabilizadores ya ubicados - se aplique mano dura, seguida por la total permisividad a los proyectos mineros, plantando nuevamente el pesado zapato de la arbitrariedad disfrazada de progreso. Un progreso que, naturalmente, nunca llega como nunca ha llegado en los 20 años de operaciones de Newmont-Yanacocha.

En medio de esto, proliferarán todas las teorías de juegos de poder que tanto les gusta desmenuzar a analistas tipo Ricardo Vásquez Kunze o Víctor Andrés Ponce que se debaten entre lo monárquico y lo cortesano, como si nuestra "real politik" (payasienta y corrupta) valiera la pena verse a través de esos cristales históricamente valiosos pero absolutamente inservibles en nuestras coyunturas más relacionadas a la no inclusión, a la depravación de nuestros recursos naturales, a la legalidad de la injusticia y las enormes diferencias entre quienes no tienen nada y quienes se reparten todo a manos llenas.

Definitivamente, la renuncia de Lerner es un tremendo golpe a la estabilidad del aun joven gobierno de Ollanta Humala (estabilidad que, nos guste o no, se refleja en las encuestas que publican los medios convencionales y los comentarios no siempre inteligentes de los líderes de opinión, que se replican en redes sociales, oficinas y pasillos de todo Lima). Pero también la preponderancia de un personaje oscuro como Luis Favre o Felipe Belisario Wermus(dit), tipo con doble identidad, doble discurso y al parecer doble moral también, que da consejos de claro tinte pro-empresarios-mineros, sin ser siquiera ciudadano peruano. Y de eso nadie en la prensa convencional dice nada en voz alta.

El entusiasmo inicial que generó Humala entre diversos actores de la sociedad civil no beneficiada con los pingües ingresos de la actividad extractiva (no solo entre los "radicales de provincia" o los "caviares" como suelen decir a voz en cuello los seguidores del sectario pensamiento Rospigliosi) se está apagando, efectivamente - tal y como está sucediendo con Susana Villarán - pero no debería perderse de vista que esto se trata de un permanente juego de presiones económicas trazado para que quienes siempre se la llevan, se la sigan llevando siempre. No está demás repetir que la oposición inteligente a Conga no propone la desaparición de la minería, sino que la empresa minera invierta un poco más en derivar sus desechos y relaves a una zona alejada, sin afectar lagunas, bofedales y fuentes naturales de agua, en permanente peligro de extinción en Cajamarca y hoy más que nunca. Esa inversión, por millonaria que sea, no les va a impedir a los sectores directamente beneficiados por la minería el seguir cobrando sus excelentes comisiones. El otro lado del problema, es decir, el estado de abandono en el que se encuentra Cajamarca, es harina de otro costal.

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