Una mañana soleada y de cielo abierto le dio el marco perfecto a uno de los espectáculos más vistosos que nuestra tradición ha producido a través de los años. La Asociación Nacional de Criadores y Propietarios de Caballo Peruano de Paso (ANCPCPP) cerró, el domingo 18 de abril pasado, la edición número 65 del Concurso Nacional Oficial de Caballos Peruanos de Paso con una puesta en escena digna de las más grandes manifestaciones costumbristas del mundo, con un despliegue de organización y talento colectivo que se vio coronado, de gran manera, con la excelencia de los mejores ejemplares de esta raza equina única en su especie, que desfilaron, caminaron y bailaron elegante para el deleite de un numeroso público que aplaudió a rabiar su paso gallardo, "elegante y garboso" como dice la letra de un conocido vals de Chabuca Granda.
Desde tempranas horas de esa iluminada mañana comenzaron a llegar los espectadores al Fundo Mamacona, acogedor paraje al sur de Lima - a escasas dos horas y media de la ciudad - y las tribunas del campo principal iban pintándose de blanco, como dicta esta tradición 100% peruana. Una afiatada banda de música de la Marina de Guerra del Perú afinaba sus metales para la esperada marinera, que quedó más engalanada que nunca gracias a la coreografía preparada por Vania Masías, que reunió a 50 parejas que bailaron y le hicieron ronda a hermosos caballos bailarines, llevados por jóvenes amazonas con prestancia y dominio de la rienda.
Al desfile oficial de los chalanes, montados en los caballos campeones del torneo, siguió el paso de los ganadores de las diversas categorías y modalidades. El concurso ha evolucionado mucho en estas seis décadas y las variaciones han enriquecido esta actividad, admirada en varios países del mundo. En medio de la depresión social que configura el andar cotidiano de gran cantidad de personas, esta clase de manifestaciones nos hace creer que con un poco de trabajo y dedicación, es posible recuperar la dignidad de la mano con estas expresiones de peruanidad pura: la música criolla a todo volúmen, los pañuelos levantados al cielo y unos refrescantes piscos sour fueron suficientes para disfrutar de una mañana positiva, algo cada vez más difícil gracias a los medios de comunicación masiva - que no le dieron cobertura al evento, más allá de lo concerniente a su aspecto menos importante, el comercial - expertos en dar cabida a espectáculos mediocres y de poca monta.
Desde tempranas horas de esa iluminada mañana comenzaron a llegar los espectadores al Fundo Mamacona, acogedor paraje al sur de Lima - a escasas dos horas y media de la ciudad - y las tribunas del campo principal iban pintándose de blanco, como dicta esta tradición 100% peruana. Una afiatada banda de música de la Marina de Guerra del Perú afinaba sus metales para la esperada marinera, que quedó más engalanada que nunca gracias a la coreografía preparada por Vania Masías, que reunió a 50 parejas que bailaron y le hicieron ronda a hermosos caballos bailarines, llevados por jóvenes amazonas con prestancia y dominio de la rienda.
Al desfile oficial de los chalanes, montados en los caballos campeones del torneo, siguió el paso de los ganadores de las diversas categorías y modalidades. El concurso ha evolucionado mucho en estas seis décadas y las variaciones han enriquecido esta actividad, admirada en varios países del mundo. En medio de la depresión social que configura el andar cotidiano de gran cantidad de personas, esta clase de manifestaciones nos hace creer que con un poco de trabajo y dedicación, es posible recuperar la dignidad de la mano con estas expresiones de peruanidad pura: la música criolla a todo volúmen, los pañuelos levantados al cielo y unos refrescantes piscos sour fueron suficientes para disfrutar de una mañana positiva, algo cada vez más difícil gracias a los medios de comunicación masiva - que no le dieron cobertura al evento, más allá de lo concerniente a su aspecto menos importante, el comercial - expertos en dar cabida a espectáculos mediocres y de poca monta.
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