Luis Castañeda Lossio (Solidaridad Nacional): Aparte del caso Comunicore, que de por sí debería bastar para que no esté en carrera, demuestra en sus (contadas) intervenciones públicas, ya sea en mítines o en las entrevistas complacientes de Beto Ortiz, un absoluto cinismo frente a la opinión de un amplio sector de pobladores limeños que, como yo, no comparten eso del "gran hacedor de obras", mito sostenido en escaleras, hospitales de la solidaridad cuya administración financiera sigue siendo un misterio, y un servicio de transporte masivo -el Metropolitano- que, si bien es cierto es utilizado por mucha gente (que queda pues...) ha pasado por encima del Centro de Lima y de Barranco, de sus calles y vecinos. Aquello de ser el primero en el ranking de los que "roban pero hacen obra" no es más que una prueba fehaciente de la crisis ciudadana que padecemos en Lima y, a juzgar por cómo van las cosas en las regiones y provincias del interior, en el Perú entero. Si Castañeda es elegido este domingo, nada impide pensar que Alan García o Keiko Fujimori podrían serlo en el 2016. Sería el triunfo definitivo de la barbarie y la política del verduguillo. Para quienes tengan hijos pequeños, vayan advirtiéndoles que de aquí a 15 o 20 años, los candidatos podrían ser extorsionadores de construcción civil, de esos que lanzan granadas a locales comerciales en plena luz del día; sicarios que empezaron sus carreras asesinas en el 2014 haciendo reglaje a la reina de Polvos Azules; o excompetidores de Esto Es Guerra, Combate y Bienvenida la Tarde. En los colegios de inicial enseñarán cursos de carterismo callejero y en secundaria practicarán tiro al blanco con armas compradas en el Mega Centro Comercial Las Ramblas de San Juan de Lurigancho.
Susana Villarán de la Puente (Diálogo Vecinal): Voté por ella. Discutí con mis amigos más cercanos defendiendo su aparente carisma y alternativa frente a la corrupción conocida. Sin embargo, desde el comienzo dio señales que animaban las sospechas al arropar y defender a exfuncionarios como Fina Capriata, repudiada en Barranco por los vecinos que, con diversas informaciones y pruebas en mano, la denunciaron públicamente por sus actos como alcaldesa entre 1999 y 2002. Su campaña se basó en promesas de investigar a Castañeda y no pasó nada. Pero a mí, personalmente, se me cayó por tres cosas muy concretas: a) tras el proceso de revocatoria, en que los votantes decidieron salvarla a ella (por poco) y al mismo tiempo, decidieron revocar a sus regidores, ella recontrató a algunos de ellos, como Eduardo Zegarra y Marisa Glave, como asesores externos con sueldazos corregidos y aumentados, b) prometió no ir a la reelección y no cumplió, haciendo una de las campañas más angurrientas que he visto en mi vida, estirando hasta el final su inscripción, sin importar bajo qué símbolo, y cerrando con fotos junto a la gentuza de Esto Es Guerra o Melcochita, y c) por promover, de manera argollera, a personajes como Gustavo Guerra García o Augusto Rey, que no aportan nada y se la llevan fácil. En cuanto a La Parada y el Corredor Azul, asuntos que exhibe como sus grandes éxitos, son cuestiones que, estando relacionadas a temas de urgente acción a los que nadie debe oponerse, fueron hechas a la loca, sin planificación, con fines políticos y electoreros, lo cual ha sido causa de diversos problemas y, lamentablemente, desvirtúan su razón y necesidad reales.
Salvador Heresi Chicoma (Perú Patria Segura): Quizás se trate del candidato más improvisado y patético de los últimos años. Como vecino histórico del último San Miguel, antes de la invasión de los centros comerciales, casinos, multicines y discotecas de mala muerte que permiten el ingreso de menores de edad, jamás entenderé cómo se las arregló este pata para permanecer durante 3 períodos (desde el 2003 hasta ahora) como alcalde del distrito en el que vivo desde los 5 años. Salvo algunas cosas hechas para la cámara, como uno que otro complejo deportivo en el malecón, San Miguel se ha llenado de edificios, muchos de ellos de pésimo diseño que cubren la vista al panorama costero que tanto lo caracterizó, las calles de sus urbanizaciones dan pena y además hay múltiples denuncias -todas anónimas e incomprobables, convenientemente para él, desde luego- de que no cumple con pagarles el sueldo a sus colaboradores, salvo que se trate de amigos, suyos o de sus hermanos. Lo que no es anónimo ni incomprobable es que, en esos 12 años de gestión municipal, pasó de tener una casa común y corriente en la Av. Federico Gallese (casa de su familia), a enormes propiedades playeras, camionetas que usa para asuntos privados y demás, como demostrara la periodista Graciela Villasís, hace algunos años, en Cuarto Poder. Eso sin hablar de sus huachafísimas canciones de campaña y ese permanente intento de figurar como exmúsico de Revolver (un grupo totalmente intrascendente en la historia del rock nacional, por cierto) y amante de los Beatles, afición que llevó al extremo del ridículo al colocar un "monumento" a John Lennon en el malecón sanmiguelino. Luego se hizo tristemente célebre por andar en arrumacos con una comadre de la farándula más chichera y hoy su mejor herramienta de campaña ha sido explotar su amistad colegial con Beto Ortiz, quien lo ha entrevistado más que a ningún otro candidato en este proceso.
Fernán Altuve-Febres Lores (Vamos Perú): Objetivamente, e ingenuamente también, podría ser el que tiene mejor discurso. Algunos dicen que no necesita robar porque, según sus propios dichos y declaraciones, es "millonario". Pero hasta allí debe llegar la visión objetiva e ingenua. Este candidato pertenece a una (actualmente) imaginaria casta oligárquica que le heredó una afición por la investigación y la cultura que los otros candidatos no pueden exhibir. Sin embargo, su defensa cerrada del fujimorismo -por quienes candidateó al Congreso hace tiempo- y de las ideas cavernarias que cada semana salen de boca del Cardenal Cipriani, lo convierten en un personaje sinuoso y oscuro, que podría caer en el juego de la doble cara, las intrigas y el anillo con veneno que tantas veces debe haber leído en sus solitarias veladas de cultivo personal. Adicionalmente, su camino como regidor no fue muy notorio sino hasta los últimos meses en que definió su participación en esta contienda electoral, lo cual no puede ser más que una estrategia de sus asesores políticos y de marketing. Por otro lado, a pesar de poseer algunas características personales que le habrían permitido presentarse como un "outsider" verdadero, sin posturas predecibles y manipuladoras, Altuve se metió de pico y patas en la dinámica politiquera peruana y pasó, de la noche a la mañana, de los análisis sobre Juan de Arona -tema en que es experto- y ser Caballero de la Orden de Malta, a bailar el ras-tas-tas y autodenominarse Huevo Duro. Quizás haya quienes piensen que eso genera confianza. No soy uno de ellos.
Enrique Cornejo Ramírez (Apra): ¿Qué les pasa a los votantes jóvenes y tuiteros de esta ciudad? Cornejo es aprista. Como Alan. Como Velásquez Quesquén. Como Quesada. Como Mulder. Como Del Castillo. Todos ellos -quizás con la excepción de Velásquez Quesquén, que vendría a ser el menos "talentoso" en el uso del español- tienen esa maquiavélica capacidad de decir las cosas de la manera en que la gente de la calle, los periodistas que no aprendieron a repreguntar (o que deciden a cuál personaje repreguntar y a cuál no, que es peor), sus compañeros y amigos quieren escuchar. Hay muchos que denominan esto como "hablar bonito". Pero el término "bonito" es engañoso. No es que estos personajes sean unos literatos, profundos conocedores de nuestra hermosa lengua romance, más bien son como esos charlatanes de la Expoferia de las Américas, capaces de venderte cualquier cosa. Y si eres de carácter débil, memoria frágil y/o manejas poca información de nuestra política reciente, un político aprista, se apellide como se apellide y tenga la edad que tenga, te puede convencer. Antes de votar por un señor solo porque "se parece" a un popular personaje de los Simpson -Flanders, para más señas, por el bigote- acuérdense de esto: Cornejo es APRISTA. Como Alan. Como Velásquez Quesquén. Como Quesada. Como Mulder. Como Del Castillo.
Los demás: Son demasiados y me generan sospechas sus ambiciones de llegar al poder. No porque crea que ellos consideran posible su triunfo, sino porque su presencia, por minúscula que sea, distorsiona y atomiza el voto, una situación que en primera vuelta quizás no se perciba como problemática, pero que puede estar fríamente calculada para motivar una segunda vuelta, con el respectivo endose de ese voto minúsculo a uno u otro contendor finalista. Quizás la señora Nora Bonifaz Carmona (Somos Perú) se salga de ese perfil pero es obvio que no tiene oportunidad. ¿El resto? ni siquiera recuerdo sus nombres completos o partidos, movimientos, alianzas y demás rótulos. Solo me acuerdo de un señor, pobre, que en el último debate organizado por el Jurado Nacional de Elecciones, dijo que no hacía falta ser MOSTRADAMUS para ver el futuro si salía tal o cual. Hasta ternura me generó...
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