Antes que nada debo declarar que, como dice el gran humorista, músico y escritor uruguayo Leo Maslíah: "los libros de autoyuda son de autoayuda para el autor nada más, para que él gane plata". Y en esa línea de pensamiento, miro de soslayo y con premeditada desconfianza a cuanto conferencista se pone delante de una masa expectante y pasa dos horas - y a veces más - discurseando acerca de sus especialidades, que van desde la vida espiritual hasta las diferencias entre hombres y mujeres.
Muchas veces, aun cuando lo que el experto expone pueda ser inteligente y hasta valioso, es el público el que termina trivializando y desautorizando este nuevo tipo de "concierto", pues de un tiempo a esta parte los asistentes a estas conferencias piensan que hay que ir como quien no deja de ver los unipersonales de Adal Ramones. Es decir, es el evento pues y de repente hasta las cámaras de los Polizontes van a registrar las sonrisas de quienes puedan acudir a estas dosis de conocimientos light que entran por un oído y salen, de inmediato, por el otro.
La psicóloga chilena Pilar Sordo ha escrito varios libros y ganado varios premios. Actualmente es funcionaria de un ministerio en Chile y da conferencias por Latinoamérica acerca de las teorías de su última obra titulada Viva la diferencia en la cual, al parecer (cito superficialmente ya que no he leído el mencionado impreso) desenreda las diferencias entre los procesos conductuales y mentales femenino y masculino, para beneplácito de los lectores de obras monumentales de la literatura barata y el homenaje al lugar común como la serie de Chocolate caliente para..., Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus y cosas por el estilo.
En ese sentido, la conferencia que va a dar en Lima en estos días carece absolutamente de interés. Salvo mejor parecer. Pero me pasaron un video de una conferencia en la cual la Dra. Sordo remueve los cimientos de las ideas acerca de la educación de los hijos con un ataque frontal a la cultura actual que privilegia la "amistad" entre padres e hijos y el carácter "clientelista" de los colegios privados que ya no cuentan con la participación de los padres, más preocupados por sus Smart-Phones y sus tiempos libres que por generar en sus menores ideas básicas para la vida futura como el desapego por lo material o la certeza de que no se puede tener todo en la mano, apenas se pide. Pero mejor escuchémosla a ella. Ojalá se de un tiempo de hablar así a su público limeño, que debe andar por teleticket compitiendo entre sí en la cola, mirando a ver quién tiene el cochecito más bonito mientras hacen la cola...
No hay comentarios:
Publicar un comentario