Aunque cronológicamente pueda ser catalogada así, Journey demostró durante las dos horas que duró su show en Lima el pasado sábado 2 de abril que toda esa fuerza proviene de las canteras del hard rock de los 70s, ese período en el que ser un grupo comercialmente exitoso y técnicamente virtuoso no eran antónimos, como ocurre en nuestros días. Luego de escuchar la explosión de decibeles de esta banda formada en San Francisco en 1973, me pregunto si aquellos comentaristas que los describían como cultores de "rock melódico" o que no tuvieron mejor recurso que anunciarlos como uno de los grupos que toca canciones que "aparecen en la exitosa serie musical Glee" no sintieron vergüenza de sí mismos. Conociéndolos, me imagino que no.
Cualquier fanático del rock de todos los tiempos sabe que Neal Schon es un genuino "guitar hero". Considerado como un niño prodigio en la primera mitad de los 70s, Neal tuvo que decidir a sus cortos 15 años entre dos bandas extraordinarias que lo requerían como guitarrista: en 1971 Eric Clapton quería que se uniera a Derek & The Dominos para su segundo álbum y Carlos Santana, triunfador absoluto en Woodstock lo llamo tras publicar el exitoso disco Abraxas. Como el mexicano había llamado primero, Schon decidió irse con él y allí conocería al tecladista, cantante y compositor Gregg Rolie, con quien dos años después fundaría Journey. Desde entonces y a pesar de los cambios de personal a través de los años, Journey se ha mantenido vigente como uno de los grupos más representativos de esa tendencia hoy conocida como "arena rock": actitud 100% rockera, canciones energéticas y poderosas baladas, todas dominadas por el agudo sonido de esa guitarra que aun retumba en mis oídos, a una semana después de su paso por Lima.
Pero Journey no solo era Neal Schon. Sin lugar a dudas, gran parte del éxito que la banda obtuvo durante los 80s se debió a la extraordinaria voz de Steve Perry, quizás el segundo mejor cantante de rock todos los tiempos después de Freddie Mercury (Queen). Con Perry, que se unió al grupo en 1977, las canciones de Journey llegaron hasta el cielo, literalmente hablando, debido al impresionante rango vocal de este cantante y compositor que se retiró en 1986. Tras un breve retorno en 1996, Perry se alejó definitivamente de la banda en 1998 y desde entonces ha tenido tres reemplazantes: Steve Augeri, Jeff Scott Soto y Arnel Pineda, un sorprendente vocalista filipino a quien Schon descubrió por Internet, a través de unos videos en los que Pineda interpretaba clásicos de la banda como Don't stop believin', Any way you want it, entre otros. Arnel Pineda, de 43 años de edad, es cantante estable de Journey desde el 2007 y es tan cercana su voz a la de Steve Perry que incluso ha regrabado 12 temas clásicos del repertorio del grupo para el disco Revelation, publicado en el 2008. En el concierto del Jockey Club, Pineda derrochó carisma y conexión con el público.
De aquella formación clásica solo quedan, además de Schon, el bajista Ross Valory y el tecladista/guitarrista Johnatan Cain. Mientras que Valory, bajista de extremada solidez rítmica y que apoya las armonías vocales en casi todas las canciones, es miembro de la banda desde sus inicios, Cain llegó un poco después, en 1979, como reemplazante de Gregg Rolie tras su paso por la banda de pop melódico The Babys. En poco tiempo se convirtió en parte fundamental del sonido de la banda, tanto en lo instrumental como en lo compositivo. Los temas más representativos del catálogo de Journey son básicamente composiciones de Schon, Perry y Cain y en particular, famosas baladas como Faithfully u Open arms pertenecen al tecladista y fueron coreadas en pleno por el público, que no dejaba de aplaudir a esta mítica banda norteamericana.
Atrás, en la batería, un viejo conocido del hard rock de mediados de los ochentas y principios de los noventas: Deen Castronovo, quien anteriormente ya había demostrado su talento con bandas como Bad English, Cacophony (junto a los guitarristas Marty Friedman y Jason Becker), entre otras, continúa con la tradición de Journey de tener excelentes bateristas. Por la banda pasaron nombres históricos como Prairie Prince, Aynsley Dunbar y Steve Smith pero Castronovo, además de reemplazar con éxito a instrumentistas tan talentosos puede cantar y muy bien. Como para darle un respiro a Pineda, el baterista se las arregló para interpretar dos clásicos no muy difundidos de la banda: la poderosa Keep on running y Still they ride, una balada rompecorazones al estilo de las más conocidas Faithfully u Open arms. Ambos nuevos integrantes le dan a la banda un aire fresco, necesario si pensamos en las más de tres décadas transcurridas desde la aparición de su primer álbum.
El público vibró de principio a fin con estos cinco extraordinarios músicos que desataron la euforia tanto entre sus más fieles seguidores como en aquellos que no habían escuchado previamente más de dos canciones. Journey dio un concierto de rock inolvidable y no solo para los nostálgicos sino que además presentó hasta cinco temas de su nueva producción discográfica titulada Eclipse (2011), que suenan a la altura de lo que uno puede esperar de la trayectoria de una banda como esta. Definitivamente, Journey dejó establecido que es más que "una banda ochentera". Es un grupo que merece ser calificado como clásico en todo el sentido de la palabra.
Steve Perry canta Any way you want it... él es el mejor de todas maneras...
No hay comentarios:
Publicar un comentario