lunes, 8 de octubre de 2007

LAS INSOLENCIAS DEL CEREBRO


Al leer el título, cualquier persona puede imaginarse que uno está a punto de hablar acerca de alguna tendencia psicológica según la cual el cerebro se comporta de una manera atrevida, que revierte su comportamiento habitual de manera agresiva, ofensiva. Ser insolente es eso, ser descarado, atrevido, ofender con una opinión, una actitud, una respuesta inesperada. Esta última frase "una respuesta inesperada" es la que nos comienza a acercar al verdadero tenor del título de este post...


En uno de sus siempre interesantes prólogos a una pregunta, en medio de una entrevista que por momentos se convierte en un monólogo - y que a veces termina siendo mejor que la entrevista misma - el gran filólogo y "doctor-en-todo" (parafraseando a Sofocleto) Marco Aurelio Denegri se refirió a la consciencia, la atención y el interés como los mordientes del aprendizaje (cito de memoria)... Aquí hace un alto y nos informa que "mordiente" es un término de la tintorería que sirve para denominar a aquellos químicos que fijan el color en las telas...


Explicado esto, prosigue diciendo que estos mordientes del aprendizaje - la consciencia, la atención y el interés - no son los estados normales del cerebro humano. El cerebro humano no suele - aquí está el origen de la frase con la que titulo esto - estar consciente de las cosas, no suele tener atención en las cosas, no suele interesarse en las cosas. No suele. Por ende, no son "solencias" del cerebro. No son estados en los que el cerebro suele estar. Por el contrario son "insolencias" del cerebro. En este caso, Denegri usa una acepción del término "insolencia" que no se encuentra considerada en el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) y que, dicho sea de paso, yo nunca había escuchado antes.


Para nosotros, personas comunes y corrientes, medianamente instruidas y que por ende, percibimos nuestra inmensa ignorancia a cada paso - dichosos aquellos que ni cuenta se dan de lo ignorantes que son y que, peor aun, creen que lo saben todo - la palabra "insolencia" era única y exclusivamente sinónimo de malcriadez, atrevimiento, descaro. Pero esta acepción refiere que el sustantivo "insolencia" sirve también para denominar aquellas cosas que no suelen ocurrir. Por tal motivo, sin necesidad de ser respondones u ofensivos, podemos considerar que estamos en permanente actitud insolente frente al mundo que nos rodea porque no actuamos con consciencia, no ponemos atención y no mostramos interés todo el tiempo, sino que lo hacemos de vez en cuando y para cosas muy específicas y personales.


Absorto ante esta nueva enseñanza del inagotable Denegri - a quien admiro cada vez más - estuve buscando en internet y en efecto, el vocablo "solencia" ha sido acuñado hace relativamente poco tiempo por el filósofo y escritor español Julián Marías, como derivado de la "insolencia" definida como algo desafiante, no habitual y como sinónimo de "sólito" - evidente antónimo de lo "insólito", aquello que es sorprendente, inesperado, fuera de lo común. Quizás dentro de unos años la palabra "solencia" se incorpore al DRAE en versión oficial, para beneplácito de quienes disfrutamos del enriquecimiento de nuestro idioma...

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