jueves, 17 de junio de 2010

ZANGALEWA


La 19na. versión de la Copa Mundial de Futbol Sudáfrica 2010 emociona en cuanto a los aspectos más elementales de este importante evento deportivo: la calidad de los partidos, el ambiente de fiesta de las tribunas, la colosal infraestructura de los estadios, los rostros de fanáticos del mundo entero, las ceremonias asociadas a cada encuentro (los himnos, las postales de ingreso de las selecciones con sus pequeños acompañantes sudafricanos) y la combinación de elementos tradicionales y modernos, reflejada en las omnipresentes vuvuzelas y las extraordinarias tomas y cámaras lentas que permiten vivir cada jugada como si uno mismo hubiese participado de ella.

Pero indigna cuando termina contaminada por el cada vez más inevitable signo de nuestros tiempos: la excesiva publicidad que no puede esperar al entretiempo sino que ataca desde el minuto previo al pitazo inicial (HSBC en cada partido), la comprobación de que, hoy más que nunca, el futbol profesional es un verdadero tráfico de seres humanos (millonario por cierto) y un espectáculo casi hollywoodense, más preocupado de las fortunas y las parejas de los jugadores y sobre todo, por el atentado al buen gusto que Joseph Blatter y compañía han perpetrado colocando a Shakira (una de las más célebres representantes del consumismo basuralizante en el que se ha convertido la industria discográfica de nuestros días) como la cantante oficial del mundial.

Y no solo es que esta "artista" no tiene absolutamente nada que hacer allí ya que su país, Colombia, no está entre los 32 equipos que pasaron a la fase final sino que además ha tenido la desfachatez de "componer" el himno que le encargaron - por una suculenta cantidad de dinero seguramente - usando sin permiso un tema escrito originalmente en 1986 por una banda camerunés llamada Golden Sounds, que se titula como el presente post: Zangalewa (Hazlo). El tema original, compuesto en clave de makossa (ritmo africano surgido en la década de los 50s que combina elementos del soca, el funk y el jazz) se hizo popular en África a finales de los 80s, gracias al video que mostraba a los cantantes y bailarines disfrazados de militares.

El estribillo que la decadente Shakira roba para seguir acumulando fortunas a costa de los millones de seguidores que tiene en el mundo entero, llegó a algunos de nuestros oídos a través del músico dominicano Wilfrido Vargas, que incluyó el coro de marras en El negro no puede, uno de los éxitos más recordados de la agrupación femenina que él creó y produjo en esa misma década, Las Chicas del Can. Como era de esperarse, los medios y el público en general, la gran masa de consumidores compulsivos de todo lo que esté de moda sin importar de dónde provenga, ha encumbrado nuevamente a Shakira y su avezada forma de robar melodías que no ha compuesto y poco le importan las informaciones que tratan de desenmascarar su engaño.

A pesar de eso, creo que es necesario dar a conocer las verdaderas fuentes de esta estafa, digitada desde las altas cumbres dirigenciales de la todopoderosa FIFA (la misma que protege al corruptísimo Manuel Burga Seoane)...


Escuchen desde el 07:30...

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