lunes, 3 de septiembre de 2018

STICK MEN: SIGUIENDO LA SENDA PROGRESIVA (Diario Exitosa, lunes 3-9-2018)




Dentro de la reducida comunidad local de críticos musicales -cuyas publicaciones y debates aparecen hoy principalmente en redes sociales por la ausencia de medios adecuados- prolifera desde hace mucho tiempo un consenso casi unánime: el progresivo ya fue y, si fuera posible, debería desaparecer de la historia del rock por su virtuosismo elitista y anacrónico. 



Este desprecio –a veces frontal, a veces soterrado- hacia el prog-rock se intenta justificar con dos razones: a) porque no es masivo, y b) por ser demasiado frío, técnico, sin feeling. Mientras la primera es una realidad irrefutable -un concierto de Haken, Opeth, The Flower Kings o Steven Wilson jamás convocaría, en Lima, ni al 10% del público de Coldplay, Katy Perry o Bruno Mars-, la segunda es una falacia nacida en ciertos sectores de la prensa especializada internacional pero que ha sido convertida en regla general por críticos nativos: el do-it-yourself a la peruana, como coartada para ensalzar lo informal y denostar lo académico.

Sin embargo, existen bandas que, en EE.UU., Canadá y Europa, siguen la senda progresiva, tocan en festivales y diversifican sus propuestas con desarrollos instrumentales y líricos que conservan el espíritu setentero del género pero acercándolo más a la tecnología aplicada al arte musical, para un público reducido pero conocedor y, sobre todo, muy leal a esta forma extrema de hacer rock, tan válida y contracorriente como el punk, el indie o la electrónica. Y no solo hay interesantes grupos nuevos. También están los experimentados músicos que vienen rodando desde hace treinta o cuarenta años y hoy, en formatos diferentes, continúan produciendo música desafiante, no apta para cualquier oído.

Stick Men (http://www.iapetus-media.com/stick-men/) es una de esas bandas, que se presentará en Lima en pocos días. Se trata de un trío creado el 2008 por dos veteranos músicos norteamericanos, miembros de la formación actual de King Crimson, Tony Levin (72) y Pat Mastelotto (62) junto al alemán Mark Reuter (46). Su particularidad es el uso de extraños instrumentos eléctricos de cuerda: Levin, un consumado e innovador bajista que ha trabajado en innumerables sesiones con importantes nombres del rock y el jazz, miembro permanente de King Crimson desde 1981, además de tocar con Peter Gabriel desde 1977, es especialista en el Chapman Stick; y Reuter usa las nada convencionales U8 Touch Guitar y Warr Guitar. Estos instrumentos pertenecen a la familia de las llamadas “touch-guitar” cuya ejecución se basa en la técnica del tapping con ambas manos, logrando fraseos maquinales, texturas delirantes y ataques polifónicos, un paso adelante de lo iniciado por sus referencias directas, Robert Fripp y Adrian Belew. Por su parte, Mastelotto, quien estuviera en la exitosa banda ochentera Mr. Mister, ingresó a King Crimson en 1994 y es experto en percusiones acústicas y electrónicas, síncopas y polirritmos.

A Lima llegan con un invitado especial, el violinista británico David Cross (69), histórico exintegrante de King Crimson en el final de su primera etapa (1972-1974), presente en álbumes fundamentales como Larks tongues in aspic, Starless and bible black y Red. Cross siguió produciendo, en años posteriores, interesantes álbumes y conciertos con su propia banda, además de colaborar con músicos de otras latitudes, siempre en el contexto subterráneo de la escena progresiva, que pasó de llenar estadios con miles de personas a teatrines para unos cuantos cientos de fieles seguidores, al margen de modas y ventas millonarias.

La música de Stick Men, plasmada en seis álbumes en estudio -el más reciente, Prog noir, se lanzó el 2016- y cuatro en vivo, actualiza el sonido oscuro, denso y polirrítmico de King Crimson, con aires más volátiles por el uso de estas guitarras táctiles, reemplazando las atmósferas melancólicas del mellotron, característica crimsoniana, por el vértigo de los solos de Reuter y Levin, mientras Mastelotto pasa del jazz al funk al rock de manera impredecible. Música de cámara moderna, como la define Reuter, que podremos apreciar este sábado 8 de septiembre en el Teatro Municipal. Están avisados.



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