lunes, 16 de julio de 2018

MÚSICA DE SERIES TURCAS: MAGIA, CALIDAD Y ESTILO



El boom de las novelas turcas comenzó en nuestro país con Las mil y una noches (Bin bir gece), historia romántica que llegó a las pantallas limeñas en el 2014, ocho años después de su estreno oficial, y cautivó al público por su intensidad recatada y exotismo asociado a la idiosincrasia de este fascinante y, para muchos, desconocido país euroasiático.

Pero estas series, nombre que les corresponde por sus modos de producción, frecuencia -un capítulo de dos horas por semana en su país original, aunque aquí se transmiten de lunes a viernes- y organización en temporadas, no solo han conquistado al público local con sus creativos conceptos visuales, carismáticos personajes y alucinantes locaciones que muestran tanto los ancestrales paisajes y mezquitas como las modernas estructuras de ciudades tan ajenas a nosotros como Estambul, Izmir o Ankara.

Estas prolijas producciones tienen, además, excelentes bandas sonoras que cubren un amplio rango de estilos: masivas orquestaciones sinfónicas, uso de ritmos e instrumentos folklóricos y contundentes ensambles de pop-rock y electrónica, combinando aires mediterráneos con sonoridades contemporáneas y globales, reflejo musical de lo que hoy es Turquía, una nación en la que confluyen el fervor religioso y las relaciones sociales conservadoras con el estilo y sofisticación de la vida actual.

Desde el melodrama y romanticismo, la épica histórico-militar de elementos nacionalistas o complejas tramas policiales cargadas de acción, cada serie cuenta con perfectos marcos sonoros, enriqueciendo una industria televisiva que ofrece producciones capaces de competir con series de Norteamérica u otros países de Europa. 

Toygar Isikli es probablemente el más importante creador de estas bandas sonoras. Títulos como Ezel (2011), Ask-I Memnu (Amor prohibido, 2012), Fatmagül'ün Suçu Ne? (¿Qué culpa tiene Fatmagül?, 2014) o Içerde (Infiltrados, 2017) destacan por sus diversas tonalidades y variaciones. Percusiones, pianos, ouds, metales, cellos y violines se mezclan con potentes baterías y guitarras eléctricas para complementar el vértigo de las escenas e identificar momentos y personajes específicos con pequeñas y efectivas viñetas incidentales.

La magia, calidad y estilo de estas enigmáticas composiciones también pueden oírse en Adini Feriha Koydum (traducida como El secreto de Feriha, 2011), de Nail Yurtsever y Cem Tuncer. En cuanto a Las mil y una noches, destaca el tema central, un arreglo de la clásica suite Scherezade (1888) del maestro ruso Nikolai Rimsky-Korsakov.

Una de las últimas series vistas en Lima, Vatanim Sensin (2016) -cuya traducción literal es Mi patria eres tú aunque aquí se tituló Te amaré por siempre- presenta una musicalización entre heroica y romántica, compuesta por Yildiray Gürgen para esta historia basada en la guerra que enfrentó a griegos y turcos otomanos entre 1919 y 1922, que determinó la fundación de la Turquía moderna, bajo el liderazgo de Mustafa Kemal Atatürk, la figura política y militar más importante del país que une Asia y Europa a través del fantástico estrecho del Bósforo.

Estas producciones nos permiten conocer a una generación de músicos que ofrecen una paleta colorida de sonidos nuevos, haciéndonos sentir una sana envidia cuando los comparamos con las sobrevaloradas y simplonas cancioncitas usadas en las novelas, comedias o series juveniles de nuestra televisión.


NOTA: Dedico esta nota a Rosy Donoso, joven ciudadana chilena que creó, hace aproximadamente un año, un grupo de Facebook para enseñar el idioma turco. Hay millones de personas alrededor del mundo que utilizan las redes. La mayoría las usa para vender cosas, difundir frivolidades y, en el peor de los casos, para hacer daño a otras personas. Sin embargo Rosy lo hizo para integrar, en torno a su fascinación por Turquía, a miles de personas de todas partes del mundo para compartir no solo sus clases gratuitas sino también noticias e imágenes relacionadas a ese país, creando una comunidad muy unida. Lamentablemente, Rosy falleció repentinamente a los 31 años, hace un mes, dejando profundamente entristecida a la amplia comunidad de seguidores de su página Aprendiendo Turkishpanish, que siempre encontraron en ella una amigable voz de aliento para seguir aprendiendo, un espíritu solidario y desprendido como pocos.

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