domingo, 17 de agosto de 2014

LA BOMBA DE EL COMERCIO: LOS CARTELES DE SUSANA VILLARÁN


Contraviniendo su estilo complaciente y de poca vocación por la polémica, El Comercio lanzó el pasado fin de semana una "bomba" acerca de los carteles con los que Susana Villarán contaminó visualmente la ciudad, el verano pasado, para evitar que la mandáramos a su casa por su incompetencia y la de sus regidores, lo cual finalmente consiguió. Ni ella se fue -por breve margen- y sus regidores, que sobre el papel sí tendrían que haberse largado, regresaron con cargos de asesores externos y sueldazos corregidos y aumentados.

En esa agresiva campaña, que en su momento se dijo que había nacido de la onerosa creatividad del brasileño-argentino Luis Favre, diversas figuras de la telebasura se mezclaron con algunos artistas (como Susana Baca, Amanda Portales, Daniel F.) y uno que otro personaje más o menos conocido del periodismo y la farándula en la campaña "Juntos por el NO", consistente en fotos de los "líderes de opinión" en blanco y negro, fondo blanco, de brazos cruzados y puños cerrados diciendo NO (así, en mayúsculas y con empáticas letritas celeste-turquesa) a la injusticia, a la exclusión y no sé qué otras fórmulas sensibleras y, por supuesto, engañosas como todo en nuestra política chicha.

La bomba de El Comercio consistió en lo siguiente: los "artistas", que en todo momento dijeron plegarse a esa campaña de apoyo a la Villarán por convicción y sin intereses subalternos, habrían tenido previamente tratos económicos elevados con la Municipalidad por diversas actividades -espectáculos, ceremonias, campañas publicitarias, anfitrionajes, etc.- legalmente registradas en los portales de transparencia, aptas para el seguimiento a través de una inspección de recibos por honorarios, contratos, términos de referencia y demás tetudeces, comunes en la administración pública. Y que, en consecuencia, el apoyo ad-honorem en la desesperada campaña por no ser revocada, habría sido aceptado en agradecimiento tácito -nunca firmado en papeles, desde luego- a esos trabajitos cotizados generosamente.

Vista así, es un poco gaseosa la denuncia de El Comercio, y da pie en pensar en cuáles serían sus verdaderos propósitos, como por ejemplo apuntalar a Castañeda. Y luego de ver la avalancha de reacciones -algunas destempladas y totalmente vulgares, por cierto- de los personajes que han visto sus nombres en la nota publicada a todo trapo en la primera plana del viernes 15 de agosto, y los aclares de otros personajes que también aparecieron y que aseguran no haber sido nunca contratados para nada ni antes ni después de la foto y cartel de marras; uno termina por desconfiar de las intenciones del otrora diario más respetado del Perú.

Pero más allá de eso, si combinamos el costo mismo de la elaboración de tremendos mamotretos en avenidas grandes de todos los distritos de Lima, la grabación de esos spots que hasta se infiltraban en páginas webs sin importar si fueran conocidas o no (como esta por ejemplo), su colocación en horarios estelares de la televisión comercial y lo que debe haber cobrado Favre, imaginen ustedes el dineral que Susana Villarán y sus amigos tuvieron que desembolsar, de la suya, para llevar a cabo la campaña -porque no seré yo quien diga que fue con dineros públicos, que también podría ser, siendo ligeramente suspicaces.

Y encima, con esta discusión revalidamos la importancia que tienen estas campañas millonarias sobre la base de carteles que finalmente terminan en la basura, o como techos de algún almacén para evitar la lluvia, cuando lo que en realidad debería pasar, es que la sociedad organizada, los medios de comunicación y los verdaderos líderes de opinión hagan entender a los politicastros, los de antes y los de ahora, que la ciudad está harta de sus carteles y que la campaña se debe realizar con ideas y no con sonrisitas falsas o personajes conocidos que te apoyen "por convicción". ¿No habría sido mejor que la Villarán hubiera peleado su permanencia ella sola, sin pedir el apoyo incondicional de estas estrellitas que son más de cartón que los mismos carteles? ¿se habría quedado si hubiera sido así?


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