sábado, 16 de agosto de 2008

EL OTOÑO DE ERIC ROHMER



Hola a todos... nuestro amigo, camarada freak y colaborador eficaz Alfonso González Vigil nos entrega - después de varias semanas - una substanciosa reseña del último film del octogenario director francés Éric Rohmer, editor de la histórica Cahiers du Cinéma, cuna de los principales representantes de la Nueva Ola Francesa como Jean-Luc Godard y François Truffaut, de la cual también es exponente. Rohmer (cuyo nombre verdadero es Jean-Marie Maurice Scherer) cerró con esta película su ciclo denominado Contes des quatre saisons (Cuentos de las cuatro estaciones), que recibió diversos galardones en los prestigiosos festivales de Berlín y Venecia. Que la disfruten:
"Cuento de Otoño
por Alfonso González Vigil.


Ahora quisiera recomendar a los lectores de Quiero Hablar una película que pueden ver en cualquier momento del año: Cuento de otoño (Conte d’automne, 1998) del maestro galo Eric Rohmer.

Eric Rohmer pertenece a esa notable estirpe francesa de la Nouvelle Vague. Con más de ochenta años de edad ha logrado cautivarnos con el manejo y precisión tanto en lo narrativo como en lo técnico-expresivo, características que podemos encontrar en buena parte de su filmografía.

Este activo sobreviviente nos ofrece la historia de Magali (Béatrice Romand), una mujer cuya madurez y viudez motiva su aislamiento e incomodidad hacia la vida social, centrando todo su tiempo y energía en su viñedo. Sin sospecharlo, dos de las personas más cercanas de su reducido círculo deciden dar fin a su soledad: Isabelle (Marie Rivière), su mejor amiga, la cual pone un aviso en la sección citas del diario local, llega al extremo de hacerse pasar por Magali con la misión de evaluar los candidatos hasta encontrar uno “adecuado” para su amiga. Asimismo, Rosina (Alexia Portal), pareja del hijo de Magali, se propone presentarle a su ex­-amante y profesor de filosofía de nombre Etienne (Didier Sandre). Isabelle utiliza al candidato Gérald (Alan Tibolt) por medio de engaños y como una suerte de termómetro que mida su capacidad de seducción y su atractivo hacia los hombres. Por su lado, Rosina choca con la voluntad de su ex­-amante para conquistar a Magali; a pesar del intento no consiguen el interés de la viuda y, por ende, Etienne desiste ante la esquiva oportunidad.

Ambos planes sufrirán contratiempos y desventuras. Sin embargo, cada iniciativa tendrá un singular desenlace. El arte dramatúrgico de Rohmer enseña que no hacen falta subtramas complicadas o giros inesperados en el guión, sino una anécdota simple, frontal y sin efectismos. La dirección de actores fluye con soltura, cada interpretación imprime espontaneidad apoyada en la riqueza de los diálogos que separan e identifican las heterogéneas personalidades de los protagonistas. Igualmente, en el aspecto psicológico hallamos: las diferencias entre las contemporáneas Magali e Isabelle, la primera destaca por su timidez y la segunda muestra extroversión, mientras aquella realiza actividades que le ayuden a olvidar el paso del tiempo, ésta apenas atiende su librería (en cambio Magali atesora su viñedo); pero, eso sí, más allá de la frivolidad de Isabelle, ella rompe la imagen banal al optar por la búsqueda de un pretendiente para Magali. Comprueba que aún puede pensar en otra persona que no sea su hija (pronta a casarse) o ella misma.

Esta genial película de Rohmer trasciende los esquematismos, maniqueísmos o artificios visuales; incluso esboza la posibilidad de la tolerancia entre clases sociales (por demás los prejuicios sociales suenan desfasados en el mundo actual) y entre quienes existe rivalidad sentimental, desconfianza, etc.

Cuento de otoño cierra con maestría la serie de Cuentos de las 4 Estaciones. La culminación de la saga se ha hecho esperar, no obstante valió la pena. Confirmamos que los grandes de la historia del cine (Ford, Hawks, Hitchcock, Kubrick, etc.) suelen regalarnos una obra maestra en su etapa de madurez, y qué mejor que una dedicada al otoño, estación de la cosecha, de cambios, así como de expectación."

Gracias Alfonso... saludos y hasta la próxima...


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