Desde hace más de tres años, los vecinos de Barranco vienen luchando incansable y desigualmente contra las autoridades que impusieron las monstruosas estaciones del corredor vial del Metropolitano. En este enfrentamiento de David contra Goliath, las asociaciones civiles buscaron el apoyo de personalidades artísticas, líderes de opinión y personajes visibles de la sociedad para tratar de evitar que el tradicional distrito barranquino se convirtiera en lo que hoy es: un atolladero permanente de tráfico insufrible, pistas destruidas y espacios públicos partidos por la mitad por una reja que además de antiestética es peligrosa, pues constituye un bloqueo a cualquier vía de evacuación en caso ocurra algún accidente de proporciones (choque entre buses, incendios, terremotos, etc.)
Sin embargo, mientras los valientes y anónimos pobladores de las republicanas avenidas de Barranco eran hostilizados por la Municipalidad de Lima Metropolitana (durante la gestión de Castañeda Lossio), Gianmarco silbaba mirando al techo, cantándole a otros públicos, grabando su nuevo disco e insultando de manera procaz a algunos de sus seguidores (vean el video al final). Es decir, haciendo su trabajo sin comprometerse con el distrito que él llama, con claras intenciones efectistas, "su casa".
Este sábado 5 de noviembre, Gianmarco va a utilizar el Parque Municipal de Barranco como si de un canchón destinado a conciertos se tratara para presentar su último disco. Y gratis. Es decir, el actual municipio le ha dado el permiso para que mañana por la noche, miles de sus fans ensucien la plaza, atoren más el tráfico con sus camionetas y pongan en riesgo la débil infraestructura del lugar. Que tiemblen las banquetas de madera, los pisos de losetas, la pileta y su distinguida estatua. Desde ayer ya estaban armando los andamios del inmenso escenario que van a levantar para este despropósito y los camiones distribuidores de Brahma, prestos a embutirles cerveza (eso sí no es gratis, desde luego) a los asistentes a este "regreso a casa" de un cantautor de pocas luces y malas reacciones, que últimamente se ha convertido en símbolo de esa patanería limeñesca que se siente más que los demás por las razones equivocadas.
¿Dónde estuvo Gianmarco cuando la noticia era que Barranco, su casa según él, estaba en pie de lucha? ¿salió a pedir mesura a la autoridad, a respaldar a vecinos históricos e ilustres que se manifestaban contra el paso del Metropolitano? Cuando uno considera que un lugar en el que no nació ni vivió es "su casa" se preocupa por todos los aspectos que la atañen y colabora en mantener viva su tradición, a salvo sus símbolos, en pie sus estructuras. La monserga de estos "artistas" cuando hablan de Barranco es siempre la misma: "que si la bohemia, que si los locales en los que canté antes de ser famoso, que si la poesía, la inspiración" y veinte cosas, cada cual más vacía que la anterior al no estar acompañadas por acciones que confirmen esa supuesta adoración por el distrito.
Como Francisco Lombardi con su exclusivo departamento en los acantilados y el bloque de cemento de Fernando de Szyszlo que atropella la vista al mar que debería estar apta para todos y no solo para él y sus visitantes particulares, el concierto gratuito que mañana dará Gianmarco no es más que un nuevo atropello al espíritu de Barranco, con la anuencia inexplicable de su actual alcaldesa, la señora Jessica Vargas, bajo el dudoso rótulo de "actividad cultural". No niego la popularidad de Gianmarco ni que su espectáculo, en un sentido amplio, pueda ser considerado una actividad cultural, pero resulta curioso, por decir lo menos, que se anuncie como fin de fiesta de una semana cultural durante la cual pasó inadvertida la presentación del último libro del ilustre periodista e historiador Gonzalo Bulnes, que se llevó a cabo en silencio, sin pancartas publicitarias y ante un reducido pero nutrido público conformado por destacadas personalidades del mundo académico y las letras barranquinas. Eso dice mucho acerca de las prioridades culturales de la actual administración municipal.
Quienes amablemente siguen este blog saben que no estoy en contra de los conciertos - aunque particularmente a mí la música de Gianmarco, salvo una o dos baladitas, me parece absolutamente prescindible - pero definitivamente el Parque Municipal de Barranco no es un lugar indicado para un evento de esta naturaleza, que congregará a cantidades importantes de público. Los sábados por la noche son, desde hace tiempo, insufribles en Barranco en lo que respecta a congestión vehicular e inseguridad. ¿Se imaginan la conmoción que ocasionará en el distrito el nivel de convocatoria que posee Gianmarco? ¿por qué no organizó su "regreso a casa" en alguno de los estadios del distrito, más acordes para el tipo de conciertos que suele realizar en el Perú y en el extranjero? Quizás porque hasta allá no llegarían sus "fieles" seguidores, me parece. Claro pues, esos lugares no "ponen", no son lo suficientemente "nice" para ellos. Y probablemente no lo sean ni para el mismo Gianmarco.
La aceptación que el público demuestra frente a las majaderías de Gianmarco es un reflejo más de esa crisis social en la que nos encontramos, según la cual el éxito material de un minoritario sector de la juventud profesional económica activa es patente de corso para hacer todo lo que se les ocurra sin respetar espacios públicos, normas de seguridad y consideración hacia esa entidad desconocida para ellos llamada "los demás". Acá no importan los demás, solo la diversión a cualquier costo - y mejor si es gratis - el pretexto para que "la gentita la haga linda" con su Brahma en la mano (y si nadie se da cuenta, en el carro también) y el mirar al techo - o a la pantalla del smart-phone - cuando se trata de apoyar masivamente causas importantes. Y todo con permiso municipal. Si Gianmarco leyera esto, cosa que dudo profundamente, lo más probable es que me suceda lo mismo que les sucedió a estos miembros de su público en Los Angeles, el año pasado. Watch this...
Así estaba el tráfico en Barranco el sábado 5 de noviembre, día del concierto gratuito de Gianmarco en el Parque Municipal, a las 5pm. Cuatro horas antes de empezar. Y a la medianoche, el tráfico estaba peor que nunca, con botellas de cerveza regadas por las pistas, basura por todos lados y la sensación de que la alcaldesa se había salido con la suya. Mientras, Gianmarco agradece a los 15 mil asistentes por celebrar junto a él su "regreso a casa". Gianmarco no ve a Barranco como su casa, lo ve como su chacra, como su patio de diversiones. Si lo sintiera su casa él habría sido el primero en decirle a la alcaldesa que no se hiciera allí, para no molestar a los vecinos, para no interrumpir el tránsito de señoras y señores que vieron invadidas sus pistas y veredas. Invadidas por rejas, por serenos y por un bullicio ensordecedor. Gracias Gianmarco.
una precisión sobre este párrafo: "Sin embargo, mientras los valientes y anónimos pobladores de las coloniales avenidas de Barranco eran hostilizados por la Municipalidad de Lima Metropolitana (durante la gestión de Castañeda Lossio)". 1. Barranco no es colonial. 2. Tal como dices en el parrafo anterior, esta lucha contra el daño al patrimonio de Barranco es de TODOS los barranquinos. Por lo demás muy atinado tu articulo. Saludos Roberto Jaime
ResponderEliminarJessica Vargas debe estar muy baja en las encuestas y con esta actividad "gratuita" con Gianmarco pretende recuperar terreno, el punto es: ¿cree que los que fueron al concierto son de Barranco?. ¿cree que los que nos demoramos un montón para llegar a nuestra casa ese día se lo vamos a agradecer?. Volviendo a mi casa pasé por el Parque y me dio pena verlo "tomado" y varias letrinas al costado de nuestra municipalidad .. ¡qué tal adorno!. ¿Será algún mensaje subliminal?. Toña
ResponderEliminarMuchas gracias al primer comentarista (Jaime) por su precisión, ya realicé la corrección pertinente...
ResponderEliminarSaludos...