jueves, 23 de diciembre de 2010

HILDEBRANDT EN SUS TRECE



Nuevamente, César Hildebrandt parece extraer las ideas que llevo revueltas en la mente y ordenarlas con su prosa experimentada e inteligente... no cabe duda que en este circo llamado "campaña electoral" su voz rompe el aire de comparsa que se respira en la mayoría de redacciones y pantallas de los medios de comunicación convencionales...

"DESILUSIÓN
por César Hildebrandt, miércoles 23 de diciembre de 2010

Lo más importante de esta semana podría resumirse en una palabra: desilusión.

Desilusión por las planchas, que representan, en general, aunque haya breves excepciones, la vejz de la política peruana, el verbalismo malogrado de muchos de sus voceros, la carencia de ideas que estén a la altura de los desafíos.

No hay un solo político que nos haya dicho seriamente cómo hará para crear crecimiento con justicia social, bonanza de minerales al alza con preservación del medio ambiente, crecimiento del consumo sin fiebre inflacionaria. En suma, qué deberíamos hacer para que el Perú no dependa exclusivamente de las chimeneas industriales de China e India, o de los favores arancelarios de unos TLC siempre asimétricos.

Para que el crecimiento se convierta en el desarrollo tiene que haber consensos de largo plazo. Esa convocatoria de futuro no la puede hacer la derecha, anclada en el pasado, ni la izquierda intransigente, hipnotizada por un futuro imposible. Tendría que venir de un centro ilustrado, de una élite justiciera, compasiva y práctica a la vez.

Sospecho que carecemos de ese centro. Tengo la sombría impresión de que no tenemos una masa crítica de inteligencia social que nos permita ver que este paraíso escenográfico en el que vivimos es algo provisorio y frágil. Lo duradero no es la prosperidad. Lo que hace duradero a un sistema es la justicia. Y la justicia no es el igualitarismo ciego y vengador del estalinismo. La justicia social es una colección de negaciones: no al abuso del dinero, no al poder de las grandes corporaciones, no a la avidez del pragmatismo sin ley y sin patria.

Nadie nos habla de ello. Como nadie nos habla de las grandes reformas que nos sacarían de la barbarie. Me refiero, claro, a la reforma del poder judicial, y a la jacobina reforma de la policía. Somos un país donde nada es seguro porque los jueces se pueden comprar y los policías se pueden alquilar. ¿Y así creemos que vamos camino al primer mundo? Estamos por debajo de estándares africanos en materia de decencia judicial y seguridad ciudadana.

¿Alguien nos habla de eso?

Nadie. Toda la campaña, hasta ahora, es una melopea de lugares comunes. Da vergüenza oír a los candidatos que lanzan promesas como si fueran gangas de almacén. Pero da más vergüenza comprobar la poca exigencia del electorado para juzgar ese discurso electoral que lo subestima, que lo cree indigno de ideas y merecedor tan solo de mercadotecnia.

Por otra parte, aquí hay varias tiendas de campaña que están planeando tumbarse al del costado con antipropaganda. O sea, hacer de la dmeolición del otro un programa mínimo de gobierno. Me parecería muy bien si, simultáneamente, se contara con un puñado de ideas que renovaran la triste agenda de la política peruana.

¿Alguien nos habla de cuánto piensa subir el presupuesto de la educación? ¿de cuánto dinero habrá para la investigación? ¿de qué monitoreo se prepara para fiscalizar a las universidades farsantes que fabrican desempleados e incompetentes? ¿de qué manera pararemos la informalidad que pudre Madre de Dios y cree en los principios de Perochena?

No. Nadie toca esos puntos. Todos están en plan de fonomímicos doblando temas grabados en vinilo. Y son escrutados por periodistas que ya son parte de la farándula.

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