Desde niño tuve especial cariño por la Procesión del Señor de los Milagros, la más tradicional de la religiosidad peruana y la más apoteósica de Latinoamérica, quizás solo comparable a las peregrinaciones que recibe la Virgen de Guadalupe en México. Un cuadro con esta imagen acompaña a mi familia desde que tengo recuerdo y hoy su influencia y halo milagroso se ha extendido sobre mi mamá. Después de unos días de incertidumbre y desánimo, de muchas maneras provocados por agentes externos a su propia fortaleza, emergió esta mañana una expresión distinta, de esperanza. Y por la tarde la vi animada, haciendo bromas y diciéndome cosas que hasta hace una semana parecían imposibles. Sé que personas muy importantes en mi vida están en este preciso momento acompañando al Cristo Moreno de Pachacamilla y por ende, él acompañó hoy a mi madre. Estoy 100% que lo seguirá haciendo...
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