sábado, 3 de octubre de 2009

OTRA VEZ SIN PERIODISTAS EN LA TV


Octavio Salazar, Ministro del Interior, aparece en primer plano en todos los noticieros de señal abierta, dando consejos para padres, tratando de emular a nuestros entrañables Les Luthiers o incluso dando la impresión de estar buscando trabajo como parte del escuadrón de consejeros familiares del Dr. Dobson (sí, el mismo de Enfoque a la Familia) y quién sabe, si le dan más minutos, comience a hablarle a la ciudadanía acerca de las bondades de la maca o del magnesol, lo cual haría temblar el piso siempre estable del Dr. Pérez Albela en persona. Y pensar que la pregunta era qué se va a hacer desde la autoridad para combatir los índices de violencia doméstica y cotidiana, cada vez más altos y crueles.

Mientras tanto, la fauna periodística de la televisión pretende aplicar la ironía, con sonrisitas "de medio lado" y frases incompletas que no dicen nada como las que reparten todas las mañanas la experimentada ex-conductora del Panorama de los Schütz y el nieto de uno de los pensadores más grandes de Latinoamérica que no hace honor a tan magno apellido. O las preguntas huecas, absortas y casi de principiante de los carismáticos conductores de Primera Edición o ese otro noticiero matutino cuyo mayor atractivo es la ausencia de mesas que impidan observar a sus conductores de cuerpo completo. Ni hablar de las loas del canal del Estado en cualquiera de sus emisiones. Definitivamente, nos hemos quedado sin periodistas en la televisión.

Esta invasión de bustos parlantes, a quienes habría que añadir algún otro adjetivo como digitados, programados, genuflexos, timoratos o simple y llanamente cómplices de todo este aquelarre de ministros ex-directores de policía, ministros ex-alcaldes, ministros ex-embajadores ex-ministros, premieres ex-congresistas ex-durmientes en bancas de soleadas plazas brasileñas, etc... no hace más que confirmar lo que es norma en nuestro país desde hace tiempo: las palabras "Cuarto Poder" han dejado de ser lo que eran para convertirse en el nombre de un programa periodístico nocturno. Nada más.

Es cierto que a veces la prensa independiente descubre faenones, desata nudos, encuentra y difunde secretos en medio de la apoltronada "aristocracia del oficialismo", siempre lista a actuar bajo espíritus de cuerpo y falsas lealtades, pero hasta esos golpes de estilete de filo y perfil bajo cumplen por lo general otras funciones, dirigidas a distraer la atención por algunas semanas para después continuar con el avance del país hacia una nada en la que solo sobrevivirán quienes detenten el poder o tengan alguna relación sanguínea, partidaria, económica o judicial con él.

Y para colmo de males Alberto Andrade, el carismático líder de Somos Perú y el más recordado de los alcaldes limeños en los últimos 20 años, fallece. Y al morir permite el ingreso al Parlamento a su accesitario, otro personaje carismático aunque menos recordado como alcalde y de carrera política algo más sinuosa, por decir lo menos: Ricardo Belmont Cassinelli, quien por lo general nunca generó anticuerpos y aparece siempre rodeado de cierto hálito de sinceridad, casi como si se tratara de un personaje de barrio, asume su escaño y entre sus primeras acciones decide intentar ponerle cortapisas al único periodista real de la TV. Y César Hildebrandt, fiel a su estilo, lo manda a rodar en privado y en público, a través de una excelente columna en La Primera...

Con esto nuevamente debemos conformarnos con el espíritu selectivamente inquisidor de Rosa María Palacios, los destapes de Cuarto Poder, Reporte Semanal y Día D (todavía existe ¿no?) que pasarán al olvido tras las 3 semanas de rigor y las noticias policíaco-faranduleras que tiñen de sangre sendos reportajes de 30 minutos en los programas dominicales y permiten que propuestas de entretenimiento y cuasi cómicas de personajes como Magaly Medina, Jaime Bayly y en menor medida (cada vez que decide hablar en serio y dejarse de vulgaridades, las cuales produce en serie y adrede porque sabe que eso le funciona con el público), Beto Ortiz, sigan liderando el rating y las preferencias del ciudadano de a pie...

Cuánta falta nos hace un Howard Beale, ficticio presentador de TV interpretado por Peter Finch en la excelente película Network (1976)... para muestra dos de sus más antológicas escenas... hasta la próxima...



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