No detesto el Día de San Valentín - frase popular entre columnistas y opinantes bizarros, parecida a aquella que dice "no veo televisión local" - pero tampoco le doy gran importancia. Cada quien, en su fuero interno, sabe quiénes son sus amigos(as) y quién el dueño(a) de su amor, y si considera que ambos, el amor y la amistad, pueden o no estar condensadas en una sola persona. En ese sentido, cada uno vive el día de San Valentín como un asunto personal desde su momento, sin que importen mucho los convencionalismos de aquello que se debe hacer en esta fecha tan especial y significativa.Podríamos ponernos académicos y reseñar los origenes religiosos del Valentine's Day - que no tenían ninguna relación con el amor romántico - y decir que en la Edad Media, la Iglesia Católica reconocía la existencia de hasta 11 mártires llamados "Valentín", y que el día de la fiesta de dos de ellos: Valentín de Roma y Valentín de Terni, sacerdotes italianos que murieron defendiendo la fé católica durante los primeros siglos después de Cristo, era precisamente el día 14 del segundo mes del año.
El 14 de febrero debería seguir siendo una fecha íntima, en la que uno reza y se lleva bien con aquellas personas a quienes ama, quiere, confía y considera de valor. Si esos son buenos motivos para tener detalles, saludar, abrazar, regalar, etc., enhorabuena. Y no debería importar cuánto uno puede gastar en la celebración. Puede sonar a cliché, pero el amor y la amistad no se compran ni se venden, sólo se sienten. Y merecen respeto.
Después de esta disgresión que para estas alturas ya roza lo surreal (o suprarreal, como debe decirse si se quiere hablar correctamente), volveremos al mundo tal y como es. Parejas transitorias y pobres que intercambian rositas de plástico en las plazas de la ciudad, parejas transitorias y ricas que intercambian cajas de rosas naturales con bombones y ositos incluidos y noches de ensueño en hoteles de 4 ó 5 estrellas, y programas de televisión que lucran con los aspectos más superficiales del "primer hito en ventas del año" como lo llaman los gerentes comerciales de los grandes almacenes, tiendas, restaurantes, etc.
No pude resistirme a subir esta extraordinaria versión de Something, en la que se condensan ambos conceptos: una canción de amor interpretada por una banda de amigos de toda la vida... una joya... disfrútenla...
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