martes, 21 de octubre de 2014

18 DE OCTUBRE DE 2014


Cuando giré hacia la derecha y la vi desde el fondo, descendiendo del auto, mi corazón comenzó a latir más rápido de lo que ya estaba latiendo -en términos médicos, la taquicardia se encontraba en su punto más alto en ese momento- y aunque la he visto casi de manera ininterrumpida en los últimos 21 años, me sorprendí a mí mismo entrecerrando los ojos y forzando la vista para distinguirla mejor, para descubrirla.



En ese instante yo estaba doblemente emocionado. Por un lado, mi propia felicidad de ver cómo se hacía realidad aquello que fue, durante años, literalmente un sueño imposible. Por el otro, podía sentir su respiración y escuchar lo que pasaba por su cabeza mientras la atención de más de 250 personas se centraba en ella y los flashes buscaban alcanzar el mejor ángulo de su, hoy más que nunca, hermosa sonrisa.


El camino, desde la puerta hasta el altar, era largo, pensaba yo, de pie, ansioso. A mi izquierda, su mamá, distinguida y elegante. Al frente el celebrante, más amigo que sacerdote. Y alrededor nuestras familias, amistades, lejanas y cercanas, antiguas y nuevas, esperándola. Desde el cielo, mi madre y su abuela, nuestra gran amiga Elsa y mi cuñada, que tristemente partió hace apenas tres semanas, nos lanzaban bendiciones y sonreían, complacidas. El camino era largo pero para ella no había problema, pues venía flotando, levitando. No era solo Yvette. Era un ángel.


El mediodía del sábado fue generoso con nosotros y nos regaló sol brillante y brisa fresca. Ni bien bajó del auto, del brazo de su papá, y pasó la enorme puerta de la iglesia, se convirtió en una fantástica visión. La contraluz de la calle creó un efecto de sombra de tal manera que, por más esfuerzos que hice, no alcancé a distinguir su rostro hasta más de la mitad de la alfombra roja. Solo se veía el blanquísimo vestido y el velo que ondeaba a cada paso. Ojalá alguien hubiera permitido que el fotógrafo se pusiera a mi costado y captara esa imagen. Hasta me vi tentado de sacar mi propia cámara, pero naturalmente eso no podía hacerse. No solo hubiera roto el protocolo, hubiera roto la magia.


Nos casamos. Por religioso y por civil. Quienes nos conocen de cerca y saben quiénes somos, entienden que este no es el principio sino la confirmación de algo que ya había ocurrido hace mucho, quizás sin que nosotros mismos nos hayamos dado cuenta. En estas épocas, en que las parejas jóvenes se casan tras conocerse apenas un par de años, o lo hacen porque "tienen que hacerlo" -saben a lo que me refiero ¿no?- o que al llegar a nuestra edad ya cuentan con más de una separación, más de dos hijos y más de dos juicios encima, lo de nosotros califica como poco convencional y sólido. Y me siento orgulloso de que así sea.


Fueron casi dos años de investigación, planificación y organización que llevamos adelante gracias a su exquisito sentido del buen gusto y a mi entera disposición a involucrarme en los detalles, aunque el trabajo no me haya dejado más tiempo para hacer más cosas. Todo salió perfecto y milimétricamente bien, aun cuando la vida no perdió la ocasión de alborotarnos un poco el día anterior, con sus giros antojadizos, las sorpresas que te da -como diría Rubén Blades- y los aparentes problemas de última hora que, a la larga, se convierten en esos inolvidables momentos que formarán parte del anecdotario de este importante evento.


La mañana del viernes, una cadena de acontecimientos inesperados se produjeron por todos lados: ella tuvo un percance que cambió la agenda programada con mucha anticipación para ese último día anterior a la boda. Las cosas que iba a hacer desde las 9am., las inicié al mediodía. Como ella no podía salir a recoger su vestido, se le encargó tan importante misión a nuestra legión extranjera: cuatro amigos norteamericanos que nunca habían estado en el Perú, fueron hasta la tienda -a una hora de camino de la casa- para cumplir esa trascendental gestión.


Luego de revisar los papeles, códigos y documentos para llevarse el vestido, un vigilante los detiene en la puerta y les dice que no pueden salir. Casi sin poder comunicarse en español, y temerosos de estar haciendo algo indebido, quizás llevándose el vestido sin pagarlo, les informan que el personal de la tienda había cometido un error y que ese no era el vestido correcto. ¿Se imaginan qué hubiese pasado si llegaba el paquete cerrado, nadie lo miraba hasta el día siguiente y al abrirlo, la mañana del sábado, descubrían que no era el vestido correcto?


Paralelamente, su papá estaba en la hacienda donde fue la recepción -un hermoso lugar al sur de Lima- dejando los licores para la tarde cuando, de repente, un camión proveedor impactó con la mesa y más de cincuenta botellas -entre champagnes, vinos y whiskies- se quebraron en el piso. Un momento digno de plano secuencia y cámara lenta. Desde luego, el seguro y la hacienda cubrieron la pérdida. Un susto más. Mientras tanto, yo corría por todo el Centro de Lima buscando alguien que imprimiera los libretos para la misa, los programas y otras cosas. A casi las 11 de la noche del día anterior, parecía que aun faltaban cosas por hacer.


Como si no hubiera sido suficiente con estos sobresaltos, el mismo día de la boda un último detalle: su mamá y yo estábamos ya frente al altar, la iglesia estaba llena de gente pero alguien aun no llegaba. ¿La novia? No. ¡El padre! El sacerdote, un amigo que nos conoce desde hace una década, estaba atascado en el tráfico y se encontraba en el Centro de Lima cuando apenas faltaban diez minutos para la hora establecida. La novia daba vueltas por la plaza y mientras yo la esperaba a ella, ella esperaba al sacerdote. Como para una película de Hugh Grant y Julia Roberts.


Sin embargo, como bien me dijo Marilyn esa noche, "hey, you just don't worry about the details tomorrow... people doesn't think about it and never realice about little things cause what really matters is what it's happening: your wedding" ("oye, ustedes no se preocupen por los detalles mañana... la gente no piensa en eso y ni siquiera se da cuenta porque lo que realmente importa es su boda". Y también dijo que ella se vería absolutamente hermosa cuando llegara. Y tenía razón. En ambas cosas...

domingo, 12 de octubre de 2014

EL RETORNO DE MAGALY: ¿SE PUEDE CAER MÁS BAJO EN LA TELEVISIÓN PERUANA?


Durante 15 larguísimos años, Magaly Medina lanzó estiércol puro a través de Magaly TeVe, un programa que se inició como una extensión de las agrias columnas que esta mujer intentaba escribir, con sintaxis simiesca, en no sé qué periódico clásico de la primera época de la prensa chicha. En sus inicios, si mal no recuerdo, era un miniespacio dedicado a comentarios, que ella hacía, sobre la televisión y sus principales personajes, avances de novelas, etcétera, como una sección dentro del noticiero del Canal 9, durante 1997. 

Dos años antes, la autodenominada periodista dejó el cómodo anonimato de la prensa escrita al aparecer en un programa llamado Fuego Cruzado -del mismo canal que después la lanzaría al estrellato cholo- criticando duramente a Augusto Ferrando, popular conductor de Trampolín a la Fama y una de las personalidades más conocidas de la televisión peruana, prácticamente desde sus inicios. 

Curiosamente, en aquel "clásico de la televisión nacional", conducido por los periodistas Mariella Balbi y Eduardo Guzmán -hoy apoltronados en RPP y Frecuencia Latina, respectivamente- la futura "Urraca" se erigió como defensora de los pobres y humildes a quienes, según ella, Ferrando humillaba en su sintonizado trampolín. Y lanzaba dardos venenosos contra la incultura en la televisión, la falta de respeto al público y no recuerdo qué otras monsergas que, vistas en retrospectiva, quedan como ramplones disfuerzos para llamar la atención, descargados desde una actitud que, detrás de una careta crítica o aguda, escondía resentimiento y envidia rancias.

En esa década y media de programa farandulero, Magaly Medina se convirtió en una religión para cientos de millones de pobres y desalmados en el Perú entero (mayormente mujeres y homosexuales varones, en todos los ámbitos socioeconómicos y categorías Arellano-style) que, corroídos por la ignorancia -expresada en su ausencia de interés por noticias positivas, programas de calidad y artistas verdaderos- y el afán irracional de creer que la clase se adquiere por tener cosas materiales -dinero, éxito televisivo, carteras de lujo, novios con carro, celulares, ropa de marca, lentes Ray-Ban sobre la cabeza, cirugías, y todo lo demás- entronizaron a la grotesca conductora hasta las más encumbradas alturas de la popularidad chicha.

Y le permitieron crear un imperio que, lamentablemente, hoy se ha extendido hasta dominar círculos sociales y mediáticos que, sin ser la gran cosa en esta Lima huachafa e hipocritona por excelencia, hace apenas 20 años se habrían tapado la nariz de solo escucharla mencionar o verla llegar. Creo que ni en sus mejores sueños y delirios de grandeza, allá en Huacho, la señora Medina puede haber imaginado su foto publicada en las carátulas y secciones sociales de papel couché -como las revistas Cosas, Somos, Ellos y Ellas y así- compartiendo páginas con los corruptos de la política, los empresarios lobbistas de apellido compuesto y los sátrapas sonrientes que llenan Acho cada octubre.

Se dice comúnmente que Magaly TeVe era un "programa de chismes". Sin embargo yo creo que era eso y algo más. Se trató de un contenedor de desechos humanos diario que, bajo las coartadas de la libertad de expresión y el horario para adultos -aunque las 9pm. no es, desde hace décadas, un horario en el que los niños en edad escolar estén precisamente durmiendo- no tuvo límites en su disposición a exponer las degeneraciones, vulgaridades, chabacanerías, delitos encubiertos, carencia de talento, falta de escrúpulos e ignorancias monumentales de toda una generación de hombres y mujeres arribistas, capaces de hacer lo que sea para salir en la televisión. 

Pero no queda ahí. Magaly, personalmente, se encargó de hacerle creer a toda esa masa mentalmente indigente -que no solo está ubicada en los "sectores C, D y E" por si acaso- que esas vulgaridades y groserías eran herramientas de ascenso social, económico y "artístico". Convirtió a las prostitutas en princesas sofisticadas y a los patanes en solteros codiciados. Y convirtió al escándalo callejero de borrachos y borrachas que se pegan frente a las puertas de una discoteca y sus finales de comisaría en noticias de portada, quizás porque casi siempre los protagonistas eran futbolistas, integrantes del elenco de algún programa de televisión, o algo así. Es decir, hizo de los olores a sobaco y pezuña aromas dignos de venderse, como pan caliente, en las tiendas del Centro Comercial Jockey Plaza. Y el rating explotó. Y Canal 9 y sus anunciantes la financiaron. Y lo que es peor, creó escuela.

Todo lo que está pasando actualmente en la televisión nacional -los "segmentos de espectáculos" de Canal 4, Canal 9 y Canal 2, Esto es Guerra, Combate y afines, Amor Amor Amor, Bienvenida la tarde, los "realities", Al fondo hay sitio, Estás en todas y afines- son consecuencia de ese estilo basuralicio que Magaly Medina impuso. Y cuando anunció su retiro de la televisión hace dos años, muchos de ellos tomaron su posta y, decididos a seguir sus enseñanzas, superaron los límites devastadoramente asquerosos que ella había establecido en 15 años y terminaron de convertir a nuestra televisión en el enorme silo sin mantenimiento que es actualmente.

En ese contexto, Magaly Medina regresa a la televisión y, en lugar de aprovechar la oportunidad para rehacer su imagen pública y convencernos de que no es el ser humano monstruoso que algunos pensamos que es, con un desempeño profesional que la muestre como una inteligente y aguda periodista de farándula que ya cruzó la línea de los 50 años y que, por ello, tiene la posibilidad de hacer periodismo ligero, de espectáculos, no digamos que "con clase" pues es evidente y público que no la tiene, pero sí con algo de experiencia -algo que, por ejemplo, su némesis Gisela Valcárcel intenta hacer, sin ningún éxito desde luego- ha salido decidida a revolcarse como chancho en el oscuro lodo que ella ayudó a espesar en esos 15 años previos. 

Con las mismas coartadas -libertad de expresión y horario nocturno- Magaly Medina esparce basura ante la mirada atenta y vacía de millones de peruanas y peruanos que expresan toda la pobreza intelectual, espiritual, emocional y personal de las cuales padecen en sus tweets de felicitación. Son las 8 de la mañana del domingo 12 de octubre y en Frecuencia Latina -la que piensa en grande- están repitiendo, mientras ustedes desayunan con sus hijos, "El Informe Magaly" sobre Milena y Greysy. Y anoche hablaba porquerías, haciendo análisis de desagüe sobre pendejadas con un panel de lujo: Mónica Cabrejos, Guty y Vanessa Terkes, cuyos detalles seguro veremos a la hora del almuerzo. ¿Se puede caer más bajo en la televisión peruana? Cada sábado en la noche, Magaly Medina nos demostrará que sí se puede.

sábado, 4 de octubre de 2014

PORQUE VOTARÉ NULO ESTE DOMINGO 5 DE OCTUBRE...


Porque ninguno de los candidatos me genera confianza:

Luis Castañeda Lossio (Solidaridad Nacional): Aparte del caso Comunicore, que de por sí debería bastar para que no esté en carrera, demuestra en sus (contadas) intervenciones públicas, ya sea en mítines o en las entrevistas complacientes de Beto Ortiz, un absoluto cinismo frente a la opinión de un amplio sector de pobladores limeños que, como yo, no comparten eso del "gran hacedor de obras", mito sostenido en escaleras, hospitales de la solidaridad cuya administración financiera sigue siendo un misterio, y un servicio de transporte masivo -el Metropolitano- que, si bien es cierto es utilizado por mucha gente (que queda pues...) ha pasado por encima del Centro de Lima y de Barranco, de sus calles y vecinos. Aquello de ser el primero en el ranking de los que "roban pero hacen obra" no es más que una prueba fehaciente de la crisis ciudadana que padecemos en Lima y, a juzgar por cómo van las cosas en las regiones y provincias del interior, en el Perú entero. Si Castañeda es elegido este domingo, nada impide pensar que Alan García o Keiko Fujimori podrían serlo en el 2016. Sería el triunfo definitivo de la barbarie y la política del verduguillo. Para quienes tengan hijos pequeños, vayan advirtiéndoles que de aquí a 15 o 20 años, los candidatos podrían ser extorsionadores de construcción civil, de esos que lanzan granadas a locales comerciales en plena luz del día; sicarios que empezaron sus carreras asesinas en el 2014 haciendo reglaje a la reina de Polvos Azules; o excompetidores de Esto Es Guerra, Combate y Bienvenida la Tarde. En los colegios de inicial enseñarán cursos de carterismo callejero y en secundaria practicarán tiro al blanco con armas compradas en el Mega Centro Comercial Las Ramblas de San Juan de Lurigancho.

Susana Villarán de la Puente (Diálogo Vecinal): Voté por ella. Discutí con mis amigos más cercanos defendiendo su aparente carisma y alternativa frente a la corrupción conocida. Sin embargo, desde el comienzo dio señales que animaban las sospechas al arropar y defender a exfuncionarios como Fina Capriata, repudiada en Barranco por los vecinos que, con diversas informaciones y pruebas en mano, la denunciaron públicamente por sus actos como alcaldesa entre 1999 y 2002. Su campaña se basó en promesas de investigar a Castañeda y no pasó nada. Pero a mí, personalmente, se me cayó por tres cosas muy concretas: a) tras el proceso de revocatoria, en que los votantes decidieron salvarla a ella (por poco) y al mismo tiempo, decidieron revocar a sus regidores, ella recontrató a algunos de ellos, como Eduardo Zegarra y Marisa Glave, como asesores externos con sueldazos corregidos y aumentados, b) prometió no ir a la reelección y no cumplió, haciendo una de las campañas más angurrientas que he visto en mi vida, estirando hasta el final su inscripción, sin importar bajo qué símbolo, y cerrando con fotos junto a la gentuza de Esto Es Guerra o Melcochita, y c) por promover, de manera argollera, a personajes como Gustavo Guerra García o Augusto Rey, que no aportan nada y se la llevan fácil. En cuanto a La Parada y el Corredor Azul, asuntos que exhibe como sus grandes éxitos, son cuestiones que, estando relacionadas a temas de urgente acción a los que nadie debe oponerse, fueron hechas a la loca, sin planificación, con fines políticos y electoreros, lo cual ha sido causa de diversos problemas y, lamentablemente, desvirtúan su razón y necesidad reales.

Salvador Heresi Chicoma (Perú Patria Segura): Quizás se trate del candidato más improvisado y patético de los últimos años. Como vecino histórico del último San Miguel, antes de la invasión de los centros comerciales, casinos, multicines y discotecas de mala muerte que permiten el ingreso de menores de edad, jamás entenderé cómo se las arregló este pata para permanecer durante 3 períodos (desde el 2003 hasta ahora) como alcalde del distrito en el que vivo desde los 5 años. Salvo algunas cosas hechas para la cámara, como uno que otro complejo deportivo en el malecón, San Miguel se ha llenado de edificios, muchos de ellos de pésimo diseño que cubren la vista al panorama costero que tanto lo caracterizó, las calles de sus urbanizaciones dan pena y además hay múltiples denuncias -todas anónimas e incomprobables, convenientemente para él, desde luego- de que no cumple con pagarles el sueldo a sus colaboradores, salvo que se trate de amigos, suyos o de sus hermanos. Lo que no es anónimo ni incomprobable es que, en esos 12 años de gestión municipal, pasó de tener una casa común y corriente en la Av. Federico Gallese (casa de su familia), a enormes propiedades playeras, camionetas que usa para asuntos privados y demás, como demostrara la periodista Graciela Villasís, hace algunos años, en Cuarto Poder. Eso sin hablar de sus huachafísimas canciones de campaña y ese permanente intento de figurar como exmúsico de Revolver (un grupo totalmente intrascendente en la historia del rock nacional, por cierto) y amante de los Beatles, afición que llevó al extremo del ridículo al colocar un "monumento" a John Lennon en el malecón sanmiguelino. Luego se hizo tristemente célebre por andar en arrumacos con una comadre de la farándula más chichera y hoy su mejor herramienta de campaña ha sido explotar su amistad colegial con Beto Ortiz, quien lo ha entrevistado más que a ningún otro candidato en este proceso.

Fernán Altuve-Febres Lores (Vamos Perú): Objetivamente, e ingenuamente también, podría ser el que tiene mejor discurso. Algunos dicen que no necesita robar porque, según sus propios dichos y declaraciones, es "millonario". Pero hasta allí debe llegar la visión objetiva e ingenua. Este candidato pertenece a una (actualmente) imaginaria casta oligárquica que le heredó una afición por la investigación y la cultura que los otros candidatos no pueden exhibir. Sin embargo, su defensa cerrada del fujimorismo -por quienes candidateó al Congreso hace tiempo- y de las ideas cavernarias que cada semana salen de boca del Cardenal Cipriani, lo convierten en un personaje sinuoso y oscuro, que podría caer en el juego de la doble cara, las intrigas y el anillo con veneno que tantas veces debe haber leído en sus solitarias veladas de cultivo personal. Adicionalmente, su camino como regidor no fue muy notorio sino hasta los últimos meses en que definió su participación en esta contienda electoral, lo cual no puede ser más que una estrategia de sus asesores políticos y de marketing. Por otro lado, a pesar de poseer algunas características personales que le habrían permitido presentarse como un "outsider" verdadero, sin posturas predecibles y manipuladoras, Altuve se metió de pico y patas en la dinámica politiquera peruana y pasó, de la noche a la mañana, de los análisis sobre Juan de Arona -tema en que es experto- y ser Caballero de la Orden de Malta, a bailar el ras-tas-tas y autodenominarse Huevo Duro. Quizás haya quienes piensen que eso genera confianza. No soy uno de ellos.

Enrique Cornejo Ramírez (Apra): ¿Qué les pasa a los votantes jóvenes y tuiteros de esta ciudad? Cornejo es aprista. Como Alan. Como Velásquez Quesquén. Como Quesada. Como Mulder. Como Del Castillo. Todos ellos -quizás con la excepción de Velásquez Quesquén, que vendría a ser el menos "talentoso" en el uso del español- tienen esa maquiavélica capacidad de decir las cosas de la manera en que la gente de la calle, los periodistas que no aprendieron a repreguntar (o que deciden a cuál personaje repreguntar y a cuál no, que es peor), sus compañeros y amigos quieren escuchar. Hay muchos que denominan esto como "hablar bonito". Pero el término "bonito" es engañoso. No es que estos personajes sean unos literatos, profundos conocedores de nuestra hermosa lengua romance, más bien son como esos charlatanes de la Expoferia de las Américas, capaces de venderte cualquier cosa. Y si eres de carácter débil, memoria frágil y/o manejas poca información de nuestra política reciente, un político aprista, se apellide como se apellide y tenga la edad que tenga, te puede convencer. Antes de votar por un señor solo porque "se parece" a un popular personaje de los Simpson -Flanders, para más señas, por el bigote- acuérdense de esto: Cornejo es APRISTA. Como Alan. Como Velásquez Quesquén. Como Quesada. Como Mulder. Como Del Castillo. 

Los demás: Son demasiados y me generan sospechas sus ambiciones de llegar al poder. No porque crea que ellos consideran posible su triunfo, sino porque su presencia, por minúscula que sea, distorsiona y atomiza el voto, una situación que en primera vuelta quizás no se perciba como problemática, pero que puede estar fríamente calculada para motivar una segunda vuelta, con el respectivo endose de ese voto minúsculo a uno u otro contendor finalista. Quizás la señora Nora Bonifaz Carmona (Somos Perú) se salga de ese perfil pero es obvio que no tiene oportunidad. ¿El resto? ni siquiera recuerdo sus nombres completos o partidos, movimientos, alianzas y demás rótulos. Solo me acuerdo de un señor, pobre, que en el último debate organizado por el Jurado Nacional de Elecciones, dijo que no hacía falta ser MOSTRADAMUS para ver el futuro si salía tal o cual. Hasta ternura me generó...