sábado, 27 de julio de 2013

MARCHAS PACÍFICAS DEL 27-28 DE JULIO: UNA BUENA FORMA DE DEFENDER AL PAÍS EN SU DÍA


El Perú celebra, oficialmente, ciento noventa y dos años de independencia del imperio español, que estuvo metido en estas tierras durante casi tres cientos años. Sin embargo, hoy somos presas de otros tipos de dominación -desde hace bastante tiempo ya-, que tiene el encanto de la complacencia, las luces distractivas de lo que está de moda, el ansia huachafa de pertenecer a las élites que disfrutan del llamado "bienestar", reducido a cuántas cosas, aparatos y tarjetas de crédito llevas encima y las posibilidades de hacer realidad los caprichos que te exige tu familia, generados por avalanchas publicitarias cargadas de modelos de comportamiento y de consumo profundamente insensibilizadores e idiotizantes.

Todo este fenómeno de estratificación socioeconómica que data de, por lo menos, ochenta años atrás, se ha ido deteriorando, al pasar de las décadas, hasta convertirse en una jungla donde nadie se reconoce en nadie, una guerra civil permanente entre quienes defienden el statu quo -por un real sentido de pertenencia a él o por simple pose- y quienes, imbuidos por el sentido de la igualdad, la justicia social y la verdadera libertad, resisten las críticas de aquellos sectores que lo reducen todo a rótulos como "caviares", "rojos", "izquierdas" y demás adjetivos que, con solo ser mencionados, descalifican todo lo que no esté de la mano con el establishment. Y esa guerra civil permanente se libra siempre en desventaja, pues los defensores de la oficialidad inmóvil, que no admite cambios ni cuestionamientos, tiene dos grandes aliados: un gobierno traidor y una prensa cómplice, la combinación perfecta para que las cosas se mantengan como están, beneficiando a unos cuantos y hundiendo en la desesperanza a las grandes mayorías, tanto en Lima como en provincias.

La última prueba de este tándem, que juega en pared para desinformar a la población, está ocurriendo en estos minutos: el mismo colectivo de jóvenes y artistas que salió a las calles, asqueado, por la designación tramposa de Pilar Freitas como defensora del pueblo y Rolando Sousa como presidente del Tribunal Constitucional, se está concentrando en la Plaza Dos de Mayo para la Gran Marcha Pacífica, organizada por diversos gremios de trabajadores y convocada desde hace dos semanas, luego de la exitosa manifestación espontánea que, con el apoyo de las redes sociales, se realizó tras esos infaustos anuncios gubernamentales, hoy desactivados gracias a la protesta popular. Mientras eso sucede, a estas horas de hoy, sábado 27 de julio, gobierno y prensa convencional se únen, por enésima vez, para desprestigiar la concentración.

Mientras que el Ejecutivo sale, con Ollanta Humala a la cabeza, a decir que en el colectivo han detectado la presencia de infiltrados del Movadef (es decir, los que marchan son casi unos terroristas) y niegan las garantías solicitadas por conductos regulares, para salvaguardar los derechos de quienes, libremente, opten por asistir (dejando así, las puertas abiertas para que pase cualquier cosa, detenciones, abusos de autoridad, etcétera), la prensa "informa" acerca de la marcha con titulares como: "La CGTP insiste en realizar marcha a pesar de haber conversado con Primer Ministro" (RPP, El Comercio), sin mencionar, ni siquiera de soslayo, que miles de jóvenes y artistas -los mismos de la protesta anterior- están organizándose de manera estructurada y masiva, a través de las redes sociales (Facebook: Indignados Perú, Twitter: #TomaLaCalle) y que los motivos de estas manifestaciones van más allá de lo que pueda conversarse con un Premier que, a todas luces, está pintado en la pared.

Las marchas de hoy sábado 27 y mañana domingo 28 de julio responden al hartazgo de esas minorías -a pesar de ser miles en todo el Perú, en Lima son solo unos cuantos que, al final, somos castigados socialmente por "las gentitas"- que vemos con claridad la traición de quienes ganaron las elecciones ofreciendo la realización de cambios dramáticos en nuestro país y hoy se comportan tan mal - o peor- que sus antecesores, de quienes decían estar en las antípodas. La venta indiscriminada de los recursos naturales, el entreguismo a las redes empresariales que son los únicos beneficiarios de un crecimiento económico que se reserva el derecho de admisión, los sueldos astronómicos de funcionarios que aumentan cada mes, los ministerios que hacen todo mal (hay inseguridad en las calles, la educación está igual de peor que siempre, los médicos viven en movilizaciones y huelgas, la cultura y los lugares arqueológicos se vende al mejor postor, etc.) y las repartijas, que van desde las conocidas hasta las gollerías de la Primera Dama y su camarilla de ayayeros, han provocado que la gente despierte porque todo, hasta el adormecimiento más denso, tiene un límite. Solo nos toca apoyarlas y esperar que la sangre no llegue al río.

Con autoridades que tildan de "terroristas" a ciudadanos que manifiestan su desacuerdo en las calles, periodistas que se limitan a recitar textos condescendientes y no se compran pleitos de nada que tenga relación con justos reclamos y un gran sector de la sociedad anestesiado por el consumismo dador de estatus social, la juerga, la cerveza, el futbol y la televisión basura; es difícil pensar que dos concentraciones, por multitudinarias que sean, vayan a cambiar las cosas de golpe. Pero quizás, ahora sí, se trate del inicio de algo serio. Quizás ahora sí podamos hablar de una revolución como la que plantea el personaje central de esta novela gráfica-película V for Vendetta (que corre el riesgo de convertirse en una imagen más para polos cool, tipo el Che Guevara o Los Ramones): es preciso darles un 28 de julio que jamás olviden.



sábado, 20 de julio de 2013

RESUMEN DE NOTICIAS: DOS RAYAS MÁS AL TIGRE


En estos días no he podido postear seguido, por falta de tiempo ocasionada por motivos laborales. A pesar de que hay cierta cantidad de personas que me leen con atención, siguen esta bitácora y, de vez en cuando, hasta se animan a participar con sus comentarios, no tengo la suerte -ni el talento, dirán algunos ponzoñosos- de cruzar el umbral del hobbie y convertir Quiero Hablar en una fuente de pingües ingresos. Para mí sigue siendo un sueño de opio aquello de la "monetización" (qué horrible palabra... no?) de mis publicaciones virtuales, tal y como veo que consiguen otros bloggers que escriben sobre asuntos baladíes, lugares comunes, cosas de moda o simplemente tonterías. En fin, como no he posteado de manera regular, les ofrezco estos breves comentarios sobre dos noticias producidas en la última semana, que pintan de cuerpo entero, una vez más, a nuestra vergonzosa clase política. Solo son comentarios sobre acontecimientos que, a pesar de haber llamado la atención de las masas, no son lo suficientemente interesantes como para hacer de ellos un artículo completo. 

LA LUZ VERDE DE CATERIANO: La expresión "me dieron luz verde" es muy común entre empresarios, políticos, futbolistas, lobbistas y dummies cibernecios (parafraseando a Víctor Hurtado) que equivale, sin lugar a ninguna duda, a que "me permitieron pasar", "me aceptaron la propuesta", "me dieron permiso". Y tiene su origen, cómo negarlo, en la simbología de colores de un semáforo, trasladada después al mundo del comercio exterior (el "canal verde" en terminología aduanera significa que el embarque, mercadería, etc., literalmente "puede pasar" o pasó con éxito los controles de la autoridad. ¿Quién te da luz verde?, hablando de educación vial, pues la policía, "el palito de abollar ideologías" como diría Mafalda. Un ente que es superior a tí, en poder de decisión y hasta de conocimiento, sobre lo que más conviene a tu vida pública, de comunidad. En teoría, por lo menos. Te da luz verde tu jefe, tu superior, tu patrón. Aquella persona que gobierna tus pasos al milímetro, aquella persona que decide, de manera irrevocable e irreversible, respecto de lo que tú tienes intención de hacer. Y si te da luz verde es porque te mantenía, hasta ese momento, en luz roja, en stand-by, en compás de espera, en angustiante salmuera. Todo eso se aplica a la luz verde que el ministro de Defensa, Pedro Cateriano, recibió de ese remedo de primera dama, Nadine Heredia, una graduada en comunicaciones de la de Lima que cumplió el sueño de cualquier protagonista de Al fondo hay sitio: pasó de los jeans al vestido de diseñador porque su esposito "ganó las elecciones". Y ahora pasa revista a sus ministros dando órdenes, despachando, soltando las luces verdes según le dicte su mínimo criterio, inflado hasta la náusea por la prensa convencional. Y escuchar a Cateriano decir que esa "luz verde" no era para hacer las compras -algo que además, se escucha con claridad en su audio- resulta, por decir lo menos, patético.

EL TC Y LA DP: César Hildebrandt escribe, con su agudeza y precisión habituales, que importa poco si existe o no una Defensoría del Pueblo o un Tribunal Constitucional, porque al final de cuentas solo se trata de pomposos nombres sin sustancia, cargos ocupados por gente que es incapaz a conveniencia, de manera maquiavélica para hacer que las cosas sigan igual y sacar provecho -económico, básicamente- de ello. Después de la batahola civil producida por la designación -entre gallos y medianoche y a mano alzada- de Pilar Freitas en la DP y de una gavilla de jalados en derecho pero doctorados en el arreglo, liderada por Rolando Sousa, soldado del shogunato fujimontesinista, tuvieron que dar el famoso "paso al costado" -uno de esos insufribles eufemismos de la prensa y politiquería actual- y dejar las cosas como estaban. O sea, en nada. Hasta nuevo aviso seguro. No es la primera vez que nuestros gobernantes y/o congresistas lanzan una de esas decisiones absurdas, creyendo que la gente "no va a decir nada" y luego deben retroceder porque, a pesar de la anomia que nos caracteriza como sociedad, resulta evidente que todo, hasta la conchudez de nuestros políticos, tiene un límite. Las manifestaciones espontáneas organizadas el mismo día de esos despropósitos fueron determinantes para evitar que se consume este atropello, este nuevo atropello, contra el sentido común. Es decir: si Rolando Sousa llega a ser investido como presidente del Tribunal Constitucional -otrora institución conformada por jueces serios, de experiencia, casi como un consejo de ancianos, tomando el lugar de lo que hace muchas décadas, representaba el Senado, tan añorado por Valle Riestra-, el paso siguiente es que Kenji Fujimori sea nombrado Premier y Tongo, ministro de Cultura. El problema es que, como dice Hildebrandt, no importan las instituciones ni sus nombres rimbombantes sino quiénes las ocupan. Y en ese sentido, el panorama sigue igual de oscuro.


domingo, 7 de julio de 2013

PARTIDOS DE EXHIBICIÓN LOS DE ANTES...



Hace una semana se produjo el publicitado "Duelo de Gigantes", partido amistoso de exhibición entre dos equipos de jugadores famosos -en un 60% por lo menos, ya que también hubo algunos nombres "de relleno"- en el Estadio Nacional. Inicialmente, la avalancha publicitaria lo anunciaba como el duelo entre "Los amigos de Messi" y "Resto del Mundo", equipos ficticios cuya principal atracción era, desde luego, el argentino Lionel Messi, considerado el mejor jugador de fútbol del momento. 

Aunque anunciaban que los fondos recaudados por la taquilla iban a ser donados, por más que busqué información en las cientos de notas que pululaban en Internet, no me enteré -por lo menos no a simple vista, algo que en esta época de acceso a la información en tiempo real ya resulta sospechoso- a qué institución se beneficiaría con estos ingresos. Paralelamente al partido, Messi donó no sé qué cantidad a la UNICEF, pero como algo personal según se colige de las informaciones periodísticas. Salvo que me esté confundiendo y esa sea la donación del partido de marras, hasta ahora no me queda claro si esa exhibición es benéfica o es un negocio para alguien más.

A pocos días del show futbolístico, Neymar, este jovenzuelo brasileño de talento sobredimensionado por la prensa deportiva, de poses grandilocuentes pero que hasta el momento no ha ganado nada importante en el fútbol de adultos, confirmó su presencia en el partido de Lima, con lo que el espectáculo pasó de ser "Los amigos de Messi" vs. "Resto del Mundo" a "Los amigos de Messi" vs. "Los amigos de Neymar", para aumentar la expectativa de los fanáticos de ese fútbol moderno que es, más que nada, un negocio de millones de dólares en publicidad, compra y venta de seres humanos al menudeo según unas cuantas muestras de talento emergente y sueldos estratosféricos para personas que solo son, al final de cuentas, deportistas sin mayores capacidades de hacer algo positivo por el mundo -salvo excepciones, desde luego, como el mismo Messi- y que pasan de ser, de un día para el otro, proyectos de jugador a estrellas multimillonarias del jet-set, con todos los desenfrenos y malos ejemplos que ello trae en su comportamiento, inmaduro por naturaleza al tratarse de jóvenes que acaban de cumplir la mayoría de edad.

Pero hablemos del partido en sí, que es en realidad lo que motiva este post. El tema no merece mucha atención en realidad, solo se trata de una idea que me ronda en la cabeza después de ver el encuentro, no tanto por haber sucumbido al condicionamiento de los mercachifles de la publicidad futbolera sino porque no tenía nada más que hacer esa noche. No vamos a discutir que puede resultar interesante ver en la misma cancha a jugadores como quienes nos visitaron, en el marco de una gira de partidos que los lleva por varias capitales de Sudamérica pero al verlos allí, matándose de la risa cuando cometían un error, dándose de palmetazos los integrantes de equipos contrarios y jugando, como quien dice, "a media caña", uno se pregunta si realmente es un partido de exhibición o si el público ha pagado sus costosas entradas -llenando el estadio, dicho sea de paso- para ver calentar a sus ídolos. Un tufillo de estafa ronda mi cabeza desde entonces.

¿Cómo no va a terminar 5-0 un primer tiempo de 30 minutos si el equipo perdedor tiene en el arco a un defensa y de delantero a un arquero? Ver a Marco Materazzi, el rudo defensa italiano que sufriera aquel mítico cabezazo de Zinedine Zidane en la final de un mundial, tapando como un niño de 8 años es francamente patético. O ver a Julio César, uno de los mejores goleros del mundo, corriendo torpemente por el área chica del rival, cuando lo suyo es el área chica propia y lanzando patadas oligofrénicamente, algunas sin siquiera darle al balón -lo cual me hacía recordar algunas escenas de El Chanfle- esa fantástica parodia futbolística del genial Chespirito. Eso no es un partido de exhibición, amigos, es una payasada.

Al margen de que este show haya tenido buenas intenciones o no, creo que el público (por lo menos el que realmente conoce de fútbol) debe haberse sentido algo desconcertado por estos ditirambos, promovidos supuestamente como gracia pero que, en el fondo, tienen elementos de poca seriedad. Yo recuerdo que, cuando era niño, se jugaban partidos de exhibición entre equipos de grandes jugadores, que se llamaban "Resto de América" vs. "Restos del Mundo" y uno podía ver a Héctor Chumpitaz reventando pelotas como cuando jugaba en serio, a Ubaldo Matildo Fillol enfrentándose mano a mano con Karl-Heinz Rumenigge sin hacer concesiones y así. Acá en el "Duelo de Gigantes", cuando Lionel Messi se llevaba a dos o tres defensas, ellos se reían y lo dejaban pasar, y las cámaras de altísima resolución captaban todo eso. La farsa completa.

Es increíble cómo la masa adicta al fútbol-negocio actual respalda esta clase de maromas publicitarias que nada tienen de espectaculares. Insisto en que no estoy cuestionando las buenas intenciones de reunir a jugadores que gozan de riquezas económicas exageradas para lo que hacen, en un contexto de pobreza mundial, y que donen dinero -aunque acá en realidad los donantes son los miles de fanáticos que han abierto sus billeteras para asistir al estadio- pero estos deportistas deberían brindar más de lo que hacen cuando juegan en serio, sin lesionarse por supuesto, para que sea realmente un espectáculo digno de verse, como los de antes.

miércoles, 3 de julio de 2013

LOS NUEVOS LÍMITES DEL "NUEVO" BARRANCO: LAS VERDADES QUE NADIE DICE (POR IGNORANCIA, INDIFERENCIA O POR COMPLICIDAD)

Barranco está abandonado a su suerte, convertido en mercancía al mejor postor, negociada por sus cuatro últimos alcaldes (Capriata, Del Pomar, Mezarina y Vargas) y en patio de fiestas de la nueva aristocracia que piensa que los museos sirven para hacer recepciones y que el distrito solo existe cuando se trata de restaurantes de moda, fotos en secciones sociales de papel couché y demás huachaferías de esta Lima inclusiva que no incluye a nadie. Solo los vecinos tratan de defenderlo, y no claudican en sus esfuerzos a pesar del silencio de la prensa, la clase política y los artistas que tanto se reclaman hijos del Puente de los Suspiros y as Estación. La licenciada Yvette Irán Ubillús Mimbela, vecina barranquina, expone con quirúrgica precisión los problemas que aquejan a su distrito y dice las verdades que nadie dice (por ignorancia, indiferencia o por complicidad)...


LOS NUEVOS LÍMITES DEL "NUEVO" BARRANCO
por Lic. Yvette I. Ubillús Mimbela

Las ciudades crecen inevitablemente, eso es cierto. Cierto es también que con ese crecimiento llegan los cambios que llenan de nostalgia a los que ven modificarse lugares entrañables para dar paso a lo nuevo, a lo “moderno”, a algo mejorado para provecho de la ciudadanía.

Todo eso lo entendemos los barranquinos. No somos pretenciosos, ni resentidos, ni hacemos rabietas porque no queremos ser parte de la ciudad de Lima o no nos interesa la mejora de la capital. Lo que nos indigna hasta la ira es que la impunidad triunfe, que se deprede nuestro hogar en beneficio de unos pocos, que se diga que hay progreso, cultura y respeto por la ecología cuando no es así; que se engañe y se calumnie acerca de la justa protesta de nuestra población haciéndola pasar por intolerante, caprichosa e indiferente, mientras unos cuantos se acomodan en las mejores posiciones del distrito para sacarle todo el provecho posible.


Sabemos que toda Lima colapsa por el tema del tránsito vehicular, ese en el que a todos se nos pasa la vida entre ruidos de claxon y groserías, entre combis y camionetas cuatro por cuatro que compiten por el título de los “más salvajes al volante”. Pero la responsabilidad de todo eso no es de Barranco señores, nuestro pequeño distrito es solo una víctima más de esas autoridades -pasadas y actuales- que con su ineptitud y poca honestidad nunca tomaron decisiones trascendentales para la ciudad y todo lo manejaron al menor presupuesto, el mejor postor y la mayor comisión.

Hoy Barranco les queda en el camino, les estorba, entonces la solución es reducirlo a la mínima expresión, cercenarlo con intencionado cuidado, dejarlo reducido a los nuevos límites que les convienen a los pudientes, que les gustan a los distinguidos. Entonces el nuevo Barranco limita: Por el norte Pedro Osma hasta los museos (MATE y Osma), por el este Grau hasta los restaurantes más conocidos, por el sur hasta el MAC y por el este hasta los acantilados y las playas tomadas por las construcciones ilegales. El resto del distrito es un desfogue, un corredor vial más por donde quisieran hacer pasar todo ese tráfico que les afea sus paseos, sus vistas desde las cafeterías, sus llegadas espectaculares a las alfombras rojas, entre otros; cosa que nunca lograrán porque, de Grau al Malecón, la prepotencia no tiene la facultad de ensanchar calles, crear avenidas; la prepotencia solo sabe mancillar e imponer.

Ese es el nuevo Barranco, el del Museo de Arte Contemporáneo que funge de local comercial para eventos sociales, incluidas bodas rimbombantes, que no se celebran gratuitamente de seguro, y donde las exposiciones no congregan tantos asistentes como la cafetería con ambiente interno y al aire libre dentro de un parque que pagaron los vecinos y que, con el cuento de que iba a impartir cultura, se lo quedaron unos cuantos empresarios influyentes, aplaudidos por nuestros alcaldes, intelectuales y líderes de opinión que no tienen la mínima idea de su valor para Barranco, ni les interesa saber y si lo saben, les da lo mismo. Lo que importa es salir en las revistas Cosas, Hola y Somos, posando con cualquier cosa que cuelguen en la pared o brindando con la socialité.


En el nuevo Barranco, los estudios de televisión invaden las calles, pistas y veredas para su uso permanente, transmitiendo desde las afueras de sus sets, con autorización de la alcaldía que es agradecida durante la transmisión en vivo, mientras todos los pobladores y visitantes de Barranco se enfrascan en un tráfico infernal porque el caos vehicular se multiplica por mil para favorecer las emisiones de los programas más rentables del entretenimiento nacional.

El Barranco de hoy le da la espalda a todo lo que está después de la Avenida Bolognesi, si pudieran lo donarían a Surco para que se hagan del problema del Metropolitano destructor e intocable, ese que los confinó al olvido hasta en los mapas de reordenamiento vial, que los discriminó sin reparos y que le brinda a la ciudad poco alivio en tema de transporte, sobretodo en el tramo barranquino.

Nunca hemos estado de acuerdo con un servicio de transporte público indigno y peligroso, pero advertimos que este no es la maravilla que nos quieren hacer creer, esa maravilla llamada Metropolitano cuyos buses se pueden incendiar en segundos, que viajan atestados de pasajeros, que ni siquiera es rentable para el municipio limeño, que no soluciona la necesidad de transporte de Lima. El Metropolitano es solo menos peor que los demás buses o combis.


En este nuevo Barranco, los acantilados son vendidos porque sí y listo. No se defiende el patrimonio porque demora mucho y seguro nos ganan, así que mejor lo rematamos a los mismos infractores, con lo que el círculo vicioso se hace perfecto. Lo mismo sucedió con las playas, donde no existe la autoridad y reina la diversión sin problemas, ni remordimientos. Todo hasta que ocurra un desastre natural. En ese momento todos se echarán la culpa por la tragedia y finalmente a ninguno tendrá la responsabilidad como en tantos casos de nuestra realidad nacional. En eso se amparan estos alcaldes de quinta, sus regidores incompetentes, los empresarios inescrupulosos que construyen hasta sin piso; en eso se amparan los que hacen muy buena caja con sus locales “de categoría”, esos que tanto ponderan los que se creen ciudadanos del primer mundo, en eso se amparan los que consumen esos servicios y compran esos inmuebles. Pero la factura de la naturaleza no admite coimas, ni arreglos bajo la mesa, solo se cobra cuando llega el día.

Nos acusan de creer que Barranco merece un tratamiento especial cuando no es así, sin embargo nuestro distrito aparece en segundo lugar en las guías turísticas después del centro histórico, es locación de los conciertos de muchos artistas nacionales, lugar de parada obligada para los artistas extranjeros, estudio de grabación al aire libre de comerciales, presentaciones de programas y capítulos de novelas y series. No les vamos a recordar nuestra tradición como distrito cultural para no sonar repetitivos, pero la realidad demuestra que Barranco es un lugar de mucha demanda y si todos esos usuarios frecuentes lo hubieran defendido tanto como lo utilizan y las autoridades hubieran sido inteligentes y honestas lo habrían preservado lo más intacto posible para realce de nuestra ciudad capital.


La verdad es que a nadie le importa, a unos porque están muy ocupados, a otros porque ni se enteran, a otros porque sus problemas les hacen desdeñar las de los demás, existe demasiada indolencia, indiferencia y olvido, de eso se valen todos estos infames para hacer lo que les da la gana. Mientras tanto se apaga la luz de un distrito amigable, que siempre ha dado la bienvenida a los visitantes y ha compartido con todos su belleza, un distrito diverso, ni de pitucos ni de pobres, sino el hogar armonioso de todos sus vecinos.