viernes, 17 de mayo de 2013

YES: INTENSA NOCHE PROGRE EN LIMA


Desde que aparecieron en el ambiente musical, en 1968, Yes dio claras señales de no ser una banda común y corriente. En medio de tendencias anquilosadas para cada década - la psicodelia a fines de los sesenta, el rock duro de los primeros setenta y el punk de los segundos, el pop de estadios y el metal de los ochentas, el grunge de los noventas y el repetitivo post-rock de los 2000s - el quinteto siempre se las arregló para marcar la pauta de un sonido propio y distintivo que, a pesar de encontrarse en los linderos de un género específico (el rock progresivo), conseguía trascender, sobre la base de una destreza instrumental superior a la del promedio, cualquier intento de rotulado. Eso, en sí mismo, constituía una declaración de principios por demás rockera, a contramano de sus críticos - de entonces y de ahora - que suelen tacharlos de pretensiosos y demasiado "académicos" para encajar en la concepción rebelde y anti-todo que se asocia al rock.

Musicalmente hablando, Yes se destacó del resto y muy a su manera, estableció el concepto de lo que debía ser un grupo de rock progresivo, por lo demás un concepto que se expande en la medida de la capacidad creativa e interpretativa de sus principales exponentes. Así, el rock progresivo se presenta como un subgénero del rock básicamente paradójico: elitista, pues no admite la simplicidad y, al mismo tiempo, de límites muy abiertos puesto que, en las mentes y manos correctas, las posibilidades de hacer música compleja y adelantada a su tiempo aumenta de manera exponencial dependiendo de cada grupo. Por eso es tan diversa la paleta de sonidos que, tanto Yes, como los otros grandes nombres del rock progresivo, han producido durante cuatro décadas y que, como comprobamos anoche en el Parque de la Exposición, resiste largamente el paso del tiempo.



EL CONCIERTO

Catorce años después de su primera visita, la banda llegó a Lima con un show en el que tocan tres álbumes fundamentales de su larga discografía: The Yes album (1971), Close to the edge (1972) y Going for the one (1977), en una ambiciosa gira por Latinoamérica y Estados Unidos. Esta gira, intuyo, ha sido programada para presentar en sociedad al nuevo vocalista del quinteto, Jon Davison, un cantante norteamericano que apenas se unió a la banda durante el 2012. Como todos los seguidores de Yes sabemos, en el 2011 se lanzó al mercado Fly from here, vigésimo álbum en estudio, grabado con Benoit David como vocalista, en reemplazo del fundador Jon Anderson, quien se había separado por motivos de salud. Curiosamente, David abandonó la banda poco después, también por problemas físicos y, casi de la nada, apareció Davison a completar el cuadro, convirtiéndose en el cuarto vocalista de la historia del grupo. 

Poco antes de las 9:00pm, el marco del Parque de la Exposición no podía ser mejor: el auditorio, que debe haber albergado a no más de 10,000 personas, lucía repleto y en la atmósfera se respiraba la expectativa de los conocedores. Todos estábamos advertidos de qué iba el show: tres álbumes tocados íntegramente, de principio a fin y en orden. Lo que no sabíamos era cuál abría el show. Luego de unos cuantos minutos de espera, las luces se apagaron y una serie de imágenes de las épocas doradas del grupo, combinadas con las carátulas de los discos, fotos de sus conciertos por todo el mundo y una extraordinaria música de fondo acompañó la aparición de los cinco músicos quienes, entre aplausos, tomaron sus instrumentos con parsimonia. El viaje astral estaba por empezar.

Close to the edge, And you and I y Siberian Khatru abrieron el espectacular derroche de virtuosismo que estos maestros nos brindaron anoche. Casi cuarenta minutos de uno de los discos capitales de la movida progresiva de los 70s (el cuarto en la carrera de Yes), en versiones más prolijas e impresionantes arreglos, que no hacen más que aumentar el impacto que producen. Luego siguieron Going for the one, Turn of the century, Parallels, Wonderous stories y Awaken, del octavo álbum de la banda, que marcó el límite entre el Yes místico y los primeros coqueteos con un sonido más accesible. La tercera y última parte fue para The Yes album, y sus clásicos Yours is no disgrace, Clap, Starship trooper, I've seen all good people, A venture y Perpetual change. Este disco, el tercero de su discografía es, sin dudas, uno de los favoritos del público. Cada pasaje instrumental en cualquiera de estas tres producciones discográficas parece extraído de una dimensión mágica, sobrenatural. Cuarenta años antes de la llamada "nueva era", esa combinación de teclados, bajos retumbantes y guitarras multifacéticas alternadas con bouzoukis y mandolinas ya presagiaban hacia donde iba la música, independientemente de membretes encorsetados y tendencias programadas con fines comerciales. No conformes con este despliegue de musicalidad, el quinteto nos regaló un bonus track: la poderosa Roundabout, tema emblemático de Fragile (1972), otra joya del progresivo británico.



LOS MÚSICOS DE YES: TALENTO A TIEMPO COMPLETO

STEVE HOWE (guitarras, coros): la increíble versatilidad de este guitarrista de 66 años es impresionante. Desde rápidos ataques rockeros hasta finos arreglos clásicos, desde las reminiscencias de country heredadas de Chet Atkins (y perfeccionadas al máximo) hasta ese toque en octavas de pura raigambre jazzística, Howe hace realidad el sueño de cualquier aspirante a guitarrista: ser capaz de llenar cada segundo del espectro musical con notas precisas y claras. Su arsenal de instrumentos incluye mandolinas, bouzoukis, guitarras acústicas, Fender eléctricas y la imponente steel guitar con la que decora cada pasaje instrumental elevándolo a la estratósfera. Un genio que ingresó a la banda en 1970 y le cambió la cara por completo y que sigue asombrándonos con su toque único. Momentos clave: el solo de steel en And you and I, todo en Yours is no disgrace y particularmente, Clap (hubiera dado lo que sea para que la tocara dos veces). El solo final de Starship trooper fue sencillamente apoteósico.

CHRIS SQUIRE (bajos, coros): la columna vertebral de Yes. Hay personas que no pueden faltar en una banda y ese es el caso de este portentoso bajista, el único integrante de la banda que ha estado presente desde su fundación. El tono profundo y la distorsión aplicada a sus clásicos instrumentos Rickenbacker son parte fundamental del sonido del quinteto. Y su presencia escénica se mantiene inalterable a pesar de que luce un tremendo sobrepeso, tan diferente a como se veía en los lejanos 70s. La naturalidad con la que acomete su función rítmica y la capacidad para entrar y salir de las líneas melódicas lo han convertido en una leyenda viva del bajo. Momentos clave: las armonías vocales en Awaken, Wonderous stories y Yours is no disgrace. El bajo de tres mástiles en Awaken en los que combina afinaciones y efectos. La intro a la última sección de Starship trooper, en la cual se pasea delante del público llenando el aire con largas y profundas notas graves, que parecen capaces de hacer estallar el escenario.

ALAN WHITE (batería): cuando llegó a la banda en 1973, con la difícil misión de reemplazar a Bill Bruford en las baquetas, White ya había demostrado su potencia rockera como miembro de The Plastic Ono Band de John Lennon. Y mientras Bruford se convirtió en un aventurero baterista con tendencial trabajo individual - en paralelo a su trabajo con King Crimson - White se hizo miembro estable de Yes hasta la actualidad, imponiendo su sentido del ritmo y su pulso vital inconfundible. Hoy, armado de baterías electrónicas, le pega con menos fuerza pero mantiene los tiempos de una forma sorprendente, tomando en cuenta que ninguna de las canciones de los tres álbumes interpretados anoche están escritas y arregladas en tiempos únicos. Lo que hace Alan White con la batería no es convencional, es casi como si estuviera pulsando las teclas de un piano, instrumento que, dicho sea de paso, también toca. Momento clave: la intro de Yours is no disgrace, el final apoteósico de And you and I y la sección media de Roundabout.



GEOFF DOWNES (teclados): Yes ha tenido seis tecladistas. De todos ellos, el más recordado es Rick Wakeman. Pero Downes tiene su propia historia con el grupo y con el rock progresivo en general. Antes de reemplazar a Wakeman para la grabación del álbum Drama, Downes (y su socio Trevor Horn) se habían hecho famosos gracias al tema Video killed the radio star, que grabaron juntos como The Buggles. Después de Drama - que contuvo dos clásicos de Yes, Tempus fugit e Into the lens - Geoff Downes participó en la formación del supergrupo Asia junto a Steve Howe, John Wetton y Carl Palmer. Tres décadas después de su primer paso por Yes, Downes fue convocado nuevamente, esta vez para reemplazar al hijo de Rick Wakeman, Oliver, y participó en las grabaciones de la última placa del quinteto, Fly from here. Momentos clave: Close to the edge, Turn on the century y la sección media de Wonderous stories. Un grande de los teclados.

JON DAVISON (voz): la sorpresa de la noche. El timbre de voz de Anderson, que parecía casi irreproducible (tanto Trevor Horn como Benoit David intentaron copiarlo sin éxito), es replicado prácticamente a la perfección por el nuevo vocalista. Pero el parecido no se limita al aspecto vocal. Davison se asemeja físicamente al Anderson del período 1973-1977, sus desplazamientos en el escenario son bastante similares y para colmo, se llama también Jon y su apellido puede relacionarse al del mítico vocalista y compositor. Además, demostró suficiente carisma para no pasar desapercibido por tener detrás suyo a tremendos músicos, y se metió al público al bolsillo desde el principio del show. Momentos clave: Going for the one, I've seen all good people y Roundabout.

viernes, 10 de mayo de 2013

DÍA DE LA MADRE: PUBLICIDAD INVASIVA Y DESNATURALIZADORA


"Todos tienen una madre, ninguna como la mía" canta la voz edulcorada de Leo Dan. "Esa flor que está naciendo... todo eso se parece a mi mamá" entona Palito Ortega, el personaje más nefasto de la cultura musical argentina y latinoamericana, según Daniel Ripoll, editor de la mítica revista argentina de rock, Pelo. En las radios de música en español nos embotan con Amor eterno (Juan Gabriel), Madre (Pimpinela & Maradona ¿¿¿???), y otros títulos más, en donde la madre es enaltecida hasta niveles sobrenaturales. 

En la televisión nos saturan de imágenes con fondos rosados, madres ultra nice que sirven desayunos opíparos, que llaman por teléfono a sus hijos en la universidad, que se emocionan al recibir un carro, una tablet, un pantalla plana, como regalos. Todo por su día. Los canales de cable anuncian películas que giran en torno a la madre, novelas, capítulos de series cómicas, etc. Mientras tanto la realidad, como siempre cuando se trata de publicidad dirigida a aumentar las ventas de todas las tiendas y productos imaginables durante mayo, es totalmente diferente:

Hay madres que abandonan niños de tres días de nacido en los pasillos de INABIF. Hay adolescentes que, desesperadas, tiran a los hijos que no quisieron tener en basureros. Hay señoras que, en contextos de supuesta "normalidad", exponen a sus retoños al peligro dejándolos en manos de desconocidas, encargándoles su crianza para que ellas puedan seguir yendo al "gym". Los embarazos no deseados, el abuso infantil infringido de madres a hijos(as), los crímenes por envenenamiento, la irresponsabilidad de tener hijos por doquier que terminan convertidos en delincuentes infantiles o muertos, víctimas de un incendio del cual no pudieron escapar por estar encerrados, las adolescentes que se caen de borrachas en las discotecas de Asia mientras su jóvenes y sofisticadas madres comen sushi en San Isidro es el otro pan de cada día desde Las Casuarinas hasta San Juan de Lurigancho, desde Ventanilla hasta San Borja. ¿A esas madres también hay que cantarles todo eso? ¿también hay que darles una tablet para que trabajen menos y se vacilen más, como dice el comercial protagonizado por ese odioso personaje de Al fondo hay sitio?

No tengo nada en contra del Día de la Madre pero sí me rebela profundamente la huachafería y el irritante consumismo que cada año se apodera de nuestra sociedad en fechas como esta. Particularmente porque este es un país en el cual los ejemplos de madres buenas son cada vez menos, a ambos espectros del entramado socioeconómico: desde los tristes casos de madres solteras o menores de edad que, carentes de información y apoyo, se deshacen de sus hijos impunemente hasta las enormes cantidades de mamás Marca Perú que, insertas en el boom económico ilusorio, pretenden que tener hijos es como tener un Smartphone nuevo o que el ideal es que su hijo tenga Twitter y miles de seguidores (como la tarada de Shakira), la distorsión promovida por la publicidad y la angurria comercial es desnaturalizadora e invasiva.

Prefiero recordar que también hubo madres dulces (como la mía) y que por ahí están, incapaces de exigir un televisor de 40" en su día. No está mal querer hacer regalos, el problema es cuando te hacen creer que tu felicidad - o la valoración de tu cariño - dependen de ello. Y eso es lo que consiguen todos estos mercachifles marketeros. Y prefiero escuchar canciones como esta:


miércoles, 8 de mayo de 2013

RINGO STARR EN LIMA: ¿Y SUS ALL STARR? ¿QUIÉNES SON?


En todos los diarios se ha confirmado la noticia: por primera vez, el mítico baterista de The Beatles, Ringo Starr, visitará Lima en noviembre de este año, junto a la décima segunda versión de la All-Starr Band, un proyecto que él lidera desde 1989. Básicamente, lo que hace Ringo es reunir a destacados músicos de los 70s y 80s - muchos de los cuales crecieron escuchándolo a él, durante sus años dorados en el cuarteto de Liverpool - con los que ofrece un repertorio conformado por las canciones de The Beatles que él cantó originalmente, temas de su discografía como solista (que ya pasa los 15 álbumes) y éxitos de las bandas a las que originalmente pertenecieron sus acompañantes de ocasión. Más que un supergrupo (entendido como un grupo nuevo formado por ex integrantes de otras bandas, qe se juntan para crear música nueva), Ringo Starr & His All-Starr Band es una invitación a disfrutar de un show de lujo, con canciones que todos conocemos y admiramos, una cita con la nostalgia y la oportunidad de ver sobre el mismo escenario a músicos de primera clase, que por derecho propio forman parte de la historia del rock. Tenemos muchos meses para hablar de la importancia de esta visita: Ringo Starr es, junto a Paul McCartney, lo único que nos queda de la magia beatlesca. Pero como ninguna nota de las que he visto da detalles respecto de quiénes llegan a Lima junto a Ringo Starr, aquí les ofrezco un breve repaso de cada uno:


GREGG ROLIE (teclados, voz): quienes hayan visto la película Woodstock 1969, recordarán la poderosa versión de Soul sacrifice de Santana. Rolie es el tecladista que hace vibrar a aquel órgano Hammond B-3 en el festival musical más famoso de todos los tiempos. Gregg Rolie perteneció a la banda de Carlos Santana entre los años 1966 y 1972 y grabó la voz original en temas clásicos del guitarrista mexicano como Evil ways, Black Magic woman, Everything's coming our way, entre muchas otras. Posteriormente, fundó junto al guitarrista Neal Schon (otro ex Santana) y el bajista Ross Valory el grupo de rock instrumental Journey, con el cual lanzó excelentes discos entre 1975 y 1981. Su lugar fue tomado por Johnatan Cain, para la segunda etapa del conocido quinteto norteamericano, ya con el vocalista Steve Perry al frente. En los 90s formó parte del proyecto Abraxas Pool, que reunió a los músicos de la banda de Santana en sus primeros años: Rolie, Schon, Mike Carabello (congas), Michael Shrieve (batería), José "Chepito" Arias (timbales) y Alphonso Johnson (bajo), el cual lanzó un extraordinario álbum titulado Abraxas pool, en 1997.




TODD RUNDGREN (guitarra, bajo, teclados, voz): ya sea como solista o como líder de la banda Utopia, Todd Rundgren consolidó su figura en los 70s como uno de los artistas más talentosos y prolíficos de esa década. Compositor, cantante y multi-instrumentista, Rundgren se desarrolló con naturalidad tanto en el soul, el rhythm & blues y el pop radial (en sus discos como artista solitario), en el rock progresivo, el hard rock, el glam y el new wave (en la camaleónica discografía de Utopia) y por si fuera poco, como uno de los productores más respetados y solicitados de la industria musical. Sus créditos detrás de las consolas figuran en las producciones de artistas diversos, desde New York Dolls hasta Cheap Trick, desde Hall & Oates hasta The Psychedelic Furs, desde Grand Funk Railroad hasta Bad Religion. Su trabajo más reciente es como vocalista/guitarrista de The New Cars, la nueva versión del clásico quinteto ochentero The Cars, conformada por él, su compañero de Utopia, Karim Sulton (bajo), Prairie Prince (batería), junto a Elliot Easton (guitarra) y Greg Hawkes (teclados), fundadores del quinteto liderado originalmente por Ric Ocasek.




STEVE LUKATHER (guitarra, voz): ¿quién no ha escuchado Toto? Lukather es el único miembro fundador que aun forma parte de esta famosísima banda norteamericana. Como guitarrista de sesión ha trabajado en más de 1,500 discos de reconocidos artistas a lo largo de cuatro décadas (desde Aretha Franklin y Michael Jackson hasta Boz Scaggs y Warren Zevon), un trabajo que inició antes de integrarse al proyecto del tecladista David Paich y los hermanos Steve y Jeff Porcaro - todos reputados músicos de estudio - que finalmente se transformaría en Toto. Desde 1989, Steve Lukather inició una prolífica carrera como solista, haciendo discos en los que desplegaba aun más su extenso rango de posibilidades como guitarrista de rock, hard rock y jazz, alternando producciones en las que cantaba con otras netamente instrumentales. A comienzos de la década del 2000, lanzó un álbum en vivo junto al guitarrista Larry Carlton, con el sello Favored Nations de Steve Vai. Considerado uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, Steve Lukather también se mueve con facilidad en el terreno de la fusión, como puede apreciarse en la discografía de Los Lobotomys, proyecto que armó en los ochentas.




MARK RIVERA (saxo, flauta, clarinete, guitarra, coros): este músico neoyorquino de ascendencia latina es mayormente conocido por ser miembro estable de la banda de Billy Joel desde 1982 hasta la actualidad. Sus solos más destacados se pueden escuchar en las versiones en vivo de clásicos del pianista norteamericano como You may be right, Just the way you are o New York state of mind. Paralelamente ha desarrollado una intensa carrera como músico de sesión y de giras, acompañando a grandes de la música como John Lennon, Elton John, Simon & Garfunkel, entre otros. Fue integrante de Foreigner durante la primera mitad de los ochentas. Escribió y tocó los arreglos de metales para el álbum So (1986) de Peter Gabriel - escuchar los temas Sledgehammer y Big time como ejemplos de su trabajo. Aunque su especialidad son los instrumentos de viento (en los conciertos de Billy Joel se le aprecia tocando saxos, flautas y clarinetes con absoluta tranquilidad), también es funcional con las guitarras, teclados y percusiones. Es el músico que más veces ha participado en The All Starr Band de Ringo Starr, proyecto al cual se unió en 1995.




RICHARD PAGE (bajo, voz): conocido mundialmente como integrante de la banda ochentera Mr. Mister, la voz de Richard Page se escucha permanentemente en las radios gracias a la vigencia de los temas Kyrie y Broken wings, ambos de su segunda producción discográfica Welcome to the real world, lanzada al mercado en 1985. Antes de fundar Mr. Mister, junto a Pat Mastelotto (batería), Steve Farriss (guitarra) y Steve George (teclados), Page había trabajado como músico de sesión en grabaciones de importantes nombres de la industria discográfica norteamericana como Quincy Jones, Donna Summer, Barbra Streisand, Kenny Loggins, Al Jarreau, entre otros. Incluso recibió propuestas para reemplazar a Bobby Kimball como vocalista de Toto y a Peter Cetera en Chicago, pero desestimó esas ofertas en aquel momento, para dedicarse a su propia música. Aunque Kyrie y Broken wings fueron ambos número 1 en todo el mundo, la carrera de Mr. Mister no se extendió durante mucho tiempo. Desde 1990 hacia adelante, Page se concentró en su trabajo como músico de estudio. Es la segunda vez que integra la All-Starr Band de Ringo.




GREGG BISSONETTE (batería): en el universo del heavy metal producido en los EE.UU. Gregg Bissonette es una leyenda. Junto a su hermano menor, Matt, han conformado una de las secciones rítmicas más respetadas de la era glam-hair-metal. Sus padres también fueron músicos, lo cual les dio el ambiente ideal para su desarrollo. Gregg, que estudió música en la universidad de Texas, ganó experiencia como miembro de una de las primeras formaciones de Los Lobotomys, el proyecto de jazz fusión que también involucró a Steve Lukather de Toto, pero saltó a los reflectores cuando David Lee Roth lo reclutó para la banda que armó luego de su salida de Van Halen. En esos años (1986-1989), Gregg salió de gira mundial con Lee Roth, Steve Vai (guitarra) y Billy Sheehan (bajo), una de las formaciones más aclamadas de heavy metal de entonces. Él y su hermano permanecieron en la banda del carismático cantante hasta los primeros años 90s. Gregg Bissonette ha participado en infinidad de proyectos de hard rock, jazz fusión y ha lanzado diversos videos de instrucción para bateristas.

lunes, 6 de mayo de 2013

JAVIER DIEZ CANSECO CISNEROS: EJEMPLO DE RECTITUD Y CONSECUENCIA


Jamás me cansaré de repetirlo: admiré y admiro mucho la figura de Javier Diez Canseco. No tuve el placer de conocerlo en persona pero siempre consideré que, por encima de rótulos y colores políticos, su coherencia en la defensa de ideales universales como la justicia, la honestidad y el respeto a las minorías y su actitud frontal frente a la miasma que, desde mediados de los 80s - de la mano con el primer gobierno aprista - fue gangrenando a la clase política peruana, sin caer en dobleces ni arreglos por debajo de la mesa, lo convirtieron en símbolo de aquello que hoy brilla por su ausencia: la claridad en el argumento, la valentía frente a las mafias que todo quieren ocultar y la sencillez de alguien que lo pudo tener todo (educación, vida cómoda, complascencias de todo tipo) y decidió, por opción personal, trabajar del brazo con "el pueblo" (yo prefiero decir "la población"), el verdadero, el que nunca es escuchado cuando se queja, el que nunca aparece en las páginas sociales de ninguna publicación, el que nunca aceptaría facturar millones pisando las cabezas y los derechos de los demás.

Sentí mucha pena ayer por la tarde, cuando me enteré de su muerte, una víctima más de esa maldita enfermedad que parece tener una obsesión por llevarse a los mejores, a los que hacen falta, a los imprescindibles como decía Bertolt Brecht. Y me arrepentí de no habérmele acercado, las dos únicas ocasiones que lo tuve cerca, para decirle que lo admiraba: la primera, sentado a unas cuantas mesas de distancia del Haití, a finales de los 90s. La segunda, hace relativamente poco tiempo, cuando salía del local de Derrama Magisterial, al que había ido yo pensando que había un concierto cuando se trataba de una reunión entre dirigentes de izquierda con representantes del magisterio peruano. Sentí pena y mucha rabia, como dice el periodista César Hildebrandt en un breve pero sentido homenaje que publicó hace unas semanas, porque con Javier se fue la última esperanza para quienes aun creemos que se puede dar batalla a los Alan García, a los Fujimoris (Alberto, hijos y súbditos), a los Carlos Bruce, a los tránsfugas de ideologías reversibles, a los dictadores del empresariado chusco y discriminador, a la prensa que defiende intereses privados, a las gentitas de la marca Perú.

Javier Diez Canseco, siempre al pie del cañón, demostró con su propia existencia que eso de la discapacidad es, cuando se tienen las oportunidades de chico y la inteligencia de grande, más que una desventaja, una razón para convertirse en mejor persona. Escucharlo hablar de política, desde una óptica culta y orientada a la justicia social - óptica que, con su muerte, ha desaparecido por completo - era un placer porque la retórica y el adorno engañoso no tenían preeminencia sobre la denuncia, sobre el cuestionamiento y la agudeza que desnudaba los enjuagues y las cuestiones "diplomáticas" que impedían llamar al ladrón por su nombre. Y escucharlo (o leerlo) hablar de cine, de música o de literatura era una demostración de que la cultura, ese bien inasible para tantas personas que reemplazan el cerebro y el espíritu por un Blackberry o una 4x4, era el sólido trasfondo que le permitía tener siempre los ojos muy abiertos y respetar, hasta las últimas consecuencias, el compromiso asumido por defender a quien necesitaba realmente ser defendido, y no a quien después podía devolverte el favor con un cargo sobre remunerado, con una comisión de varios ceros a la derecha o con una sentencia con sabor a complicidad.

También sentí orgullo de que su familia dejara de lado las hipocresías a las que estamos acostumbrados e impida el ingreso al velorio de un arreglo floral del impresentable ese de Víctor Isla, un ignorante que preside el Congreso cuando debería estar cobrando pasajes en una combi, y que envía eso para "quedar bien" luego de que, semanas atrás, apoyara la no reincorporación de Javier Diez Canseco al hemiciclo del que fue injustamente sacado por venganzas políticas de última calaña. Debieron lanzarlo a la pista para que el tráfico lo destrozara, porque sus empleados, lo más probable, es que lo hayan recogido para cambiarle la tarjeta y enviarlo a otro velorio, cosa que así no se pierde lo gastado. Así de canallas son estos. Y encima, en la mañana, Carlos Bruce se atrevió a criticar esa actitud respetable de la familia, que no hace sino honrar la rectitud y la consecuencia del perfil que siempre ha mostrado en su prolongada vida política. 

Solo quiero terminar este homenaje, que se úne a los artículos, posts y pensamientos de miles de anónimos (además de algunos respetables miembros de la prensa libre, amigos de toda su vida y camaradas de ruta) diciendo algo por lo cual seguramente tendré que rendirle cuentas a Dios, cuando llegue mi hora: ¿por qué el cáncer se llevó a Javier Diez Canseco, que entregó su vida a tratar de hacer algo bueno por el país y no se lleva a Alan García Pérez, que se dedica a pensar cómo seguir robándole más al Perú?

viernes, 3 de mayo de 2013

R.I.P. JEFF HANNEMAN (1964-2013)


El mundo del metal está de luto: Jeffrey John Hanneman, guitarrista y fundador de Slayer, falleció ayer a los 49 años, de una grave enfermedad hepática. Hanneman, de estilo feroz y extremadamente técnico - aunque aseguró siempre haber aprendido solo a tocar - fue además compositor de temas clásicos del período más creativo y oscuro del cuarteto que formó en 1981 junto a Kerry King: Die by the sword, Mandatory suicide, South of heaven, Seasons in the abyss, War ensemble, Raining blood, Angel of death, entre otros. Sus solos, considerados como salvajemente caóticos y de genio retorcido, marcaron el sonido a menudo cacofónico, que caracteriza a su banda. Lamentablemente, Jeff Hanneman no pudo estar con Slayer en su única visita a Lima, pues ya para entonces (año 2011), su salud lo había obligado a retirarse, en ese entonces se creía que temporalmente, de las giras. Su lugar fue ocupado por Gary Holt, guitarrista de Exodus, viejo camarada de los años dorados del thrash norteamericano. Hoy se reconoce su peso e influencia en el mundo del género metalero. Su actitud en escenario, sus letras influenciadas por su afición a la imaginería nazi (su padre fue soldado en la Segunda Guerra Mundial), y su inagotable energía estarán ahora en el lugar donde otros grandes músicos descansan... Esta versión de Angel of death (del recordado disco Reign in blood de 1986) es del DVD War at the warfield