jueves, 27 de enero de 2011

ASÍ DEBERÍAN SER...


Después de revisar detalladamente las listas de candidatos al Congreso de TODOS LOS PARTIDOS y movimientos oportunistas que están en pugna en esta campaña presidencial, he llegado a la conclusión de que estaríamos mejor si los destinos del país en los próximos cinco años los decidieran 120 de estos simpáticos orangutanes...

Y como no siento la necesidad de escribir nada más al respecto, porque como toda la vida la ciudad ya está infestada de carteles con sonrisas falsas y los noticieros pierden su tiempo hablando de Castañedas, Keikos, Kuczinskys, Toledos, Humalas, Apras y etc. de personajes que engañan, prometen y mienten (además de toda esa galería de payasos que van a ser los próximos "legisladores" y cuando digo payasos no solo me refiero a los faranduleros o las voleibolistas), prefiero publicar este artículo de Marco Sifuentes, en el que dice muchas cosas con las cuales coincido...

"HAY UNA VOLEIBOLISTA EN MI SOPA
por Marco Sifuentes

El Angelito del Once, la ex de Ricky Tosso, Pepe Vásquez, Julio Andrade, Brad Pizza, Daysi Ontaneda y media selección de vóley. Las listas de candidatos al Congreso parecen el casting para algún reality de Gisela o la pauta de un programa periodístico dominical y quizás ese sea el problema. ¿Es culpa de los partidos, del sistema o de los electores que demandan una oferta farandulera en su política?

– Antes de continuar, sorprende ver que algunos medios, escandalizados por la magalización de la campaña, sigan recurriendo a Martha Hildebrandt para comentar el bajo nivel de los candidatos. “La Constitución tiene la culpa, porque no establece ningún requisito para ser congresista”, dice Hildebrandt alimentando la vieja idea demagógica de que se tiene que establecer una barrera profesional para entrar al Congreso.

– La monserga más insistente es aquella que exige que se impongan requisitos a los candidatos, como tener títulos universitarios o ser profesionales de tal o cual carrera. Lo cierto, es que precisamente congresistas como Hildebrandt son ejemplos de lo inútiles que serían esas barreras. La señora lleva los últimos diez años durmiéndose en el Congreso, bien arropada por sus múltiples títulos y chapitas. Una curul perdida para el país. Y, por otra parte, un repaso a los escandaletes congresales de los últimos cinco años revelará que todos los legisladores involucrados en alguna denuncia tienen su título profesional (aunque sea de Alas Peruanas).

– Es interesante notar que, salvo Susy Díaz, ningún miembro de la farándula ha conseguido entrar al Congreso. Si seguimos la tendencia de las últimas dos décadas, solo dos nuevas especies mediáticas lo consiguen: los dirigentes futboleros (Alfredo Gonzales, Juvenal Silva, José Mallqui) y las voleibolistas (Cecilia Tait, Cenaida Uribe, Gaby Pérez del Solar). El arrastre popular de Chollywood está sobrevalorado.

– ¿Recuerdan cuando PPK dijo que los que se oponían al TLC venían de los Andes porque allá arriba no había oxígeno? Una teoría similar circuló acerca de los votantes de Humala en el 2006, pretendiéndose establecer una correlación entre inteligencia (a la hora de votar) y posición social. Sin embargo, la congresista más votada por el sector A/B en esa elección fue nada menos que Gabriela Pérez del Solar. Así, la voleibolista inolvidable se convirtió en la congresista que nadie recuerda. Un fantasma en los últimos cinco años.

Milagros Campos, constitucionalista y politóloga de la PUCP, me explica que en el 2006 –con una valla del 4%– fueron 12 los partidos que entraron al Congreso y aseguraron su sobrevivencia. Fueron 7 las listas que pasaron la valla, pero muchas de esas 7 eran alianzas pegadas con babas y que contenían varios partidos. Así fue, por ejemplo, que Cambio Radical sobrevivió a la purga de la valla a pesar de ser, según confesión de José Barba, “el partido más pequeño del mundo” (que incluía, al momento de dicha declaración a Jaime Bayly y su abogado Enrique Ghersi). Gracias a la trampa de las alianzas, Cambio Radical sigue vivo hasta ahora y es capaz de postular a Donayre, Brad Pizza, Kouri, Daysi Ontaneda y Giampietri al Congreso.

– Otro partido que sobrevivió bajo la alianza de Unidad Nacional fue Solidaridad, ahora reconvertido en repositorio de tránsfugas de todo pelaje (ex fujimoristas, ex humalistas, ex toledistas). Este año, Solidaridad va en alianza con Cambio 90 y UPP, que ya no son partidos sino franquicias, y cuya existencia estará garantizada cinco años más (al término de los cuales buscarán otro anfitrión para parasitar y seguir en el negocio).

– Ahora la valla se ha elevado a 5%, pero Campos calcula que –aunque seguramente ingresen menos agrupaciones que antes– nuevamente una docena de partidos sobrevivirá a la purga, gracias a la fachada de las alianzas. La valla no habrá cumplido su función de “depurar” la sobrecargada oferta partidaria.

– ¿Y ahora quién podrá salvarnos? ¿Una regulación más estricta de las alianzas, una fiscalización estricta del JNE, abolición del voto preferencial? Todo eso, sí, quizás otras cosas. Nadie tiene la fórmula. Lo importante es que el susto de estas listas de candidatos nos sirva de motor para empezar a discutir algunas reformas. Y hagámoslo ya, antes que los encargados de discutir estas reformas sean Brad Pizza, Julio Andrade y el Angelito del Once.

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