domingo, 29 de marzo de 2009

IRON MAIDEN EN LIMA

Créditos de la foto: JRS y RV... gracias totales!!!
Desde que quiero hablar empezó su camino en el mundo de los blogs, nos prometimos evitar la publicación de nuestras fotos personales, debido a que este espacio pretende dar prioridad a todo aquello de lo cual se nos ocurra hacer un comentario, dar una información de calidad, exponer un punto de vista o contar una experiencia significativa y que de una u otra forma, genere una corriente de pensamiento, una reflexión o simplemente un buen rato. Pero esta vez se impone una excepción a la regla.

Como amante de la buena música y asistente regular a los conciertos que desde hace unos años se están produciendo en nuestra ciudad, he reconocido en cada uno de ellos una parte de mi vida, una conexión con mi sensibilidad. Pero nunca tan de cerca como en esta ocasión.

Asistir al concierto de una banda a la que uno ha admirado durante décadas es casi una experiencia mística, y tener acceso a cada momento de su estadía entre nosotros resulta mucho más impactante. El de la foto soy yo, en la puerta del Ed Force One, el impresionante Boeing 757 de la compañía británica Astraeus en el que llegó Iron Maiden, minutos después que el sexteto encabezado por el capitán de la nave y cantante del grupo Bruce Dickinson, descendiera en el Jorge Chávez la tarde del miércoles 25. De vez en cuando la vida nos ofrece ocasiones únicas e irrepetibles y esta fue, sin lugar a dudas, una de ellas.

Lo que ocurrió la noche del jueves 26 de marzo en el Estadio Nacional no fue solo un concierto. Fue un verdadero shock emocional, de reencuentro con un pasado más plácido en el cual las preocupaciones desaparecían al final de cada día y a la vez, una compensación de la vida frente a los golpes que ocasionalmente nos da.

Más que una "bocanada de aire fresco", conocida frase hecha comúnmente utilizada para describir esta clase de momentos, lo que nos brindó Iron Maiden fue un intenso huracán de talento, vitalidad y energía. Una onda expansiva que aún hoy, tres días después, es capaz de impulsar los engranajes de quienes tuvimos la suerte de asistir superando obstáculos de todo tipo, concientes de que íbamos a ser parte de una élite privilegiada, que trasciende las expectativas, los gustos y las capacidades de entendimiento del resto.

Lima está convirtiéndose en plaza elegible para los grandes músicos del mundo. Y más allá de que unos cuantos se cuelguen de esto para considerarlo un factor de desarrollo (lo cual es, desde luego, una falacia), el público limeño está demostrando una cultura musical mucho más amplia de lo que el común de los empresarios pudo suponer en épocas pasadas.

En tiempos en que asistimos al desvergonzado y alevoso copamiento de ondas radiales y televisivas por parte de conjuntos pseudo-musicales que fomentan los aspectos más negativos, degradantes e informales de nuestra cultura popular valiéndose de un género alegre y antaño bien interpretado como la cumbia, observar que una multitud de más de 35 mil personas se conduce con orden, respeto y admiración delante de sus ídolos es un motivo más para sentir orgullo de cultivar la pasión por un género como el rock y en particular el heavy metal, echando por tierra prejuicios y ninguneos de toda clase.

Y a pesar de que parte de esa informalidad, cargada además de una ignorancia afrentosa incapaz de distinguir entre una cosa y otra, también se hizo presente la noche del jueves, impidiéndonos disfrutar de la pirotecnia y la parafernalia de efectos especiales que la banda inglesa quiso ofrecernos, Iron Maiden demostró sobre el escenario por qué sigue siendo una de las bandas más queridas y sorprendentes de la escena musical contemporánea.

Después de la tercera canción, Dickinson, con una cordialidad propia de su idiosincracia, pidió disculpas por los "problemas técnicos" que no los dejaron utilizar sus explosivos y el público respondió con un rugido estentóreo que significaba "no importan los fuegos artificiales, gracias por venir!!!". Establecido el diálogo entre artista y público, lo que siguió fueron dos horas de emocionante virtuosismo y frenesí metalero. Lo cual no quita que hagamos hincapié en el enorme descrédito que este impase le produce a nuestro país como escenario de artistas consagrados.

Países vecinos como Ecuador, Venezuela, Colombia, entre otros, no pusieron ninguna traba para la realización del espectáculo y tomando en cuenta que se trataba de uno de los principales argumentos de venta del concierto, deja un inoportuno borrón en el curriculum de nuestra ciudad y su actitud ante espectáculos como estos que son trabajados al máximo detalle, respetando leyes y medidas de seguridad que garantizan su éxito en cualquier plaza del mundo. Sería bueno que la organización buscara hacer un deslinde y determinar exactamente cuál fue la instancia (la Municipalidad, la Aduana, la Discamec...) que produjo este inconveniente burocrático.

Pero mejor volvamos a lo nuestro. La algarabía del respetable crecía canción a canción y los músicos no dieron espacio al respiro. Aces high, que dio inicio al concierto con el clásico fragmento del discurso We shall fight on the beaches de Winston Churchill rompió los fuegos y el ataque de acordes y solos no cesó de ahí en más.

Impresionante inicio con imágenes de la película Flight 666 y de fondo, el instrumental Transylvania, emblema del primer disco... luego el clásico inicio del World Slavery Tour de 1985, con discurso de Churchill y todo... solo para fans de toda la vida...

Clásicos como The trooper, Wratchchild, Phantom of the opera, entre otros nos hicieron retornar a aquellas míticas imágenes de 1985, con Bruce Dickinson elevando su altísima y poderosa voz en el cielo limeño, animando y arengando al público con el esperado grito de guerra "Scream for me Lima!!!", ofreciendo lo mejor de sí. Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers compitieron sanamente con sus interminables fraseos y solos - algunos realmente increíbles - y el último encandiló al estadio con sus saltos y danzas mientras iba cortando el aire con su afilada guitarra Fender.

Atrás, Nicko McBrain parecía mimetizado con su enorme drumset, una extensión de su cuerpo que domina a la perfección. Las pantallas gigantes permitían ver cada detalle de su interpretación e incluso se dio tiempo de tomar un vaso de gaseosa mientras mantenía el vertiginoso tempo de las composiciones de Steve Harris, el comandante en jefe de este ejército guitarrero y eléctrico, que recorre sin cansancio todo el escenario y mira al público directo a los ojos, inyectándole parte de esa vitalidad alucinante.

Los himnos se sucedieron uno tras otro: 2 minutes to midnight, Wasted years, Fear of the dark y las más aplaudidas, Rime of the ancient mariner y Hallowed be thy name, resonaron en las voces de la muchedumbre allí reunida. Al final, tras el cierre con Iron Maiden (tema en el que apareció un enorme Eddie de casi 7 metros de altura), The number of the beast y Sanctuary, el sexteto desapareció entre las sombras dejando extasiada, afónica y muy agradecida a la multitud, que pedía más.

La Doncella de Acero se apoderó de la ciudad de Lima durante casi dos horas y media y la tuvo entre sus manos, dejando un recuerdo imborrable en nuestras retinas y oídos.


Iron Maiden en Lima, buen resumen colgado en youtube...

lunes, 23 de marzo de 2009

LA HORA DEL PLANETA

El calentamiento global se viene anunciando desde la década de los 70s ante la indiferencia de quienes dominan el statu quo, que hicieron de todo por impedir que información relevante relacionada con la acumulación de dióxido de carbono, las deglaciaciones, el sobre consumo de energía, la tala indiscriminada, etc. y los devastadores efectos que iban a tener sobre nuestro hogar, sean internalizadas por las poblaciones. ¿La razón? el cuidado de los recursos naturales supone la reducción de los procesos industrializados - o en todo caso, su moderación - y eso iba diametralmente en contra de las políticas de ganancias y acumulación de riqueza de los grandes grupos de poder de siempre.

Incluso hoy, que esos efectos devastadores comienzan a ser una realidad cotidiana en diversos lugares del mundo, hay quienes tratan de negar lo innegable: el planeta está sufriendo las consecuencias del irresponsable uso de sus recursos y está empezando a demostrar sus malestares. Por eso es importantísimo plegarse a la campaña que la ONG World Wide Fund llamada LA HORA DEL PLANETA, que consiste en apagar las luces durante una hora (entre las 8:30pm y las 9:30pm de este sábado 28 de marzo).

Este es el tercer año de esta iniciativa nacida de la preocupación en un mundo dominado por la indiferencia y la desinformación. Apoyemos desde nuestras casas, trabajos y lugares donde nos encontremos este fin de semana, apagando las luces durante 60 minutos. Servirá para reflexionar sobre este tema de vital importancia para el futuro de este mundo que es, por lo menos hasta ahora, nuestro único hogar en el universo. Debemos cuidarlo por nuestro propio bien...

Este es el link y el video oficial de la campaña... http://www.earthhourus.org/es/index.php



Además, podrán encontrar un enfoque buenísimo sobre este evento mundial aquí... http://cafeparaphernalia.blogspot.com/... hasta la próxima...

sábado, 21 de marzo de 2009

MAESTROS DE LAS CUATRO CUERDAS III: GENE SIMMONS

Controvertido, salvaje, demente, histriónico, extravagante... Cualquiera de estos adjetivos definen perfectamente a Gene Simmons, quizás el personaje más llamativo y popular del hard rock. Conocido principalmente a través de su alter ego "The Demon", ese cantante enloquecido que escupe sangre, vomita fuego y lanza graves notas desde un bajo en forma de hacha, Simmons es además uno de los empresarios de mayor éxito en los predios del rock and roll mundial.

Gene ha sido la única persona capaz de echar por tierra aquella eterna oposición del rock como género musical que expresa rebeldía, pasión y libertad creativa frente al éxito comercial, las ganancias millonarias y los fríos cálculos y estrategias propios de la mentalidad de un negociante. Poseedor de un agudo y oscuro sentido del cinismo y de la polémica, Simmons siempre supo alborotar el cotarro del establishment con sus declaraciones públicas que iban desde apoyar abiertamente la invasión a Irak digitada desde la Casa Blanca por George W. Bush hasta culpar a los consumidores y usuarios de música por Internet de la actual crisis de la industria discográfica.

Kiss en vivo, 1976, interpretando Deuce, uno de sus primeros temas

De nacionalidad israelí, Simmons es asimismo, una de las personalidades más enigmáticas y cultas de la escena musical popular contemporánea. Nació en Haifa en 1949 y se mudó a New York a los ocho años junto a su madre, Florence, una judía húngara que logró sobrevivir al holocausto nazi. El pequeño Gene, cuyo verdadero nombre es Chaim Witz Klein, comenzó a trabajar desde muy joven, convencido de que no había otra forma de alcanzar el éxito que ganando mucho dinero. En la actualidad maneja un imperio económico y se mueve en los círculos mas exclusivos del jet set y del espectáculo. Además, domina cuatro idiomas (inglés, hebreo, húngaro y alemán) y por si eso fuera poco, está estudiando japonés y chino mandarín.

Sin importar que uno fuera o no fanático de Kiss (banda que fundó junto a Paul Stanley en 1972), siempre había una noticia acerca de Simmons que despertaba la curiosidad del público. Alrededor suyo se han tejido innumerables leyendas urbanas, todas y cada una de ellas milimétricamente preparadas para concitar el interés de propios y extraños. Desde los rumores que aseguraban que la longitud de su lengua (casi 18cm) se debía a un implante hasta aquellas declaraciones en las que afirmó, a mediados de los 80s, que había estado con más de un millón de mujeres durante su vida, Gene Simmons se las ha arreglado para permanecer en el ojo público, exhibiendo sin ningún pudor ni hipocresía sus gusto por lo extremadamente mediático y exagerado.

Como músico, Gene Simmons está lejos de ser considerado un virtuoso, pero el peso de su imponente presencia escénica y la precisión con la que ataca los temas de su banda lo convierten en referente para las posteriores generaciones de bajistas que crecieron escuchando su tono muscular y sus poderosas distorsiones, y observando sus incomparables hábitos sobre el escenario, recinto del cual es dueño y señor. Aunque Paul Stanley (el "chico de la estrella" o "Starchild") asumió el liderazgo de la banda durante los años en que dejaron atrás las pinturas y los trajes (1983-1996), Simmons siempre ha sido la fuerza motora de Kiss, y su inteligente conducción la ha convertido en una banda que hoy por hoy ofrece el espectáculo de rock más completo e impresionante del mundo.



Videoclip del clásico Sure Know Something del áDynasty (1979), nótese el bajo en forma de hacha

Además de la música, Gene Simmons ha desarrollado una prolífica carrera en el cine, particularmente durante los 80s, con participaciones en películas de acción, policiales o gangsteriles. En cuanto a la televisión, apareció como invitado en conocidas series como Miami Vice, That 70s Show, entre otras. En los últimos años ha protagonizado dos reality shows de alta sintonía en los EE.UU. En el primero de ellos, Simmons acometió un extraño y complicado reto: conformar una banda de rock con niños estudiantes de un conservatorio, al estilo de la película School of Rock, protagonizada por Jack Black.

Desde el 2006, el bajista y su familia son los protagonistas de Gene Simmons Family Jewels, programa grabado desde su mansión, tal como lo hiciera Ozzy Osbourne hace unos años. Sorprendentemente para muchos, a través de este programa se descubre un lado impensado de la personalidad del famoso "Demonio": el multimillonario rockstar y magnate del entretenimiento es un padre cariñoso, preocupado por el bienestar de su pareja y la salud física y mental de sus dos hijos, Nick y Sophie.

Pero no cabe la menor duda: la imagen mas reconocible de este polifacético artista es aquella en la que lo vemos transformado en ese personaje amenazante, hacha sonora en mano, que usa enormes zapatos de plataforma, púas en los hombros y alas de murciélago, que lanza llamaradas e intensos rugidos de rock and roll, al lado de sus compañeros Paul Stanley, Tommy Thayer y Eric Singer, la banda más caliente del mundo... Kiss!!!


Gene Simmons solo durante uno de los conciertos de la última gira Kiss Alive 35... (2008)

jueves, 19 de marzo de 2009

MAESTROS DE LAS CUATRO CUERDAS II: STEVE HARRIS

En la amplia y variada historia del rock hay músicos que son indispensables dentro de un grupo. No importa que sea una banda estable en su formación o que por el contrario, sea uno de esos combos caracterizados por nunca tener una alineación fija, siempre hay un músico sin cuya presencia es imposible continuar.

Cuando Freddie Mercury falleció, Queen dejó de existir, y aunque Paul Rodgers lo hace bien, el espíritu de la reina se fue a la tumba con su cantante, pianista y líder natural. Del mismo modo ocurrió con The Doors o Led Zeppelin, pues las desapariciones de Jim Morrison y John Bonham fueron irreemplazables. En el caso de Genesis, la salida de Peter Gabriel significó la muerte de la banda y el nacimiento de otra, totalmente distinta pero con el mismo nombre. Y para tomar un caso actual, si el baterista de Coldplay falleciera o simplemente decidiera retirarse del quinteto inglés, este continuaría su carrera sin lugar a dudas, pero si eso sucediera con Chris Martin, Coldplay llegaría a su fin. Porque Coldplay es Chris Martin.

Como en los casos mencionados, Steve Harris es Iron Maiden. Durante sus 35 años de vida, la banda ha tenido dos bateristas, tres vocalistas y cuatro guitarristas pero siempre en el centro se ha mantenido, como columna vertebral, el cerebro detrás de cada idea desarrollada por el ahora sexteto, pionero y punta de lanza de la llamada Nueva Ola del Heavy Metal Británico (NWOBHM por sus siglas en inglés).


Tema Transylvania, alucinante instrumental del primer álbum, titulado Iron Maiden (1980)

Stephen Percy Harris tiene en la actualidad 53 años y su vitalidad sobre el escenario sorprende a propios y extraños. En cada concierto de la banda, Steve corre, salta, canta a gritos sin micrófono y recorre de punta a punta el escenario mientras lleva el peso, junto al metrónomo de los tambores de Nicko McBrain, de la vertiginosa música de Iron Maiden, que en su gran mayoría es compuesta, arreglada y producida por él.

Fundador y líder indiscutido del grupo, Harris maneja prácticamente todos los aspectos del desarrollo musical de la banda, y según los entendidos, con mano firme y dictatorial. Pero no es que se trate de un tirano. A decir verdad, Steve Harris posee el sino del perfeccionista, del jefe capaz de despedir a todos si no consiguen reflejar las visiones que extrae de su prodigiosa imaginación, producto de largas horas de estudio y de una amplia cultura histórica, mitológica y hasta bíblica, material que conforma el catálogo de letras de sus composiciones.

Sus relatos épicos y en algunos casos poéticos, se nutren de pasajes tanto reales como imaginarios. Por ejemplo The Trooper, clásico tema del cuarto álbum de Iron Maiden titulado Piece Of Mind (1983) está basado en la batalla de Balaclava, entre el ejército inglés y la armada rusa a orillas del Mar Negro (1854). Por otro lado, su personalidad en escena y su frenética forma de tocar el bajo lo convierten en uno de los personajes más carismáticos no solo del género del cuero negro, sino del rock en general.


The Trooper, clásica canción del catálogo Maiden, excelente videoclip (1983)
Harris, quien de niño quiso dedicarse al futbol profesional (llegó a jugar por el West Ham United durante su adolescencia) inició su carrera como músico a principios de los 70s como miembro de dos pequeñas bandas londinenses de poca trascendencia: Gypsy's Kiss y Smiler de la cual fue expulsado debido a que sus movimientos sobre las tarimas le quitaban protagonismo a los demás miembros. Entonces decidio formar su propio grupo y conformo en 1975 la primera versión de la "doncella de acero". El nombre de la banda proviene de un instrumento medieval de torturas que vio en una versión fílmica de The man in the iron mask de Alejandro Dumas.
Aunque en un principio el público se confundía ante su propuesta musical, inusitada y novedosa en comparacion con la violencia incontrolable de los grupos punk o los pesados riffs de bandas como Black Sabbath, poco a poco fue ganando una enorme legión de fanáticos y en poco tiempo, Iron Maiden se convirtió en un verdadero grupo de culto.

Además de las funciones ya descritas, Harris se encarga de los teclados, los arreglos, la producción y dirección de videos, tanto en vivo como en clips. Su estilo al tocar, conocido como "bajo galopante" es una especie de pulso acelerado que asemeja una estampida de caballos salvajes y en los últimos conciertos de la banda se le aprecia incluso realizando acordes completos, algo poco usual entre los bajistas de heavy metal.

Los conciertos de Iron Maiden están plagados de momentos claves, que producen algarabía en sus fans: desde las caracterizaciones del vocalista Bruce Dickinson hasta los cruces de guitarras, pasando por la impresionante puesta en escena que incluye recreaciones de lugares históricos, fuegos pirotécnicos y por supuesto, las apariciones de Eddie, la mascota de la banda. Pero uno de los momentos más característicos y esperados es cuando Steve Harris se ubica delante del público y dispara ráfagas de notas desde su bajo Fender, como si de una ametralladora se tratara. Y el público responde a este ataque con alaridos de agradecimiento y emoción. Bienvenido Harris The Great.


Iron Maiden en pleno, tocando Hallowed be thy name (en vivo, Rock in Rio, 2005)

viernes, 13 de marzo de 2009

MAESTROS DE LAS CUATRO CUERDAS I: TONY LEVIN

No cabe duda. Este es el año de los conciertos en el Perú. Es verdad que ya tenemos en nuestro haber varias visitas ilustres: Deep Purple (hasta en tres ocasiones), Roger Waters, Soda Stereo, Bryan Adams, Caetano Veloso, Björk, Megadeth, Joe Satriani, entre otros, han pasado por Lima para beneplácito de melómanos y solaz de figurettis de toda ralea...

Y pese a que la eliminación de los impuestos a esta clase de espectáculos no ha evitado que algunas entradas mantengan sus precios prohibitivos, Lima se prepara para recibir, en menos de dos meses, a tres importantes figuras del mundo del rock.

Cada uno de ellos, con más de tres décadas de sólidas carreras artísticas, han sido determinantes en algún momento de su camino para el desarrollo de un género, de un adelanto tecnológico y hasta de una marca que hoy por hoy mueve millones de dólares en infraestructura, merchandising y concita la atención del mundo entero.

Nos referimos por supuesto, a los próximos conciertos de Peter Gabriel (20 de marzo), Iron Maiden (26 de marzo) y Kiss (14 de abril) y aunque desde este blog lanzaremos posts - y si Dios quiere, crónicas - acerca de cada uno, esta vez quiero hablar de la llegada de tres de los bajistas más influyentes y carismáticos que van a confluir en nuestro país en pocos días, con motivo de estos anunciados y esperados shows.

TONY LEVIN

Nacido en Boston, EE.UU. hace 63 años, Tony Levin se hizo conocido como músico de sesión a inicios de la década de los 70s, colaborando con una amplia gama de artistas que van desde John Lennon y Lou Reed hasta la big band del baterista Buddy Rich.

Desde niño estudió tuba, cello y contrabajo, y decidió especializarse en las graves notas de las cuerdas por sus preferencias musicales, que iban por las rutas del jazz y del rock progresivo, géneros que comenzó a cultivar desde joven en un proyecto de corta vida denominado The Attack Of The Green Slime Beast, junto a Don Preston, por aquel entonces tecladista de The Mothers Of Invention.

Sin embargo, el salto a la fama lo da como miembro estable (tanto en los estudios como en las giras) de la banda de apoyo de Peter Gabriel, a quien conoció por intermedio de un amigo en común, Bob Ezrin, productor de álbumes históricos como Berlin (1973) de Lou Reed y Welcome to my nightmare (1975) de Alice Cooper, en los que Levin participó como músico de sesión.


En vivo con la banda de Peter Gabriel, tocando Red rain, clásico del álbum So. Nótese el uso de los funk fingers (1986)

Junto al fundador de Genesis, Levin desarrolló en extremo sus virtudes como instrumentista, además de convertirse en el camarógrafo/fotógrafo oficial del grupo, afición que hasta hoy cultiva con éxito y difunde a través de sus road movies. Durante las sesiones del primer disco de Gabriel como solista, Tony conoció a Robert Fripp quien años después lo invitó a grabar con él en un par de proyectos independientes, para luego reclutarlo como parte de la nueva alineación de King Crimson, banda en la que permaneció hasta fines de los 90s.



Indiscipline, infaltable en los conciertos de King Crimson durante los 80s y 90s. Chapman Stick exigido en una melodía perturbadora y desafiante.

Como lugarteniente de dos de las figuras más influyentes del art-rock (Gabriel y Fripp) el prestigio de Tony Levin subió como la espuma e incluso ocupó el lugar de Chris Squire en el proyecto Anderson Bruford Wakeman Howe, tocando con ellos tanto en la grabación de su epónimo álbum como en el breve circuito de giras que realizaron en 1989.

Tony Levin es el responsable de la popularidad del Chapman Stick, instrumento multicorde (los hay de 10 y 12 cuerdas) que puede cumplir funciones de bajo y guitarra al mismo tiempo, y que se ejecuta haciendo tapping con ambas manos, casi como si se tratara de un piano. Además, Levin es el creador y difusor de los "funk fingers", pequeñas baquetas que el bajista se coloca en los dedos para golpear las cuerdas del instrumento, creando un efecto similar a la técnica del slapping, típica del sonido funk de músicos como Stanley Clarke, Bootsy Collins o Les Claypool. La textura del sonido es parecida al que se obtiene con el slapping, pero el volumen es más fuerte y redondo. El músico ha declarado que el verdadero creador de este artilugio fue Andy Moore, uno de sus ingenieros de sonido.



Con su inseparable Chapman Stick, dando cátedra...

Como todo músico virtuoso y aventurero, Levin siempre ha encontrado tiempo para dar rienda suelta a sus propias inquietudes musicales, como solista y como miembro de interesantes proyectos. Así tenemos el trío que formó a fines de los 90s junto a Steve Stevens (guitarrista de Billy Idol) y Terry Bozzio (reconocido baterista que ha tocado, entre otros, con Frank Zappa, Steve Vai, Missing Persons y un largo etcétera), con quienes ha grabado tres discos en los que explora géneros que van desde el heavy metal hasta el flamenco. En paralelo, se unió a John Petrucci (guitarra), Jordan Rudess (teclados) y Mike Portnoy (batería) - todos ellos miembros de Dream Theater - para formar Liquid Tension Experiment, portentoso cuarteto de rock progresivo instrumental. Además, junto a Bill Bruford, su compañero en King Crimson, conformó The Bruford Levin Upper Extremities junto al conocido trompetista Chris Botti y al guitarrista David Torn.

No conforme con eso, sale de gira permanentemente por los EE.UU. y Europa al frente de The Tony Levin Band, que lidera junto a su hermano Pete, quien fuera alguna vez miembro de la orquesta de jazz de Gil Evans.



The Tony Levin Band... su lado más familiar

Y para colmo, cuando le queda algo de tiempo libre, acompaña a The California Guitar Trio (de quienes habláramos en un post anterior) para llenar el espacio con las graves notas que extrae de su arsenal de bajos acústicos y eléctricos, fretless, contrabajos y cómo no, el Chapman Stick.

De hecho, de los seis trabajos que ha publicado como solista: World diary (1995), Waters of Eden (2000), Pieces of the sun (2002), Double espresso (2002), Resonator (2006) y Stick man (2007), por lo menos en tres de ellos el gran protagonista es este atípico instrumento, que cada vez va ganando más adeptos en el mundo de la música. Hace poco, la banda que conforma con los Dream Theater acaba de lanzar Spontaneous combustion, su último CD, pero esta vez como trío por la ausencia de Petrucci. Esperamos escuchar pronto en Lima a este tremendo músico, maestro e innovador de las cuatro cuerdas, miembro de las élites del rock and roll de todos los tiempos.

viernes, 6 de marzo de 2009

CALIFORNIA GUITAR TRIO

Cuando era adolescente, recuerdo que coleccionaba recortes de periódico de todas las noticias acerca de grupos, cantantes, giras, lanzamientos discográficos, nacimientos, obituarios, etc., etc., etc., y las leía una y otra vez tratando de adivinar a qué sonaba lo que se describía en aquellas notas, algunas con textos originales y otras con traducciones de cables del extranjero. Y recuerdo lo difícil que era en aquel entonces (estoy hablando de mediados de los ochenta) tener acceso a algún artista que me resultara desconocido en ese momento.

No importaba de qué género fuera, desde un baladista español setentero que solo hubiese tenido dos o tres canciones exitosas - y que por lo tanto, no fuera habitual en las programaciones de la radio y la TV de entonces - hasta compositores de música clásica o folklórica, no había manera de saciar la curiosidad provocada por el recorte de periódico, salvo que uno se internara en los clandestinos reinos del mercado negro, cuando aun podían ser catalogados de "clandestinos", y solicitara a los primeros piratas fonográficos que, por favor, pusieran un cassette con alguna grabación de aquel artista con nombre extraño que jamás había escuchado antes.

Esta pequeña digresión viene a cuento debido a que hace unos días, navegando en el youtube, me quedé sorprendido al ver la cantidad de videos que hay en la red de Robert Fripp, el virtuoso guitarrista, compositor y férreo capitán de esa nave llamada King Crimson, quizás una de las bandas más consecuentes con respecto a sus pretensiones artísticas, que ha sabido mantener una vigencia envidiable en la escena de la música popular contemporánea, a pesar de los múltiples cambios de personal y el intenso, y muchas veces injusto, ritmo del mercado de las de tendencias, las modas y los rankings, dominados por las estrellas de cartón del pop digitado desde el establishment "anglo" o los insufribles aluviones de cumbia made in Perú.

En cuestión de segundos pude ver videos de King Crimson en sus diversas encarnaciones. Vi a Fripp hablando de sus visiones y sus sonidos, en concierto junto a David Sylvian, dirigiendo sus Frippertronics y sus ligas de guitarristas virtuosos, dando clases, disparando frenéticas ráfagas eléctricas o acariciando el viento con su melodramática acústica. Siempre sentado, desde el fondo, dirigiendo y monitoreándolo todo con el gesto imperturbable de quien sabe lo que está haciendo. Es decir, como para redescubrir un fanatismo que se encontraba dormido en medio de tantas actividades automatizadas que terminan consumiendo el tiempo que uno debería dedicar más a cultivar sus pasiones, como escuchar buena música por ejemplo.



King Crimson en 1995: Robert Fripp (guitarra), Adrian Belew (guitarra), Tony Levin (bajo), Trey Gunn (Chapman Stick), Bill Bruford (batería) y Pat Mastelotto (batería), interpretando Red, clásico tema de 1974.

En ese momento, me proyectaba a escribir un post acerca de algunas canciones que no me canso de escuchar (en una especie de ejercicio personal de distracción) y pensaba que definitivamente el primer lugar de esa arbitraria lista le correspondería indefectiblemente a Bohemian rhapsody cuando de repente me encuentro con una increíble versión del clásico de Queen, tocada por The California Guitar Trio, como uno de los links relacionados a los videos del maestro Fripp que estaba revisando, todo con unos cuantos clicks. Pero ¿qué relación existe entre este sorprendente trío de guitarristas y el líder del Rey Carmesí?

Resulta que Hideyo Moriya (Japón), Bert Lams (Bélgica) y Paul Richards (EE.UU.) fueron tres de los alumnos más destacados de Robert Fripp allá por 1987-1988 - si no me equivoco, Trey Gunn, el segundo bajista de una de las últimas formaciones de la banda de Fripp, también pertenece a esa promoción de crafty guitarists, como los bautizara el genio de los corbatines y los lentes pequeños. Tras recibir sus respectivos certificados de estudios, los tres guitarristas decidieron lanzarse al ruedo bajo el nombre de California Guitar Trio y entre los años 1991 y 2008 han editado 12 discos de enorme factura en los que despliegan lo aprendido en impresionantes versiones de temas que van desde melodías de Johan Sebastian Bach hasta clásicos de The Ventures, The Doors, Pink Floyd, entre otros.

La destreza y el talento de los tres guitarristas les permite intercambiar roles de manera que cada sonido de los temas escogidos es reproducido por sus guitarras, se trate de líneas melódicas, armonías vocales y hasta los más intrincados arreglos (en el video de Bohemian rhapsody que encontrarán abajo, el público delira durante el segmento vocal, por la exactitud conseguida en su interpretación).

Ampliamente conocidos en los circuitos de conciertos de EE.UU., Europa, los CGT se encuentran en plena gira en diversos estados de la unión norteamericana y de vez en cuando son acompañados por Pat Mastelotto (batería) y Tony Levin (bajo), ambos miembros de la actual formación de King Crimson. Si este fabuloso trío de guitarristas hubiese aparecido en los 80s me hubiera demorado dos décadas en verlos y escucharlos. Hoy eso solo me tomó unos cuantos segundos. Con ustedes... The California Guitar Trio.